martes, 19 de diciembre de 2017

BIODESCODIFICANDO LA DESVALORIZACIÓN


Dentro de la Biodescodificación, hay un conflicto emocional importante que detona programas familiares para muchas de las enfermedades y es la Desvalorización.
Porque si no nos sentimos importantes, inteligentes, fuertes, bellos, reconocidos, admirados, apoyados, nuestra vida dentro de la propia familia o la sociedad se convierte en un tormento.

Sentir que no somos capaces o que no somos lo suficientemente capaces para lograr o hacer algo es una historia que día con día se repite y multiplica porque así como a diario nacen bebés y no todos ellos serán valorizados como tal vez se merecerían, existen millares de jóvenes, adultos y ancianos que han sufrido desvalorización todos los días de su vida.

La desvalorización consiste en minimizarnos, sentirnos menos que alguien, más ineptos que alguien, más débiles que los demás, menos atractivas o atractivos que los demás, sentirnos tontos, poco hábiles, o incluso hasta creer que vivir no vale la pena porque no somos nada.

Cualquiera podría decir que las desvalorizaciones sufridas en una difícil o triste infancia, han quedado en el olvido. Otros más podrán decir que “no necesitan” el reconocimiento de los demás porque es parte del “ego”, algunos por allá podrán decir que “no ha sido tan duro”, pero en el fondo esa vida de desvalorización al final, claramente tendrá sus consecuencias sobre nuestra salud.

Una persona desvalorizada puede dañar inconscientemente sus ganglios, sus músculos, sus huesos, sus articulaciones y por supuesto, tejidos y órganos relacionados con éstos.
Y no necesariamente es una desvalorización recibida por parte de otra persona, no es siempre un “ataque” externo; nosotros mismos podemos vivir todos los días de nuestra vida desvalorizándonos, lo que llamaríamos “auto-desvalorización”.

Si el ser humano, requiere de 21 días para formar un hábito, imaginen por un segundo cómo está el grado de Autodesvalorización de una persona de 40 años que a diario de repite:

- “Sí, soy bien olvidadiza, siempre olvido las cosas, mis amigos ya saben que siempre se me olvidan las cosas, mi cabeza no puede recordar cosas importantes, todo se me olvida, etc.”
Y sin darse cuenta, esa persona ha asumido que no es lo suficientemente inteligente ni tiene la suficiente capacidad cerebral para recordar, cuando desde un principio, esa persona pudo decirse a sí misma: “Sí, a veces olvido alguna cosa, pero muchas otras recuerdo detalles perfectamente”.

Y como esto, cientos de ejemplos más de fuerza, de capacidad, de inteligencia, de belleza, de astucia, de sentido común, de creatividad, etc.
Historias de desvalorización que comienzan en casa, continúan en la etapa escolar, persisten en la adolescencia, echan raíces en la juventud y adultez, para venir a acabar con nosotros en la madurez y vejez, cuando ya tenemos las rodillas destrozadas, las manos con artritis, los músculos débiles y los huesos como corales de mar llenos de agujeritos.
Porque sentirnos valiosos es algo que comienza en casa. Con unos padres que reconocen primeramente mi existencia, mi inteligencia, mi fuerza, mi belleza, mis habilidades.

►¿Cuántas madres conocemos que etiquetan a sus hijos de tontos, inmaduros, débiles, etc?
►¿Cuántos padres conocemos que etiquetan a sus hijos como mariquitas, cobardes, inútiles, etc?
►¿Y si yo crezco sin un padre que no quiso reconocerme tal vez porque desde entonces yo no era lo suficientemente valioso?
►¿Y si yo crezco con una madre que prefirió dejarme con la abuela porque yo le obstaculizaba su camino hacia la búsqueda de su gran amor?

O ¿qué tal historias de desvalorización que comenzaron incluso antes de que yo naciera cuando mi propia madre o mi propio padre rechazaron mi llegada, mi existencia?

Esas historias en donde vivimos una niñez dura, fría, indiferente. Donde para nadie fue importante si arreglé bien mi cama, si hice un bonito dibujo o si obtuve una buena calificación en un difícil examen.

► Porque todo ser humano, necesita saberse y sentirse bueno, inteligente, valiente, fuerte. Necesitamos social y biológicamente sabernos y sentirnos “buenos para todo”, capaces todo el tiempo.

¿Cuántas historias entre las madres y abuelas de mujeres sometidas, totalmente desvalorizadas, minimizadas, acalladas, que tan sólo terminan rompiéndose la cadera (Desvalorización brutal afecta huesos) y muriendo porque la desvalorización fue demasiada?
Y uno diría: Pero mi madre o mi abuela fue una buena mujer.
Si claro, una buena mujer, pero sin reconocimiento, sin voto, sin fuerza para defender sus ideales, para salir a cumplir nuevos sueños, sin fuerza para defenderse. Viviendo para servir no haciendo ruido, sin quejarse, sin alterarse, viviendo una desvalorización que comenzó desde su infancia en el seno de su familia y que mantuvo al unirse a un hombre que mantuvo dicha desvalorización latente.

Jovencitos hábiles para los deportes o el arte que son minimizados por sus mismos padres, que les hablan de un futuro laboral útil, de ingresos económicos como meta primordial, provocando que abandonen aquello que aman hacer y para lo que son extraordinarios.
Jovencitas hermosas que ya desde su casa son llamadas gordas, tontas, feas, y que crecen sintiéndose apenas merecedoras de cariño o reconocimiento.

Sentirnos, hoy por hoy, con miedo de cambiar de trabajo, con miedo de arreglar nuestra situación sentimental por miedo a quedarnos solos. Miedo a reclamar un equivocado cobro, miedo a alzar nuestra voz ante una injusticia, miedo a hablar siquiera o a pensar.

Sentir que no podemos superar a nadie en nuestra familia, sentir que no merecemos un puesto mejor o un sueldo mejor, sentir que no hay salida, eso, señoras y señores, es DESVALORIZACIÓN.


Porque nadie en nuestra infancia nos hizo sentir valiosos y grandiosos dentro del hogar y porque nosotros ya con dicho entrenamiento, continuamos nuestras vidas AUTODESVALORIZÁNDONOS constantemente.


Así que analizando toda tu vida, analizando desde cómo fuiste concebido o concebida y cómo fue tu niñez, observa si de verdad eres tan malo o poca cosa como te lo hicieron sentir en casa. Analiza objetivamente si realmente no tienes la fuerza para lograr algo cuando te lo propones o fue lo que te hicieron creer desde niño o niña. Observa cuántas veces al día tú mismo de dices tonto, idiota, estúpido, inútil y cuántas veces más repites esas palabras sobre alguien más.
No son bromas. Jamás puedes decir que tu hermano te dice tonto “de broma” o que tú se lo dices a tu niño de “broma”.

►Recuerden que para el subconsciente NO EXISTEN LAS BROMAS.
Nuestro subconsciente se toma TODO muy en serio.

Así que es tu deber descubrir quién te desvaloriza, hoy por hoy. Quién te desvalorizó a lo largo de toda tu vida y tú a quién desvalorizas constantemente.

Seguramente descubrirás recuerdos tristes. Momentos en los que creíste que toda la familia te felicitaría o te reconocería y por el contrario recibiste una ofensa, una burla, una crítica.
Seguramente descubrirás recuerdos en los que tú sentiste haber tomado una buena decisión y todo el mundo se te fue encima haciéndote sentir el más tonto del planeta.

Todos los días, absolutamente todos los días recibimos desvalorización por parte de los demás o de nosotros mismos. Y si no estamos plenamente conscientes de grandiosos que somos, daremos entrada a problemas en nuestra salud.

Haz una carta de duelo (Carta de Liberación del Clan Familiar) y escribe en ella todas las historias de tu vida en las que te hayas sentido desvalorizado, para luego seguir con todas las veces en tu vida, en que tú mismo te desvalorizas o has desvalorizado a tu pareja, a tus hijos, a cualquier persona. Libérate de esas historias, quema tu carta, tira las cenizas y cambia.
Comienza por repetirte lo bueno que eres, lo bella que eres, lo fuerte que eres, felicítate por esa buena elección que hiciste o esa decisión que tomaste. Descúbrete reconociendo algo valioso en tus hijos, en los demás y diciéndolo en voz alta.

Comienza todos los días de tu vida, diciéndote al espejo “algo bueno de ti” y repítelo 21 días.

- “Soy la mujer más inteligente del mundo, la más bonita, la más fuerte, la más segura de sí misma”

- “Soy el hombre más inteligente del mundo, el más atractivo, el más fuerte, el más seguro de sí mismo”

Algo como lo anterior pero con tus propias palabras claro y a lo largo del día, cada que hagas algo bueno, di cosas como:

- “Bien hecho”
- “Me quedó perfecto”
- “Me lucí”
- “Qué bien lo hice”
- “Qué rico me quedó”
- “Qué bueno que lo logré”

Y poco a poco, recupera tú mismo aquel reconocimiento o valía que no recibiste en tu infancia y empodera esa valía que sabes que posees. Para que vivas sin miedos, para que veas que no hay límites y sobre todo, para que vivas saludable, pleno y feliz.

Así las cosas…


Akasha Sanación Integral
Elizabeth Romero Sánchez y Edgar Romero Franco.

lunes, 18 de diciembre de 2017

Cómo recuperar tu poder interior

Estos consejos son básicos si quieres saber cómo recuperar tu poder interior, cosa básica para poder adaptarnos a este loco ritmo de vida.


¿Quién más que uno mismo tiene poder sobre si?
¿Quién tiene el poder de pensar en nuestra propia mente?
¿Acaso alguien puede impedirnos elegir tener pensamientos de prosperidad, puede alguien impedirnos actuar desde el amor, puede alguien frenarnos en aumentar nuestra propia felicidad?
Nadie puede obligarnos a tener ideas negativas, tristes, catastróficas, dañinas… Pues nadie se puede meter en nuestra cabeza, ni tampoco sentir por nuestro propio corazón.
Durante siglos hemos buscado el poder fuera; en los padres, en los dioses, en los superiores, en los reyes, en los sabios, en magos, en la medicina, en la religión… Ahora entendemos que el poder solo lo encontraremos dentro de nosotros mismos, en nuestro interior.
Dentro de todos y cada uno de nosotros brilla un poder interior que se expande en función de nuestras vivencias y comportamientos. Él nos guía natural y amorosamente hacia la salud perfecta, la pareja perfecta, la profesión perfecta y nos ofrece la prosperidad en todo aquello que deseamos.

Nuestro poder interior es el motor de nuestra felicidad

Amarnos a nosotros mismos es reconocer esa guía, es crecer con esa luz y hacer que se expanda libremente desde nuestro interior hacia su fuente, el mismo universo.
El peligro reside en el Olvido de quiénes somos y qué hemos venido a hacer en este rincón de universo; qué tipo de sentimientos hemos venido a experimentar, como seres humanos, a compartir y expandir en este mundo. El peligro reside en olvidarse de que todo este viaje ha sido programado y deseado por nuestra esencia divina.
Abandonarnos es darle la espalda a esta realidad. Olvidarnos de ser felices es convertirnos en seres prisioneros de la incapacidad (no soy capaz de esto, no voy a lograr lo otro, no me merezco esto, esto no es para mí…), en victimas de los demás (si mis padres se hubiesen comportado de otra forma, si mis hermanos me hubiesen entendido…), nos convertimos en ciegos ante nuestra propia responsabilidad. En inválidos a la hora de aumentar nuestro propio poder interior.
Nos convertimos en el renegado ante nuestro único guía interior. Negar nuestras capacidades nos convierte en victimas. Entonces surgen: el desamor, la rabia, el resentimiento, la tristeza, el dolor, la enfermedad y todo sentimiento de incapacidad, de autocrítica…, como llamadas de atención para decirnos, ¡ojo, que no es por ahí! ¡Que eso no te hace feliz!
¿Y cómo puedo amarme a mismo?
La única forma de amarnos es aceptarnos tal y como somos, con nuestras rarezas, defectos, fallos, conscientes de que nuestra evolución está encaminada… 
Somos hijos del universo; y este no nos juzga ni nos critica. Solo quiere lo mejor para nosotros.
¿Y tú, acaso quieres lo mejor para ti?
Si el universo no nos juzga ni nos critica, ¿Por qué lo hacemos nosotros?
¿Quiénes somos nosotros para juzgarnos, castigarnos, privarnos si el Universo mismo no lo hace?

Algunos pasos para recuperar tu poder interior


  • Asumir nuestra responsabilidad: somos los únicos responsables de nuestra felicidad. De nada sirve mendigar a otros que nos hagan felices, ni tampoco culpar a otros y responsabilizarlos de nuestra propia infelicidad. 
  • Por mucho daño que nos hayan podido hacer solo nosotros tenemos la llave de nuestros pensamientos y sentimientos. Solo nosotros somos responsables de perdonar. Esto es un acto propio del único corazón del que disponemos. Aquí se encuentra la verdadera liberación del agredido y el verdadero poder interior.
  • Atreverse a expresar nuestros sentimientos: durante siglos hemos sido enseñados a que expresar emociones era cosa de débiles o de maleducados. La expresión de la rabia ha sido crudamente censurada, especialmente en la mujer. La tristeza y el llanto resultan insoportables para la mayoría: cuántas veces habremos visto a adultos animando a un niño que se ha hecho daño, a callarse y cortar su llanto, cuántas veces les podemos escuchar diciendo: no es nada. Pero al niño le duele.
  •  Reconocer el dolor lleva a tranquilizarse o tranquilizar al otro. Negar el dolor es automáticamente aumentarlo. Negar es un modo de enseñar, y así se nos ha enseñado, que las emociones, los dolores, no importan, no son nada. Y así aprendemos a tragar en vez de sacar y limpiar.
¿Cuántas emociones habremos tragado con los años…?
¿Cuántas emociones reprimidas llevamos con nosotros cada día?
¿Cuanto daño nos hacemos expandiendo así el malestar por no enfrentarlo y sacarlo?
  • Reprogramar nuestra mente: para recuperar nuestro poder interior con nuevos pensamientos de valía y merecimiento alegra a nuestra más potente herramienta que es el corazón.
  • Devolverle su guía la hace renacer:
    Realizar afirmaciones cada día es una eficaz forma de reorientar nuestras convicciones sobre nosotros mismos, la Vida…
  • Me merezco lo mejor y ahora lo acepto.
  • Soy una y la misma cosa con el Poder que me ha creado.
  • Me amo y me acepto exactamente tal y como soy.
  • La felicidad corre por mi vida como la sangre por mis venas…
  • Ahora elijo detectar e identificar los obstáculos que me señalan mi equivocación, que me sugieren el nuevo camino que puedo tomar.
  • Me autorizo a salir de las situaciones que puedan frenar mi vivencia de la felicidad. 
  • Estoy a salvo viendo crecer, día a día, mi poder interior.

http://www.enbuenasmanos.com

domingo, 17 de diciembre de 2017

Meditar como si fuéramos una caña de bambú

Un símbolo es un atajo para la memoria, la personal pero también la colectiva. Si estamos suficientemente sensibles, es una llave para abrir un mundo arquetípico donde nuestra alma despliega sus batallas heroicas.


La caña de bambú nos ayuda a comprender algunas cualidades que desarrollamos en esta etapa de la meditación. Cuando se siembran semillas de bambú, parecería que durante años no ocurre realmente nada, como si se hubieran podrido o hubieran sido plantadas en tierra yerma. Sin embargo, pasados unos años, de repente brotan y crecen muchos metros en pocas semanas. ¿Qué es lo que ha ocurrido? Que durante los años en los que aparentemente no estaba sucediendo nada, el bambú estaba creando una red de raíces muy fecunda, que es la que permite más tarde un crecimiento tan veloz.
A menudo, en nuestro proceso meditativo ocurre lo mismo: meditamos y meditamos, sin que aparentemente nada ocurra, ninguna experiencia significativa, ningún cambio radical de perspectiva… hasta que un buen día aparecen claramente los resultados. El proceso meditativo requiere mucha paciencia y confianza en que se está llevando a cabo adecuadamente, a pesar de la carencia de resultados esperados.
Por otro lado, el bambú también es un buen símbolo de verticalidad flexible: apunta recto hacia la infinitud del cielo pero se mece con el viento, como el caminante, que ajusta cada paso a las irregularidades del terreno sin olvidar la dirección de su camino.
Cuando golpeamos una caña de bambú suena a hueco, y esa oquedad se convierte en una nueva invitación al vacío interior. Llenos de nosotros mismos, de nuestra importancia personal, no podemos saborear el momento presente, no podemos ser mediadores entre la tierra y el cielo, entre nuestro cuerpo y nuestro espíritu… no podemos establecer un diálogo entre nuestras necesidades y nuestras idealidades.


Meditación Síntesis

De “La meditación en los símbolos” Julián Peragón (Arjuna).

http://www.yogaenred.com

sábado, 16 de diciembre de 2017

Heridas en la infancia, cicatrices en la madurez


►Lo más singular de la infancia, es que por muy pequeños que seamos, no hace falta comprender una situación para sentir su impacto, para padecer el dolor, el desconcierto o el miedo. La edad no nos exime del sufrimiento.
Una vez crecemos y la razón ya nos da capacidad para entender todo lo sucedido en ese pasado, las heridas ya han hecho mella en nuestro corazón y lacerado el recuerdo en nuestra mente.
Sufrir malos tratos, crecer sin la presencia de nuestro padre o nuestra madre, perder a alguien, vivir en un hogar desestructurado… son realidades que hieren nuestra infancia, instalándose a veces en nuestro interior a modo de traumas hasta el punto de vestirnos con la armadura de la desconfianza, impidiendo que podamos abrirnos a otras personas para formar relaciones duraderas, tiñendo nuestra felicidad con el eco de aquellos días de niñez donde no pudimos establecer unos vínculos de sincero cariño y seguridad personal.

PROYECTAR UN FUTURO A PESAR DEL PASADO

Un pasado difícil no debe condicionarnos para alcanzar un presente pleno, la felicidad no exige penitencia y todos podemos y debemos saber gestionar nuestra vida para vivirla de modo óptimo y con madurez, de ahí el término resilencia, que no es otra cosa que esa importante virtud de la que disponemos las personas para seguir proyectándonos en el futuro a pesar de las condiciones desestabilizadoras, de las dificultades y los traumas.
Pero ¿cómo hacerlo? ¿Cómo afrontar todo lo sucedido? ¿Cómo dejar a un lado todas esas cicatrices de nuestra niñez que sólo nosotros vemos?
– DESARROLLAR UN CONCEPTO DE TI MISMO SANO.
No te sientas responsable de lo ocurrido en el pasado, busca en la medida que puedas el perdón y la aceptación de lo sucedido. Siempre es complicado, pero es un proceso que nos ayudará a soltar “lastre”; no se trata en absoluto de justificar, sino de aceptar. Debemos vernos como seres capaces de avanzar en nuestra vida, de creernos fuertes y con las habilidades suficientes como para afrontar el día a día. Merecemos ser felices, la fragilidad de nuestra niñez es un motivante para alcanzar la fortaleza en la madurez.
– ESTRATEGIAS DE SOLUCIÓN DE PROBLEMAS.
Nuestra cotidianidad nos va a traer, sin duda, situaciones en las que siempre van a emerger los recuerdos, donde la inseguridad nos haga creer que no somos capaces de afrontar algo, de allí la necesidad de aprender técnicas de solución de problemas, saber anteponer prioridades, establecer metas, aprender habilidades de comunicación, de asertividad
– CONSTRUYE TU AUTOESTIMA.
Aprende a valorarte, a tener en cuenta tus potencialidades y habilidades. 
Eres capaz de muchas más cosas de las que seguramente crees, y lo último que debes hacer es compararte con otros, o decirte a ti mismo que no eres capaz. Debes levantarte cada día con la seguridad suficiente como para afrontar las dificultades que puedan presentarse, si confías en ti, si tienes bien establecido tu autoconcepto, tus valores y tus metas, no dejes que la inseguridad te atrape. 
Fuiste vulnerable en un pasado, pero de la fragilidad pueden aprenderse muchas cosas, sabes cuáles son tus límites y debes armarte con la coraza de la fortaleza para hacer frente a la vida.
►Porque recuerda: una infancia infeliz no determina una vida. De ti depende, todos merecemos ser felices.


Psicología/Valeria Sabater
https://lamenteesmaravillosa.com

viernes, 15 de diciembre de 2017

7 frases de Erich Fromm sobre el amor


El legado contenido en las frases de Erich Fromm sobre el amor sigue inspirándonos en la actualidad. Porque, si hay algo que debemos admitir, es que amar no siempre es fácil. Requiere valentía, requiere acción, compromiso y también un alto sentido de la humildad y de la responsabilidad. Pocos autores nos han enseñado tanto sobre el tema como el propio Fromm.
El maestro, poeta y activista por la paz, Thich Nhat Hahn, dijo una vez que amar sin saber amar hiere a la persona que amamos. Lo más complicado de todo esto es que a menudo, vemos este proceso como algo pasivo. El enamoramiento representa para muchos el efecto secundario de ese flechazo donde uno queda rendido, paralizado casi; ahí donde no queda más opción que la dejarnos llevar, que la de esperar ser correspondidos, nutridos y validados por el ser amado, en un acto carente de energía, creatividad y reciprocidad.
Amar con inteligencia y de forma plena es el resultado de un acto deliberado, un propósito que requiere y al mismo tiempo demanda buscar la excelencia. Si nos limitamos a dejarnos llevar, a actuar de forma pasiva esperando que el otro diga, el otro haga, el otro adivine y me corresponda derivaremos en la frustración más absoluta. Esto mismo es lo que nos enseñó el psicólogo social, psicoanalista y filósofo alemán, Erich Fromm, en su libro “El arte de amar”, y estas son una serie de frases que resumen esta obra inolvidable a la que siempre vale la pena volver…
Paradójicamente, ser capaz de estar solo es la condición para ser capaz de amar.
                                                                   Erich Fromm

Frases de Erich Fromm sobre el amor

“El arte de amar” no es una obra separada dentro del vasto e interesante legado intelectual que nos dejó Erich Fromm. En realidad, es una continuación de otro libro, “El miedo a la libertad”. En este último ya había abordado diversos aspectos de la naturaleza humana, y por tanto sentía la necesidad de profundizar en esa dimensión tan básica y esencial para las personas, como es el amor.
Así, si hay algo que buscaba por encima de cualquier cosa era enseñarnos que el amor es un arte, y que como tal exige un dominio exquisito tanto de la teoría como de la práctica, porque, y esto es importante recordarlo, el amor es la única respuesta a nuestra existencia, él es quien nos confiere sentido, quien da significado también a nuestra sociedad.
Veamos a continuación cuáles son las frases de Erich Fromm que mejor resumen estas ideas.

1. El amor es la preocupación activa por la vida y el 

crecimiento de lo que amamos

Si hay un aspecto interesante en el libro de “El arte de amar” es la tesis de que la mayoría de nosotros no sabemos amar. Puede que sea una idea algo desoladora, sin embargo, también es bueno recordar el contexto social en el que vivió Fromm. Tras el final de la Segunda Guerra Mundial existía un gran vacío de valores, una crisis existencial que obligó a gran parte de los pensadores, filósofos y psicólogos a reformular muchas ideas.
El amor era y es, por tanto, ese motor que debe empujarnos a ser mejores. Para ello, estamos obligados a trabajar de forma activa en nuestra personalidad y crecimiento personal, de manera que satisfagamos primero al amor propio, para después amar en plenitud al otro. Algo así requiere verdadera humildad, coraje, fe y disciplina.

2. El amor es una actividad, no un efecto pasivo; es 

un estar continuado, no un súbito arranque

Lo señalábamos al inicio. Estar enamorado no debe ser un acto pasivo, como quien se limita a dejarse llevar, sin hacer nada más. Todo lo contrario, es un acto en cuyo deleite hay una gran cantidad de movimiento, voluntad e intercambio.
Esta es otra de las frases de Erich Fromm más representativas y donde se nos insta adejar a un lado esa nube en la que estamos instalados para afianzar esa relación, para invertir esfuerzos, para ir juntos de la mano trabajando en un mismo proyecto y siendo creadores cotidianos de nuestra propia relación.

3. El amor infantil sigue el principio: “Amo porque me 

aman”. El amor maduro…

El amor infantil sigue el principio: “Amo porque me aman”. El amor maduro obedece al principio: “Me aman porque amo”. El amor inmaduro dice: Te amo porque lo necesito. El amor maduro dice: “Te necesito porque te amo”.
                                                           Erich Fromm

Una de las frases de Erich Fromm que no se limita en exclusiva al ámbito de las relaciones afectivas. En realidad tiene mucho que ver con el modo en que las personas se relacionan con la propia sociedad: lo hacen más por necesidad o sensación de carencia que por altruismo, que por un amor auténtico por sus semejantes.
Esta forma de amar, la que se basa en la necesidad, es para Fromm algo patológico.Supone no atendernos ni entendernos, supone esperar que los demás se responsabilicen de lo que nosotros no somos capaces de procurar y que en realidad, se sitúa en nuestra parcela de responsabilidad.
El primer paso es tomar conciencia de que el amor es un arte, así como la vida es un arte; si queremos aprender a amar, debemos proceder de la misma manera que debemos proceder si queremos aprender cualquier otro arte, como la música, la pintura, la carpintería o el arte de la medicina o la ingeniería.
                                                          Erich Fromm


4. Si dos personas que han sido extrañas…

Si dos personas que han sido extrañas… dejan de pronto que la pared que hay entre ellas se rompa para sentirse y descubrirse, esta será una de las experiencias más emocionantes de la vida.

                                                          Erich Fromm

Esta es otra de las frases de Erich Fromm más hermosas. Nos habla de la intimidad, ese milagro que suele iniciarse con la atracción y que se consuma con un encuentro más profundo que trasciende a la piel y la propia sexualidad. Hablamos de la conexión emocional, del descubrimiento del otro como persona en todos sus matices, con sus virtudes, con sus defectos, sus esencias…
Hablamos de la intimidad en la que se deslizan las confianzas, el tacto que eriza los pelos de la piel, o una conversación relajada y nostálgica que se cuela por esos agujeros del cielo, llamados estrellas.

5. El amor no es esencialmente una relación con una 

persona específica

►El amor no es esencialmente una relación con una persona específica; es una actitud, una orientación del carácter que determina el tipo de relación de una persona con el mundo como totalidad, no con un objeto amoroso.

                                                             Erich Fromm

Algo que nos quiere hacer entender Fromm en su obra es que las personas vemos el amor como un objeto y no una facultad. Amar tampoco es una dinámica que se limita a esa relación que establecemos con nuestras parejas, nuestros padres o nuestros hijos.
“Amar” es enriquecer nuestra existencia, es una actitud capaz de dotar a este mundo de un sentido, de un propósito capaz de transformar la sociedad. Sin embargo, tal y como nos explica Fromm, en esta cultura moderna lo hemos mercantilizado todo en nuestro afán de satisfacer las propias necesidades, incluso el amor.

6. Resulta paradójico que dos seres se hagan uno y a la 

vez sigan siendo dos

Esta es otra de las frases de Erich Fromm más conocidas y también una de las que más invita a la reflexión. Como ya sabemos, una tentación en la que solemos caer muy a menudo es en diluirnos en el ser amado, especialmente al comienzo de la relación. Es un proceso entrópico que acaba con la propia identidad, que consume esencias, libertades y dignidades.
No podemos olvidar que el auténtico arte de amar consiste en seguir siendo nosotros, pero implicados en un mismo proyecto. Ser dos en un mismo compromiso, ser dos orientados a la responsabilidad de facilitar el propio crecimiento y el de la pareja…

7. Hay una gran diferencia entre enamorarse y 

permanecer enamorado

Para Fromm hay una gran diferencia entre enamorarse y permanecer enamorado. Piensa que si la relación se inicia con la atracción sexual y se consuma el acto, de alguna manera se pone el peligro el vínculo.
Fromm nos explica en “El arte de amar” que para desarrollar un amor maduro, sabio y responsable necesitamos trabajar en cuatro dimensiones esenciales: el cuidado, la responsabilidad, el respeto y el conocimiento. Sin embargo, en muchas ocasiones, nos encontramos más bien con un amor sin intimidad basado solo en la mera necesidad, esa que se consuma con el acto sexual.
Este es un amor de consumo, de usar y tirar. Donde puede aparecer la pasión, pero también nublarse fácilmente por la desconfianza y el desconocimiento del otro. Un amor que nunca llega a coger forma, antes de reciclarse de nuevo. 
Por su parte, quien sabe (y quiere) ir más allá de la atracción y excitación sexual inicial, procurará crear una auténtica intimidad, procurará ser un artesano para hacer del enamoramiento un amor real, un amor maduro y valiente.
Para concluir, en estas frases de Erich Fromm hemos aprendido que el amor no solo es un acto de maestría, ahí donde dominar la práctica y la teoría. El arte de amar se formula también como una actitud activa y responsable hacia la vida y la propia sociedad. Es una fuerza transformadora que requiere conciencia y no conformismo, que clama creatividad y no pasividad.

Psicología/Valeria Sabater
https://lamenteesmaravillosa.com

jueves, 14 de diciembre de 2017

Consideración y desconsideración



Todos los aspectos que hemos trabajado en las últimas semanas en estos artículos sobre conceptos duales, posiblemente tienen en común el hecho de que son cualidades que, por un lado, todos consideramos en general deseables, y por otro, todos las reconocemos y las destacamos cuando no están presentes o cuando vemos a alguien que no las manifiesta. Así por ejemplo el amor, la laboriosidad, la sinceridad o la atención, de las que ya hemos hablado, pasan algo más desapercibidas que el miedo, la desidia, el engaño o la distracción.
Es simplemente cuestión de darnos cuenta que ambas polaridades forman parte de la maquinaria humana, a nivel mental principalmente, y que, en general, tengamos claro cual de las dos facetas es la que queremos manifestar para todos en la sociedad de esa “nueva Tierra”, como nos ha dado por llamar a un futuro nivel evolutivo que esperamos algún día ver manifestado en nuestra realidad.
Los dos paramentos de hoy no son diferentes en ese aspecto, la consideración hacia los demás, y la desconsideración hacia ellos. La empatía y la apertura de miras, el querer comprender y el ponerte en la piel del otro, o el querer cerrar los ojos ante ellos y rechazarlos, ya que es más fácil, o suele serlo, debido a mecanismos automáticos de protección imbuidos en la psique, rehusar y confrontar que escuchar y aceptar. Y todo, efectivamente, una vez más, por los múltiples miedos subyacentes que poseemos y que se manifiestan en las relaciones humanas.
Un espacio para el entendimiento
¿Qué es la consideración? Es tener y tomar en cuenta a los demás, lo que dicen, lo que piensan, lo que hacen. Aunque no lo compartamos o no nos veamos reflejados en ellos, les comprendemos o tratamos de hacerlo. Este comportamiento provoca y genera un espacio energético para el entendimiento, cosa harto difícil en muchos lugares, situaciones y entre muchas personas ahora mismo en una gran parte de las realidades de nuestro planeta. ¿Os imagináis que toda la población fuera considerada con todo el resto? Utopía quizás, pero realidad sin la cual no se puede alcanzar ningún futuro nivel evolutivo basado en otras reglas de convivencia y respeto común.
La consideración de una persona hacia otra suele ser un atributo de aquel que comprende varias máximas de la realidad en la que vive, y, por lo tanto, las aplica en su trato con sus semejantes, y que vienen a ser algo así como que nadie tiene en este plano la verdad absoluta, que cada uno vive en su propio universo y nivel de realidad según sus creencias, patrones y programas almacenados en su psique, y que, para cada uno de nosotros, existe una verdad tan real como la verdad de la persona de al lado, pero que no la percibe de la misma manera.
Teniendo en cuenta esto, ¿para que vas a discutirle a alguien algo en lo que cree firmemente solo porque no cuadra con lo que crees tu? Siempre suele ser más efectivo escucharse mutuamente y tomar en cuenta, considerar, todas las verdades individuales de todas las realidades existentes en el planeta, pues el mundo que vemos es la suma de las realidades donde considerándolas todas como válidas por parte de su proyector responsable (la persona que la crea), podemos llegar a entender a otra parte de la Creación haciendo su trabajo de crear en su trozo de universo la experiencia que necesita para que la Fuente se expanda y se comprenda a si misma un poco más.
Las fuerzas del choque entre realidades
Por el contrario, las fuerzas de la confrontación promueven la desconsideración como arma para enfrentar posturas, aunque lo que subyace por debajo de ello puede ser simplemente el miedo que uno puede tener a estar equivocado, a sentirse infravalorado, o simplemente miedo a que con las posturas o ideas de los demás se lleguen a romper parte de las estructuras y creencias que pudiéramos tener nosotros fuertemente implantadas sobre algún aspecto, y que nos obligue a replantear los cimientos mismos de nuestra vida en casos más extremos.
Así, para evitar esto último, poseemos varios Yos gestionados por el ego que facilitan la puesta en marcha de mecanismos de defensa ante estas situaciones, y que son los que detonan ataques entre personas, procesos de difamación, juicio a otros, crítica, etc. Simplemente, por miedo, y por ser incapaces de ponernos en la piel de los demás y entender que ven el mundo de forma diferente a uno, ya que el contenido de su realidad es distinto. 
Energéticamente, además, es fácil suponer que subyace debajo de estos opuestos, pues la consideración incluye patrones derivados de la energía del amor, mientras que la desconsideración tiene siempre un sustrato de algún tipo de miedo, por mucho que se disfrace o se esconda bajo cualquier otro comportamiento aparentemente más inocente o superficial. También, como posiblemente ya habéis visto o leído anteriormente, el ser humano puede llegar a poseer de forma natural la cualidad de la consideración activa a través de los llamados centros superiores de control, ya que precisamente el centro emocional superior regula esta capacidad de entender y ponerse en la piel de otros para empatizar con ellos y pasar de la visión del “yo” a la visión del “nosotros”, proceso que se consigue a partir, como siempre, del trabajo interior que cada uno debe hacer para conseguir despertar esas otras cualidades subyacentes de forma que se manifiesten siempre de forma automática.
Dejemos paso a la consideración. Hay tantos puntos de vista y realidades solapadas como mónadas hay en el conjunto de toda la existencia, y es de recibo que todas contengan su propia versión del universo y de la Creación.

David Topí
http://davidtopi.com