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jueves, 24 de mayo de 2018

Quien tiene en su vida a un perro tiene un ángel


Quien tiene en su vida a un perro tiene una fortuna. Esta es una afirmación que a muy pocos les sorprenderá, sobre todo a quienes han gozado de la compañía de un ángel de cuatro patas y se han empapado de la magia que tienen estos maravillosos seres.
Recibimos un cariño intenso y único de ellos. Y ellos se convierten en nuestra familia, en niños eternos de tremenda sabiduría e inmensa inteligencia emocional, pues acaban siendo los mejores conocedores de nuestras costumbres, sentimientos y pensamientos. Los mejores conocedores y los mayores merecedores de nuestras sonrisas.
Con solo una mirada ellos descifran nuestro estado emocional, nos acompañan, nos divierten y nos hacen sentir especiales, únicos e imprescindibles. Así, con sus particulares leyes de propiedad (tienen derecho a todo) y sus lindos ojitos suplicantes, consiguen de nosotros hasta lo que juramos que jamás permitiríamos(por ejemplo, dormir en nuestra cama).

Las reglas del perro hacia su humano


►Hay ciertas reglas que cuando convives con un perro son incuestionables. Es así, nuestros animales nos educan, domestican o adiestran, como prefiramos llamarlo. Ellos ponen los principios de la convivencia y la “pugna” por los propios derechos acaba convirtiéndose en una tierna y divertida pelea.
Así, no podemos evitar sonreír cuando los identificamos con sus sorprendentes normas de enternecedores dictadores de la casa. Veamos:
Regla nº 1: Debes darme a probar cada cosa que comas.
Regla nº 2: No me llames y me metas al cuarto de baño bajo ningún concepto.
Regla nº 3: No volverás a hacer tus necesidades solo en el cuarto de baño nunca más.
Regla nº 4: No me digas que me calle cuando me pongo a ladrar, tengo mis motivos. ¡¡Algo está pasando ahí fuera!!
Regla nº 5: Me dormiré en cualquier lugar de la casa, preferiblemente donde más te estorbe.
Regla nº 6: No puedes entrar en casa oliendo a otros perros y pensar que eso no va a tener consecuencias.
Regla nº 7: Déjame salir fuera cada vez que te lo pida, incluso si acabo de entrar. Es necesario que me cerciore de que he olido todo correctamente.
Regla nº 8: Tienes permiso para dormir en la cama, pero no hace falta que me muevas, lo mejor es que te pongas en una esquina y no me molestes.
Regla nº 9: ¡¡¡Si cae al suelo es MÍO!!! Te miraré mal si te adelantas y no me dejas cogerlo.
Regla nº 10: No pienses en abandonar una habitación sin mí.

La riqueza emocional de compartir la vida con un animal


Sea perro, gato o conejo, compartir nuestra vida con un animal es una bendición, pues nos enseña a respetar, amar y estructurar la vida de otra manera. Hay muchas personas que piensan que tener un animal te limita, pues por ejemplo no puedes ir a cualquier lugar con ellos de vacaciones o tienes que tener en cuenta muchas otras de sus necesidades.
Pero quien tiene un perro o cualquier otro animal siente a éste como parte de su familia y los sentimientos compensan todos esos “pequeños inconvenientes”. Es cierto que si no compartiésemos la vida con ellos nuestra cartera estaría más llena, pero nuestro corazón estaría más vacío.
Lo que te aportan emocional y físicamente supone una riqueza enorme que no puede compensarse ni con todo el dinero del mundo. Así, aprender lo que es tener un animal, comprender cómo se les quiere y completar nuestra familia con su presencia es una oportunidad que todos deberíamos tener en nuestra vida.
Eso sí, siempre con conciencia y respeto, sabiendo como saben los amantes de los animales que cuidar y querer a uno de ellos es una responsabilidad que no puede dejar de atenderse y que nos ofrece la posibilidad de adquirir un gran conocimiento en diversas áreas de la vida.
►Porque sobre todo nuestra mayor riqueza cuando disfrutamos de su compañía es la emocional, la cual es incomparable y nos hace inmensamente felices. Esa es nuestra mayor fortuna.




Raquel Aldana para la mente es maravillosa
Vía http://paradigmaterrestre.com

lunes, 9 de abril de 2018

Personas medicina: 7 rasgos que las caracterizan


Las personas medicina son alegres y motivadoras, nos contagian de sus actitudes y consiguen que, por cierto tiempo, estar a su lado nos haga sentir bien. Esto se explica por las llamadas neuronas espejo, que son aquellas que permiten la empatía y funcionan imitando emociones de otros que captan nuestra atención.
En nuestro estado de ánimo, y por ello en nuestra salud, no sólo influyen nuestras emociones, sino también las de las personas con las que nos relacionamos, ya que sin saberlo utilizamos la energía de los que nos rodean. Expertos como John Mattone,aseguran que es importante elegir bien nuestro entorno más cercano y saber rodearse de personas que sumen y nos permitan desarrollarnos.
Las personas medicinas se ajustan a estas características, son personas que trasmiten energía y nos ayudan a recorrer nuestro camino de manera más proactiva. Es necesario preguntarnos qué acciones, sucesos o personas nos aportan un estado energético positivo.
  ►  Si las actitudes son contagiosas, ¿merece la pena contagiarse de la tuya?

Las personas que nos rodean influyen en nuestra higiene mental

¿Cuando estás con tus amigos te sientes mejor? Esto sucede porque las buenas amistades mejoran nuestra calidad de vida y nuestra higiene mental. Investigadores de la Universidad de Brigham Young en los Estados Unidos, concluyeron, después de estudiar a 300 mil personas durante siete años, que las relaciones personales afectivas funcionan como una barrera protectora, ya que activan el sistema inmunológico y reducen el riesgo de sufrir enfermedades, tanto psicológicas como físicas.



Las personas con un amplio círculo de amigos reducen su riesgo de fallecer hasta en un 22%. Esto concluye un estudio realizado a lo largo de una década con más de mil 500 personas y publicado en la revista Journal of Epidemiology and Community Health.
En otra investigación de la Universidad de California el resultado fue más claro todavía. Llevado a cabo en el año 2006, con más de 3 mil mujeres que padecían cáncer de mama, este estudio demostró que aquellas mujeres que no tenían amigos íntimos eran cuatro veces más propensas a fallecer debido a su enfermedad que las que tenían diez o más amigos. En definitiva, tener amigos, concretamente buenos amigos, modifica el funcionamiento del cerebro, sobre todo en la zona asociada a las recompensas.
   ►   ¿Qué son las personas medicina? No son más que amor.

7 rasgos que caracterizan a las personas medicinas

Las personas medicinas se caracterizan por:
  • Son personas que escuchan, no juzgan. No ejercen ningún tipo de manipulación y observan a las personas como son, sin querer cambiarlas. Las personas medicina respetan tu historia.
  • Son coherentes con lo que hacen, piensan, sienten, y dicen. Son personas comprometidas que crean conciencia a través de sus actos.
  •  Son personas que quieren conocerte, pero no de un modo entrometido. Respetan tu espacio y tus momentos, son extremadamente prudentes.
  • Son personas atentas y amables. Destacan por su valor humano.
  • Son personas positivas. Las personas medicina observan la vida con el lado de la bondad. Su compañía es un regalo y estás deseando volver a encontrarte con ellas.
  • Configuran un entorno protector. Nadie nos puede privar de tener momentos malos, pero está claro que si tenemos un entorno saludable, esos espacios estarán más ajustados a situaciones que así lo requieran.
  • Contagian emociones saludables. El efecto contagio de las emociones es más que evidente. Cuando estás en compañía de una persona pesimista, un día tras otro, es posible que en algún momento te sientas arrastrado hacia esa corriente. Por el contrario, cuando estás rodeado de personas optimistas, experimentas sensaciones de bienestar con mayor facilidad gracias a las neuronas espejo.
  • De una u otra forma, las personas medicina llenan este mundo de luz y suponen un enorme, fuerte y maravillosos soporte para toda la humanidad. Son sin duda un ejemplo para todos los que nos gustaría cuidar y ayudar a las personas que queremos.
 
Como llegan lejos los rayos de aquella pequeña bujía, así brilla una buena acción en un mundo salvaje.
                                                              William Shakespeare 


Psicología/Fátima Servián Franco
https://lamenteesmaravillosa.com

miércoles, 28 de marzo de 2018

CREAR MOMENTOS MÁGICOS



En mi opinión, todos tenemos una recomendación -no escrita ni impuesta- de la que no se habla, que es un asunto personal e íntimo, por la cual todos hemos de crear momentos mágicos para los otros. Y para nosotros también. Para con nosotros, es obligatorio.

¿Hay algún momento en tu vida que te haya parecido mágico?

¿Uno de esos momentos extraordinarios que hasta han podido llegar a marcar algo en ti o en tu vida?

Tengo un  recuerdo de mi infancia de un día de Reyes. Era aún de noche cuando me levanté a encontrarme con mis regalos… y no había ni uno solo. Decepcionado decidí salí a la calle a jugar con un hierro que clavaba en el suelo del campo. Cuando llegué a la calle aún estaba oscuro y tuve que esperar bastante tiempo metido en el portal hasta que amaneció y pude salir a un campito que había cerca de mi casa. No había ni una sola persona por la calle. Empecé a jugar. Estaba absorto en mi juego –y supongo que en mi decepción- cuando escuché una voz femenina que me preguntaba qué estaba haciendo. Jugando, le respondí. “¿No te han traído juguetes los Reyes?” Le dije que no. Era una mujer joven y muy alta. No me refiero a que me pareciese alta porque yo era un niño y ella una adulta. Lógicamente ya había visto a muchas mujeres y podía comparar. Ésta era demasiado alta. Llevaba un bolso en su mano izquierda y de allí sacó un pistolón grande. “Los Reyes me han dejado esto para ti”, me dijo cuando me lo entregó. Tal como había aparecido de la nada, desapareció.

No le di más importancia y permaneció muchos años en el olvido hasta que un día, al recordarlo por casualidad, tuve la sensación de que aquella joven era un Ángel y que aquello era un milagro.

Siendo ya adulto, un día entré en un comercio y me encontré una vecina pequeña, de 6 o 7 años, que observaba en sus manos una especie de bombonera de cristal. No vi a su madre, pensé que estaba sola, pero eso no me llamó mucho la atención y no le di importancia. Estaba buscando lo que quería comprar cuando escuché el inconfundible sonido de algo de cristal cuando se estrella contra el suelo. Adiviné lo que había pasado. Inmediatamente la dueña del negocio se acercó hasta la niña, gritando como una energúmena, y se plantó frente a ella, con los brazos en jarra, poseída, y le increpó/preguntó “¿Quién va a pagar esto que has roto?”. Me acerqué. La niña disminuía de tamaño por momentos. El miedo se reflejaba claramente en su cara y su actitud. Me imagino cómo se sentía al verse sola, frente a ese monstruo vociferante, y sin una solución para la pregunta/amenaza que le había formulado. La madre de la niña no apareció, por lo que supuse que tal vez la había dejado allí para que se entretuviese mientras ella hacía otra gestión en otro sitio. Me acerqué hasta donde estaban ambas y le dije a la mujer que yo lo pagaría. Se dio la vuelta y se marchó. La niña me miraba desde su pequeñez, con unos ojos casi de agua, sin poder pronunciar ni una palabra o sin encontrar las palabras con las que expresarse. Sonreí para ella. No fue capaz tampoco de expresar una sonrisa. El susto, supongo. Se marchó sin decirme nada, pero tampoco era necesario que dijese algo.

Me gusta pensar que algún día ella contará que estaba en ese apuro y de pronto apareció un Ángel.

Es bueno crear momentos mágicos para los otros y llamarlos por su verdadero nombre: Pequeños Milagros.

Pequeños Milagros para los demás. Porque si un necesitado nos ve aparecer ofreciéndole lo que necesita para ayudarle en su problema, a los ojos de su corazón somos el Ángel que le aporta algo para sacarle de su apuro.

Tenemos la obligación, y esto lo afirmo rotundamente, de crear Momentos Mágicos para los otros, de ser el Ángel de la Sonrisa, el Cristo que provee de Abrazos, el Pequeño Dios de la Esperanza que le hace ver que la vida puede ser amable y que hay que seguir adelante a pesar de los pesares…

Es un buen propósito: estar atento a uno mismo y a los otros, poner maravillas en las vidas, hacer que lo asombroso forme parte de lo cotidiano, y lograr que lo extraordinario sea para los otros y también se quede en nuestras vidas.

Es un buen proyecto. Siéntelo dentro de ti y deja que tu corazón opine.

Te dejo con tus reflexiones… 


Francisco de Sales
buscandome.es

sábado, 10 de marzo de 2018

LOS IGUALES SE ATRAEN


Esta es mi percepción.
 
Si eres infeliz, encontrarás a alguien que es infeliz.
La gente infeliz se siente atraída por la gente infeliz. Y está bien, es natural. Está bien que la gente infeliz no se sienta atraída por la gente feliz; de lo contrario, destruiría su felicidad.

Está perfectamente bien. Sólo la gente feliz se siente atraída por la gente feliz.

►Sólo una persona amorosa – alguien que ya es amoroso – es capaz de encontrar la pareja adecuada.

Los iguales se atraen. Las personas inteligentes se sienten atraídas entre sí; las personas menos inteligentes se atraen mutuamente. 

Te conectas con personas de tu mismo nivel. Así que lo primero que hay que recordar es: una relación que se ha originado en la infelicidad se volverá amarga. 

Primero sé feliz, alegre, celebra y sólo entonces encontrarás otra alma que esté celebrando y habrá un encuentro de dos almas bailando juntas y una danza maravillosa surgirá de ahí.
No pidas una relación debido a tu soledad, no.
De ser así, te estarás moviendo en la dirección equivocada. Entonces estarás utilizando a la otra persona y estarás siendo utilizado por ella . ¡Y a nadie le gusta ser utilizado!. Cada individuo es un fin en sí mismo. El utilizar a alguien es inmoral. Primero aprende a estar solo. 
La meditación es una forma de estar solo.
Si eres capaz de ser feliz cuando estás solo, habrás encontrado el secreto de la felicidad. 
Entonces serás capaz de ser feliz en pareja. Si eres feliz, entonces tendrás algo que dar, que compartir. Porque cuando das, también recibes; no al contrario. 

►Entonces surge la necesidad de amar a alguien.

Normalmente tienes la necesidad de ser amado por alguien. Es una necesidad equivocada también. Es una necesidad infantil; denota tu inmadurez. Es la actitud de un niño.
Nace un niño. Naturalmente, el niño no puede amar a su madre; no sabe qué es el amor y no sabe quién es su madre ni quién es su padre. Está absolutamente indefenso. Su ser no está todavía integrado; no está formado, no es uno todavía. Es sólo un potencial. La madre tiene que amarlo, el padre tiene que amarlo, toda la familia ha de volcar su amor en él. 

Ahora él aprende algo: que todos deben amarlo. Él nunca aprende que debe amar. Ahora el niño crecerá, y si permanece estancado en esta actitud de que todos deben amarle, sufrirá por el resto de su vida. Su cuerpo habrá crecido, pero su mente permanecerá inmadura.

Una persona madura es aquella que descubre su otra necesidad: la necesidad de amar a alguien. La necesidad de ser amado es infantil, inmadura. La necesidad de amar es madura. Y cuando estás listo para amar a alguien, sólo entonces, puede surgir una relación bella.

¿Es posible que dos personas en una relación amorosa se dañen mutuamente?» Si, de hecho es lo que está ocurriendo en todo el planeta. El «ser bueno» es muy difícil. Ni siquiera eres capaz de ser bueno contigo mismo. ¿Cómo vas entonces a ser bueno con alguien más? ¡Ni siquiera eres capaz de amarte a ti mismo! ¿Cómo vas a amar a otro? Primero aprende a amarte, aprende a ser bueno contigo mismo.

Tus «santos religiosos» te han enseñado a no amarte, a no ser bueno contigo mismo. ¡Sé duro contigo! Te han enseñado a ser blando con los demás y estricto contigo mismo. Esto es absurdo. Yo te enseño que lo primero y más importante es ser amoroso contigo mismo. No seas duro, sé blando. Cuida de ti mismo. Aprende a perdonarte — una y otra y otra vez — siete veces, setenta y siete veces, setecientas setenta y siete veces. Aprende a perdonarte. No seas duro; no te enfrentes contigo mismo. Y así florecerás.

En ese florecimiento atraerás a otra flor. Es natural. Las piedras atraen a las piedras; las flores atraen a las flores. Entonces se crea una relación bella, con gracia. Si puedes entablar una relación así, tu relación crecerá, se convertirá en una oración; tu amor se convertirá en éxtasis y a través del amor conocerás lo divino.

Osho

http://sandraquerubin.com
Imagen: Embrace - Android Jones

miércoles, 24 de enero de 2018

Sentir compasión


En ocasiones, confundimos la compasión con la lástima. Ninguno de nosotros quiere que los demás nos tengan lástima. La compasión es muy diferente.  Es el mero reconocimiento de “esto que te está sucediendo es doloroso y puedo comprenderlo y deseo darte algo de consuelo”.
Somos capaces, los mejores de nosotros, de compadecernos de los otros. De la amiga que está enferma, del hijo que ha sido lastimado, del esposo que se ha quedado sin trabajo.
No somos capaces, ni los mejores de nosotros, a veces, de sentir compasión por nosotros mismos. Y debemos hacerlo. Cuando lo logramos reducimos la autocrítica, el estrés, sanamos viejas heridas, especialmente las de la infancia.
Las personas mejor nutridas emocionalmente son las más capaces de ser compasivas consigo mismas. 
Un día en el que las cosas no te van bien, un momento triste, un día en el que algo duele mucho: consiéntete. Date ternura, un apapacho, un regalito especial de ti para ti. Mientras más compasiva logres ser para contigo, mejor persona serás y tu calidad de vida se incrementará.

Psicología/Rocío Arocha
https://rocioarocha.com/

jueves, 28 de diciembre de 2017

CUIDARSE: LAS MICROATENCIONES CONTINUADAS


En mi opinión, en muchas ocasiones aplazamos eso de tener un buen detalle de amor hacia nosotros mismos, una atención, un regalo, esperando que llegue la ocasión de juntar lo suficiente como para que aparente ser algo grande: un viaje, un vestido costoso, una joya cara…

Nos perdemos muchas grandiosas pequeñas cosas…

No es necesario –aunque está muy bien, por supuesto- que sea algo excelso, espectacular, o hollywoodiense, lo que nos emocione el alma porque cualquier otro detalle va a ser agradecido.

Me refiero a lo que denomino MICROATENCIONES CONTINUADAS. 

Yo prefiero recibir el regalo de mi aceptación cada instante, sonreírme a menudo, sentir de continuo paz en la relación conmigo mismo, encontrarme con alguien que se alegra de verme cada vez que me miro al espejo, ponerme una canción que sé que me va a emocionar o me va a poner a bailar como loco, darme caprichitos –que casi siempre son gratuitos-, o darme permisos y no privarme de algunas cosas que me gustan.

El cuidado. El auto-cuidado. Eso es lo que deseo más que nada.

Y una relación conmigo mismo en la que las buenas emociones, los cálidos escalofríos, o los pensamientos agradables, sean lo que me pasa de continuo.

Y mantener un monólogo interno en el que yo salga bien parado, un soliloquio en el que la comprensión del Ser Humano que uno es presida todos los pensamientos y las intenciones. Porque a fin de cuentas somos Humanos, y no otra cosa, y necesitamos amor para poder seguir adelante. Es el carburante de nuestra alma.

Y cuando escribo “necesitamos amor” me refiero a un amor distinto del que nos pueden aportar los demás –que siempre es bien venido-; me refiero al AMOR PROPIO, al amor de uno por sí mismo y hacia sí mismo, porque es un tipo de amor especial que ningún otro amor puede sustituir.

Todos buscamos –porque realmente lo necesitamos- nuestro AMOR PROPIO, y si no somos capaces de dárnoslo fácil y generosamente, buscaremos que sean los otros quienes nos den amor, pero aunque lo consigamos comprobaremos que no nos termina de satisfacer, que no cubre el vacío, porque es otra cosa: es externo. 

Y el que todos buscamos es un amor interno.

Amor que tenemos que descubrir por nosotros mismos en nosotros mismos.

Amor que tenemos que cuidar, alimentar, fomentar, manifestar…

Las MICROATENCIONES CONTINUADAS son los pequeños detalles, las cosas leves que van directamente al corazón, el miramiento hacia uno, el cuidado tierno, la atención constante al bienestar, el afán de mejorar la relación consigo mismo, el sentirse a gusto en la propia piel…

Todas esas grandiosidades que están tan a mano, que pueden ser tan cotidianas, son lo que necesitamos sobre todo y ante todo.

Hay que tener cuidado de no alimentar y satisfacer solo al ego, a la posición social, a los intereses -que no son tan interesantes-, y dedicarnos a cuidar a quien nos ha acompañado desde el principio y lo hará hasta el final: uno mismo.

Esa es nuestra hermosa tarea: Cuidarnos.

Y tú… ¿te cuidas?


Te dejo con tus reflexiones…


Francisco de Sales

buscandome.es

lunes, 25 de diciembre de 2017

25 AFIRMACIONES PARA LA NAVIDAD




Amo las Festividades! Es un tiempo en el que celebramos y compartimos nuestro amor radiante con familia y amigos. Es un momento para alcanzar a aquellos en necesidad. Amabilidad, amor y apreciación son los regalos más grandes. Así que brinda estos regalos generosamente y míralos regresar a ti en abundancia reluciente.
Como un regalo especial para ti, me gustaría darte las siguientes 25 afirmaciones. Que te traigan abundante amor y alegría. Compártelos con todos los que te rodean y ve cómo pueden ayudarte a crear una vida excepcional. Felices Festividades mis queridos. Y recuerda, eres un regalo para todos los que conoces.

25 Afirmaciones para las Festividades

1. Comienzo hoy amando y aceptando cada parte de mí mismo, por dentro y por fuera, exactamente como soy.
2. Hoy, busco la belleza en todos y en todo.
3. Hoy, cada vez que necesito algo, sé que será provisto.
4. Estoy agradecido por todo lo bueno que viene en mi camino.
5. Hoy me tomo un momento para contar mis bendiciones.
6. Cuando pienso en los demás, afirmo que son felices y sanos y que todo está bien en su mundo.
7. Los atascos en el tráfico durante las festividades me dan tiempo para hacer más afirmaciones.
8. La abundancia viene de fuentes esperadas e inesperadas, y expreso gratitud por todo esto.
9. Tengo energía ilimitada durante las festividades y la uso bien.
10. Esta es una temporada armoniosa, amorosa y pacífica. Tengo tiempo para todos a mi alrededor.
11. Ahora permito que cosas nuevas y maravillosas entren en mi vida. Estoy abierto y receptivo a todo lo que es bueno.
12. El cambio y la sorpresa son evidentes en todos lados a donde voy hoy. Miro con deleite todo lo que veo.
13. Me aseguro de que los alimentos y bebidas decembrinas que ingiero contribuyan a mi vibrante salud.
14. Comparto mi amor y alegría navideña con todas las personas que conozco. La vida es buena.
15. Abro mi casa y recibo invitados con música y amor navideño. Para mí, son como una familia amorosa.
16. Mi hogar es un lugar feliz para estar durante las vacaciones. Bendigo a todos los que entran por la puerta, incluido yo mismo.
17. Mis amigos son cariñosos y solidarios.
18. Todos en mi familia están Divinamente protegidos en todo momento.
19. Amar a los demás es fácil cuando me amo y me acepto a mí mismo.
20. El humor y la alegría contribuyen a mi bienestar general.
21. Los elogios son regalos de prosperidad. He aprendido a aceptarlos amablemente.
22. La vida es muy simple durante las festividades y todos los días. Lo que doy, recibo.
23. Hoy me doy permiso para hacer lo que sea que me dé más placer.
24. Durante las festividades, estoy centrado, tranquilo y equilibrado.
25. Mientras me calmo y me concentro en las cosas bellas de mi vida durante este tiempo, me abro a mis propios poderes de sanación.
►“Siento la satisfacción y la paz, y celebro la temporada de Navidad con un corazón amoroso. Abrazo toda la vida y reconozco que soy parte algo más grande”

Louise Hay
Vía: https://consejosdelconejo.com

jueves, 14 de diciembre de 2017

Consideración y desconsideración



Todos los aspectos que hemos trabajado en las últimas semanas en estos artículos sobre conceptos duales, posiblemente tienen en común el hecho de que son cualidades que, por un lado, todos consideramos en general deseables, y por otro, todos las reconocemos y las destacamos cuando no están presentes o cuando vemos a alguien que no las manifiesta. Así por ejemplo el amor, la laboriosidad, la sinceridad o la atención, de las que ya hemos hablado, pasan algo más desapercibidas que el miedo, la desidia, el engaño o la distracción.
Es simplemente cuestión de darnos cuenta que ambas polaridades forman parte de la maquinaria humana, a nivel mental principalmente, y que, en general, tengamos claro cual de las dos facetas es la que queremos manifestar para todos en la sociedad de esa “nueva Tierra”, como nos ha dado por llamar a un futuro nivel evolutivo que esperamos algún día ver manifestado en nuestra realidad.
Los dos paramentos de hoy no son diferentes en ese aspecto, la consideración hacia los demás, y la desconsideración hacia ellos. La empatía y la apertura de miras, el querer comprender y el ponerte en la piel del otro, o el querer cerrar los ojos ante ellos y rechazarlos, ya que es más fácil, o suele serlo, debido a mecanismos automáticos de protección imbuidos en la psique, rehusar y confrontar que escuchar y aceptar. Y todo, efectivamente, una vez más, por los múltiples miedos subyacentes que poseemos y que se manifiestan en las relaciones humanas.
Un espacio para el entendimiento
¿Qué es la consideración? Es tener y tomar en cuenta a los demás, lo que dicen, lo que piensan, lo que hacen. Aunque no lo compartamos o no nos veamos reflejados en ellos, les comprendemos o tratamos de hacerlo. Este comportamiento provoca y genera un espacio energético para el entendimiento, cosa harto difícil en muchos lugares, situaciones y entre muchas personas ahora mismo en una gran parte de las realidades de nuestro planeta. ¿Os imagináis que toda la población fuera considerada con todo el resto? Utopía quizás, pero realidad sin la cual no se puede alcanzar ningún futuro nivel evolutivo basado en otras reglas de convivencia y respeto común.
La consideración de una persona hacia otra suele ser un atributo de aquel que comprende varias máximas de la realidad en la que vive, y, por lo tanto, las aplica en su trato con sus semejantes, y que vienen a ser algo así como que nadie tiene en este plano la verdad absoluta, que cada uno vive en su propio universo y nivel de realidad según sus creencias, patrones y programas almacenados en su psique, y que, para cada uno de nosotros, existe una verdad tan real como la verdad de la persona de al lado, pero que no la percibe de la misma manera.
Teniendo en cuenta esto, ¿para que vas a discutirle a alguien algo en lo que cree firmemente solo porque no cuadra con lo que crees tu? Siempre suele ser más efectivo escucharse mutuamente y tomar en cuenta, considerar, todas las verdades individuales de todas las realidades existentes en el planeta, pues el mundo que vemos es la suma de las realidades donde considerándolas todas como válidas por parte de su proyector responsable (la persona que la crea), podemos llegar a entender a otra parte de la Creación haciendo su trabajo de crear en su trozo de universo la experiencia que necesita para que la Fuente se expanda y se comprenda a si misma un poco más.
Las fuerzas del choque entre realidades
Por el contrario, las fuerzas de la confrontación promueven la desconsideración como arma para enfrentar posturas, aunque lo que subyace por debajo de ello puede ser simplemente el miedo que uno puede tener a estar equivocado, a sentirse infravalorado, o simplemente miedo a que con las posturas o ideas de los demás se lleguen a romper parte de las estructuras y creencias que pudiéramos tener nosotros fuertemente implantadas sobre algún aspecto, y que nos obligue a replantear los cimientos mismos de nuestra vida en casos más extremos.
Así, para evitar esto último, poseemos varios Yos gestionados por el ego que facilitan la puesta en marcha de mecanismos de defensa ante estas situaciones, y que son los que detonan ataques entre personas, procesos de difamación, juicio a otros, crítica, etc. Simplemente, por miedo, y por ser incapaces de ponernos en la piel de los demás y entender que ven el mundo de forma diferente a uno, ya que el contenido de su realidad es distinto. 
Energéticamente, además, es fácil suponer que subyace debajo de estos opuestos, pues la consideración incluye patrones derivados de la energía del amor, mientras que la desconsideración tiene siempre un sustrato de algún tipo de miedo, por mucho que se disfrace o se esconda bajo cualquier otro comportamiento aparentemente más inocente o superficial. También, como posiblemente ya habéis visto o leído anteriormente, el ser humano puede llegar a poseer de forma natural la cualidad de la consideración activa a través de los llamados centros superiores de control, ya que precisamente el centro emocional superior regula esta capacidad de entender y ponerse en la piel de otros para empatizar con ellos y pasar de la visión del “yo” a la visión del “nosotros”, proceso que se consigue a partir, como siempre, del trabajo interior que cada uno debe hacer para conseguir despertar esas otras cualidades subyacentes de forma que se manifiesten siempre de forma automática.
Dejemos paso a la consideración. Hay tantos puntos de vista y realidades solapadas como mónadas hay en el conjunto de toda la existencia, y es de recibo que todas contengan su propia versión del universo y de la Creación.

David Topí
http://davidtopi.com

viernes, 1 de diciembre de 2017

Aprecia los gestos llenos de amor de las personas que te rodean


No hacen falta las palabras para demostrar amor de verdad, de ese que nos eriza la piel y nos abraza el alma. Hay muchos gestos llenos de amor que nos ofrecen las personas que nos quieren que pasan desapercibidos, pero que contribuyen a sentirnos mejor.
Una mirada sincera, unos minutos de silencio o simplemente cogernos de la mano.Pequeños detalles en forma de actos que hacen poco ruido, pero que se hacen sentir tanto que a veces, hasta nos recomponen por dentro.
“Millones y millones de años y todavía no tengo suficiente tiempo para describir ese pequeño instante de eternidad en que colocas tus brazos alrededor mío y yo coloco mis brazos alrededor tuyo.”
                                                                     Jacques Prévert

El arte de dar amor

Dar amor, así sin más. Porque lo sientes, porque te lo pide el cuerpo y porque no hay forma más bonita de conectar con alguien. Es el maravilloso arte que practican muchas personas, pero que no todas saben apreciar.
Quienes saben dar amor, no esperan nada de vuelta porque su único objetivo es regalar afecto. Son artesanos de la felicidad, la calma y las buenas relaciones. Personas mágicas que transforman un día común en algo extraordinario.
Su arma secreta son los gestos llenos de amor procedentes de su corazón noble. Ofrecen su hombro a quien lo necesiten. Son el sostén de quien se tambalea y escuchan a todo aquel que siente su mundo derrumbarse sin percibir salida.
Las personas que saben dar amor vuelcan todos sus sentidos hacia los demás. Saben conectar y leen en silencio las emociones de los demás. Son auténticos magos de la felicidad, la calidez y el afecto.
“Hay que fijarse en los detalles. Ellos siembran nuestra vida de piedrecitas que nos guían”.
                                                        Katherine Pancol

Sentirse querido sin olvidar lo importante

Sentirnos queridos es una de las sensaciones más bonitas que podemos experimentar.Saber que el otro quiere vernos, hablar y disfrutar su tiempo con nosotros son los mejores regalos que pueden ofrecernos. Aunque a veces nos parezcan insuficientes e insignificantes.
Tenemos la mala costumbre de ignorar los pequeños detalles que los demás nos regalan a diario. Esos gestos llenos de amor que de forma deliberada tienen con nosotros y que en ocasiones, vemos como una obligación hacia nosotros.


Si alguien nos regala afecto y éste es correspondido, lo menos que podemos hacer es ignorarlo. Quizás no cumpla nuestras expectativas o no sea como esperábamos, pero eso no resta valor a lo que nos ofrecen.
En el amor hay que aprender a descifrar al otro y esto también implica aprender cómo comunica su afecto. Saber que ocupamos la mente de otra persona es reconfortante, pero no es suficiente para construir una buena relación. No podemos convertirnos únicamente en receptores de amor.
Un gesto no solo implica la intención del otro, sino también el regalo de su tiempo y en definitiva, de parte de su vida. Por eso es necesario apreciarlos, agradecerlos y de algún modo, hacerle saber al otro que los valoramos.

18 gestos llenos de amor

►“He aprendido que la gente olvidará lo que dijiste,
también olvidará lo que hiciste,
pero nunca olvidará cómo la hiciste sentir”
                                                                       Maya Angelou

 A nuestro alrededor suceden constantemente un gran número de gestos llenos de amor. Detalles que no valen nada, pero que marcan la diferencia. Son capaces de revertir situaciones, sacar sonrisas e inundar el alma de energía positiva.
Suceden en todas partes, a cada segundo… Tan solo tenemos que estar atentos para darnos cuenta. Algunos de ellos son:
  • Un abrazo fuerte y cargado de sentimientos capaz de recomponer cualquier herida.
  • Una mirada de complicidad.
  • Una sonrisa de esas que dicen “estoy aquí, contigo y me encanta tu compañía“.
  • Un regalo porque sí. Sin fechas señaladas ni días marcados.
  • Un mensaje divertido escrito en un post-it en cualquier lugar de paso.
  • Poner tu canción favorita porque sabe que te encanta y mejorará tu mañana.
  • Una dulce y suave caricia.
  • Decir “me alegro mucho por ti” emocionado.
  • Mirarte con admiración a través de esos ojos brillantes.
  • Un “buenos días“, “buenas noches” o “que tengas un buen día“.
  • Acompañarte en tus momentos importantes.
  • Coger tu mano para que no te sientas solo, sino acompañado.
  • Mostrar interés por lo que haces; por eso que para ti es el motor de tu vida.
  • Escuchar tus risas, secar tus lágrimas y advertirte cuando cree que corres peligro.
  • Dedicarte unos minutos, a pesar de ir a contrarreloj.
  • Acompañarte sin pedirlo, porque sabe que lo necesitas.
  • Estar a tu lado cuando hay sol, lluvia e incluso tormentas.
  • Hablar contigo cuando has cometido un error. No para decirte que lo has hecho mal, sino para recordarte que de todo se puede aprender.
Podríamos seguir con muchos más… La lista es interminable. Cuando el amor es el impulso para actuar, las posibilidades son infinitas.
Saber regalar gestos llenos de amor es un arte. Una especie de magia que los demás nos regalan y que tenemos que saber apreciar. Porque dar afecto significa respetar, compartir y transformar. El detalle más bonito que tenemos que aprender a valorar.

Psicología/Gema Sánchez Cuevas
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