sábado, 30 de septiembre de 2017

5 pasos para sanar nuestras heridas emocionales


Las experiencias dolorosas que desarrollamos a lo largo de nuestra vida conforman nuestras heridas emocionales. Estas heridas pueden ser múltiples y podemos llamarlas de muchas formas: traición, humillación, desconfianza, abandono, injusticia…
No obstante, debemos de hacernos conscientes de nuestras heridas emocionales y evitar maquillarlas, pues cuanto más tiempo esperemos a sanarlas más se agravarán. Además, cuando estamos heridos, vivimos de forma constante situaciones que tocan nuestro dolor y hacen que nos pongamos múltiples máscaras por el miedo a revivir nuestro dolor.
Así es que, a continuación, os mostramos 5 etapas que necesitamos experimentar para sanar nuestras heridas emocionales:

1- Acepta la herida como parte de ti mismo

La herida existe, puedes estar o no de acuerdo con el hecho de que existe pero el primer paso es aceptar esa posibilidad.  Según Lisa Bourbeauraceptar una herida significa mirarla, observarla detenidamente y saber que tener situaciones que resolver forma parte de la experiencia del ser humano.
No somos mejores o peores solo porque algo nos haga daño. Haberte construido tu coraza de protección es un acto heroico, un acto de amor propio que tiene mucho mérito pero que ya ha cumplido su función.
Es decir, te protegió de los ambientes que te dañaron pero, una vez que la herida está abierta y la puedes ver es momento de pensar en sanarla. Aceptar nuestras heridas resulta muy beneficioso entre otras cosas porque nos ayudará a no querer cambiarnos a nosotros mismos.

2- Acepta el hecho de que lo que temes o reprochas, te lo haces a ti mismo y a los demás

La voluntad y la decisión de sobreponernos a nuestras heridas es el primer paso hacia la paciencia, la compasión y la comprensión con nosotros mismos. Estas cualidades que desarrollarás para ti mismo, irás desarrollándolas para con los demás, lo que alimentará tu bienestar.
A veces no nos damos cuenta de que ponemos nuestras expectativas vitales en los demás, esperando que suplan nuestras carencias y que colmen nuestras esperanzas. Lo cierto es que nuestro comportamiento lleva a anular nuestras relaciones y gran parte de nuestra vida, generando gran malestar porque los demás no responden como esperamos.

3- Darte el permiso para enfadarte con aquellas personas que alimentaron esa herida

Cuanto más nos dañen y más profundas sean nuestras heridas, más normal y humano resultará culpar y sentir enfado hacia quien nos perjudicó. Date permiso para enfadarte con ellos y perdónate a ti mismo.
De lo contrario, desahogarás todo ese rencor contigo mismo y con los demás, pues si lo haces es como si estuvieras arañando tus heridas de forma constante. Sentirse culpable dificulta el perdón pero liberarnos de esa culpa y el rencor es la única forma de sanar nuestras heridas.
También es necesario perdonar, pues debemos aceptar que las personas que hieren es probable que lleven dentro un profundo dolor. Nosotros mismos dañamos a los demás con las máscaras que nos ponemos para proteger nuestras heridas.

4- Ninguna transformación es posible si no se acepta previamente la herida

Estas heridas emocionales te van a enseñar algo, aunque es probable que te cueste aceptarlo porque nuestro ego crea una barrera de protección bastante eficaz para ocultar nuestros problemas.
Lo cierto es que, normalmente, el ego quiere y cree tomar el camino más fácil pero en realidad nos complica la vida. Son nuestros pensamientos, reflexiones y actuaciones los que nos la simplifican, aunque nos parezca demasiado complicado por el esfuerzo que requiere.
Intentamos esconder la herida que más nos hace sufrir porque tememos mirar de frente a nuestra herida y revivirla. Esto nos hace portar máscaras y agravar las consecuencias del problema que tenemos; pues, entre otras cosas, dejamos de ser nosotros mismos.

5- Darte tiempo para observar cómo te has apegado a tu herida en todos estos años. 

Lo ideal es deshacernos de estas máscaras cuanto antessin juzgarnos ni criticarnos, pues esto nos permitirá identificar cómo debemos tratar nuestras heridas para sanarlas.
Es posible cambiar de máscara en un mismo día o llevar la misma durante meses o días. Lo ideal es que seas capaz de decirte a ti mismo: Vale,  me he colocado esta máscara y la razón ha sido ésta. Entonces sabrás que estás en camino y que en el resto del viaje, tu guía será la inercia que te permita sentirte bien sin ocultarte.

Psicología/Raquel Aldana
Imágenes cortesía de bruniewska y natalia_maroz
https://lamenteesmaravillosa.com

viernes, 29 de septiembre de 2017

El llanto emocional: medicina para “drenar” el alma


Hay quien llora en silencio, durante un breve instante y en discreta soledad. Sin embargo, el único modo de reiniciarnos, de drenar tristezas, frustraciones y tensiones es a través del llanto emocional. El desahogo auténtico solo es posible mediante esas lágrimas que se derraman como océanos templados por una voz rota.
Los expertos en psicobiología nos indican que pocos comportamientos nos hacen tan humanos como la risa y el llanto. De hecho, ambas expresiones emocionales tienen muchos aspectos en común. Disponen, por ejemplo, de un componente de “perseveración”. Es decir, cuando se inicia la risa o las lágrimas tienen una duración determinada que no puede acortarse con facilidad. Además, ambos consiguen un mismo fin: hacernos sentir mejor.
El alma descansa cuando deja ir sus lágrimas, pero el dolor necesita del llanto para encontrar auténtico alivio.
Por otro lado, todos sabemos que el llanto emocional -el que produce el auténtico desahogo– no está bien visto socialmente. En cambio, la lágrima discreta que resbala en un discurso político o en esa mirada temblorosa emocionada por el orgullo o por la contemplación de la belleza es más aceptada.
Quizá por ello, la mayoría evitamos lo que se conoce como  el “llanto vocal”. Siempre resulta más cómodo buscar un rincón a oscuras donde nadie nos vea para dejar ir las lágrimas, pero eso sí, en discretísimo silencio. No sea que alguien nos oiga, nos vea y descubra que no somos tan fuertes como aparentamos.
Sin embargo, psiquiatras y neurobiólogos nos lo dicen bien claro: el desahogo, ya sea en soledad o con alguien, debe ser auténtico, catártico y liberador. Todo lo que implique cierto “autocontrol” sigue generando un componente de tensión y estrés. El llanto es necesario para el ser humano.

El llanto emocional, una conducta multipropósito

La mayoría de los bebés cuando llegan al mundo, lloran. Ahora bien, sus llantos carecen de lágrimas. El mecanismo cerebral que hará que sus glándulas lagrimales segreguen lágrimas aún no está maduro. Sin embargo, sus lloros ya cumplen una función biológica imprescindible: garantizar su supervivencia al conectar con sus semejantes para recibir atención, cuidados, consuelo y afecto.
Asimismo, a medida que crecemos y maduramos el llanto va cumpliendo diferentes funciones tan interesantes como útiles. Aunque en realidad, no siempre sacamos partido de ellas.
En primer lugar, uno de los propósitos del llanto es eliminar las toxinas del organismo ocasionadas por el estrés y la ansiedad. No es necesario que nos haya sucedido nada negativo, que sintamos tristeza o desconsuelo. En ocasiones, también lloramos por simple agotamiento, y el hecho de hacerlo, es tremendamente saludable.
Desde la escuela de psiquiatría de la Universidad de los Ángeles (UCLA) nos explican en un estudio, que el llanto cumple también una función de advertencia. Es como un toque de atención a la propia conciencia. Hay épocas en que nos sentimos frustrados, abrumados por algo sobre lo que deberíamos reaccionar y no lo hacemos.
Sin embargo, el simple hecho de dejar ir las lágrimas pone en marcha sofisticados mecanismos biológicos para permitirnos ver las cosas con mayor claridad.
Los científicos nos explican que el llanto emocional es en realidad una innovación evolutiva excepcional. No se trata solo “dejar caer las lágrimas”. El llanto profundo, auténtico y que nos permite desahogarnos plenamente activa la función de las neurotrofinas. Se trata de un tipo de proteínas capaces de favorecer la plasticidad neuronal.
Por decirlo de otro modo, “nos repara”. Favorece nuevos aprendizajes y nos ayuda a ser más creativos para poner en marcha nuevas conductas que nos permitirán adaptarnos mucho mejor a nuestros entornos.

El llanto, la vulnerabilidad y el consuelo

Las responsabilidades laborales, por ejemplo, nos hacen necesitar instantes a solas donde llorar unos segundos. Médicos, enfermeras, bomberos, policías… Muchos buscan un momento a parte para desahogar dramas, tensiones cotidianas. Sin embargo, en ocasiones, esos instantes no son suficientes. No hay una “reparación” auténtica. Hasta que poco a poco llega la sobrecarga, el bloqueo, la ansiedad… Y esa espina que ya no nos deja respirar.
Lo mismo ocurre con los problemas cotidianos. Con las palabras que se callan. Las pérdidas que no se afrontan. Con el dolor que bombea pero que uno se esfuerza en disimular. ¿Por qué nos cuesta tanto pedir ayuda? ¿Por qué el llanto emocional nos hace sentir tan vulnerables ante otras personas?

Saber conferir apoyo es un arte que no todos dominan

La realidad es tan dura como evidente: no todo el mundo sabe dar apoyo. Con palabras “¿Y ahora por qué lloras?” o “Venga, anda que eso no tiene importancia”, lo que conseguimos es bloquear aún más a la persona. Intensificar la emoción negativa y el abatimiento.
  • Cuando necesitemos facilitar el desahogo emocional con alguien, una buena idea es buscar a la persona adecuada. No todo el mundo vale ni todo el mundo dispone de las adecuadas estrategias para facilitarnos esa cercanía, esa facilidad para dejar ir lo que duele, lo que atenaza. Los buenos amigos, y por supuesto, los psicólogos, pueden ser los mejores guías en este proceso.
  • Liberarnos al llanto emocional ante alguien no es reflejo de debilidad ni de vulnerabilidad. Es el paso que da alguien fuerte para desahogar las tensiones, miedos y tristezas. Lo hace con el propósito de reconstruirse de nuevo, de manera que pueda reparar y recibir ayuda.
  • Por su parte, conferir apoyo no es dar un abrazo. No es decir “todo está bien”. Es ser intuitivo con el fin de facilitar el desahogo, sabiendo cómo propiciarlo. Es saber decir“estoy aquí, contigo” sin que esto sea una imposición, y por supuesto sin juzgar. Es ser discreto/a mientras estamos presentes, aportando cercanía.
Para concluir, a pesar de lo complicado que resulta permitirnos estos instantes de auténtico desahogo emocional, ya sea en soledad o en compañía, es necesario concedérnoslos de vez en cuando. Drenar el alma es una necesidad biológica y psicológica.  No podemos olvidar la clásica frase de “emoción expresada, emoción superada”.

Psicología/Valeria Sabater
https://lamenteesmaravillosa.com

jueves, 28 de septiembre de 2017

7 Cosas que afectan tu frecuencia vibracional, desde el punto de vista de la física

Vibración en la física cuántica significa que todo es energía. Somos seres vibracionales. Cada vibración equivale a un sentimiento y en el mundo “vibracional”, existen sólo dos especies de vibraciones, la positiva y la negativa. Cualquier sentimiento hace que  emitas una vibración que puede ser positiva o negativa.



– Los Pensamientos
Todo pensamiento emite una frecuencia hacia el Universo y esa frecuencia retorna hacia el origen, entonces, si tienes pensamientos negativos, de desánimo, tristeza, rabia, miedo, todo eso va a volver hacia ti. Por eso es tan importante que cuides de la calidad de tus pensamientos y aprendas a cultivar pensamientos más positivos.
– Las Compañías
Las personas que están a tu alrededor influencian directamente en tu frecuencia vibracional. Si estás al lado de personas alegres, determinadas, tú también entrarás en esa vibración, ahora si te rodeas de personas reclamadoras, maledicentes y pesimistas, ten cuidado! Pues ellas pueden estar disminuyendo tu frecuencia y como consecuencia impidiéndote de hacer funcionar la Ley de la atracción a tu favor.
– La Música
La música es poderosísima. Si solo escuchas músicas que hablan de muerte, traición, tristeza, abandono, todo eso va a interferir en aquello en lo que vibras. Presta atención a la letra de las músicas que  escuchas, ellas pueden estar disminuyendo tu frecuencia vibracional. Y recuerda: atraes hacia tu vida exactamente aquello en lo que vibras.
– Cosas que ves
Cuando ves programas que abordan desgracias, muertes, traiciones, etc. tu cerebro acepta aquello como una realidad y libera toda una química en tu cuerpo, haciendo que tu frecuencia vibracional sea afectada. Vé cosas que te hagan bien y te ayuden a vibrar en una frecuencia más elevada.
– El Ambiente
Sea en tu casa o en tu trabajo, si pasas gran parte del tiempo en un ambiente desorganizado, sucio, feo, esto también afectará tu frecuencia. Mejora lo que está a tu alrededor, organiza y limpia tu ambiente. Muestra al Universo que estás apto para recibir mucho más. Cuida de lo que ya tienes!
– La Palabra
Si acostubras reclamar o hablar mal de las cosas y de las personas, eso afecta tu frecuencia vibracional. Para mantener tu frecuencia elevada es fundamental que elimines el hábito de reclamar y de hablar mal de los otros. Entonces evita hacer dramas y victimizarte. Asume tu Responsabilidad por las elecciones de tu Vida!
7ª – La Gratitud
La Gratitud afecta positivamente tu frecuencia vibracional, ese es un hábito que deberías incorporar ahora mismo en tu vida. Comienza a agradecer por todo, por las cosas buenas y malas, por todas las experiencias vividas. La Gratitud abre las puertas para que las cosas buenas fluyan positivamente en tu vida. 

Ahora. . .  ¿ya agradeciste el día de hoy?

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