Tener una baja inteligencia emocional es un problema que puede tener una importante influencia en todo tipo de relaciones sociales. Algunos expertos incluso sugieren que la inteligencia emocional puede llegar a ser más importante que el cociente intelectual para determinar el éxito. Piensa que si hay un éxito que realmente merece la pena, que realmente te hace sentir feliz, es el que logras en tus relaciones con los demás.
Por eso las personas con baja inteligencia emocional tienen tantas dificultades para triunfar, precisamente sus relaciones con los demás se caracterizan por ser problemáticas y por carecer de una serie de ingredientes fundamentales para que puedan salir adelante de forma saludable.
Características de las personas con baja inteligencia emocional
La inteligencia emocional puede jugar un papel importante en la forma de interactuar con los demás. Con una baja inteligencia emocional puede ser difícil manejar situaciones con los compañeros de trabajo, los jefes, los subordinados, los amigos, la pareja, los familiares y con cualquier otra persona.
Para identificar a una persona con baja inteligencia emocional o determinar si tú mismo careces de estas habilidades observa en la siguiente lista qué pueden ser unos buenos indicadores de esta circunstancia. Por otro lado, si haces un ejercicio de sinceridad y realmente te identificas con alguno, no dejará de ser una buena señal ya que de alguna manera ya sabrás en qué puedes centrarte y trabajar para mejorar.
No entienden cómo se sienten los demás
Las personas con baja inteligencia emocional permanecen ajenas a los sentimientos de otras personas. Paradójicamente, ellos se sienten incomprendidos y entienden -sea o no cierto- que los demás no se esfuerzan lo suficiente por comprenderles. Esto hace que se exasperen cada vez más, mostrándose molestos.
Esta situación hace que las personas con baja inteligencia emocional discutan con mucha frecuencia, la mayoría de las veces movidos por un sentimiento de incomprensión. Uno de los problemas que hay detrás de esto es que estas personas no saben expresar correctamente sus emociones, canalizándolas frecuentemente en forma de ira, lo que da lugar a situaciones sociales muy complicadas.
Consideran a los demás demasiado sensibles
Su incapacidad para entender las emociones de los demás hace que las personas con baja inteligencia emocional consideren demasiado sensibles a los demás ante sus muestras de ira, tristeza, enfado y otras reacciones. Esta falta de empatía les hace permanecer insensibles y actuar de forma poco apropiada.
Esta forma de reaccionar crea o complica conflictos y da lugar a malos entendidos, ya que las personas con baja inteligencia emocional no son capaces de interpretar la reacción de los demás y, en consecuencia, actúan de forma inapropiada.
Por otra parte, al no ser capaces de entender los sentimientos de los los demás y considerarlos demasiado sensibles, las personas con baja inteligencia emocional no solo defienden su punto de visto a capa y espada, sino que se niegan a aceptar otros puntos de vista.
Esta incapacidad se acentúa en la medida que el componente emocional está presente en dicho punto de vista. Además, las personas con baja inteligencia emocional se muestran a menudo pesimistas y excesivamente críticas ante los sentimientos de los otros.
No saben gestionar las emociones fuertes
Las emociones fuertes, ya sea propias o de otros, son difíciles de comprender para las personas con baja inteligencia emocional. Por eso, estos individuos suelen alejarse de este tipo de situaciones para evitar tener que lidiar con las consecuencias emocionales, ocultando sus verdaderas emociones.
Pero huir no siempre es posible. Por eso, cuando la incapacidad de regular las emociones se hace evidente ante situaciones de tensión, las personas con baja inteligencia emocional estallan en arrebatos emocionales desproporcionados e incontrolables.
Tienen dificultades para mantener todo tipo de relaciones
Cualquier relación personal requiere un continuo dar y recibir, habilidades para escuchar, intercambio de emociones y empatía. Cuanto más íntima es la relación más necesario es esto, a lo que se unen otras habilidades, como la compasión o la capacidad para dar apoyo emocional.
La falta de habilidades sociales relacionadas con la inteligencia emocional hace que estos individuos tengan dificultades para tener relaciones saludables con los que les rodean en todos los niveles. Pero, como son incapaces de reconocer cuál es el motivo del problema, las personas con baja inteligencia emocional suelen sentirse víctimas.
Este victimismo no hace más que complicar aún más sus relaciones.
Eva María Rodríguez
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