Entre
la locura emocional de la humanidad que incursionamos día a día, vemos como
cada vez se hace más necesario, diría imprescindible tomar el camino de regreso
al hogar, pero nuestro concepto 3D muchas veces es insuficiente para definir hogar.
La matriz externa a nuestro ser tiene muchas capas, tal vez en un mismo día si nos
movemos un poco (relaciones, trabajo, actividades comunitarias, etc),
atravesamos distintos desafíos a nuestro centro, en forma de emociones,
estímulos para las mismas, o imágenes fugaces de juicio (si es que somos
conscientes).
Cuando
descubrimos esto se nos abre un extenso panorama de experiencias para nuestro
ser interno, poco acostumbrado a pasearse desnudo por estos planos de forma
consciente. Por supuesto que el grado de consciencia determina la experiencia,
pero siempre es un paso más hacia el Hogar, que puede estar aquí mismo, ahora.
Aun
así, con todo lo leído, con todo lo aprendido, la tarea para los que llevamos
varios años de este presente y presumiblemente –ya que de momento solo lo
intuyo y lo sueño- somos almas viejas, resulta en un movimiento y reacomodación
de estructuras internas continuo y rapsódico, sin duda reconociéndome en el Uno
a cada momento, con cada persona, animal, planta, ser vivo... La Sopa de Dios,
del Universo… y al mismo tiempo observando el panorama de lo que se presenta en
lo externo, viendo el conflicto terrenal al desnudo y con una prístina claridad
su luz central que al mismo tiempo se disuelve en mi trayéndome la paz. El
Instante Santo.
Entonces
cada día dirijo mi atención a este presente lleno de desafíos, intercambio
posibles conocimientos en textos de Maestros y de hermanos de buena voluntad, y
en ese intercambio, al hacerse a través de esta matriz de capas, lo que llega al otro, al prójimo, es a
través de esas capas porque entiendo que cada uno de nosotros tenemos nuestro
propio discurrir por esta experiencia de vida, ¿cómo saber qué siente el
otro?...
Somos espíritu
usando varios vehículos experienciales
Los
‘quiero’ y ‘necesito’ de este juego, los despliego desde las pequeñas cosas.
Anhelo un jardín y para no tener que esperar a tenerlo porque vivo en un
piso, germino en macetas y tiestos todo lo que pueda cuidar, y
hablar con los retoños y veteranas y ya exuberantes plantas. Legado materno. Le
encontré el sentido a su amorosa afición por las plantas y a los ‘yuyos’
medicinales. No todas las transmisiones familiares son meramente negativas o
positivas, es una marea más en las capas de la historia personal, y aunque no
seamos el personaje, en las diferentes capas puede hacerse necesario, te
manifiestas desde ti a través de las capas o adaptado a ellas, ahí el desapego
es de la necesidad de controlar, hay un nivel macro que se manifiesta cuando actúo desde el ser, aun a través de ciertas partes del personaje. Al menos esto
es desde la perspectiva de mi consciencia al escribir el momento, este momento.
Mis
construcciones internas, vallas y defensas son partes de las exo-capas que
intentan prevalecer después de quien sabe cuantas vidas.
Mucho
ha cambiado en estos tiempos y hoy puedo decir que nos hallamos aquí/acá/allá en el
Todo, puedo sentir la consciencia del todo, trascendiendo lo transitorio y
disfrutando el proceso.
Cuando me
entrego y me despliego, y soy yo mismo quien se despliega y se entrega, yo
mismo el que observa y se ve a sí
mismo, y se acepta, y fluye con la esencia. Y me sorprendo fluyendo con todo en
el día, en la vigilia de la luz.
Aquella
sensación que en este plano relacionamos con la felicidad infantil de la magia
de la vida, ser liviano, volar…el cielo inconmensurable.
Podemos
estar hasta arriba de trabajo y obligaciones, siempre dependerá solo de
nosotros que ello nos abrume hasta olvidar la magnificencia de estos tiempos en
los que no se necesitan las certezas, porque ello no es más que un concepto sin
energía. Podemos negar la evidencia, pero esta vida nos alcanza siempre.
Nada me
puede apartar del sendero, estoy y estamos creando algo nuevo; todo lo que
pensábamos era la vida, sus reglas y valores, se desvanece ante la verdad, la historia personal no es más
que una proyección para nuestra experiencia dual, la colectiva en consecuencia,
y siento que así es. Siempre recuerdo a Carl Sagan cuando representaba en una
gráfica el tiempo lineal entre el big bang y el presente, donde la historia
humana conocida ocupa el equivalente a la cabeza de un alfiler en la inmensidad
de tiempo…
Ahora
sabemos que lo que considerábamos Universo es mucho más vasto que lo
imaginable, pensábamos en una época nuestro hogar la Tierra, en otras el
Sistema Solar, más adelante nuestra Galaxia la vía Láctea, y hoy es Laniakea un
sistema de galaxias con un Gran Atractor hacia el que se dirigen todas las
galaxias contenidas en ella, unas cien mil, y se estima que habrá unos seis
millones de supercúmulos de galaxias como el nuestro…
Laniakea,
Cielo Inconmensurable en Hawaiano, la lengua del sitio del descubrimiento científico, ¿habrán
aplicado el hoponopono en sus investigaciones?...
Podemos
tener todos los problemas inherentes a una situación caótica tan divulgadas por
los medios, ya sea de índole económica, familiar, laboral, existencial,
depresión o decepción, pero si sabemos
nuestro centro, si actuamos desde ahí, si echamos mano de toda esta energía que
nos abre los ojos, la mente y el corazón, si sabemos que somos apenas una mota
de polvo en la inmensidad de Laniakea, TODO está perfecto y es así como estamos
construyendo la nueva tierra, siendo conscientes del ‘para que’, para un bien
mayor, siempre para un bien mayor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario