domingo, 11 de febrero de 2018

Cosas que no debes romper: confianza, promesas y corazones


Hay tres cosas que no debes romper: la confianza, una promesa y un corazón. Si lo pensamos bien, pocas dimensiones son tan valiosas en la vida. Gracias a ellas logramos avanzar por nuestros devenires con más soltura y seguridad al sentirnos parte de un proyecto, parte de alguien. Son esos pilares que en caso de derrumbarse, nos dejan más vulnerables que nunca…
Algo que a menudo comentan los psicólogos sociales e incluso los sociólogos es que en la actualidad, son muchas las personas que se relacionan con las demás bajo lo que se conoce como modelo de mitigación del riesgo. Es decir, hay quien evita profundizar demasiado en sus relaciones personales y afectivas con el fin de no ser herido, de experimentar decepciones, frustraciones y algún que otro desengaño.

► Es imposible ir por la vida sin confiar en nadie; es como estar preso en la peor de las celdas: uno mismo.
                                                 Graham Greene

Ese “ahorro” de energía emocional, esa contención afectiva propicia vínculos de escasa calidad humana, relaciones reciclables que van y vienen o que se mantienen en un estrato de frívola superficialidad. Con ello, claro está, se mitiga el riesgo de ser heridos en algún instante al construir lazos de lo más inocuos con sabor a sucedáneo de felicidad. Sin embargo ¿de verdad vale la pena vivir en esa gélida antesala donde no permitir que nada auténtico germine o acontezca?
Un aspecto que no podemos perder de vista es el hecho de que cada uno de nosotros estamos “programados” genéticamente para confiar en los demás. Es algo que necesitamos, y lo necesitamos con todas nuestras fuerzas porque en cierto modo nuestra supervivencia ha dependido siempre de cada uno de esos individuos que conforman nuestro grupo social más próximo.
Nadie gana si vive de forma constante desconfiando de los demás. Se gana desplegando recursos, energía e intenciones, siendo emocionalmente valientes, movilizando apertura, actitud positiva y teniendo claro que hay tres aspectos que no deben vulnerarse ni romperse: la confianza, las promesas y los corazones.


Cosas que no debes romper, cosas que valen mucho más que el dinero

La reparación de la confianza perdida es uno de los esfuerzos más complejos, delicados y desafiantes que puede vivir el ser humano. De niños nos enseñan, a la mayoría, que hay ciertas cosas que no debemos romper porque cuestan dinero, porque tienen muchos años y son irreemplazables o sencillamente, porque aquello que se estropea, fragmenta o se parte por la mitad ya no puede utilizarse de nuevo.
Rara vez nos hacen saber que hay otras cosas que a pesar de no poder verse ni tocarse, se rompen con más frecuencia. Es más, hay dimensiones invisibles que se fragmentan como los huesos de nuestro cuerpo y que curiosamente, tardan mucho más en sanar. Hablamos cómo no de la confianza, de las promesas, del respeto y el afecto que se inscribe en el corazón de las personas que apreciamos.
En ocasiones, la mirada infantil aprende tempranamente a descuidar estos presentes valiosos porque sus propios padres los descuidan con ellos. Porque alimentar a los niños con promesas que más tarde no se cumplen deja huella. Porque crecer sin contar en ningún momento con una confianza real de los propios progenitores deja una mella permanente. Asimismo, que sean los nuestros quienes nos rompan el corazón de las formas más elementales, como puede ser la falta de atención, perfila nuestro estilo comportamental y relacional en gran parte de los casos.
 ► Las cosas que no debes romper son las del corazón y el afecto sincero. Esas que aunque no se ven resultan irremplazables.

Esas cosas que no debes romper te permiten invertir en tu propio bienestar

En la actualidad hay muchos aspectos sobre nuestro cerebro que aún no entendemos. Uno de ellos es la variabilidad que existe a la hora de afrontar un trauma. Hay quien desarrolla un estado de indefensión permanente, una suerte de estrés crónico donde rara vez se logran construir vínculos fuertes y felices con otras personas. Otros, en cambio aplican una actitud ante la vida que los sitúa en ese nivel de humanidad, de excelencia emocional, del que todos deberíamos aprender.
Hay quien en el pasado se vio a sí mismo perdido a la deriva en compañía de sus pedazos rotos. A día de hoy, y aún estando fragmentado, sabe que solo quienes ofrecen la más valiente confianza a los demás son dignos de confiar. Son esas personas que jamás se olvidan de sus promesas, quienes las mantienen ante vientos y mareas porque saben bien cómo duelen las traiciones.
Esas personalidades resilientes a la vez que luminosas son también quienes entienden lo precioso que es un corazón. Pero tampoco olvidan lo frágil que resulta a veces, lo temeroso que es cuando los afectos no son firmes, cuando se le alimenta con mentiras, con dudas, con manipulaciones y camufladas traiciones.
Esas cosas que no debes romper son por tanto las mismas que te permitirán tener una vida con mayor sentido y dignidad. Porque quien da merece recibir, porque quien habla el lenguaje de la confianza, comprende el sentido de las promesas y sabe escuchar el sonido de los corazones ajenos sin dañarlos. Así, es merecedor de los mismos derechos, de los mismos regalos. Esos que contribuyen a la construcción de una realidad más respetuosa y ante todo, feliz.


Psicologia/Valeria Sabater
https://lamenteesmaravillosa.com

sábado, 10 de febrero de 2018

SUBO DE PESO Y NO PUEDO BAJAR. . .



¿Cómo cuántas veces habré escuchado esta frase en mi vida? Yo creo que cientos de veces sin contar las ocasiones en que yo misma la he dicho.
Y es que el problema del sobrepeso ha rebasado ya la barrera de lo “aceptable”, la barrera de lo “genético” y también, la barrera de lo emocional en lo cual, está basada la Biodescodificación.

¿Por qué les menciono esto? Porque es hora de comenzar a ver más allá de lo emocional y aceptar que gran parte de la alimentación hoy en día, ha dejado por mucho de ser natural y saludable. Y como los “envenamientos” son un concepto no manejado por la Biodescodificación, ya el simple hecho de comer alimentos procesados, queda fuera de nuestro alcance.

Por lo tanto, desde la Biodescodificación, se puede localizar la causa emocional que origina el sobrepeso, se puede liberar el programa heredado de protección, pero como un trabajo ya personal de cada individuo estará el cuidar la alimentación y la actividad física.

Bajo la metodología de la Biodescodificación, el sobrepeso es un síntoma detonado por una emoción inconsciente de “NECESITO PROTEGERME”. Ya sea porque me siento débil y ligero como para salir adelante o defenderme, o sea porque quiero alejar alguna amenaza.

Esto por supuesto, es fácil de comprender si de pronto analizamos nuestra vida o lo que nos ha ocurrido en ella. Si analizamos nuestro árbol genealógico o si analizamos nuestro Proyecto Sentido.
Pero ¿por qué aun conociendo la razón emocional del sobrepeso no se logra una reducción significativa? Y digo “no se logra”, porque si bien muchísimas personas sí logran desactivar su sobrepeso tan sólo con resolver lo emocional, muchas otras más no bajan ni un gramo.
¿Y será que se ha encontrado en el sobrepeso, el pretexto perfecto para vivir en el victimismo? O ¿Será tal vez el pretexto perfecto para justificar otro tipo de conflictos emocionales ocultos?
Es una buena tarea para el Biodescodificador, encontrar las pistas precisas de toda la historia.

Y dejando un poco de lado el asunto emocional del sobrepeso, les diré que yo no conozco a ninguna persona hombre o mujer, que haciendo ejercicio todos los días con disciplina y llevando una alimentación saludable y equilibrada, tenga sobrepeso. Pero sí conozco a muchísimas personas y me incluyo, que nada más escuchamos la palabra “ejercicio” y salimos corriendo.
Lo que habla sin duda de hasta el rechazo o las ganas de ejercitarse, está relacionado con “lo emocional”, lo que nos brinda un campo mayor de posibilidades.

La mayoría de las personas que dicen tener sobrepeso y no poder eliminarlo, son personas con un tipo de vida sedentario. No acostumbrados a ninguna rutina de ejercicios. No acostumbrados a una alimentación balanceada o saludable.
Y mientras los músculos no se ejerciten, mientras el corazón no llegue a cierto ritmo de actividad, las calorías jamás se “quemarán”. Los huesos no recuperarán su densidad correcta.
Mientras yo permanezca comiendo más calorías de lo que logro quemar con mis actividades, siempre habrá un excedente de grasa corporal.

A veces, tan sólo disminuir la cantidad de calorías que se ingieren, no es por completo suficiente. Tal vez se logre bajar hasta 7 kilos, pero sin duda dichos kilos regresarán en menos de un año.
A veces, tan sólo caminar 30 minutos al día, no es suficiente. Y eso dando por hecho que cumplimos estrictamente con los 30 minutos al día. Y además de todo esto, habremos de considerar que cada uno de nosotros los seres humanos, funcionamos diferente. Metabolizamos diferente, Asimilamos diferente y quemamos las grasas, diferente.

Entonces, ¿de qué me sirve saber que yo tengo sobrepeso porque vivo un miedo a ser abandonada, porque vivo defendiéndome de mi entorno agresivo, porque quiero aparentar ser fuerte ante mi padre o mi madre, si no hago nada por mantener una disciplinada actividad física o no tengo el interés de comer alimentos saludables?

En Biodescodificación podremos saber a qué emoción responde mi sobrepeso, podremos descubrir de qué vivo protegiéndome, y si me esfuerzo un poco más, podré identificar por qué rechazo hacer ejercicio, pero de verdad, la Biodescodificación sólo está para decirnos lo que “debemos cambiar” en nuestro comportamiento, en nuestras reacciones, en nuestras creencias. Y una vez que hemos encontrado las razones emocionales, tendremos forzosamente, que hacer cambios en nuestra vida, en nuestros pensamientos, en nuestras actitudes. Y a la vez, deberemos modificar el aspecto ejercicio y el aspecto alimentación.

Porque bajar de peso no consiste en encontrar esa pastilla milagrosa que tomada todos los días me queme la grasa para que yo pueda seguir comiendo postres, papas fritas o chocolates.
No se trata de tomar una pastilla que me haga olvidar mi hambre para que cuando yo coma algo, sea un producto procesado con glutamato monosódico, un pollo con hormonas o una barrita de cereal con aceite de palma o amarillo 5.

Llegó la hora de tomar al toro por los cuernos, porque es bien fácil navegar con la bandera de “pobre de mí, por más que me esfuerzo no puedo bajar ni un gramo”, para que todos los días nos vayamos a dormir sin haber hecho nada nuevo o diferente. Sin haber intentado un gran cambio.

Dime cuántos kilos pesas y te preguntaré cuántas horas diarias haces ejercicio y cuál es tu rutina.
Dime cuántos kilos pesas y te preguntaré qué alimentación llevas a diario.
Porque si tu vida es estar sentada o sentado frente a una computadora 8 horas y sólo caminar al baño o a la cocina o al coche, estamos un poco lejos de lograr bajar más de 5 kilos matándonos de hambre y siempre con el riesgo de recuperarlos en un fin de semana.

Bajar de peso además, es algo progresivo. Es un cambio desde adentro y te puedo decir que harán falta alrededor de 6 meses, para que comiences a ver resultados permanentes.
Por lo que si eres una persona que busca bajar de peso un jueves y ser delgada el siguiente lunes, nomás no se va a poder.

Bajar de peso, cuando los kilos encima son más de 10, requiere de esfuerzo, de constancia, de disciplina.
Porque ya no eres la o el adolescente que podía comer de todo sin subir de peso.
Porque ya no tienes la actividad física que tenías de joven, cuando no te detenías ni a comer por estar completamente enfocado en otras cosas.
Debes asumir que como adulto, tu actividad física ha disminuido casi un 80%, por lo tanto, estás comiendo 80% más energía de la que realmente necesitas “para no hacer nada”.

Porque debe existir un cambio de alimentación, un equilibrio en la alimentación, un horario para realizar ejercicio y rutinas fijas que te permitan moldear tu cuerpo.
Y no se trata de hacer ejercicio sólo el sábado o sólo el domingo. Eso no sirve y además es sumamente peligroso. Se trata de movernos todo el tiempo, todos los días.

Ya no eres la niña o el niño que podía brincar media hora sin cansarse. Ya no eres el jovencito o la jovencita que podían andar en bicicleta por varias horas todas las tardes. Ya no eres el adolescente que bailaba, corría, brincaba y todavía tenía energía para nadar y jugar un partido de futbol.

Así que si bien puedes analizar el por qué subiste de peso al casarte, al tener hijos, al ser despedida, al irte a vivir a otra ciudad o al divorciarte, deberás analizar por completo todos los elementos que pueden sumar a tu sobrepeso.
Tomando en cuenta claro, que en la actualidad, el 90% de los alimentos procesados son tóxicos. Tienen químicos que promueven tu hambre, tus antojos, tus ganas de consumirlos.
Deberás tomar en cuenta que la famosa “pechuga de pollo asada”, ahora es pollo tratado con hormonas e inyectado con solución salina para parecer “más carnoso”, por lo que de entrada te digo: no es saludable.

Entonces, si tu intención es realmente bajar de peso, recuperar tu peso perfecto o perder para siempre esos kilos que has acumulado con el paso de los meses o los años, comienza por encontrar la causa emocional. Con tus datos de vida, con tu árbol genealógico, con tu Proyecto Sentido.
Luego de eso y cuando ya tengas clara la causa emocional, busca un ejercicio que realmente te apasione para “jamás dejarlo” o bien, ahora busca la razón por la que rechazas hacer ejercicio. Y no se trata de que te inscribas a un gimnasio carísimo, para dejar de ir al tercer día, no.
Tal vez lo tuyo sea “bailar”. Entonces recopila dos horas de música bailable, que te haga sudar, que te provoque dar vueltas, brincar, etc. Y pon una hora al día, fija, en donde bailes sin parar.
Será algo divertido y verás en 6 meses, que tus músculos, tu ánimo, tus huesos, tu metabolismo, han cambiado.

Ahora revisa lo que compras para comer y equilíbralo.
¿Te gustan las papitas fritas? Compra papas naturales y tú misma prepáralas con poca grasa. Come cereales naturales, frutas, pastas, verduras y vete alejando poco a poco de las carnes y los lácteos, que sólo te inflaman y bloquean un correcto tu metabolismo.

Deja de esperar que “algo” del exterior, venga a bajarte de peso. Sólo tú puedes terminar con tu sobrepeso si realmente es tu intención y estás dispuesto a todo por ello.
Deja de esperar que los kilos que subiste en meses, desaparezcan en un fin de semana.

Averigua la razón emocional y luego de ello pon manos a la obra.
Bajar de peso es un trabajo integral que claro incluye conocer la emoción que lo detonó, pero que para solucionarlo, requiere de tu ESFUERZO Y CONSTANCIA.
Y recuerda, planta en tu cabeza la idea de una vez, de que bajar de peso es un proceso de 6 meses. Para que desde el inicio, vayas sin prisa, sin desesperarte, para que no abandones.

Averigua sobre ejercicios, averigua cómo modelar tu cuerpo, averigua qué alimentos son mejores para que desarrolles músculos, fortalezcas huesos, o para que sólo definas figura. Averigua qué alimentos son mejores cuando tu deseo es quemar grasas, averigua qué ejercicios son mejores para definir abdomen, etc.
Investiga, lee, busca, pregunta!
Enfócate, aplícate, pon de tu parte!

Así como subir de peso te llevó meses y hasta años, permanece consciente de que bajarlos será casi el mismo tiempo con la ventaja de que si añades cambio de alimentación más ejercicio, será menos tiempo y habrá un efecto permanente.

El sobrepeso es un problema mundial, ocasionado sí por alimentos tóxicos y procesados, mezclados con una vida sedentaria, eso deberás aceptarlo.
Descubrir la emoción o el conflicto emocional que ocasionó que comenzaras a subir de peso sin parar es fácil de identificar, lo difícil pero no imposible, será que comprendas que hasta que no “te muevas” y no modifiques tu manera de alimentarte, todo seguirá igual.

Mira a tu alrededor, mira la energía que tiene un niño, un adolescente. Mira cuánto se mueven, mira cómo corren, mira como brincan, se agachan y se arrastran. Ellos sí queman la energía que ingieren.
En la medida de tus posibilidades, intenta hacer lo mismo. Finalmente todo cambio, será únicamente para tu beneficio.

Así las cosas…


Elizabeth Romero Sánchez y Edgar Romero Franco.
Akasha Sanación Integral

viernes, 9 de febrero de 2018

CAMPO MENTAL, MIRADA A LA DESCODIFICACIÓN BIOLÓGICA


► Imaginemos que nuestro campo mental se densificara y tomara forma, se asemejaría a una especie de esfera alrededor nuestro, vamos a decir de un metro de distancia de cualquier punto de nuestra superficie corporal. En ese espacio están adheridas nuestras creencias, las emociones sentidas a lo largo de toda nuestra existencia y por supuesto nuestro querido inconsciente, que es tan sólo aquello que desconocemos de nosotros mismos, pero que tiene un gran peso en esa esfera.

Cada palabra que sale de nuestra boca, cada gesto de nuestro cuerpo es un reflejo de ese campo mental que nos sigue a todos lados, porque emana de nuestro interior. Si dentro de él hay miedo, incluso al pronunciar las sílabas, nuestra barbilla temblará; si portamos rabia, nuestras manos estarán apretadas, dispuestas a golpear en cualquier momento; y nuestro caminar será una metáfora de la manera que tenemos de estar en la vida.
Algunas personas van ligeras como el viento, sin apenas plantar los pies en el suelo y otras en cambio arrastran los zapatos, como si fuera demasiado equipaje el que llevan.Cualquier movimiento que hacemos, cualquier comentario expresa nuestro pasado, el contenido de ese campo mental. Y por si esto no fuera lo suficientemente asombroso, esa esfera se comporta como un imán atrayendo personas y circunstancias acordes con su contenido. Y el miedoso se topa con aquello que teme, y el rabioso con personas que despiertan esa rabia y aquel que arrastraba los zapatos, sólo encuentra nuevas cargas que transportar. Y el interior se va haciendo cada vez más denso, y cada vez hay menos espacio para algo nuevo, para nuevas creencias, para nuevas experiencias.
► Nuestra forma de comportarnos, la manera de estar en el mundo es sólo una prolongación de la información que porta nuestro campo mental. 
Trabajo en una clínica veterinaria y a veces ocurre algo extremadamente curioso: cuando los clientes entran en la consulta y me cuentan a qué han venido, sus campos mentales se hacen nítidos gracias a la interacción con sus mascotas. Si no fuera por este pequeño detalle, no me sería posible ver su contenido.

Pero ahí está ese hombre de dos metros de altura, fornido, que sujeta un cachorro envuelto en una mantita con dibujos de fresas. Lo primero que me cuenta, sin yo preguntar, es que está muy pendiente del perrito porque está separado y sus hijos viven con su madre. Lo siguiente es que lleva dos noches durmiendo en el sofá porque nota triste a Kaytek y no quiere dejarle solo. Reviso al perrito y no le encuentro nada: tiene apetito, la temperatura es normal y sus cacas son perfectas, pero el dueño cree que está triste. Y no puedo dejar de pensar que en los libros de medicina interna no aparecía la tristeza como síntoma, en ninguno de los que estudié. Y me pregunto, ¿de quién está hablando este hombre?, ¿quién necesita cuidados?
                                                       

Hay un anciano entrañable que me viene a ver, como mínimo cada tres meses, para desparasitar a Nala. Si no le aviso religiosamente para recordarle las vacunas, aparece en la sala de espera enfadado, muy enfadado y me explica que no quiere que le “falte de nada” a su perrita y que “es capaz de quedarse sin comer” para que ella tenga puestas todas sus vacunas. Usa siempre estas mismas palabras. Palabras que yo había escuchado en innumerables ocasiones, sin darles mayor importancia aunque me resultaba algo exagerado por su parte, que tuviese que quedarse sin comer para que su perrita no pasara ninguna necesidad. Sin embargo todo tuvo sentido cuando me enteré, por boca de su mujer, que había sido ingresado para operarle de cáncer de hígado. El hígado es el órgano de reserva, la carencia de comida vivida como estrés biológico pone en marcha la solución ganadora del cáncer de hígado. La falta y la carencia eran algo denso en su campo mental, tan denso, que sin querer, lo expresaba cada vez que hablaba de su preciosa Nala. En ese interactuar con el animal, interactuaba con su propio inconsciente, dejando salir el resentir que se filtraba por cada poro de su piel.
Y a pesar del fatal desenlace, a pesar de estar ciegos y sordos ante nuestra esfera mental, me alegra saber que al menos empezamos a comprender los síntomasempezamos a responsabilizarnos de nuestras enfermedades y a tomarnos en serio nuestros conflictos emocionales . . . 
. . . y tal vez algún día no será necesario descodificar tumores, no será necesario ir al terapeuta con un diagnóstico de enfermedad terminal porque mucho antes habremos visto nuestra barbilla temblar, sentido nuestras manos apretadas y habremos detenido nuestro caminar para preguntarnos por qué arrastramos los pies, si la vida es realmente maravillosa.

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