Discursos del Buda del 'Canon Pali' sobre cómo cortar la raíz de la originación dependiente y evitar el sufrimiento que caracteriza al samsara
Justo antes de despertar, Gautama Buda descubrió en su meditación lo que ha sido llamado la originación dependiente (pratityasamuptada).
Esto es la secuencia errática que genera y concatena la existencia
cíclica que está marcada por la condición fundamental del sufrimiento.
En el Vinaya Pitaka se describen los 12 vínculos (nidana):
Condicionadas por la ignorancia surgen las formaciones kármicas;
condicionada por las formaciones kármicas surge la conciencia;
condicionados por la conciencia surgen el nombre y la forma;
condicionados por el nombre y la forma surgen los seis campos
sensoriales; condicionadas por los seis campos sensoriales surgen las
impresiones; condicionadas por las impresiones surgen la sensaciones;
condicionados por las sensaciones surgen los deseos; condicionados por
los deseos surgen los apegos; condicionado por los apegos se produce el
devenir; condicionado por el devenir se produce el nacimiento;
condicionado por el nacimiento se producen el envejecimiento, la muerte,
el dolor, el lamento, el sufrimiento y la desesperanza. Este es el
origen de toda esta masa de sufrimiento.
En el Samyutta Nikaya II el Buda explica de manera más
explícita cómo llegar al cese del sufrimiento, cortando la cadena de
originación dependiente. Debemos mencionar que en sánscrito (y en pali y
tibetano) existen numerosas palabras para referirse a lo que nosotros
llamamos conciencia. En el discurso que presentamos a continuación,
cuando el Buda habla de que la conciencia debe ser eliminada, ya que es
producto del karma y de la ignorancia, se usa el término vijnana,
que refiere a una forma dualista de conocer, que a su vez genera el
cuerpo material (ya que para el budismo es la conciencia la que genera
el cuerpo y no el cuerpo el que genera la conciencia). Eliminar esta
conciencia, este modo dual de cognición, no significa para el budismo
que deje de haber cognición. Eliminando la ignorancia, entrando en el
estado que está más allá de la muerte, existe siempre una cierta
cognición, que podemos llamar gnosis primordial no dual (jnana en sánscrito y ye-she en
tibetano). Este es el misterio central del budismo y de otras
tradiciones no duales, la existencia de una gnosis que no es constreñida
por un sujeto y no depende de objetos para saber, que existe de manera
intemporal, libre de condiciones. Como dijo el Buda:
Aquello que
queremos, aquello que intentamos hacer y aquello con lo que nos
ocupamos, estos son los objetos que soportan la conciencia. Si hay un
objeto entonces hay un asidero para la conciencia. Cuando la conciencia
crece en este asidero se produce renacimiento y existencia recurrente en
el futuro. Si hay renacimiento y existencia recurrente en el futuro, se
producen el envejecimiento, la muerte, el dolor, el lamento, el
sufrimiento y la desesperanza...
Si ni queremos ni intentamos hacer pero de todas maneras nos ocupamos con algo, la misma secuencia se produce.
Pero si ni queremos
ni intentamos hacer algo ni tampoco nos ocupamos con algo, entonces no
hay objeto para el soporte de la conciencia; así no hay asidero para
ella; sin que la conciencia tenga un asidero para crecer, no hay
renacimiento o existencia recurrente en el futuro. En su ausencia, se
detienen también el envejecimiento, la muerte, el dolor, el lamento, el
sufrimiento y la desesperanza. Así se elimina toda esta masa de
sufrimiento...
Ahora bien, ¿cómo se evita que surja la
conciencia y con ella toda esta cadena de sufrimiento que conocemos como
samsara? La gran aportación del Buda no es, obviamente, notar que el
mundo es sufrimiento o que hay sufrimiento como condición general debido
a la ignorancia, sino que el sufrimiento puede cesar si uno cultiva el
dharma, la perspectiva correcta de ver, percibir y actuar en el
mundo. Cortar de raíz esta originación dependiente implica evitar que
surja la ignorancia en el nivel más básico de la percepción: "evitando
la ignorancia se evitan las formaciones kármicas", dice el Buda. El
karma a final de cuentas no tiene una existencia absoluta sino que
depende de la intención de la mente --sin intención, sin objeto que
genera avidez o aversión, no hay karma. El Buda tempranamente propone el
óctuple noble sendero, afincado en la percepción de la realidad como
es, y basado en tres pilares: sabiduría (prajna), concentración (samadhi) y moral (shila),
como método para evitar toda esta cadena de sufrimiento. Especial
énfasis debemos hacer en el aspecto del cultivo de la concentración de
la mente o samadhi, que generalmente se asocia a la meditación. Es este
entrenamiento de la mente, combinado con el vipashyana, la
visión penetrante de la meditación analítica, lo que permite que se
alcance una sabiduría, una cognitividad que no depende ya de objetos,
sino que es la pura luminosidad de la mente. El budismo theravada habla
de las etapas de absorción meditativa (dhyanas) en las que el
practicante sostiene un estado de concentración pacífica en la que deja
de estar sujeto a los estímulos externos, algo similar al estado del
sueño profundo, del sueño sin sueños. Este estado se describe como una
dicha profunda, totalmente pacífica.
El tema con estos estados de profundo
samadhi es que pueden hacer que las personas alcancen un estado similar a
los de los dioses, que viven por eones en un gozo informe, pero que no
han alcanzado la liberación completa. Para trascender el estado de los
dioses es necesario combinar la concentración unipuntual y la
pacificación de la mente con la sabiduría, saber que los estímulos que
generan los objetos conducen al sufrimiento- ya que son impermanentes- y
saber que el yo no tiene una existencia inherente e independiente --no
hay real asidero para la conciencia. En el budismo mahayana y en el
vajrayana se hará especial énfasis en la vacuidad de todos los fenómenos
(no sólo del yo) y también en la cognición no dual, siendo, sobre todo
en el vajrayana, la reificación del acto perceptual en una
dicotomía sujeto-objeto el origen primero de la ignorancia y toda su
cadena.
Citas tomadas de Buddhist Texts Through the Ages
Fuente: Pijamasurf
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