► “Nuestro futuro depende de cómo entendamos el pasado.”
(Gustavo Cerati)
► “Haz las paces con tu pasado para que no arruine tu presente.”
(Regina Brett)
► “No llores porque se terminó; sonríe porque sucedió”.
(Anónimo)
► “Añorar el pasado es correr tras el viento.”
(Proverbio ruso)
► “El pasado es lo que recuerdas, lo que imaginas recordar,
lo que te convences en recordar, o lo que pretendes recordar.”
(Harold Pinter)
►"No hay que renunciar al pasado porque sea malo, sino porque está muerto."
► “Hablar de pasado es hablar del presente en profundidad.”
(Antonio Blay)
En mi opinión, tenemos que meditar cuidadosamente y comprender nuestro pasado, para aceptarlo, ya que si no lo aceptamos jamás estaremos en paz con nosotros mismos.
El pasado, fuera como fuera, para bien o para mal, no es el presente.
El pasado FUE, pero ya no existe, y muchas veces nos sigue condicionando, amarrando, amargando... ¿hay de dejar el gobierno del presente en manos de algo que ya no existe y que está cargado de condicionamientos?
Depender del pasado acarrea muchas desventajas, y una de ellas es que no deja tiempo para estar en el presente.
Conviene tener cuidado de no permitir que entorpezca el presente, ya que se alimenta de nostalgia y arrepentimientos, y también de momentos felices que ya son irrecuperables, y estas son razones que pueden influir y anclar el desarrollo normal de la vida metiendo el miedo –y la irrealidad en muchas ocasiones- con eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor, o predisponiendo a que va a ser menos buena cualquiera de las cosas que están por llegar. Otros, en cambio, tienen tan mal pasado que piensan que cualquier futuro será mejor.
Y para muchas personas el pasado o el futuro son más reales que el aquí y ahora. Lo cual es un error.
No quiero decir que se deba borrar el pasado, sino que hay que evitar instalarse en él porque eso convertiría el presente en una repetición del pasado, y se perdería la frescura y oportunidades que conlleva el vivir lo que está por vivir.
No es malo acudir de vez en cuando al pasado: lo malo es querer quedarse allí.
Por eso, cada vez que tengas ganas de rememorar el pasado has de hacerlo desde el presente. Sentirte en el presente, ser consciente de que estás y vas a seguir estando en el presente, y traer el pasado a tu memoria, pero estando tú aquí, no se trata de ir al pasado y abandonar el presente, porque ahí están el error y el dolor de la relación con el pasado: en querer quedarse en él y no querer seguir en el presente.
Eso no impide, paradójicamente, que sirva para trabajar por un presente digno y excelente que más adelante se convierta en un estimable y excelente pasado, porque del pasado puedes recuperar fuerzas para seguir adelante, ánimos para encarar el porvenir, experiencia y aprendizaje, las sonrisas y felicidad que tienes guardadas... siempre que no olvides que todo lo que allí habita ya pasó, que no es tangible, que no puedes vivir nada con la intensidad del momento en que se produjo, aunque sí puedes intentar repetirlo con cuidado de no mantener unas altas expectativas, porque posiblemente no se repitan tal como fueron entonces.
Recuerda que no tiene entidad, y sólo puedes usarlo con la mente.
Y recuerda que la reminiscencia que tienes del pasado no es del todo fiable, y por ello no es el auténtico pasado: la diferente mentalidad actual, la distancia, la idealización, o una posible carga de dramatismo adicional, pueden hacer que la idea que tienes del pasado esté manipulada, distorsionada, y por ello que no sea del todo fiable.
Procura ver las lecciones del pasado que no viste cuando era presente, pero con cuidado: en esas revisiones casi siempre encontramos motivos de queja: no hice… lo hice mal… tenía que haber hecho otra cosa…
Ten mucho cuidado cuando te juzgues por actos del pasado. Ni siquiera tú tienes derecho a juzgar, con quien eres hoy y con la mentalidad que tienes hoy, a quien eras entonces.
Entonces actuaste como supiste o pudiste, eso sí, se supone que con la mejor voluntad, sin ánimo de hacer o hacerte daño, por eso no puedes castigar hoy al de entonces, porque son dos momentos y estados de conciencia y consciencia distintos.
Quizás hubo limitaciones intelectuales o emocionales… ¿Y qué?
Yo era una mala estudiante de geografía o era un mal delantero en mi equipo… ¿Y qué?
¿Acaso te vas a quedar quieto por ello y lamentándote el resto de tu vida?, ¿Te parece un buen plan?
Es pasado. Sólo pasado. Ahora no importa. No lo puedes seguir fortaleciendo si eso va a condicionar tu situación actual.
Sé más generoso contigo si te estás reprochando algo del pasado. Recuerda lo que acabas de leer: ni siquiera tú tienes derecho a juzgar, con la mentalidad que tienes hoy, a quien eras entonces.
Y, además, recuerda lo que es el Yo Ideal, y verás que la no aceptación íntegra del pasado depende en parte de no aceptar que no eras “tan ideal” como querías ser... ¿Y qué? Ahora sabes o empiezas a saber quién eres realmente y sabes que el Yo Ideal es sólo fantasía.
No hay otra forma de decirlo: el pasado sólo es pasado. Se acabó. Caducó. Fin. Has de relegarlo a su sitio justo.
Puedes traerlo al presente, del modo que ahora sabes, cada vez que lo desees, pero tráelo sólo si es para crecer a través de él.
Y si no eres capaz de ver su parte positiva, acéptalo, asúmelo, y olvídalo.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco De Sales
buscandome.es
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