Somos seres básicamente respirantes. Lo primero que hicimos al nacer es inhalar y lo último que haremos en esta vida es exhalar. Respiramos de quince a veinte veces por minuto y existe una estrecha relación entre la mente y la respiración, tanto es así que en el yoga se dice que la mente es el jinete y la respiración es el caballo.
Escribe Ramiro Calle.
La respiración y los estados mentales y emocionales están íntimamente
vinculados. Si estamos tranquilos y relajados, la respiración se hace
más lenta, pero si estamos ansiosos o nerviosos, se hace más rápida. Si
recibimos un susto, se entrecorta, y si estamos muy concentrados, se
suspende unos instantes. Cuando padecemos angustia se hace jadeante y
cuando estamos muy distendidos, se equilibra. A cada estado emocional y
mental sigue un tipo de respiración y viceversa. Partiendo de este
evidente principio, los yoguis se han servido desde muy antaño de la respiración para concentrar la mente y calmar los procesos emocionales
y somáticos. La respiración es así una herramienta fabulosa para
sosegarse e irse liberando de la agitación, la ansiedad o la zozobra.
Basta con hacer una respiración un poquito más consciente, lenta y
larga (lo que puede llevarse a cabo paseando por una playa, en un parque
o en cualquier lugar donde uno se encuentre), para que el sistema
nervioso se tranquilice y las emociones se pacifiquen. Por ejemplo, la
respiración diafragmática es un verdadero bálsamo, seda el sistema
nervioso y resulta idónea para utilizarla durante la relajación
profunda. La respiración consciente, asimismo, acrecienta y unifica la consciencia,
nos reporta vitalidad y plenitud y nos ayuda a desarrollar la presencia
de ser. Estando atentos a la respiración volvemos a nuestro centro, es
decir, nos recentramos y aquietamos.
Como la respiración es nuestra constante compañera mientras estamos
en este cuerpo, la podemos convertir en una aliada excepcional para
estar más atentos, vivos, plenos y aplomados. La atención a la
respiración se convierte en una especie de ganzúa para explorar otros
planos de la consciencia, y la denominada meditación sobre a respiración
es una meditación universal, porque cualquiera puede usarla tenga o no
tenga uno u otro tipo de creencias, sea niño o anciano, sano o enfermo. La respiración consciente se convierte en un medicamento de gran eficacia, y sin contraindicaciones, para permanecer armónico y desarrollar claridad mental y ecuanimidad.
Un valiosímo ejercicio de respiración que debería aprenderse desde niño es el denominado “respiración integral”,
que consiste en llevar el aire lentamente por la nariz desde el viente,
ininterrumpidamente, hasta la zona más alta del tórax pasando por la
zona intercostal. Esta respiración influye muy favorablemente en tres
niveles: el somático, el energético y el mental. Es una fuente de
vitalidad y plenitud y se puede realizar extendido, sentado o de pie.
La respiración, pues, se puede utilizar de dos maneras: como
ejercicio respiratorio y como soporte para la denominada meditación
sobre la respiración; ésta última hay que llevarla a cabo respirando con
toda naturalidad. Incluso en la vida diaria, ante una situación
estresante o intranquilizadora, podemos calmarnos haciendo una
respiración un poquito más lenta y más larga. Sus efectos
ansiolíticos son evidentes. Y siempre podemos encontrar en la
respiración una amiga con la que ayudarnos a sosegar los procesos del
cuerpo y de la mente y una herramienta muy efectiva para encontrar
nuestro “punto de quietud”.
Visto en Revista digital Yoga en Red
No hay comentarios:
Publicar un comentario