Si…
En mi opinión, la mayoría de los
arrepentimientos comienzan de este modo: “Si…”
Si me hubiera atrevido… Si me
hubiera callado… Si hubiera dicho… Si hubiera ido… Si hubiera tenido valor… Si…
Son una queja por una decisión
que no aparenta ser la acertada.
La vida –no paro de repetirlo- es
una continua toma de decisiones. En cada instante estamos tomando decisiones,
aunque la mayoría de las veces no somos conscientes de ello. Hace un instante has
decidido leer este artículo, pero antes había decidido que ibas a ver algo en
el ordenador, y acceder a esta web, y sentarte, y darle al interruptor de
conexión, y desayunar, y entrar en el retrete, y beber, etc.
De muchísimas decisiones que
tomamos no nos damos cuenta –las tomamos de un modo inconsciente-, pero hay
otras que tienen o pueden tener mayor trascendencia, y esas sí que nos
requieren una atenta reflexión y que la toma de esa decisión sea acertada,
porque el error lleva implícito una protesta y posiblemente un perjuicio.
CUANDO “SI…” ES UN
ARREPENTIMIENTO
¡Cuántas veces te has lamentado
por algo que hiciste o por algo que no hiciste! Supongo que varias o muchas.
Ahora, aquello ya está en el
pasado. Así que acéptalo.
Lo que pasó, pasó. Y lo que no
pasó, pues no pasó.
Si ahora tiene remedio,
arréglalo.
Si con él perjudicaste a alguien,
trata de enmendarlo.
Si estás a tiempo de volver a
hacerlo otra vez - de nuevo, pero bien- y es lo que deseas, hazlo.
Si no tiene remedio, date cuenta
de cómo te encuentras y aprende para que no te vuelva a pasar otra vez.
Aprende para que no vuelvas a
tener que pasar por este desconsuelo, esta rabia, este remordimiento.
CUANDO “SI…” ES O FUE UN MIEDO
No te dejes llevar por la pereza,
por la inseguridad o por el miedo.
Hazlo.
Atrévete.
Si hay algo que sientes que
tienes que hacer, que quieres hacer, que consideras que es correcto y justo y
es tu deseo, hazlo.
No permitas que el miedo sea
quien te lo impida.
Si es la prudencia quien te pone
trabas, y las ves suficientemente justificadas, es posible que tengas que
hacerle caso.
Si con la decisión vas a
perjudicar a alguien, valóralo.
En muchas decisiones hay daños
colaterales, o sea: algún perjudicado. Sé prudente en estos casos, pero al
mismo tiempo procura evitar que seas tú el perjudicado. Aquí no hay fórmulas
que se puedan aplicar a todos los casos, así que sé responsable y valora tu
caso, las circunstancias, y todos los detalles, y una vez que tomes una
decisión, adelante.
Haz lo que quieras hacer antes de
que se convierta en “lo que te hubiera gustado hacer”. La mayoría de las cosas
no ofrecen una segunda oportunidad.
CUANDO “SI…” ES CONDICIONAL O ES UNA EXCUSA
A veces utilizamos ese “si…” y puede ser muy correcto cuando un asunto
está condicionado por otro asunto (Si empiezo a ganar más dinero podré mudarme
a una casa mejor, por ejemplo), pero hay que valorar y tener cuidado de no
utilizarlo como un muro infranqueable (Si me toca la lotería entonces empezaré
a ser feliz). Que no sea una trampa ese “Si…”, que no sea un pretexto para no
hacer algo que hay que hacer porque conviene o porque es necesario hacer.
La felicidad y la infelicidad dependen
exclusivamente de ti.
Tú decides lo que quieres hacer
en tu vida y con tu vida.
Tenlo claro: tú mandas más que
las circunstancias y los inconvenientes de la vida.
Integra esto dentro de ti.
Hazlo tuyo.
No hagas –o no dejes de hacer-
cosas que después te pueden llevar a una nueva frase apesadumbrada que comience
con la tristeza de un “Si…”
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco
de Sales
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Este autor es fantastico!
ResponderEliminarSus articulos son un placer leerlos
Gracias
Bendiciones