Cuando aprendas a considerar tu vida y cuanto hay en ella
como el milagro que es, comprenderás enseguida que quejarse es desperdiciar el
milagro que eres.
Cada instante que pasas disgustado, desesperado, angustiado,
furioso o dolido a causa del comportamiento de otra persona es un instante en
el que renuncias al control sobre tu vida.
Obsérvate a ti mismo y a los demás en este mundo disparatado
y después decide qué es mejor, pasear por ahí la rabia o desarrollar un sentido
del humor que te proporcionará a ti y al prójimo el más preciado de todos los
dones: la risa.
En la vida todo es paradoja. Cuanto más desees la
aprobación, más contundente será la negativa de los demás a aprobarte; cuanto
menos te importe el que te aprueben o no, más aprobación conseguirás.
Cuando alcanzas suficiente paz interior y te sientes
realmente positivo, es prácticamente imposible que otra persona te controle y
te manipule.
Si eres feliz, si vives cada momento aprovechando al máximo
sus posibilidades, entonces eres una persona inteligente.
Si crees totalmente en ti mismo, no habrá nada que esté
fuera de tus posibilidades.
En verdad no puedes crecer y desarrollarte si sabes las
respuestas antes que las preguntas.
No necesitas admitir a nadie en tu vida a menos que llegue
cargado de afecto y armonía.
El progreso y el desarrollo son imposibles si uno sigue
haciendo las cosas tal como siempre ha hecho.
No dejes que los planes que tienes para ti sean más
importantes que tú mismo.
¡Vive! ¡Ama! ¡Sé Feliz!
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