martes, 9 de enero de 2018

GESTIÓN CONSCIENTE DE LAS EMOCIONES: QUÉ HACER CON EL ENFADO

Con frecuencia nos encontramos a diario con situaciones en las que podemos contener el enfado o dejarlo salir, pero en ambos casos es problemático para uno mismo y para los demás. Sin embargo hay otra opción: Esperar y practicar la paciencia aprendiendo a desarrollar un estado de calma interior que se encuentra a mitad de camino entre el estallido y la represión del mismo.


No es nada fácil saber cómo actuar cuando el enfado se apodera de nosotros.Sin embargo si observamos con detenimiento, podemos apreciar que siempre surge de las exigencias desproporcionadas a los demás que se manifiestan en frases como: "Deberías de...", "Tendrías que...." , "Lo que tienes que hacer es..." etc....

Si la paciencia es el antídoto contra el enfado, es bueno que nos concentremos en estudiar la misma y conocer a fondo lo que es y lo que no es la paciencia, con el fin de poder discriminar las situaciones en las que el enfado se apodera de nosotros y saber cómo utilizar correctamente el antídoto adecuado.

Para empezar, hay que darse cuenta de la relación de la paciencia con el bienestar interior. Cuando nos domina el enfado –y en cierta medida esto se puede aplicar a cualquier estado emocional alterado- hay una poderosa fuerza que nos empuja a descargarlo. Es tan incomodo sentir la presión del enfado que deseamos resolver la situación cuanto antes mejor.

¿Y qué es lo que solemos hacer? Justo lo que aumenta el malestar interior que es proyectar contra los demás ese enfado. Uno se encuentra a sí mismo en medio de un torbellino de emociones y se debate con sus palabras o sus acciones para escapar del enfado y el malestar, creando más enfado y más malestar.

En este punto ‘paciencia’ significa precisamente "Saber pararse y esperar". E implica también “callarse”, ya que cualquier cosa que se diga será agresiva, aunque contenga frases educadas y correctas en su forma externa. Pensamos que seremos capaces de disimular con una capa de educación y buenas palabras nuestros verdaderos sentimientos, pero el mero tono de nuestras palabras nos delata. Esto es lo que pasa con el enfado: si hablas se te nota.

El problema ya no es lo que se diga, sino que lo que estás trasmitiendo es una tensión que en el futuro tendrá repercusiones en las relaciones personales y profesionales.

La paciencia tiene mucho que ver con la "Atención Plena" en ese instante y esperar: no hablar y no hacer nada.

Por otra parte, esta conducta es también una oportunidad para darse cuenta de manera rotunda del enfado que uno tiene. No se trata de suprimir nada, ese no es el objetivo de la paciencia. De hecho, el tema es comportarse con uno mismo de manera honesta y amable, no dedicarse a rumiar los pensamientos discursivos y sí querer enterarse del enfado que uno tiene. Y al mismo tiempo hay que dejar que continúe el diálogo interno, en el que culpamos y criticamos, y probablemente sentimos también culpa y remordimiento por haber actuado como lo hemos hecho. Es un momento complejo, porque uno se siente mal por estar enfadado, pero al mismo tiempo está realmente enfadado y no puede detenerlo. Es un sentimiento confuso y difícil. Pero hay que permanecer paciente con la confusión y el malestar que este comporta.

La paciencia posee una enorme honestidad, al tiempo que impide que las cosas se salgan de sus cauces, y concede espacio a los otros para hablar, para que se expresen ellos mientras uno permanece sin reaccionar, aunque por dentro lo esté haciendo. Abandonamos las palabras y no nos movemos del sitio.

De este modo, la persona paciente desarrolla un carácter fuerte. Cuando se practica el tipo de paciencia que conduce a la desactivación del enfado y la cesación del malestar, se cultiva un enorme coraje y se ejercita el autocontrol emocional contemplando el proceso entero sin involucrarse en él.

Cuando se practica la paciencia no se reprime el enfado, sino que uno se sienta directamente sobre él mismo. Y como resultado se consigue conocer la energía del enfado y dónde conduce, sin necesidad de llegar a sus extremos. Hemos dado vía libre muchas veces a nuestro enfado y sabemos hasta dónde nos puede llevar. El deseo de decir algo inconveniente, de murmurar, de calumniar, de quejarse, es como un tsunami interior. Pero uno se da cuenta de que estos comportamientos no te liberan del enfado, sino que lo aumentan. Por tanto, uno opta por ser paciente consigo mismo.

Desarrollar la paciencia y la fortaleza significa aprender a convivir con la irritación.
Permanecer sobre el propio malestar le hace a uno sentirse a menudo como si montara un caballo desbocado. Cuando examinamos este proceso aprendemos algo mucho más interesante: que no existe otra solución. La solución que buscamos parte de un error de base: pensamos que todo la tiene, pensamos que podemos resolver cualquier cosa para devolvernos a nuestro bienestar y nos sentimos amenazados cuando sentimos que lo perdemos. Sin embargo, descubrimos que el bienestar proviene de ser capaces de permanecer estables mientras el malestar surge, se despliega y se desvanece.

No debemos censurarnos a nosotros mismos si fallamos, porque no somos más que seres humanos; lo único que debe importarnos es tener suficiente valor para profundizar en nuestra reacción instintiva de tratar de permanecer estables y firmes ante la tormenta.
La paciencia es una práctica tremendamente transformadora. Es una técnica para cambiar de raíz la costumbre que tenemos de resolver las cosas por la derecha o por la izquierda, juzgándolas buenas o malas. Es el mejor modo para desarrollar valor y para averiguar de qué va realmente la vida.

Cuando nos decidimos a investigar, solemos advertir que en cualquier enfado, si realmente nos concentramos en él, dentro del mismo siempre hay algo que nos tiene atrapados.
La clave está en desarrollar la paciencia y en descubrir posteriormente cuál es el pensamiento que nos atrapa y que nos provoca ese enfado y ese malestar. La simple curiosidad, el hecho de querer investigar, requiere una enorme paciencia. Cuando nos damos cuenta de que en este preciso instante hay algo que nos tiene atrapados y de que podemos elegir, se requiere gran paciencia para decidirse a profundizar en ello. Porque uno desearía no hacerlo, negarse. Lo más fácil es decirnos: “¡No quiero saber nada!”.

A veces, sin embargo, es muy fácil. Cuando nos embarcamos en este viaje de autodescubrimiento y notamos que hay algo a lo que estamos aferrados, a menudo vemos que no se trata más que de algo insignificante.

Las fases para desmontar el enfado se pueden estructurar en cuatro:

1- Reconocer el enfado como premisa fundamental.
2- Evitar dejarse arrastrar por dicho enfado.
3- Invertir el estado emocional mediante el pensamiento opuesto.
4- Resistir a la tentación de estallar o proyectar este malestar.

De esta manera, tenemos que las cuatro fases son: reconocer, evitar, invertir y resistir y si utilizamos la primera letra de cada una de las fases, tenemos el acrónimo de REÍR, lo cual nos puede ayudar a recordar las mismas y con frecuencia reírnos de las situaciones absurdas que nos provocan este malestar .

No debemos enfrentarnos de entrada con lo más grande, porque no podremos. Es demasiado amenazante. Puede incluso ser demasiado duro soltar algo ahí mismo, en el acto. Incluso con las pequeñas cosas podemos, aunque sea de forma intelectual, comenzar a ver que el hecho de soltar puede tener una enorme trascendencia, y una conexión con nuestro bienestar interior.

Ya es un gran logro el simple hecho de haberse dado cuenta de que podemos elegir. Y en ese punto lo único que necesitamos es paciencia para esperar, para soportar el desasosiego y la irritabilidad y la inquietud del enfado.

Es un error monumental pensar en la paciencia como “aguante” o traducirla por “al mal tiempo buena cara”, ya que, 'aguante’ implica un cierto grado de represión o el intento de vivir de acuerdo a alguna norma de perfección ajena. Por el contrario, uno siente que debe ser extremadamente paciente con lo que ve respecto a sus imperfecciones. Esta idea podría resumirse en la siguiente frase: “Rebaja tus expectativas y ajústate a ellas”.

Me gustaría insistir en que una de las cosas que se puede hacer para desarrollar la paciencia es acostumbrarse a reconocer que "Volví a hacerlo de nuevo".
El camino para desarrollar el bienestar es ser paciente con el hecho de que somos seres humanos y que por tanto cometemos errores. Esto es más importante que hacerlo todo bien. Y parece que funciona únicamente si aspiramos a darnos una oportunidad de cambio, de clarificar, practicando la paciencia y las otras cualidades semejantes como la generosidad, la disciplina y la observación. Como sucede con el resto de los aspectos de autodesarrollo interior, no hay nada que ganar ni nada que perder.

En resumen: La actitud correcta no es decir: “Como nunca he sido capaz, no voy a volver a intentarlo”. Nunca has sido capaz pero vas a seguir intentándolo. 


Psicología/Javier Carbonell
 http://www.sostenibleycreativa.org

lunes, 8 de enero de 2018

5 COSAS QUE NO DEBES HACER TRAS UNA RUPTURA



Lo que no debes hacer tras una ruptura: póntelo fácil, déjalo marchar.

Aún te suena extraño decirlo, pero “ya no sois pareja”. Ha habido un punto final que ha dado comienzo a un proceso de duelo, ese tiempo que necesitas para poder adaptarte a la pérdida. En estos primeros momentos abundan los voluntarios que se ofrecen a acompañarte, apoyarte e incluso aconsejarte acerca de lo que deberías o no deberías hacer para superarlo “cuanto antes”.

Y tú les dejas decir, hablar y comentar, buscando alguna idea a la que aferrarte que te parezca un buen plan para aliviar tu dolor, aunque en el fondo sabes que no te queda otra que aceptar la emoción que te está invadiendo.
Te hayan dejado, o lo hayáis dejado de mutuo acuerdo, la realidad es que te ha descolocado por completo tu vida, tus planes, tus rutinas, etc. Ahí estás tú, con tu casa y tu mente de mudanza a tierra desconocida, migrando a un nuevo estado incierto, lo cual te crea más angustia aún.

En medio de esa desorientación, incertidumbre, tristeza e interrogantes, te levantas cada día pensando cuándo vas a estar mejor o si ya deberías estar mejor. Lo cierto es que el duelo es un proceso que puede extenderse en el tiempo (1 año o incluso 2, aunque varía de unas personas a otras) y no se puede pasar de página tan rápido como te gustaría en estos momentos.

►Lo que sí puedes es elegir cómo afrontar esta ruptura: ¿te lo pones fácil o te colocas más obstáculos en tu recuperación? 
Hay cosas que dependen de ti, y ésta es una de ellas. Cuidado con las acciones que pueden hacer que la ruptura sea más dolorosa y que te quedes estancado sin poder avanzar.
Veamos algunas de esas conductas peligrosas, que es mejor no hacer, si quieres encaminarte hacia la superación:

#1. Negar, disimular u ocultar tu dolor.
Si bien es verdad que puedes preferir, sobre todo al principio, un tiempo de soledad para ti, sin tener que dar explicaciones a nadie, también lo es el hecho de que exteriorizar en algún grado tu dolor te ayudará a digerir lo que te ha frustrado o dañado.
El dolor que se oculta, o incluso se niega, se va incubando de forma latente hasta que en un instante, cuando menos te lo esperas, reaparece de forma desproporcionada, injustificada o como una manifestación en nuestro organismo (enfermedades psicosomáticas)

Así que elige la persona/s con la/s que quieres compartir tus sentimientos, el contexto donde quieres hablar, y la forma de hacerlo. Tú decides cómo, cuándo y qué, pero no dejes enquistado el sufrimiento. Deja que aflore con naturalidad, a tu ritmo. Permítete poder quejarte, y exteriorizar tu tristeza, tus dudas, tu enfado y tu dolor.
Y si no encuentras con quien, o no acabas de sentirte comprendido, contempla la posibilidad de buscar apoyo psicológico profesional, alguien que pueda orientarte en estos primeros momentos sin juzgarte.

#2. Llamar periódicamente a tu ex para que revise su decisión o te dé otra oportunidad.
Cuando se ha dado el paso de romper la relación es porque se han contemplado ya otras alternativas, se han hecho otros intentos por solucionarlo, etc. Hay que ser coherente con la decisión tomada. 
Desdecirse una y otra vez, lo único que contribuye es a retrasar la aceptación de la nueva situación y a generar estados de ansiedad ante la ambigüedad.

Si además ha sido tu ex quien ha decidido finalizar la relación, al contactarle frecuentemente para cuestionarle su decisión, o pedirle que vuelva contigo, es probable que se sienta agobiado y tienda a evitarte.

Es lo que viene a llamarse reactancia psicológica: una reacción emocional justamente contraria a la que el otro pide, resultado de sentirse presionado o coartado en su libertad. Por eso, cuánto más insistas, más resistencia encontrarás en el otro.
De cualquier forma, recuerda que no todo vale. ¿Qué sentido tiene que tu ex vuelva contigo por pena, presión, o porque tú tengas que recordarle periódicamente lo bueno de vuestra relación?
En una relación de pareja ambos se eligen. No es una compra-venta en la que es uno el que tiene que persuadir y el otro aceptar o denegar.


#3. Poner el foco de todos tus pensamientos en tu expareja.
Hasta cierto punto es normal que te pilles a ti mismo reviviendo alguna vez las escenas que habéis vivido, o pensando en la persona con la que has vivido tantas cosas. A medida que transcurre el tiempo, estos pensamientos irán disminuyendo, salvo que hagas cosas que los transformen en obsesiones, como:

•   Preguntar, indagar e investigar qué hace tu ex, con quien se relaciona, si tendrá pareja, cómo es su vida actual, etc. Recopilar datos de forma obsesiva puede perjudicarte gravemente a la hora de elaborar el duelo sanamente.
•   Invertir horas y horas en adivinar cómo puede estar actuando, pensando o sintiendo tu expareja. Renuncia a leer su pensamiento y a castigarte con esos interrogantes.
•   Rebobinar constantemente vuestra historia y contaminar todas tus conversaciones con el tema de tu anterior relación. Esto dificulta tremendamente el poder motivarte a hacer otras cosas.

#4. Transformar el vínculo en amistad de la noche a la mañana.

La relación que teníais ha desaparecido. Es necesario un tiempo prudencial para que cada uno, individualmente, pueda adaptarse al cambio.
Es cierto que hay parejas que, después de dejarlo, pueden preservar su amistad, pero esto no ocurre de un día para otro.

Obligarte a hablar y quedar con tu ex con la misma frecuencia que lo hacíais antes, dificulta la aceptación. Detrás de estas conductas suele haber un miedo a estar solo, a perder del todo el contacto con la persona con la que se ha compartido tantas cosas, a afrontar la soledad de los primeros momentos, etc.
Una pareja es un vínculo muy específico y muy diferente de la amistad, transformarlo es posible, pero desde luego hace falta un trabajo y un tiempo.

#5. Un clavo saca a otro clavo.
Cuidado con aplicar este refrán como solución a tu dolor. Si crees que te saltas el duelo  buscando sustituto estás muy equivocado. Buscar con urgencia una nueva pareja aumentará la probabilidad de que elijas a alguien a tu lado desde el miedo a la soledad, y te embarques en una nueva relación que está predispuesta al fracaso desde el principio.

Además te habrás privado de la oportunidad de desarrollar habilidades de fortaleza ante la frustración y la imagen que te devolverás a ti mismo será de debilidad.

Tarde o temprano, tendrás que hacer el duelo y aceptar el dolor de lo que has perdido. Cuanto antes lo hagas, antes podrás sacar un aprendizaje positivo de la experiencia.


Autor desconocido

http://buscandome.es

domingo, 7 de enero de 2018

Tres consejos para la felicidad

Las modalidades del despertar son la aceptación, el gozo y el entusiasmo. Cada una representa una cierta frecuencia de vibración de la conciencia. Tienes que estar atento para asegurarse de que uno de ellos opera cada vez que te dedicas a no hacer nada en absoluto. Desde la tarea más simple a lo más complejo.
                                                                                              Eckhart Tolle




Cuidado con tu infelicidad de fondo
En “Una nueva tierra ” Tolle reflexiona sobre la infelicidad de fondo que la mayoría de las personas experimentan casi constantemente. Es un sentimiento general de descontento, resentimiento e irritación que está presente en el fondo y que avanza a través de su vida cotidiana.
Este sentimiento se alimenta de pensamientos inconscientes que se refieren a los siguientes aspectos:
“Tiene que ocurrir algo en en mi vida antes de que pueda estar en paz (completo, feliz, etc.) Y me molesta que no haya sucedido todavía. ”
“Algo ocurrió en el pasado que no debería haber ocurrido y no me gusta. Si eso no hubiera ocurrido estaría en paz ahora “.
La mayoría de las personas se cuentan constantemente historias de cómo en algún momento en el futuro van a estar en paz, cuando un determinado hecho ocurra, o cuando alcancen una meta que se han fijado o si llegan a ser esto o aquello.
A veces la historia trata de la imposibilidad de alcanzar la paz de la mente o la felicidad a causa de algo que sucedió en el pasado. Eckhart Tolle añade que el común de las historias particulares podría titularse: “¿Por qué no puedo estar en paz ahora?”.
Él indica que para ser felices deberíamos hacer las paces con el momento presente.
Eckhart Tolle comparte su observación del comportamiento de dos patos peleando. Ellos hacen lo siguiente:
Se separan y flotan en direcciones opuestas.
Entonces cada uno despliega sus alas con fuerza varias veces para deshacerse del exceso de energía que se acumuló durante la pelea.
Después de batir sus alas flotan en paz, como si no hubiera pasado nada.
Sin embargo, de tener el pato una mente humana, lo probable es que se contara una historia como la siguiente:
“No puedo creer lo que acaba de hacer.¿Quién se cree que es? Me pone de los nervios… no tiene absolutamente ninguna consideración hacia los demás. Piensa que posee este estanque. Estoy seguro de que ya está tramando alguna nueva manera de darme la lata. No se va a salir con la suya, yo le enseñaré “.
La lección que podemos aprender de los patos es la siguiente: batir sus alas. Es decir, sacudir el exceso de energía que se interioriza después de un encuentro negativo, dejar de lado las historias que te estás contando a ti mismo, y volver al único lugar de poder: el momento presente.
Además, conviene estar atento a los pensamientos y emociones. Pregúntate a ti mismo constantemente: “¿Hay alguna negatividad en mí en este momento?” Ten cuidado con los pensamientos que tratan de explicar o justificar esta infelicidad, pero en realidad son la causa.
Cuando te das cuenta de un estado negativo dentro de ti, al mismo tiempo te das cuenta que tú no eres esos pensamientos, emociones o reacciones. Por el contrario, eres la presencia consciente que está siendo testigo de esos estados. Y en ese momento, en el que se crea una desconexión entre tus pensamientos y tú, puedes optar por cambiar simplemente los pensamientos y creencias que están causando la infelicidad de fondo en tu vida.

Elige paz sobre el drama
Eckhart Tolle también informa que debemos elegimos la paz sobre drama. Él explica que aunque todos queremos la paz, es decir, todos queremos ser felices, hay algo dentro de nosotros que también desea drama y conflicto. Piensa en lo siguiente:
Tienes una discusión con alguien;
Sientes que has sido de alguna manera menospreciado;
No tienes el debido reconocimiento, y así sucesivamente.
En todos los casos anteriores tu mente se acelera para defender su posición, atacar o culpar a alguien más. Tolle agrega lo siguiente:
“¿Puedes sentir que hay algo en ti que está en guerra abierta, algo que se siente amenazado y quiere sobrevivir a toda costa, que necesita el drama con el fin de afirmar tu identidad como el personaje victorioso de esa producción teatral? 
¿Puedes sentir que hay algo en ti que preferiría tener la razón antes que estar en paz?" 
Desde luego, a quien le parece más justo esto es al ego, y una vez más la forma de disminuir el apego del ego a lo largo de su proceso de pensamiento es llegar a ser consciente de ello. Para Tolle ego es la parte de nosotros que se identifica con la voz en nuestra cabeza con “comentar, especular, juzgar, comparar, quejarse, afirmar gustos o disgustos , etc.”
La voz puede revivir el pasado y también ensayar imaginadas situaciones futuras. A su juicio, el pasado y el futuro son algo muy importante. Lo que ocurrió en el pasado, se dice, ya es y en el futuro se van a conseguir los objetivos que anda persiguiendo. Sin embargo, se da poco valor al presente.
Al escuchar la voz sin juzgar de ninguna manera, se dará cuenta de que “existe la voz” y “el aquí estoy escuchando”. Entonces ya es posible reemplazar lo que la voz dice y en su lugar afirmar: “Elijo ser feliz en lugar de insistir a toda costa que estar en lo cierto”.
Transforma tu trabajo en una práctica espiritual por la liberación de tu Ego
El tema del ” estado de flujo “y su relación a la felicidad ya la he mencionado antes en este blog.. En “Una Nueva Tierra”, Eckhart Tolle se refiere a que la forma de soltar el ego mientras trabajamos nos permite estar completamente presentes y ser uno con la tarea que realizamos.
Explica que aquellos que son excepcionalmente buenos en lo que hacen son a menudo totalmente o en gran medida libres de ego en el desempeño de su labor. 
Porque han llevado su atención fuera de ellos mismos:
Sus resentimientos mezquinos;
Su necesidad de reconocimiento;
Su aprensión sobre cómo su trabajo será percibido por los demás, y así sucesivamente.
En cambio, han puesto su atención completamente en la tarea que están realizando. Puede que lo ignoren, pero su trabajo se ha convertido en una práctica espiritual: cuando trabajan se convierten en uno con lo que hacen.
Al alcanzar este estado de flujo ya no estás preocupado por si el libro será aceptado por el editor o el que alguien pueda obtener crédito por tus ideas. Además, ya no estás reviviendo una situación incómoda que te ha pasado por la mañana o la semana pasada. Eres simplemente el presente con lo que estás haciendo y firmemente enraizado en el momento.
Es decir, has calmado tu ego y estás completamente en paz.
Conclusión
Haz lo siguiente:
-Toma conciencia de las historias que estás constantemente contándote a ti mismo en la parte posterior de tu mente de por qué no puedes ser feliz ahora;
-Decide que eres feliz y estás en paz -es más importante para ti que estar en lo correcto, y
-Libera tu ego mientras estás trabajando para que pueda llegar a ser uno con lo que estás haciendo, y al menos mientras ejercitas tu profesión puedes olvidar quejas mezquinas y las preocupaciones cotidianas.

Eckhart Tölle -  Una Nueva Tierra
Vía https://microcambios.com
Pintura: Francisco Sanchis Cortés