jueves, 15 de febrero de 2018

Vivir según la filosofía Zen



Los valores Zen se pueden aplicar en nuestro día a día, no es necesario escapar del mundanal ruido e ingresar en un monasterio. Pero para vivir siguiendo la filosofía Zen, no se puede ser utilitarista, no se puede coger sólo aquello que nos gusta y utilizarlo en provecho propio.

La meditación, por ejemplo, no es una única forma de relajarnos porque llevamos una vida demasiado acelerada. Hemos de comprender que no tendríamos que llevar un tipo de vida que no nos satisface y nos pone al límite de nuestras energías.
Estaríamos haciendo un uso utilitario si lo que pretendiéramos fuera conseguir más energías para seguir llevando una vida en la que sólo prima la ambición por conseguir más bienes materiales.
El Zen nos invita a hacer una reflexión sobre el ritmo que llevamos y a entender que debemos cuidar nuestra espiritualidad desde una actitud más elevada.
No es que no podamos tener un trabajo normal ni ganar dinero, pero sí que deberíamos procurar aprender a poner todo esto en su sitio y a valorarlo en su justa medida.
Para poder aplicar el Zen a nuestra vida diaria debemos comprender que es mucho más importante ser que tener.
Vivimos en una sociedad en la que es muy importante poseer. Consumir bienes sirve para conseguir un estatus, pero ¿cuándo acaba esta ansia?
No tiene fin. Por tanto nunca estará satisfecha, y ello nos condena a la infelicidad.
Esta ambición por poseer nos impide ver lo esencial: no es importante tener, sino ser.
La verdadera riqueza y abundancia es la que llevamos en nuestro interior y nadie puede robarnos.
Nuestra riqueza es la más desconocida para la mayoría de la humanidad, es la que menos cultivamos, la que más olvidamos. Y eso nos lleva a una pobreza de espíritu que no se puede equilibrar con la posesión de cosas externas.
Intentar encontrar fuera lo que no se tiene dentro es sinónimo de no sanear el interior.
El Zen abre la puerta del gran tesoro interior.
                          
¿Cómo compatibilizar esta filosofía oriental con la sociedad occidental en la que vivimos?
La respuesta la hallaremos en la práctica continuada del “zazen”, la meditación.
Con la práctica del “zazen”, podremos ver las cosas desde un punto de vista completamente diferente.
Si estamos sometidos al miedo, a los deseos, a la inseguridad o a la ambición, lo que nos rodea resulta demasiado grave y acaba convirtiéndose en un gran problema.
En cambio, cuando somos capaces de relajarnos, podemos actuar con mucha más libertad y las cosas fluyen de forma natural.
Conseguir la calma espiritual es uno de los pasos que más nos acerca a la felicidad, pues supone dejar de sufrir por cosas que no merecen la pena.

El Zen es un camino que nos conduce a la lucidez y a la paz de espíritu. Y desde la tranquilidad es más fácil asumir cualquier reto que se nos presente.

Para llevar una vida Zen es imprescindible la presencia de un maestro.
El Zen no tiene escrituras sagradas ni preceptos que seguir. Los conocimientos se han difundido durante siglos a través de maestros a discípulos, mediante la práctica oral.
El maestro nos ayudará a encontrar la postura adecuada, a hallar la respiración idónea, a diluir las inseguridades. Él sabe valorar las actitudes de sus alumnos y sacar lo mejor de cada uno de ellos. Conoce cómo ayudarlos en cada caso.
El maestro Zen es un guía espiritual que ayuda a cada alumno a encontrar la llave para abrir su mundo espiritual, sin ser nunca un gurú o un predicador.
No es un profesor, pues él no da sermones, su método es ayudar a despertar la conciencia de sus pupilos.
La práctica del Zen es muy beneficiosa para la salud, aleja muchos trastornos y permite llevar a cabo un día a día mucho más sano.
El primer efecto es la ausencia de estrés. El Zen consigue que cuerpo y mente logren una gran relajación, y esto supone un beneficio en el que se padecen menos enfermedades.
El control de la respiración que se consigue mediante el “zazen” calma el ritmo cardíaco y regula la circulación.
La espiración profunda que se lleva a cabo durante la meditación, sirve para liberar a los pulmones del gas carbónico acumulado en ellos, y así se evitan enfermedades. El aire estancado en los pulmones produce opresión, ansiedad y nerviosismo.
El “zazen” baja la tensión y el ácido láctico en sangre, que es el responsable de la agresividad y de la desestabilización hormonal y del sistema nervioso.
La relajación corporal y el estiramiento de la columna vertebral sirven para combatir los problemas de espalda y contracturas musculares en general.
La función del Zen no es curar, pero su práctica habitual puede mejorar las condiciones de nuestro organismo.
La meditación “zazen” nos ayuda también a potenciar nuestras habilidades manuales, nuestra creatividad y nuestra intuición.
La persona verdaderamente creativa es la que es capaz de ver más allá y proponer soluciones diferentes.
La meta radica en no obsesionarnos sino en dejar que todo fluya de forma natural.
Hay un dicho del maestro Dogen que dice así: “Mantened las manos abiertas, toda la arena del desierto pasará por vuestras manos. Cerrad las manos, sólo obtendréis un puñado de arena”.

La metáfora significa que sólo hemos de dejar que las cosas ocurran y notar las sensaciones que despiertan en nuestro cuerpo y dejarnos guiar por nuestra intuición, a la que habremos despertado con las técnicas “zazen”.
maestroviejo/selenitaconsciente.com 

miércoles, 14 de febrero de 2018

Cómo adquirir hábitos posturales sanos

Cuando trabajamos, estudiamos, andamos en nuestra vida diaria, no somos conscientes de nuestra postura. Nuestra columna vertebral, como su propio nombre indica, es el eje sobre el que se sustenta todo el organismo. Cualquier problema vertebral puede originar patologías como parálisis, dolor crónico, ciática, lumbalgia… Por ello es tan importante cuidarla, y casi diríamos mimarla.



¿Qué podemos hacer por ella en nuestra vida cotidiana? Si cuidamos nuestras posturas a la hora de hacer cualquier actividad, mantendríamos nuestro equilibrio físico y mental, puesto que se ha comprobado que un cambio en la postura puede llegar a traer cambios incluso en nuestra personalidad.
Malos hábitos sentados
Cuando trabajamos solemos inclinar la cabeza hacia un lado u otro, aunque siempre suele ser el mismo lado, provocándonos molestias en el cuello que se pueden transformar más adelante en dolores de cabeza, molestias en los hombros e incluso en un desequilibrio de nuestra columna vertebral, pues el cuerpo humano tiende a ir hacia el equilibrio. Si nosotros le estamos demandando, día tras días, que “necesitamos” tener la cabeza inclinada, por ejemplo a la derecha, el cuerpo lo aprende, y entonces busca alternativas para mantener la homeostasis corporal, como tensar más un músculo, subir el hombro o hacer unas curvaturas mayores en la columna vertebral. Así es el cuerpo humano.
Al cepillarnos los dientes
Al lavarnos los dientes solemos mantener las dos piernas estiradas y la espalda curvada hacia delante mientras dura la limpieza. Lo adecuado sería flexionar un poco la rodilla contraria a la mano en la que mantenemos el cepillo y apoyar la otra mano en el lavabo para flexionarnos hacia delante y mantener nuestra espalda lo más recta posible. Por supuesto no lo hacemos.
Al levantarnos de la cama
Para levantarnos de la cama solemos tirar de nuestra columna bruscamente hacia adelante hasta conseguir sentarnos, provocando en nuestro cerebro un despertar abrupto que puede ocasionar desde enfados hasta estrés durante todo el día, aparte de una sobrecarga en la columna lumbar. Lo suyo sería girar sobre un costado y desde ahí, apoyando las dos manos en la cama, levantarnos despacio y dejar colgar nuestras piernas. Una vez sentados, apoyar nuestras manos en nuestros muslos e incorporarnos.
Cuando la postura se alinea correctamente. todos los músculos se encuentran en equilibrio. Si no sucede así, habrá unos músculos que los tendremos en tensión continua, mientras que el resto estarán estirados constantemente y, en consecuencia, al final habrá excesiva rigidez.
Como ya se ha comentado con anterioridad, pasar de una postura incorrecta a otra correcta puede llevarnos incluso a un aumento de la autoestima y a cambios de la personalidad, puesto que si el cuerpo no está en equilibrio y los músculos están todo el tiempo contraídos, comenzarán a mandar información de su “desagrado” al cerebro, que corresponderá con hormonas que nos harán estar de mal humor. Si no, haz tú mismo la prueba: colócate en una postura en la que estés incómodo durante dos minutos y observa qué ocurre…
El ser humano siempre busca el equilibrio, la comodidad y el gasto mínimo de energía ,y basándose en estas tres consignas va a buscar la postura que él considere como más adecuada. Por esta razón, debemos de estar muy conscientes de nosotros mismos en todo momento y observarnos para poder corregir las posturas inadecuadas antes de que creen un hábito del que ya sea menos fácil salir.

Técnicas de equilibrado

Disponemos de varias técnicas importantes que podemos utilizar. Entre otras, tenemos:
Sotai : reeducación postural integral. Gracias a esta técnica, venida desde el Japón, podemos tender al equilibrio de una manera suave y natural, sin dolor y consiguiendo una sincronización muscular y articular mediante una serie de ejercicios fáciles de aprender para poder realizarlos todos los días en nuestra casa.
Feldenkrais: es un proceso educativo que, a través de movimientos fáciles y suaves y una adecuada orientación de la atención hacia los efectos que los mismos producen en los distintos aspectos de la persona, brinda a ésta la posibilidad de mejorar su accionar cotidiano. Cuenta con dos técnicas: la autoconsciencia por el movimiento y la integración funcional
Técnica Alexander: pone en nuestra mano la posibilidad de mejorar el control consciente de nuestro organismo y así poder recuperar equilibrio en las actividades de la vida cotidiana.
Hatha Yoga: gracias al Yoga podemos permanecer más conscientes de nuestra estructura corporal. A través de las distintas asanas se estiran las distintas partes de los músculos y fascias para liberar los bloqueos de las malas posturas diarias en todo nuestro cuerpo. Esto permite al organismo ganar flexibilidad y coordinación en los movimientos. Además, al hacernos más conscientes de nuestra postura diaria, permite cambiarla en caso necesario.
Cualquiera de estas técnicas te puede ayudar a observar en qué momento te encuentras y poder cambiarlo a voluntad. Es cierto que como todas son medios naturales en los que sólo utilizamos nuestro cuerpo, y le hemos obligado a mantener una postura inadecuada durante mucho tiempo, necesitará otro tanto para recolocarse adecuadamente. Así que recomendamos un poco de paciencia.

Natalia López /Shiatsu
http://www.yogaenred.com

martes, 13 de febrero de 2018

6 consejos para dejar de complicarse la vida


Complicarse la vida es, a veces, muy sencillo. Y lo peor es que no siempre somos conscientes de ello y lo hacemos de manera completamente innecesaria.

 ►Tres son los grandes problemas del hombre: la naturaleza de complicar todo innecesariamente, creando nuevos problemas, el absurdo afán de asumir problemas ajenos, y la estupidez de evitar los problemas reales.
                                                        Rafael Hernampérez 


¿Por qué buscamos problemas donde realmente no los hay? ¿Por qué, además, cargamos muchas veces con los problemas de los demás? Y encima, ¿por qué cuando realmente aparece un problema nos asustamos e intentamos evitarlo?

¿Por qué complicarse la vida si no es necesario?

Las personas somos complicadas, y unas más que otras. Dentro de cada uno de nosotros llevamos una mochila en la que pesan los recuerdos, las experiencias, la educación que hemos recibido… y muchas veces a la larga, nos perjudican y nos crean prejuicios y problemas, donde realmente no los hay.
Pero además, lo más curioso de todo, es que cuando llega un problema de verdad, tendemos a evitarlo, huimos de él, sentimos miedo. “No hago más que darle vueltas a lo mismo…”, “¿Qué pensarán los demás cuando vean que no he querido…?”, “Me siento solo, me siento tan solo y no hago más que pensar esto una y otra vez”, “Tengo que mantener la línea, ¡no me voy a comer este trozo de pastel!”
¿No te sientes identificado con algunas de estas frases? Pues estas y otras muchas inundan  nuestra cabeza sin darnos cuenta. Poco a poco los pensamientos no nos dejan vivir, están dando vueltas y más vueltas en nuestra cabeza, martilleando… Empezamos a entrar en una espiral en la que vivimos más para nuestra mente, que para nuestra vida real.

Cómo dejar de complicarse la vida

Pero todo puede cambiar si queremos… Podemos entrenar poco a poco nuestra mente, igual que entrenamos nuestros músculos. ¡Ya es hora de dejar de complicarnos la vida por tonterías!
¿Quieres dejar de complicarte la vida? Pues si te lo propones, poco a poco puedescambiar. Eso sí, todo requiere un esfuerzo. Aquí te dejamos unos consejos para ello:

1. Dale la importancia justa a las cosas

Preocúpate cuando realmente sea necesario. Deja de darle importancia a cosas que realmente no la tienen como ¡ya he perdido el autobús!, y la frase que siempre añadimos detrás: ¡qué mala suerte tengo!
 ► No te preocupes más de lo necesario, más que nada porque los problemas y las dificultades no suelen solucionarse porque pensemos más en ellos.

2. Perdónate y perdona a los demás

Muchas veces nos sentimos culpables de alguna cosa que hemos podido hacer mal con alguien y no dejamos de fustigarnos por ello o, por el contrario, no perdonamos el fallo que han podido cometer los demás.
No perdonar nos estanca y no nos permite avanzar, pero perdonar nos libera. Perdona, perdónate y pasa página.

3. Desconecta de las preocupaciones


Empieza ya a aprender que cuando acaba el trabajo, acaba. Si vuelves de un hospital de visitar a un familiar querido, si un amigo te ha estado contando un problema etc, cuando vuelvas a casa no sigas “rumiando” en lo mismo.

 Necesitas relajar tu mente y liberarla del estrés y las preocupaciones diarias.

4. Aclara tus diferencias con los demás

Si tienes problemas con alguien, si has tenido un malentendido y no dejas de darle vueltas a la cabeza, lo mejor es que hables con esa persona. Aclara tus diferencias, te habrás quitado un peso de encima.
También es importante que aceptes a los demás tal y como son y que elijas como amigos las personas que te hacen sentir bien. Recuerda que no somos nadie para imponer nuestra visión a los demás y mucho menos para exigirles que sean de una determinada manera.

5. Adopta frases de cabecera

Empieza a pensar frases del tipo “la caridad bien entendida empieza por uno mismo”, “no puedo estar siempre preocupado por cosas que no merecen la pena”, “la vida son dos días y yo los paso pensando, no puedo seguir así”. Busca las que más se encuentren en sintonía contigo y repítelas en tu interior con frecuencia.

6. Reconoce tus errores sin martirizarte y ríete de ti mismo

Todos nos equivocamos, ¡no pasa nada!, tú también. Aprende de tus errores y continúa el camino.
 .► Cada fallo puede ser un aprendizaje y cada crisis una oportunidad.
Recuerda que la vida es un juego y así hay que tomarla. Unas veces se gana y otras se pierde. Pero tan divertido es ganar como muchas otras veces perder… a veces incluso, aprendemos y nos fortalecemos más. De poco sirve complicarse la vida inútilmente.

Sofia Alcausa Hidalgo
https://lamenteesmaravillosa.com