A menudo vivimos la relación de pareja desde el niño interno herido, buscando inconscientemente personas que representan a papá o mamá para que llenen el vacío que éstos dejaron. Ya sea porque nos faltaron, porque fueron ausentes o porque fueron tan “grandes” que nunca pudimos alcanzarlos.
De un modo u otro buscamos a papá o mamá en la pareja.
El problema es que entonces no estamos dentro de la relación desde el papel de un adulto, si no desde un papel de “esperador”. Esperando que el otro haga o no haga, diga o no diga, que se comporte de maneras determinadas para llenar nuestras carencias.
Como un niño que espera ser amado, cuidado, atendido…
Y en la medida que vamos recibiendo lo que necesitamos, todo funciona pero cuando el otro deja de darnos lo que esperamos el mundo “se nos viene encima”. Nuestras reacciones son desproporcionadas, (como las de un niño pataleando en el supermercado), incluso más tarde podemos reconocer que nos hemos pasado, pero en el momento no lo hemos podido evitar, el niño ha tomado el control.
►Vivir la relación de pareja desde el niño interno genera una relación disfuncional, porque un niño no tiene recursos para gestionar la vida de un adulto, capacidad de ser responsable, de asumir su papel masculino o femenino, paterno o materno y esto se verá reflejado en desequilibrios emocionales y sexuales de todo tipo.
Además va a perpetuar el problema si hay hijos, pues estarán siendo educados por niños heridos y no por adultos responsables y crecerán con carencias que más tarde buscarán de nuevo en sus parejas.
Identificar tus proyecciones, hacer un trabajo con tu niño interior y colocarte en el adulto que eres, se hace necesario para que tu relación de pareja funcione.
Gemma Pitarch.
https://gemmapitarch.com/
biodescodificacionenmallorca.com
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