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martes, 5 de diciembre de 2017

Esto es lo único realmente importante (lo que la Muerte le enseñó a un joven brahmán)

Uno de los episodios más entrañables de la historia de la filosofía de la India -la visita de un joven brahmán a la Muerte- contiene una preciosa enseñanza sobre lo verdaderamente trascendental

 

El profesor Surendranath Dasgupta, autor de una ambiciosa y generalmente brillante historia de la filosofía de la India, señala en su capítulo sobre las enseñanzas de los Upanishads, los textos que revelan los secretos de los Vedas, orientados a buscar el camino del jnana (el conocimiento):

La emancipación es la meta natural y única del ser humano porque representa su naturaleza y esencia. Es realizar [hacer real] nuestra propia naturaleza lo que se llama emancipación. Ya que desde el principio y por siempre somos nuestra propia naturaleza esencial y por lo tanto [estamos] emancipados, lo único necesario para nosotros es saber lo que somos.

Así, lo único realmente importante es conocernos a nosotros mismos, todo lo demás son distracciones y obstáculos que prolongan nuestro sonámbulo y errático vagar por el mundo cíclico, donde el sufrimiento es la norma. El profesor Dasgupta entiende que este es el tema fundamental del Katha Upanishad, en el que el joven brahmán (brāhmaṇa en sánscrito) Naciketas tiene un intercambio memorable con la Muerte. Este es uno de los episodios más famosos en la historia de la literatura sánscrita y es considerado como la esencia de las instrucciones para alcanzar (o reconocer) el Atman, el alma inmortal que es la realidad intrínseca de todas las cosas, libre de todo sufrimiento, dicha inmaculada.

Como en toda historia clásica de instrucción esotérica, Naciketas, al ser enviado a la Muerte, a Yama, quien conoce lo que está más allá de lo perecedero, de lo mundano (todo lo que devora), debe probar su valor, su renuncia y su fe. Sólo así podrá acceder a la recompensa última que es la sabiduría. De entrada Naciketas muestra algo de su talante, al esperar a Yama haciendo un ayuno de 3 días en su morada. La Muerte, en recompensa a esta acción, le ofrece cumplirle tres deseos. Primero Naciketas resuelve su deuda con su padre y le pide a la Muerte que Gautama (su padre) olvide su enojo y se complazca de sus actos. Con esto muestra respeto a las normas brahmánicas y también simbólicamente se libera de su karma, lo que de alguna manera le permite acceder a un conocimiento más sutil y puro.

El segundo deseo es conocer el secreto "del fuego que conduce al cielo". Este fuego en la tradición védica es el sacrificio y la concentración ascética de la atención, "tapas". Yama la explica que el fuego "es el comienzo de este mundo", es la sustancia del sacrificio con el que se creó el mundo y es la llave también para alcanzar lo divino: "Este fuego es el medio para alcanzar el mundo infinito y también su fundamento, entiéndelo como asentado en la caverna del corazón". Yama luego le enseña a Naciketas a preparar el sacrificio del fuego.

Para su tercer deseo, donde se concentra la esencia de la enseñanza, Naciketas le pide a Yama conocimiento sobre la naturaleza del alma y si ésta subsiste a la muerte, una pregunta ciertamente pertinente pero que exige a la Muerte revelar su más celoso secreto. Mientras que los anteriores deseos habían sido cumplidos sin ningún reparo, en este caso Yama se muestra reticente. Le ofrece, en cambio, hacerlo príncipe del mundo y brindarle riquezas y placeres: "mujeres deliciosas con carros e instrumentos musicales", placeres a los cuales los mortales no acceden... Pero el joven muestra una madurez inusitada: "Las cosas de los mortales son efímeras, oh Antakr, y agotan el brillo de los sentidos. Incluso el calor de todos los sentidos se agota. Incluso una vida entera es deleznable. ¿Carros? ¿Danzas y canciones? Contigo toda vida es corta. La recompensa que deseo es lo que he dicho". A lo que Yama responde:

“Una cosa es buena, otra es placentera. Bienaventurado es aquel que elige la buena; aquel que elige el placer se desvía de su meta. Pero tú, habiendo considerado los objetos del deseo, los has abandonado. Estas dos, la ignorancia (cuyo objeto es lo placentero) y la sabiduría (cuyo objeto es lo que es bueno), son conocidas por ser opuestas y llevar a diferentes metas. Creyendo que este mundo existe y no el otro, el joven descuidado cae una y otra vez en mi dominio... El conocimiento que tú has pedido no se obtiene a través del raciocinio. Yo sé que la felicidad mundana es transitoria puesto que lo firme no será obtenido por lo que no es firme. El sabio, al concentrarse en el alma, conociendo aquello que es duro de aprehender, abandona tanto la alegría como el sufrimiento. Tú, Oh Naciketas, eres como una casa cuya puerta está abierta al Brahman [el Ser universal, la Verdad Absoluta]. Brahman es inmortal, quien sea que lo conozca obtiene todo lo que desea. El sabio no nace; no muere; no es producido de ninguna parte. Nonata, eterna, el alma no muere, aunque se mate al cuerpo; más sutil que lo sutil, más grande que lo grande, sin moverse viaja lejos, inmóvil alcanza la totalidad. Pensando en el alma como incorpórea entre cuerpos, firme entre cosas impermanentes, el sabio se libera de todo sufrimiento. El alma no puede alcanzarse con elocuencia, entendimiento o aprendizaje. Sólo puede alcanzarse por aquel a quien ella elige. A él le revela su propia naturaleza.”

La anterior es una traducción de lo expuesto sobre el Katha Upanishad por Dasgupta en el primer tomo de su Historia de la filosofía de la India y contiene lo esencial en términos filosóficos de lo que Yama le dice a Naciketas, si bien no incluye la instrucción completa más esotérica para alcanzar el Atman, que es parte de una enseñanza yóguica para conducir la energía por el canal central, desbloquear los nudos del corazón y separar al alma o al ser (purusha) del cuerpo. De cualquier manera esta enseñanza más esotérica necesita, para aplicarse, de la instrucción oral precisa de un gurú. Dasgupta explica el último enunciado:

Siempre que el Sí mismo [Self] se identifique con sus deseos actúa en concordancia con ellos y cosecha sus frutos en el presente y en vidas futuras. Pero cuando llega a conocer la verdad más alta de sí mismo [de su ego], que él mismo es la esencia más alta y el principio del universo, lo inmortal e infinito, deja de tener deseos, y alejándose de los deseos realiza la verdad última de sí mismo en su propia infinitud. El hombre es, como si fuere, el epítome del universo y contiene dentro de si los constituyentes del cuerpo groso (annamaya kosa), las funciones vitales (pranamaya kosa), el deseo y la voluntad (manomaya) y los pensamientos e ideas (vijnanamaya), y hasta que se mantenga a sí mismo en estas esferas y atraviese por una serie de experiencias en esta vida y en vidas siguientes, estas experiencias obedecen a sus deseos y en ese sentido son creadas por él mismo. Sufre placeres y dolores, enfermedad y muerte. Pero si se retira de éstas hacia su verdadero ser inmutable, existe en un estado de unidad con su experiencia y no hay cambio ni movimiento. Lo que es este estado no puede explicarse por medio de conceptos. Uno sólo puede indicarlo apuntando que no es ninguno de los conceptos que pueden encontrarse en el conocimiento ordinario; no es nada de lo que uno conoce como esto o esto otro (neti neti). En este infinito y verdadero sí [Atman] no hay diferencia, no hay diversidad, no hay yo o tú. Es como un océano en el cual toda nuestra existencia fenoménica se disolverá como un grano de sal en el agua.


Fuente: Pijamasurf

¿PROBLEMAS CON TUS HIJOS?


Los hijos no aprenden de lo que les dices y enseñas, aprenden de lo que tú haces.

Si quieres que te respeten, debes respetarte tú primero.
Si quieres que cuiden su salud, debes cuidar tú la tuya.

No puedes pedirles honestidad, mientras tú dices una cosa y piensas otra.
Si quieres que confíen en tu palabra, no los engañes y cumple lo que prometes.

Pretendes que sean sinceros mientras a ti te escuchan excusarte con mentiras cuando no te apetece algo.

Quieres que sepan gestionar sus emociones y tú eres el primero que se ve abrumado por ellas.

Pretendes que sean limpios y ordenados mientras te ven tirar papeles al suelo en la calle.

Hay tantas cosas que les pedimos y no hacemos…

►Tú eres el espejo en el que se miran, si tienes un “pequeño demonio” en casa, mira tu vida y asume tu responsabilidad.

Lo fácil es pensar que el problema lo tienen ellos.


Y aún así has de saber que no tienes ninguna garantía de que sean como tú quieres.


Que por mucho que te empeñes trazarán el camino que han venido a vivir.


Tus hijos no son tuyos, al igual que tú, son seres espirituales viviendo su experiencia de vida, te guste o no.



Gemma Pitarch


https://gemmapitarch.com
biodescodificacionenmallorca.com

viernes, 1 de diciembre de 2017

Aprecia los gestos llenos de amor de las personas que te rodean


No hacen falta las palabras para demostrar amor de verdad, de ese que nos eriza la piel y nos abraza el alma. Hay muchos gestos llenos de amor que nos ofrecen las personas que nos quieren que pasan desapercibidos, pero que contribuyen a sentirnos mejor.
Una mirada sincera, unos minutos de silencio o simplemente cogernos de la mano.Pequeños detalles en forma de actos que hacen poco ruido, pero que se hacen sentir tanto que a veces, hasta nos recomponen por dentro.
“Millones y millones de años y todavía no tengo suficiente tiempo para describir ese pequeño instante de eternidad en que colocas tus brazos alrededor mío y yo coloco mis brazos alrededor tuyo.”
                                                                     Jacques Prévert

El arte de dar amor

Dar amor, así sin más. Porque lo sientes, porque te lo pide el cuerpo y porque no hay forma más bonita de conectar con alguien. Es el maravilloso arte que practican muchas personas, pero que no todas saben apreciar.
Quienes saben dar amor, no esperan nada de vuelta porque su único objetivo es regalar afecto. Son artesanos de la felicidad, la calma y las buenas relaciones. Personas mágicas que transforman un día común en algo extraordinario.
Su arma secreta son los gestos llenos de amor procedentes de su corazón noble. Ofrecen su hombro a quien lo necesiten. Son el sostén de quien se tambalea y escuchan a todo aquel que siente su mundo derrumbarse sin percibir salida.
Las personas que saben dar amor vuelcan todos sus sentidos hacia los demás. Saben conectar y leen en silencio las emociones de los demás. Son auténticos magos de la felicidad, la calidez y el afecto.
“Hay que fijarse en los detalles. Ellos siembran nuestra vida de piedrecitas que nos guían”.
                                                        Katherine Pancol

Sentirse querido sin olvidar lo importante

Sentirnos queridos es una de las sensaciones más bonitas que podemos experimentar.Saber que el otro quiere vernos, hablar y disfrutar su tiempo con nosotros son los mejores regalos que pueden ofrecernos. Aunque a veces nos parezcan insuficientes e insignificantes.
Tenemos la mala costumbre de ignorar los pequeños detalles que los demás nos regalan a diario. Esos gestos llenos de amor que de forma deliberada tienen con nosotros y que en ocasiones, vemos como una obligación hacia nosotros.


Si alguien nos regala afecto y éste es correspondido, lo menos que podemos hacer es ignorarlo. Quizás no cumpla nuestras expectativas o no sea como esperábamos, pero eso no resta valor a lo que nos ofrecen.
En el amor hay que aprender a descifrar al otro y esto también implica aprender cómo comunica su afecto. Saber que ocupamos la mente de otra persona es reconfortante, pero no es suficiente para construir una buena relación. No podemos convertirnos únicamente en receptores de amor.
Un gesto no solo implica la intención del otro, sino también el regalo de su tiempo y en definitiva, de parte de su vida. Por eso es necesario apreciarlos, agradecerlos y de algún modo, hacerle saber al otro que los valoramos.

18 gestos llenos de amor

►“He aprendido que la gente olvidará lo que dijiste,
también olvidará lo que hiciste,
pero nunca olvidará cómo la hiciste sentir”
                                                                       Maya Angelou

 A nuestro alrededor suceden constantemente un gran número de gestos llenos de amor. Detalles que no valen nada, pero que marcan la diferencia. Son capaces de revertir situaciones, sacar sonrisas e inundar el alma de energía positiva.
Suceden en todas partes, a cada segundo… Tan solo tenemos que estar atentos para darnos cuenta. Algunos de ellos son:
  • Un abrazo fuerte y cargado de sentimientos capaz de recomponer cualquier herida.
  • Una mirada de complicidad.
  • Una sonrisa de esas que dicen “estoy aquí, contigo y me encanta tu compañía“.
  • Un regalo porque sí. Sin fechas señaladas ni días marcados.
  • Un mensaje divertido escrito en un post-it en cualquier lugar de paso.
  • Poner tu canción favorita porque sabe que te encanta y mejorará tu mañana.
  • Una dulce y suave caricia.
  • Decir “me alegro mucho por ti” emocionado.
  • Mirarte con admiración a través de esos ojos brillantes.
  • Un “buenos días“, “buenas noches” o “que tengas un buen día“.
  • Acompañarte en tus momentos importantes.
  • Coger tu mano para que no te sientas solo, sino acompañado.
  • Mostrar interés por lo que haces; por eso que para ti es el motor de tu vida.
  • Escuchar tus risas, secar tus lágrimas y advertirte cuando cree que corres peligro.
  • Dedicarte unos minutos, a pesar de ir a contrarreloj.
  • Acompañarte sin pedirlo, porque sabe que lo necesitas.
  • Estar a tu lado cuando hay sol, lluvia e incluso tormentas.
  • Hablar contigo cuando has cometido un error. No para decirte que lo has hecho mal, sino para recordarte que de todo se puede aprender.
Podríamos seguir con muchos más… La lista es interminable. Cuando el amor es el impulso para actuar, las posibilidades son infinitas.
Saber regalar gestos llenos de amor es un arte. Una especie de magia que los demás nos regalan y que tenemos que saber apreciar. Porque dar afecto significa respetar, compartir y transformar. El detalle más bonito que tenemos que aprender a valorar.

Psicología/Gema Sánchez Cuevas
https://lamenteesmaravillosa.com

martes, 28 de noviembre de 2017

ÁMATE, HAZLO AHORA




►No te critiques, cuando te criticas, tus cambios son negativos. Cuando te aceptas, tus cambios son positivos. Las críticas nunca cambian nada. Acéptate exactamente como eres ahora.

1. NO TE DES MIEDO A TI MISMO. Deja de asustarte con tus propios pensamientos. Esa es una manera terrible de vivir. Busca una imagen mental que te guste y sustituye tu pensamiento aterrador por una imagen de placer.

2. SÉ AMABLE Y PACIENTE CONTIGO MISMO. Sé delicado y amable contigo mismo. Ten paciencia mientras aprendes nuevas formas de pensar y cambias viejos hábitos de conducta. Trátate como si fueras alguien a quien realmente quieres.

3. SÉ AMABLE CON TU MENTE. El odio hacia uno mismo es sólo odio a los propios pensamientos. No te odies ni te hagas daño por tener esos pensamientos, ámate a ti mismo cambiándolos suavemente.

4. ELÓGIATE. La crítica destruye el espíritu y la energía interna. El elogio y la valoración lo construyen. Elógiate todo lo que puedas. Reconoce lo que estás haciendo bien en cada pequeña cosa.

5. DATE APOYO. Encuentra formas de apoyarte a ti mismo. Busca amigos y permite que te ayuden. Ser fuerte es saber pedir ayuda cuando se necesita. Aprende a pedir para que los demás puedan aprender.

6. AMA TU NEGATIVIDAD. Reconoce que la has creado para cubrir una necesidad. Ahora estás encontrando nuevas y positivas manera de cubrir estas necesidades. Por lo tanto, puedes dejar marchar, con amor, tus viejos patrones negativos.

7. CUIDA TU CUERPO. Aprende sobre nutrición. ¿Qué clase de alimentos necesita tu cuerpo para tener el máximo de energía y vitalidad? Aprende sobre ejercicio. ¿Qué clase de ejercicio puedes disfrutar? Ofrécete tiempo para descansar, aprende a relajarte física y mentalmente. Ama el templo en el que vives.

8. UTILIZA EL ESPEJO. Mira a menudo al interior de tus ojos. Expresa tu creciente sentimiento de amor hacía ti mismo mirándote en el espejo. Habla a tus padres mirándote en el espejo. Perdónales también. Al menos una vez al día dí: "Te quiero, te quiero tal como eres".

9. ÁMATE, HAZLO AHORA. No esperes a que las cosas te vayan mejor, te encuentres bien, tengas pareja, trabajo o hayas adelgazado. Empieza ahora y hazlo lo mejor que puedas.


Louise L. Hay

lunes, 23 de octubre de 2017

La pareja que escoges representa una relación proporcional al amor que te tienes


Las parejas que nos permitimos son el reflejo de lo que llevamos en nuestro interior, hablan un poco de lo que somos, de lo que tememos, de lo que nos gusta y de lo que debemos trabajar. Siempre nuestras creencias en relación a lo que merecemos se manifiestan en nuestra vida, en nuestro entorno, en la congruencia entre lo que decimos querer y lo que realmente queremos.
Algunas veces no llegamos a decirlo, pero cada uno de nosotros, por más seguro que se proyecte, por más capaz y cómodo que se sienta, puede llevar consigo creencias que nos perjudiquen, complejos o limitaciones que se tornen en contra al momento de seleccionar una pareja.
Quizás nos sentimos mayores, no tan atractivos, gordos, poco inteligentes, malgeniados, intolerantes o cualquier otro atributo que sintamos que debamos bajar el nivel de las expectativas de lo que merecemos en el amor.

Probablemente carguemos a cuestas ideas distorsionadas que aunque carezcan de sentido si las racionalizamos, pero que de igual manera pueden influir de forma negativa en nuestras vidas en cualquier ámbito, especialmente en las relaciones que escogemos.
Todas las personas que tocan nuestras vidas lo hacen por algún motivo, nosotros nos quedamos con algo de ellas y ellas con algo nuestro, nadie lo hace de manera casual o aleatoria. A veces sentimos que alguien que está a nuestro lado es completamente inadecuado para nosotros y pensamos que nos hemos equivocado en la selección, pero lo que debemos hacer es justamente darnos cuenta de esa persona está mostrándonos algo y a veces ese algo es que no nos valoramos y nos estamos conformando con relaciones mediocres, con relaciones que dañan, con relaciones que nos avergüenzan, solo por albergar creencias que sí son inadecuadas en nuestras vidas.
A veces aspiramos poco por creernos poco, sentimos que lo que llamamos éxito, le pertenece a unos cuantos, que no tenemos las condiciones necesarias para llegar a donde queremos o simplemente no llegamos a arriesgarnos para ir por lo que queremos, generalmente por el miedo a fracasar.

Pero debemos considerar que el verdadero fracaso se materializa cuando nos conformamos, cuando no nos sentimos a gusto y no hacemos nada por cambiar esa realidad o al menos la manera de enfocar las cosas. El verdadero fracaso es llegar al fin de nuestros días sintiendo que desperdiciamos la vida en un sitio que nos correspondía, con las personas “equivocadas”, haciendo cosas diferentes a las que nos hacían vibrar el alma.
Ámate como a nadie, respétate, proyéctate y verás cómo tendrás a tu lado una persona tan especial que verás como la compañía perfecta para este trayecto llamado vida.

Sara Espejo
https://rincondeltibet.com

sábado, 21 de octubre de 2017

Soltar no es decir adiós, sino gracias


Muchas veces cuando hablamos de soltar, nos viene a la mente un adiós, un desprendimiento o separación de algo o alguien que nos haya mantenido atados a una situación. Pero debemos considerar que el verdadero acto de soltar, cuando lo asumimos desde lo más profundo de nuestro ser, es aquel que viene cargado de agradecimiento.
El agradecer por una situación que no nos ha agradado, que aún nos duele o que sentimos nos ha generado de alguna manera alguna consecuencia negativa, requiere de mucha sabiduría, requiere aceptación, entendimiento e inclusive fe.
Lo primero que debemos hacer es tratar de concientizar que cada situación que se nos presenta en la vida, de una forma u otra la hemos atraído, la necesitamos para poder avanzar o sanar nuestras heridas pasadas. Cuando entendemos esto, se nos hace más sencillo encontrar la relación entre diferentes acontecimientos de nuestras vidas, los nexos con determinadas personas y los pasos dados.

Ciertamente los puntos se unen hacia atrás, a medida que avanzamos en la vida es que se nos hace posible hacer una relación  precisa entre las diferentes estaciones de nuestro trayecto. Inclusive esto solo sería posible si nos lo planteásemos justo en el fin de este recorrido.
No es necesario ir haciendo conjeturas, ni trabajando cómo detectives tratando de descifrar cómo ha influido en nuestras vidas alguien en particular, o quizás tratar de darle sentido a un viaje realizado o ese trabajo que no tomamos… Solo basta con entender que todo está ocurriendo por un motivo y que cada paso que damos es el que necesitamos en ese determinado momento.
Cuando algo acaba, acaba, no debemos darle más vueltas, no debemos perder más tiempo. Todos sabemos en el fondo cuándo hemos hecho suficiente, cuándo hemos dado todo lo que podíamos, cuándo hemos llegado a límites de tolerancia, de respeto, de tiempo o cualquier otro que acote nuestra permanencia en una situación.

El aferrarnos hace que vivamos con un sufrimiento potencial o activo a cuestas. Mientras que el soltar nos libera, descargamos esa carga emocional que venimos llevando para viajar un tanto más ligeros. Por lo general sustituimos una carga por otra, pero con el paso del tiempo vamos aprendiendo que quedarnos sin equipaje es lo mejor y nuestra práctica de soltar se vuelve cada vez más eficiente. Pero esto solo se logra con la práctica.
El agradecer siempre marcará la diferencia entre hacer algo desde el ego o hacerlo desde el corazón, lugar donde suceden las cosas más maravillosas y mágicas que puedan tener lugar en nuestras vidas. Aprende a agradecer de corazón y estarás cerrando realmente cualquier ciclo que haya resultado difícil para ti.

Sara Espejo
https://rincondeltibet.com

sábado, 30 de septiembre de 2017

5 pasos para sanar nuestras heridas emocionales


Las experiencias dolorosas que desarrollamos a lo largo de nuestra vida conforman nuestras heridas emocionales. Estas heridas pueden ser múltiples y podemos llamarlas de muchas formas: traición, humillación, desconfianza, abandono, injusticia…
No obstante, debemos de hacernos conscientes de nuestras heridas emocionales y evitar maquillarlas, pues cuanto más tiempo esperemos a sanarlas más se agravarán. Además, cuando estamos heridos, vivimos de forma constante situaciones que tocan nuestro dolor y hacen que nos pongamos múltiples máscaras por el miedo a revivir nuestro dolor.
Así es que, a continuación, os mostramos 5 etapas que necesitamos experimentar para sanar nuestras heridas emocionales:

1- Acepta la herida como parte de ti mismo

La herida existe, puedes estar o no de acuerdo con el hecho de que existe pero el primer paso es aceptar esa posibilidad.  Según Lisa Bourbeauraceptar una herida significa mirarla, observarla detenidamente y saber que tener situaciones que resolver forma parte de la experiencia del ser humano.
No somos mejores o peores solo porque algo nos haga daño. Haberte construido tu coraza de protección es un acto heroico, un acto de amor propio que tiene mucho mérito pero que ya ha cumplido su función.
Es decir, te protegió de los ambientes que te dañaron pero, una vez que la herida está abierta y la puedes ver es momento de pensar en sanarla. Aceptar nuestras heridas resulta muy beneficioso entre otras cosas porque nos ayudará a no querer cambiarnos a nosotros mismos.

2- Acepta el hecho de que lo que temes o reprochas, te lo haces a ti mismo y a los demás

La voluntad y la decisión de sobreponernos a nuestras heridas es el primer paso hacia la paciencia, la compasión y la comprensión con nosotros mismos. Estas cualidades que desarrollarás para ti mismo, irás desarrollándolas para con los demás, lo que alimentará tu bienestar.
A veces no nos damos cuenta de que ponemos nuestras expectativas vitales en los demás, esperando que suplan nuestras carencias y que colmen nuestras esperanzas. Lo cierto es que nuestro comportamiento lleva a anular nuestras relaciones y gran parte de nuestra vida, generando gran malestar porque los demás no responden como esperamos.

3- Darte el permiso para enfadarte con aquellas personas que alimentaron esa herida

Cuanto más nos dañen y más profundas sean nuestras heridas, más normal y humano resultará culpar y sentir enfado hacia quien nos perjudicó. Date permiso para enfadarte con ellos y perdónate a ti mismo.
De lo contrario, desahogarás todo ese rencor contigo mismo y con los demás, pues si lo haces es como si estuvieras arañando tus heridas de forma constante. Sentirse culpable dificulta el perdón pero liberarnos de esa culpa y el rencor es la única forma de sanar nuestras heridas.
También es necesario perdonar, pues debemos aceptar que las personas que hieren es probable que lleven dentro un profundo dolor. Nosotros mismos dañamos a los demás con las máscaras que nos ponemos para proteger nuestras heridas.

4- Ninguna transformación es posible si no se acepta previamente la herida

Estas heridas emocionales te van a enseñar algo, aunque es probable que te cueste aceptarlo porque nuestro ego crea una barrera de protección bastante eficaz para ocultar nuestros problemas.
Lo cierto es que, normalmente, el ego quiere y cree tomar el camino más fácil pero en realidad nos complica la vida. Son nuestros pensamientos, reflexiones y actuaciones los que nos la simplifican, aunque nos parezca demasiado complicado por el esfuerzo que requiere.
Intentamos esconder la herida que más nos hace sufrir porque tememos mirar de frente a nuestra herida y revivirla. Esto nos hace portar máscaras y agravar las consecuencias del problema que tenemos; pues, entre otras cosas, dejamos de ser nosotros mismos.

5- Darte tiempo para observar cómo te has apegado a tu herida en todos estos años. 

Lo ideal es deshacernos de estas máscaras cuanto antessin juzgarnos ni criticarnos, pues esto nos permitirá identificar cómo debemos tratar nuestras heridas para sanarlas.
Es posible cambiar de máscara en un mismo día o llevar la misma durante meses o días. Lo ideal es que seas capaz de decirte a ti mismo: Vale,  me he colocado esta máscara y la razón ha sido ésta. Entonces sabrás que estás en camino y que en el resto del viaje, tu guía será la inercia que te permita sentirte bien sin ocultarte.

Psicología/Raquel Aldana
Imágenes cortesía de bruniewska y natalia_maroz
https://lamenteesmaravillosa.com

martes, 26 de septiembre de 2017

NEUROCIENCIA DEL INCIENSO: VIRTUDES PSICOACTIVAS DE ESTE INGREDIENTE RITUAL



Desde hace milenios distintas tradiciones místicas han utilizado el incienso como un catalizador de manifestaciones etéreas así como una especie de facilitador sensorial para entablar conexiones entre el mundo de la materia y el del espíritu. Sin embargo, como suele ocurrir, la ciencia había prestado poca atención a los posibles efectos neurológicos de estas sustancias. Tal vez por eso el estudio que realizaron conjuntamente investigadores de la Universidad Johns Hopkins y de la Universidad Hebrea de Jerusalén resultó particularmente innovador. 

Utilizando como muestra resina de Boswellia, árbol bastante popular en ciertas regiones de África y Arabia que ha sido tradicionalmente utilizado para extraer resina que posteriormente se quema para cobijar con su humo recintos religiosos, los investigadores comprobaron que al entrar en contacto con una persona este incienso activa canales iónicos del cerebro. El resultado de esta interacción es un estado de relajación neurológica –debilita sensaciones ligadas a la depresión y a la ansiedad.

Raphael Mechoulam, co-autora del estudio, enfatiza en el efecto neurológico del incienso, una sustancia que muchos utilizan contemplando exclusivamente su papel metafórico:
"A pesar de la información contenida en antiguos textos, la psicoactividad de los componentes de la Bosweilla no han sido investigados. Comprobamos que el acetato de incienso, un componente de resina de Bosweilla, cuando probado en ratones reduce la ansiedad y provoca un comportamiento anti-depresivo. Aparentemente en la actualidad la mayoría de los usuarios asume que el quemar incienso solo tiene un significado simbólico". 


Para determinar los efectos de esta resina sobre el sistema nervioso los científicos administraron acetato de incienso a los ratones y comprobaron que ciertas áreas de su cerebro, aquellas ligadas a los circuitos nerviosos y al manejo de emociones, respondían significativamente al estímulo –específicamente activó una proteína llamada TRPV3 que se presenta en el cerebro de todo mamífero y esta relacionada a la percepción de temperatura.

"El estudio también provee una explicación biológica a las prácticas religiosas que se han preservado a lo largo de milenios, atravesando el tiempo, la distancia, la cultura, la religión. El quemar incienso realmente te ofrece una sensación de calor y hormigueo alrededor del cuerpo" afirma emocionado el entonces Editor en Jefe de The FASEB Journal, Gerald Weissmann. 

Algo que me resulta especialmente interesante es el concebir este estudio realizado en 2008 como un episodio más de un fenómeno apasionante: la ciencia llegando a conclusiones que de algún modo las tradiciones místicas manejaban ya desde hace siglos o incluso milenios. Para entender mejor esta relación consideremos la siguiente analogía.

Podemos percibir a la ciencia y a la magia como dos hermanas que caminaban juntas. Una de ellas que manifiesta como virtudes distintivas la serenidad y la claridad se mantiene sobre el sendero cristalino mientras que la otra, inquieta y caprichosa, decide separarse para tomar otro camino, el cual resultará largo y tedioso. Miles de años después ambas se reencuentran en su destino original, y mientras que la magia arribó con milenios de anticipación, aguardando pacientemente a su 'otra yo', la ciencia decidió rodear el camino, lo cual le implicó múltiples tropiezos en buena medida detonados por su soberbia y su desconfianza – pero al parecer ese era su ineludible destino. 

►No deja de ser curioso cómo la ciencia celebra cuando comprueba metódicamente un postulado místico, olvidando que durante siglos se dedicó a descalificarlo. 

Si hace un par de décadas hubiésemos intentado explicar a un científico que el incienso tiene propiedades que van más allá de la estética sensorial, y que de manera inexplicable, pero también innegablemente, inducen condiciones propicias para la oración, el rezo, o la meditación, muy probablemente nuestra afirmación habría sido discriminada. Sin embargo hoy, luego de cinco mil años de uso del incienso en contextos espirituales –recordemos que en China hay indicios de esta práctica que datan del neolítico– celebra el haber confirmado propiedades psicoactivas de este ingrediente ritual.

Pero más allá de observar este divertido retraso científico no deja de ser reconfortante para nuestras mentes, a fin de cuentas educadas en contextos racionales, confirmar que esa seducción metafísica que hemos mantenido durante años frente al incienso en realidad responde a un tangible estímulo neurológico que favorece nuestro diálogo con el espíritu. Dejemos pues, con aún más confianza, que la efímera y ágil silueta de su humo siga abrazando nuestros espacios (como el río acaricia la tierra que atraviesa sin detener su marcha). 

Javier Barros del Villar 
para http://pijamasurf.com