Una breve retención en la respiración proporciona profundos beneficios a los órganos, glándulas y sistemas del organismo. El pulso cardíaco se reduce a menos de la mitad, la presión de la sangre disminuye y la respiración celular queda automáticamente activada. ¡Las células del cuerpo empiezan a respirar por sí mismas!, descomponen espontáneamente los azúcares para liberar oxígeno y excretan los residuos celulares al torrente circulatorio para su eliminación.
La respiración celular genera calor corporal, este calor suele notarse en la parte inferior del abdomen desde donde se extiende luego a las extremidades, provocando la transpiración incluso en un frío día de invierno. ¿De dónde procede este calor? De lo que irradia la “caldera” de todas las células del cuerpo.
Desde la respiración profunda, con retenciones medias de 3 a 5 segundos, entre inhalaciones y exhalaciones profundas de misma duración, podemos equilibrar de forma natural el sistema simpático y parasimpático (sistema nervioso), sumamente eficaz contra la tensión que uno pueda tener en su día a día.
Además estudios demuestran que practicando la respiración profunda de unos 15 minutos al día causa abundante secreción de pepsina – hormona que digiere las proteínas – , y otros jugos digestivos, además de favorecer la peristalsis. Este efecto que se produce durante la fase de retención, hace de la respiración un excelente remedio contra la indigestión, el estreñimiento y otros trastornos digestivos.
No es la duración ni el volumen de aire retenido lo que produce estos excelentes resultados terapéuticos, sino más bien la suave y rítmica regularidad de todo el proceso respiratorio.
Cristina Casanova
casanovacris.wordpress.com
Excelente consejo. Muy efecyivo.
ResponderEliminarGracias
Bendiciones