En el camino de la meditación hay un dicho: “Ver pero no
ver, oír pero no escuchar”, lo cual significa permanecer consciente de todas
las realidades, incluso las negativas, pero no quedarnos atascados en ellas.
Nos quedamos atascados porque reaccionamos. Reaccionamos juzgando, acusando,
criticando, etiquetando. Hacemos esto porque nos sentimos amenazados por
aquello que nos es desconocido o que no aprobamos. Tan pronto como juzgamos o
criticamos lo ponemos todo en compartimentos a nuestra conveniencia, y eso
entraña graves peligros. Debido a que vemos el error de la persona o situación
decimos: “son así y se les ha de tratar de acuerdo a ello”.
Cuando nuestra visión y actitud permanecen críticas hacia
alguien, ellos permanecen tal y como son, ya que por mi parte no hay ninguna
aportación de positividad que anime o permita que se produzca un cambio
positivo. Hacemos eso constantemente, queriendo que los demás sean mejores de
alguna forma, pero en lugar de ayudarles, teniendo fe en ellos y viendo sus
buenas cualidades, las ocultamos, concentrándonos en su pasado, sus debilidades
y sus errores. Nuestro enfoque se hace negativo, y aún así esperamos que
cambien para mejor.
Cuando permanecemos conscientes de una forma desapegada, no
pensamos en lo que está mal, sino en cómo podemos poner algo bien,
contribuyendo con un sentimiento, actitud o palabra positivos. Tal contribución
es un acto generoso, que en lugar de quejarse como hace la gente crítica,
ofrece una solución. Una persona espiritualmente despierta mira de ofrecer
soluciones, y no se complace quejándose. Madurez es ser completamente
consciente, pero de igual forma que uno es consciente, mantenerse igualmente
silencioso. Muchas cosas se resuelven por sí mismas si mi aportación es
consistentemente bondadosa y tengo una motivación honesta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario