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jueves, 22 de febrero de 2018

Abierto a este momento



¿Dónde te encuentras cuando aparecen los pensamientos? ¿Identificarse con ellos continuamente o ser consciente de lo que sucede sin apego?

Sin apego. Aquí y ahora. Abierto a este momento. 
Presente en la aceptación radical de este momento. Ves surgir, ir y venir tu respiración, escuchas, observas, tocas, hueles, saboreas …


Saboreas todo cuanto surge, dejas ir, porque estás aquí presente, más allá de los conceptos mentales, de los objetos de la mente … ellos pasan como troncos flotando en el río, y tú estás en la orilla, no vas tras ellos, eres un testigo que permanece observando, viendo pasar, dejando ir, permitiendo y aceptando la vida.
En ese vacío, en ese continuo desprenderse, hay una presencia vasta, un espacio impersonal sin forma, una receptividad natural y espontánea.


maestroviejo
http://selenitaconsciente.com

domingo, 18 de febrero de 2018

Meditación y neurologia


Estudios con magneto-encefalografía demuestran que las personas que han sido entrenadas en mindfulness tienen cambios más rápidos y de mayor tamaño en la amplitud de la onda alfa cuando cambie el foco. La meditación mindfulness ayuda a los pacientes a controlar el dolor crónico y la depresión.
Un estudio reciente de la Universidad de Brown propone que aquellos que practican la meditación, ganan un mayor control sobre los ritmos alfa de las cortezas sensoriales que ayudan a regular la forma en que el cerebro procesa las sensaciones, incluyendo el dolor y los recuerdos, así como los pensamientos negativos.
En base a los resultados experimentales publicados y una simulación por ordenador de las redes neuronales, se deriva una conexión íntima del mindfulness entre la mente y el cuerpo, ya que la meditación estandarizada del mindfulness tiene un enfoque muy localizado sobre las sensaciones del cuerpo y la respiración.
Lo investigadores proponen que debemos aprender a controlarnos en cada momento mediante meditación mindfulness. Un control eficiente de nuestro ritmo nos permite filtrar mejor la información sensorial
Los practicantes de la meditación aprenden no sólo a controlar sus sensaciones corporales específicas que prestar mayor atención al espacio, sino también la forma de regular la atención para que las sensaciones físicas negativas como el dolor crónico no se vuelvan hacia uno mismo. El control local de atención de los ritmos alfa somatosensoriales se generaliza para regular mejor nuestros pensamientos negativos que pueden llevar a la depresión.
Catherine Kerr y su grupo de investigadores dicen que “somos el primer grupo en proponer un mecanismo neurofisiológico subyacente que vincula directamente la práctica real de la conciencia consciente de la respiración y las sensaciones del cuerpo para el tipo de beneficios cognitivos y emocionales que le confiere la atención”



miércoles, 7 de febrero de 2018

CÓMO DETECTAR UN ALMA AVANZADA


Son solo algunas personas las que se sienten diferentes, que se sienten solos o aislados en este mundo, o que sienten que no pertenecen al entorno que las rodea. Su existencia solitaria no tiene necesariamente una preferencia antisocial. Estas personas muchas veces dicen sentirse simplemente viejos.
Esto no es malo, muy por el contrario son personas que pueden ser más inteligentes o que muestran una sensibilidad especial, son más intuitivas y que parecen no calzar en su época. Estas personas dicen sentirse viejos de corazón, viejos de mente y viejos de alma. Son viejos de alma porque tienen una visión sobre la vida muy diferente y más madura que quienes le rodean.
Las almas avanzadas tienen características que son muy diferentes de los seres humanos ordinarios. Se manifiestan más allá de la sabiduría convencional y tienen estos 12 rasgos.

1. Tienen una mirada penetrante

Cuando las almas avanzadas te miran, te sientes como si estuvieran mirando a través de tu alma. Su mirada es tan profunda que penetra profundamente en tu núcleo. Sus ojos son constantes y no se mueven mucho. Son plenamente conscientes de lo que hay dentro y fuera de ti. Sus ojos brillan con la luz de una profunda paz, compasión, amor y sabiduría.

2. Tienen tacto suave y reconfortante

Su tacto es muy ligero en la piel y parece traer la curación a alguien que está sufriendo de cualquier problema en diferentes aspectos de la vida. Sanan el alma de una manera única.

3. Tienen una voz suave y calmante

Cuando hablan, lo hacen con profundidad y refinamiento en la voz. Ofrecen instrucciones que son sabias y libres de conflictos, saben guiarte a mejor para dónde dirigir tu vida. Cuando se les pregunta, sus respuestas llevan un anillo de verdad y aportan claridad que elimina sus confusiones. A pesar de su carácter suave, también son firmes en sus convicciones y decisiones.

4. Su aura es muy profunda y silenciosa

Exudan un aire de tranquilidad. Su presencia es muy reconfortante y te hace sentir cómodo y relajado. Son tan tranquilos que te encuentras ina sensación tan en paz con ellos como si nada negativo pudiera alejar esa tranquilidad. Aunque normalmente están tranquilos, su fuerte presencia habla en voz alta.

5. Son sinceros en todas sus interacciones

Porque las almas avanzadas son seres profundamente conscientes, y conscientes, actúan y hablan con sinceridad y tranquilidad. No se puede esperar que sean falsos, ya que su espíritu es guiado por la sabiduría y el conocimiento, la humildad y el amor.

6. Con gusto te mostrarán el camino, pero nunca lo impondrán

Ellos muestran a otros el camino hacia la iluminación de una manera que no es imponente. Nunca se imponen sobre lo bien que están o lo malos que otros podrían ser. Se mueven desde la plenitud en la neutralidad.

7. Ellos creen en la unidad y conexión de todas las cosas

Para ellos, todo viene de una sola Fuente y sólo un Espíritu nos conecta a todos. Su percepción del mundo va más allá de las fronteras, más allá de los colores de la piel, más allá de las fronteras. Su espíritu es tan magnánimo que se sienten conectados incluso con las aves del aire y los peces del mar.

8. Se sienten cómodos en su propia piel

Dondequiera que ponga un alma avanzada, tienden a encajar correctamente con su entorno. Nunca pierden su identidad sin importar dónde las coloque. No sienten un matiz de humillación o idolatría. Son seres que saben amarse a si mismos por lo tanto aman todo su entorno.

9. Creen en “lo que es”

Para ellos, no hay positivo o negativo, saben que ambas son parte de lo mismo, y la unidad del todo es el amor.
Están por encima de la atracción de los opuestos porque viven en la no-dualidad. Existen tanto en la totalidad como en la nada. Su vida es un viaje continuo en todos los reinos o dimensiones.

10. No son materialistas

No sucumben ante la materia, lo tienen todo pero no necesitan de nada, saben que las cosas solo son vehículos de corto plazo en la materia.. Tampoco se esfuerzan por acumular o tener cosas, saben que el Universo paga todas su facturas con gran ABUNDANCIA. Por eso jamas les faltará nada, ya que se permiten disfrutar de la 3ra Dimensión pero desde el espíritu.

11. Parecen más jóvenes

Las vicisitudes de la vida no les pesan. Su cuerpo se siente más ligero, tienen menos arrugas y pieles más claras.

12. No viven en una linea de tiempo

Es un absoluto en el estilo de vida de un alma avanzada vivir fuera del tiempo, saben que el tiempo no existe, por eso viven fuera de el. Así tienen “tiempo” suficiente en el día para poder descansar, reponer, recargar y conectarse con la Fuente. Saben que la comunión consigo mismos es importante,y esto los mantiene espiritualmente fuertes, centrados y llenos de poder.
Así como algunas personas mayores se describen a sí mismos como “jóvenes de corazón”, también pueden los jóvenes ser “viejos de corazón”. Y tú… ¿Eres un alma avanzada?.

https://consejosdelconejo.com

miércoles, 17 de enero de 2018

Ahora


En mi opinión, perdemos demasiada vida en esta locura de pasarnos más tiempo en el pasado o en el futuro –el posible futuro- que en el presente.

Está bien traer el pasado al presente de vez en cuando, porque es placentero y enriquecedor deleitarnos con las cosas agradables por las que hemos ido pasando, y a través de nuestra mente y el recuerdo somos capaces de hacer el milagro de recrear lo que ya no existe, y está bien traer al presente de vez en cuando las cosas que no han estado bien en nuestra opinión, siempre que sea con el exclusivo objetivo de aprender aquello que nos permita evitar que se vuelva a repetir siempre que esté en nuestra mano.

Lo que no está bien es irse al pasado –abandonando el presente- porque allí tengamos recuerdos de cosas que ya no están ni volverán a estar –eso que se llama nostalgia-, y no está bien querer quedarnos allí porque estábamos mejor que ahora. 

Si es por placer, estupendo, se puede ir, pero luego hay que volver al presente con las pilas cargadas… y no abatidos.

Tampoco está bien si el motivo de ir es que tenemos mucho de que arrepentirnos y vamos allí para reabrir la herida de lo que hicimos mal, y aún es peor si además nos ponemos a hurgar en ella con saña y con el único fin de castigarnos por lo que hicimos.

No existe el pasado ni el futuro: existe el ahora.

El instante en que leíste la palabra anterior ya no existe. Ya forma parte del pasado. O sea que no existe lo pasado –existió- y no existe lo futuro, porque a eso que llamamos futuro cuando llegue lo llamaremos presente. 

Existe cada uno de los instantes, pero solo durante el tiempo breve y limitado de su existencia. Para entendernos mejor con esto que llamamos presente lo que hacemos es agrupar varios o muchos instantes, y lo llamamos “hoy”, o “esta tarde”. Y esto es lo que existe. Y “esta tarde” es lo que tenemos que vivir con atención e intensidad. Y “esta tarde” es cuando tenemos que tener claro nuestro propósito, lo que queremos hacer en ella, lo que nos puede aportar, con qué la queremos llenar para que sea satisfactoria y nos aporte una buena sensación, y, además, le aporte sentido.

Y si no lo hacemos de ese modo es muy posible que al final del día se nos instale una desagradable sensación de haber perdido el tiempo –que es la vida- salvo que lo que hayamos decidido sea, precisamente, perder el tiempo. Y si esta misma sensación se nos va acumulando un día tras otro entonces será una sensación aún más desagradable la que se instale: “estoy perdiendo mi vida”.

Y eso de perder la vida deberíamos tenerlo en el lugar de las cosas inaceptables, de las que bajo ningún concepto queremos que lleguen a suceder.

Hay una cosa importante que es favorable: depende de nosotros. Es algo que podemos –y debemos- controlar.

Somos conscientes de que tenemos que dedicar un tiempo a las obligaciones: trabajo, responsabilidades, cargas, urgencias… pero también durante ese tiempo podemos ser conscientes de nosotros mismos –del ahora-, atender nuestra vida y atendernos –en ese ahora-, y siempre podemos encontrar y ser conscientes del momento, de lo que somos, de quienes somos, de la magia de estar vivos y estar viviendo… y eso sólo se vive AHORA.

Este ahora es inaplazable y es insustituible por otro ahora, que ya tendrá su propia entidad.

AHORA es ya.

Así que deja de leer en este instante y toma consciencia.

Mira la vida.

Mírate. 

No lo aplaces más.

Aprende a vivir en el ahora. 

VIVIR EN EL AHORA.

Te dejo con tus reflexiones…


Francisco de Sales
http://buscandome.es

martes, 9 de enero de 2018

GESTIÓN CONSCIENTE DE LAS EMOCIONES: QUÉ HACER CON EL ENFADO

Con frecuencia nos encontramos a diario con situaciones en las que podemos contener el enfado o dejarlo salir, pero en ambos casos es problemático para uno mismo y para los demás. Sin embargo hay otra opción: Esperar y practicar la paciencia aprendiendo a desarrollar un estado de calma interior que se encuentra a mitad de camino entre el estallido y la represión del mismo.


No es nada fácil saber cómo actuar cuando el enfado se apodera de nosotros.Sin embargo si observamos con detenimiento, podemos apreciar que siempre surge de las exigencias desproporcionadas a los demás que se manifiestan en frases como: "Deberías de...", "Tendrías que...." , "Lo que tienes que hacer es..." etc....

Si la paciencia es el antídoto contra el enfado, es bueno que nos concentremos en estudiar la misma y conocer a fondo lo que es y lo que no es la paciencia, con el fin de poder discriminar las situaciones en las que el enfado se apodera de nosotros y saber cómo utilizar correctamente el antídoto adecuado.

Para empezar, hay que darse cuenta de la relación de la paciencia con el bienestar interior. Cuando nos domina el enfado –y en cierta medida esto se puede aplicar a cualquier estado emocional alterado- hay una poderosa fuerza que nos empuja a descargarlo. Es tan incomodo sentir la presión del enfado que deseamos resolver la situación cuanto antes mejor.

¿Y qué es lo que solemos hacer? Justo lo que aumenta el malestar interior que es proyectar contra los demás ese enfado. Uno se encuentra a sí mismo en medio de un torbellino de emociones y se debate con sus palabras o sus acciones para escapar del enfado y el malestar, creando más enfado y más malestar.

En este punto ‘paciencia’ significa precisamente "Saber pararse y esperar". E implica también “callarse”, ya que cualquier cosa que se diga será agresiva, aunque contenga frases educadas y correctas en su forma externa. Pensamos que seremos capaces de disimular con una capa de educación y buenas palabras nuestros verdaderos sentimientos, pero el mero tono de nuestras palabras nos delata. Esto es lo que pasa con el enfado: si hablas se te nota.

El problema ya no es lo que se diga, sino que lo que estás trasmitiendo es una tensión que en el futuro tendrá repercusiones en las relaciones personales y profesionales.

La paciencia tiene mucho que ver con la "Atención Plena" en ese instante y esperar: no hablar y no hacer nada.

Por otra parte, esta conducta es también una oportunidad para darse cuenta de manera rotunda del enfado que uno tiene. No se trata de suprimir nada, ese no es el objetivo de la paciencia. De hecho, el tema es comportarse con uno mismo de manera honesta y amable, no dedicarse a rumiar los pensamientos discursivos y sí querer enterarse del enfado que uno tiene. Y al mismo tiempo hay que dejar que continúe el diálogo interno, en el que culpamos y criticamos, y probablemente sentimos también culpa y remordimiento por haber actuado como lo hemos hecho. Es un momento complejo, porque uno se siente mal por estar enfadado, pero al mismo tiempo está realmente enfadado y no puede detenerlo. Es un sentimiento confuso y difícil. Pero hay que permanecer paciente con la confusión y el malestar que este comporta.

La paciencia posee una enorme honestidad, al tiempo que impide que las cosas se salgan de sus cauces, y concede espacio a los otros para hablar, para que se expresen ellos mientras uno permanece sin reaccionar, aunque por dentro lo esté haciendo. Abandonamos las palabras y no nos movemos del sitio.

De este modo, la persona paciente desarrolla un carácter fuerte. Cuando se practica el tipo de paciencia que conduce a la desactivación del enfado y la cesación del malestar, se cultiva un enorme coraje y se ejercita el autocontrol emocional contemplando el proceso entero sin involucrarse en él.

Cuando se practica la paciencia no se reprime el enfado, sino que uno se sienta directamente sobre él mismo. Y como resultado se consigue conocer la energía del enfado y dónde conduce, sin necesidad de llegar a sus extremos. Hemos dado vía libre muchas veces a nuestro enfado y sabemos hasta dónde nos puede llevar. El deseo de decir algo inconveniente, de murmurar, de calumniar, de quejarse, es como un tsunami interior. Pero uno se da cuenta de que estos comportamientos no te liberan del enfado, sino que lo aumentan. Por tanto, uno opta por ser paciente consigo mismo.

Desarrollar la paciencia y la fortaleza significa aprender a convivir con la irritación.
Permanecer sobre el propio malestar le hace a uno sentirse a menudo como si montara un caballo desbocado. Cuando examinamos este proceso aprendemos algo mucho más interesante: que no existe otra solución. La solución que buscamos parte de un error de base: pensamos que todo la tiene, pensamos que podemos resolver cualquier cosa para devolvernos a nuestro bienestar y nos sentimos amenazados cuando sentimos que lo perdemos. Sin embargo, descubrimos que el bienestar proviene de ser capaces de permanecer estables mientras el malestar surge, se despliega y se desvanece.

No debemos censurarnos a nosotros mismos si fallamos, porque no somos más que seres humanos; lo único que debe importarnos es tener suficiente valor para profundizar en nuestra reacción instintiva de tratar de permanecer estables y firmes ante la tormenta.
La paciencia es una práctica tremendamente transformadora. Es una técnica para cambiar de raíz la costumbre que tenemos de resolver las cosas por la derecha o por la izquierda, juzgándolas buenas o malas. Es el mejor modo para desarrollar valor y para averiguar de qué va realmente la vida.

Cuando nos decidimos a investigar, solemos advertir que en cualquier enfado, si realmente nos concentramos en él, dentro del mismo siempre hay algo que nos tiene atrapados.
La clave está en desarrollar la paciencia y en descubrir posteriormente cuál es el pensamiento que nos atrapa y que nos provoca ese enfado y ese malestar. La simple curiosidad, el hecho de querer investigar, requiere una enorme paciencia. Cuando nos damos cuenta de que en este preciso instante hay algo que nos tiene atrapados y de que podemos elegir, se requiere gran paciencia para decidirse a profundizar en ello. Porque uno desearía no hacerlo, negarse. Lo más fácil es decirnos: “¡No quiero saber nada!”.

A veces, sin embargo, es muy fácil. Cuando nos embarcamos en este viaje de autodescubrimiento y notamos que hay algo a lo que estamos aferrados, a menudo vemos que no se trata más que de algo insignificante.

Las fases para desmontar el enfado se pueden estructurar en cuatro:

1- Reconocer el enfado como premisa fundamental.
2- Evitar dejarse arrastrar por dicho enfado.
3- Invertir el estado emocional mediante el pensamiento opuesto.
4- Resistir a la tentación de estallar o proyectar este malestar.

De esta manera, tenemos que las cuatro fases son: reconocer, evitar, invertir y resistir y si utilizamos la primera letra de cada una de las fases, tenemos el acrónimo de REÍR, lo cual nos puede ayudar a recordar las mismas y con frecuencia reírnos de las situaciones absurdas que nos provocan este malestar .

No debemos enfrentarnos de entrada con lo más grande, porque no podremos. Es demasiado amenazante. Puede incluso ser demasiado duro soltar algo ahí mismo, en el acto. Incluso con las pequeñas cosas podemos, aunque sea de forma intelectual, comenzar a ver que el hecho de soltar puede tener una enorme trascendencia, y una conexión con nuestro bienestar interior.

Ya es un gran logro el simple hecho de haberse dado cuenta de que podemos elegir. Y en ese punto lo único que necesitamos es paciencia para esperar, para soportar el desasosiego y la irritabilidad y la inquietud del enfado.

Es un error monumental pensar en la paciencia como “aguante” o traducirla por “al mal tiempo buena cara”, ya que, 'aguante’ implica un cierto grado de represión o el intento de vivir de acuerdo a alguna norma de perfección ajena. Por el contrario, uno siente que debe ser extremadamente paciente con lo que ve respecto a sus imperfecciones. Esta idea podría resumirse en la siguiente frase: “Rebaja tus expectativas y ajústate a ellas”.

Me gustaría insistir en que una de las cosas que se puede hacer para desarrollar la paciencia es acostumbrarse a reconocer que "Volví a hacerlo de nuevo".
El camino para desarrollar el bienestar es ser paciente con el hecho de que somos seres humanos y que por tanto cometemos errores. Esto es más importante que hacerlo todo bien. Y parece que funciona únicamente si aspiramos a darnos una oportunidad de cambio, de clarificar, practicando la paciencia y las otras cualidades semejantes como la generosidad, la disciplina y la observación. Como sucede con el resto de los aspectos de autodesarrollo interior, no hay nada que ganar ni nada que perder.

En resumen: La actitud correcta no es decir: “Como nunca he sido capaz, no voy a volver a intentarlo”. Nunca has sido capaz pero vas a seguir intentándolo. 


Psicología/Javier Carbonell
 http://www.sostenibleycreativa.org

domingo, 7 de enero de 2018

Tres consejos para la felicidad

Las modalidades del despertar son la aceptación, el gozo y el entusiasmo. Cada una representa una cierta frecuencia de vibración de la conciencia. Tienes que estar atento para asegurarse de que uno de ellos opera cada vez que te dedicas a no hacer nada en absoluto. Desde la tarea más simple a lo más complejo.
                                                                                              Eckhart Tolle




Cuidado con tu infelicidad de fondo
En “Una nueva tierra ” Tolle reflexiona sobre la infelicidad de fondo que la mayoría de las personas experimentan casi constantemente. Es un sentimiento general de descontento, resentimiento e irritación que está presente en el fondo y que avanza a través de su vida cotidiana.
Este sentimiento se alimenta de pensamientos inconscientes que se refieren a los siguientes aspectos:
“Tiene que ocurrir algo en en mi vida antes de que pueda estar en paz (completo, feliz, etc.) Y me molesta que no haya sucedido todavía. ”
“Algo ocurrió en el pasado que no debería haber ocurrido y no me gusta. Si eso no hubiera ocurrido estaría en paz ahora “.
La mayoría de las personas se cuentan constantemente historias de cómo en algún momento en el futuro van a estar en paz, cuando un determinado hecho ocurra, o cuando alcancen una meta que se han fijado o si llegan a ser esto o aquello.
A veces la historia trata de la imposibilidad de alcanzar la paz de la mente o la felicidad a causa de algo que sucedió en el pasado. Eckhart Tolle añade que el común de las historias particulares podría titularse: “¿Por qué no puedo estar en paz ahora?”.
Él indica que para ser felices deberíamos hacer las paces con el momento presente.
Eckhart Tolle comparte su observación del comportamiento de dos patos peleando. Ellos hacen lo siguiente:
Se separan y flotan en direcciones opuestas.
Entonces cada uno despliega sus alas con fuerza varias veces para deshacerse del exceso de energía que se acumuló durante la pelea.
Después de batir sus alas flotan en paz, como si no hubiera pasado nada.
Sin embargo, de tener el pato una mente humana, lo probable es que se contara una historia como la siguiente:
“No puedo creer lo que acaba de hacer.¿Quién se cree que es? Me pone de los nervios… no tiene absolutamente ninguna consideración hacia los demás. Piensa que posee este estanque. Estoy seguro de que ya está tramando alguna nueva manera de darme la lata. No se va a salir con la suya, yo le enseñaré “.
La lección que podemos aprender de los patos es la siguiente: batir sus alas. Es decir, sacudir el exceso de energía que se interioriza después de un encuentro negativo, dejar de lado las historias que te estás contando a ti mismo, y volver al único lugar de poder: el momento presente.
Además, conviene estar atento a los pensamientos y emociones. Pregúntate a ti mismo constantemente: “¿Hay alguna negatividad en mí en este momento?” Ten cuidado con los pensamientos que tratan de explicar o justificar esta infelicidad, pero en realidad son la causa.
Cuando te das cuenta de un estado negativo dentro de ti, al mismo tiempo te das cuenta que tú no eres esos pensamientos, emociones o reacciones. Por el contrario, eres la presencia consciente que está siendo testigo de esos estados. Y en ese momento, en el que se crea una desconexión entre tus pensamientos y tú, puedes optar por cambiar simplemente los pensamientos y creencias que están causando la infelicidad de fondo en tu vida.

Elige paz sobre el drama
Eckhart Tolle también informa que debemos elegimos la paz sobre drama. Él explica que aunque todos queremos la paz, es decir, todos queremos ser felices, hay algo dentro de nosotros que también desea drama y conflicto. Piensa en lo siguiente:
Tienes una discusión con alguien;
Sientes que has sido de alguna manera menospreciado;
No tienes el debido reconocimiento, y así sucesivamente.
En todos los casos anteriores tu mente se acelera para defender su posición, atacar o culpar a alguien más. Tolle agrega lo siguiente:
“¿Puedes sentir que hay algo en ti que está en guerra abierta, algo que se siente amenazado y quiere sobrevivir a toda costa, que necesita el drama con el fin de afirmar tu identidad como el personaje victorioso de esa producción teatral? 
¿Puedes sentir que hay algo en ti que preferiría tener la razón antes que estar en paz?" 
Desde luego, a quien le parece más justo esto es al ego, y una vez más la forma de disminuir el apego del ego a lo largo de su proceso de pensamiento es llegar a ser consciente de ello. Para Tolle ego es la parte de nosotros que se identifica con la voz en nuestra cabeza con “comentar, especular, juzgar, comparar, quejarse, afirmar gustos o disgustos , etc.”
La voz puede revivir el pasado y también ensayar imaginadas situaciones futuras. A su juicio, el pasado y el futuro son algo muy importante. Lo que ocurrió en el pasado, se dice, ya es y en el futuro se van a conseguir los objetivos que anda persiguiendo. Sin embargo, se da poco valor al presente.
Al escuchar la voz sin juzgar de ninguna manera, se dará cuenta de que “existe la voz” y “el aquí estoy escuchando”. Entonces ya es posible reemplazar lo que la voz dice y en su lugar afirmar: “Elijo ser feliz en lugar de insistir a toda costa que estar en lo cierto”.
Transforma tu trabajo en una práctica espiritual por la liberación de tu Ego
El tema del ” estado de flujo “y su relación a la felicidad ya la he mencionado antes en este blog.. En “Una Nueva Tierra”, Eckhart Tolle se refiere a que la forma de soltar el ego mientras trabajamos nos permite estar completamente presentes y ser uno con la tarea que realizamos.
Explica que aquellos que son excepcionalmente buenos en lo que hacen son a menudo totalmente o en gran medida libres de ego en el desempeño de su labor. 
Porque han llevado su atención fuera de ellos mismos:
Sus resentimientos mezquinos;
Su necesidad de reconocimiento;
Su aprensión sobre cómo su trabajo será percibido por los demás, y así sucesivamente.
En cambio, han puesto su atención completamente en la tarea que están realizando. Puede que lo ignoren, pero su trabajo se ha convertido en una práctica espiritual: cuando trabajan se convierten en uno con lo que hacen.
Al alcanzar este estado de flujo ya no estás preocupado por si el libro será aceptado por el editor o el que alguien pueda obtener crédito por tus ideas. Además, ya no estás reviviendo una situación incómoda que te ha pasado por la mañana o la semana pasada. Eres simplemente el presente con lo que estás haciendo y firmemente enraizado en el momento.
Es decir, has calmado tu ego y estás completamente en paz.
Conclusión
Haz lo siguiente:
-Toma conciencia de las historias que estás constantemente contándote a ti mismo en la parte posterior de tu mente de por qué no puedes ser feliz ahora;
-Decide que eres feliz y estás en paz -es más importante para ti que estar en lo correcto, y
-Libera tu ego mientras estás trabajando para que pueda llegar a ser uno con lo que estás haciendo, y al menos mientras ejercitas tu profesión puedes olvidar quejas mezquinas y las preocupaciones cotidianas.

Eckhart Tölle -  Una Nueva Tierra
Vía https://microcambios.com
Pintura: Francisco Sanchis Cortés

viernes, 5 de enero de 2018

Es momento




Es momento de mirar dentro, de comprender nuestra verdadera naturaleza y mirar lo que hemos caminado, por todo lo que hemos pasado, es momento de hacer un recuento de nuestra historia, de nuestro camino en este último ciclo, para disolver y honrar, para re-tomar e integrar, para soltar y permitir que la vida se renueve, dentro y fuera de nosotros, para perdonar y para transformar, es momento de re-significar nuestras experiencias para tomar los aprendizajes que nos muestra el universo a través de los que nos rodean.

Ahora ante esta víspera de cambio y transformaciones, es momento de hacer un recuento en nuestras vidas, en nuestras relaciones, en la manera de mirarnos y compartirnos con los demás, para recordar que nuestras vidas son un suspiro en el tiempo, y que la mejor manera de vivirlas, es estar atentos en lo que de verdad tenemos, este único momento que estamos viviendo ahora, aquí, en este preciso lugar y momento de la vida y de la creación del universo.

Es momento de mirar dónde estás, dónde has estado, para que comprendas que lo único que tienes es este justo momento.

www.formarse.com.ar

jueves, 4 de enero de 2018

PRINCIPIO BÁSICO DE LA ILUMINACIÓN



Aprender a vivir en el Ahora, requiere tiempo.
A pesar de que el tiempo no es el Ahora, se necesita tiempo para aprender a permanecer en el momento Presente.

Pero si el proceso de iluminación o vivir en el Ahora se entiende mal, entonces la mente creará un "yo" imaginario que buscará en el futuro, aprender a permanecer en el Ahora. 


Y no se puede lograr "permanecer en el Ahora" en el futuro; solo se puede "permanecer en el Ahora" en este momento, justo aquí y ahora.

La mente dice: "Un día voy a alcanzar el estado de estar plenamente en el Ahora, y entonces estaré despierto".
Y por supuesto, nunca alcanzará dicho estado.
No hay que buscar "despertar" en el futuro, solo puedes "despertar" en este momento, el Ahora.

Este es el dilema de muchos buscadores espirituales; ellos llevan buscando desde hace muchos años sin darse cuenta de que su mente ha creado un estado de aspirar a lograr "despertar" en el futuro. Y así, jamás lo alcanzará, porque continuamente tienes la idea en tu mente de que se trata de un estado que ha de ser alcanzado, y de este modo, pierdes el único lugar donde puede ser alcanzado, que es el Ahora.

Tenemos que abandonar la idea de que el "despertar" es un estado que debemos lograr en el futuro. El "despertar" sólo puede acontecer en el momento presente. Y no existe un "yo" que vaya a alcanzar una versión mejorada de su "yo" actual.

Aún así, siempre que hablamos de esta dimensión atemporal consciente de presencia, usando de referencia la dimensión en la que vivimos, que incluye el tiempo, nos vamos a encontrar con una paradoja.

Se necesita un tiempo para aprender a vivir en el Ahora. 
Es decir, continuamente no sientes estar en el Ahora, y si pierdes el Ahora, pierdes el acceso a la dimensión atemporal de la conciencia y vuelves a tu situación de vida, vuelves a tu mente, vuelves al tiempo, en donde el pasado y el futuro ocultan por completo el momento presente, el cual es tu estado natural, tu verdadera esencia.

Por tanto, el aprender a vivir en el Ahora, sí conlleva una cierta paradoja porque lleva su tiempo. Se requiere de un tiempo para llegar a sentirte como en casa en el Ahora y vivir así continuamente sin perder este estado nunca más. Y de este modo, ya no regresar a la dimensión horizontal del tiempo, del "no-Ahora", el cual implica pasado y futuro.

Lo importante es darse cuenta de que el despertar no se trata de alcanzar un estado en el futuro.

La intensidad debe ser dirigida al Ahora, no hacia el deseo de alcanzar el despertar en el futuro imaginario.

Hay muchos buscadores espirituales con una gran intensidad; ellos trabajan duro, se pasan meditando varias horas al día, están realmente decididos a alcanzar su objetivo, pero nunca lo consiguen porque su intensidad está puesta en el futuro, en la mente. Y el despertar no puede ser alcanzado en el futuro, únicamente sucede Aquí y Ahora.
Por tanto, esta misma intensidad debe ser dirigida hacia el momento presente.

Se reúnen dos enfoques aparentemente contradictorios sobre el "despertar"; por un lado, se dice que no hay nada que puedas hacer, que cualquier esfuerzo sólo te alejará del despertar. Y, por otro lado, se dice que hay que desear tanto despertar como un hombre ahogándose desea respirar, o de lo contrario no lo conseguirás.

Algunos maestros dicen: "No hay nada que puedas hacer, llegará cuando tenga que llegar, simplemente permanece ahí y disfruta de ti mismo". 
Y otros dicen: "Debes trabajar duro, tanto como el hombre que se ahoga, para lograr despertar".

Así que nos encontramos con dos puntos de vista aparentemente contradictorios pero en realidad se pueden unir.
La intensidad del hombre que se está ahogando y que quiere respirar, puede ser dirigida hacia el Ahora en lugar de hacia una idea de futuro. De este modo, se convierte en intensa Presencia.
La intensidad se mueve hacia la dimensión vertical en lugar de perderse en la dimensión horizontal (pasado/futuro).

Esto significa que el futuro deja de ser necesario.

Así que para los buscadores espirituales, para la mayoría de buscadores espirituales que aún no han llegado a ese punto, ellos deben ser intensos.
Hay algunos que no tienen esa intensidad y se quedan adormecidos delante del televisor, esperando que la iluminación les llegue. Y esto no funcionará tampoco.
Se requiere de cierta intensidad, pero una intensidad que no nos lleve al futuro, sino una intensidad de Presencia.

Para decirlo en otras palabras: "Debes tener ganas de despertar, pero no buscar el despertar en el futuro. No debes pensar que lo vas a lograr en el futuro, sino que debes poner intensidad en la práctica de permanecer Presente".

Y así, cuando aparezca un desafío en tu vida, pueden suceder dos cosas: o bien el desafío te arrastra hacia los viejos patrones inconscientes y reaccionas en función de éstos (comienzas a quejarte, a resistirte, a luchar, etc.), o el desafío te puede hacer despertar. 
Y esto significa aceptar este momento tal como es, sin construir historias mentales, permaneciendo totalmente presente.

Se precisa de intensidad cuando aparece un desafío, o cuando aparece una persona "complicada".

Es muy fácil sucumbir a una persona muy inconsciente que trata de arrastrarte hacia algún tipo de conflicto.


Así pues, utiliza el desafío para despertar ese estado de alerta que es tan diferente del estado habitual de pensamiento reactivo.

Permanece absolutamente presente, alerta en el Ahora.

Cada vez que la mente aparezca y cree algo de infelicidad, no confundas lo que tu mente dice sobre la situación, con la situación en sí misma.

La infelicidad no la crea la situación, sino que la crea lo que la mente dice y juzga de la situación.

Estos comentarios mentales son los que producen la sensación de infelicidad.
El momento siempre es el que es, el resto lo agrega tu mente.
Y al entender que el momento presente siempre es el que es, no es necesario reaccionar con lo que es. No se requiere de tiempo para ser con lo que es.

Es muy raro que en esta dimensión del tiempo, alguien de repente entre en el estado de presencia y ya nunca más lo abandone. 
Cuando añadimos sustancia mental a lo que es, dejamos de permanecer en el estado de presencia. 

Es por esto que necesitas tiempo para aprender a permanecer en el estado de presencia. Lo necesitas porque si pierdes la presencia, requerirás de más tiempo para llegar a aprender a vivir de esta manera.
Continuamente lo perderás, porque los viejos patrones mentales aparecen y toman el control nuevamente.

Los patrones mentales aparecen y te arrastran hacia donde ellos quieren.


Ahora bien, si tienes una intensidad absoluta de Presencia, y esto es posible, entonces conseguirás permanecer Presente y los viejos patrones mentales ya no podrán arrastrarte más. 

Todo lo que sentirás entonces será a los viejos patrones apareciendo e intentando arrastrarte a su territorio de inconsciencia, pero tú dirás: "No, no me voy a dejar arrastrar por la mente, voy a estar presente con lo que es. No hay ningún problema ahora".
La mente intentará tentarte nuevamente, una y otra vez, algún otro pequeño suceso acontecerá. Pero tú, si tienes esa intensidad y te mantienes en estado de presencia, afirmarás que esto es lo que es.

Al vivir en este estado, influyes a las demás personas que te rodean, y las arrastras al estado de presencia, estado de consciencia. Siempre serás ejemplo para los demás.
Pero si vives en estado inconsciente, también influirás a los demás al estado de inconsciencia, y los arrastrarás a la inconsciencia.

►Por tanto, se precisa de un tiempo para despertar o iluminarse o para ser libre, hasta que uno se da cuenta de que ya no necesita más tiempo.


Eckhart Tölle
Vía http://senderodelmago.blogspot.com.ar