Existen tantos modos de comunicarnos como seres humanos. Hay algunos modos que tienden a ser pasivos, otros agresivos y lo que está entre esos dos extremos es a lo que se le llama asertividad.
Ser pasivo significa comunicar de modo muy débil mis sentimientos, mis opiniones y mis creencias. La persona que es pasiva espera que los demás adivinen lo que necesita y por el miedo al conflicto se queda callada aún cuando no esté de acuerdo con lo que está ocurriendo. Obviamente, va acumulando mucho resentimiento porque su modo de actuar propicia el abuso de los demás.
Ser agresivo significa expresar mis sentimientos, opiniones, deseos y creencias de modo impositivo, faltando el respeto al otro, utilizando violencia, imponiendo mis puntos de vista. Es ser rígido, es no tolerar desacuerdos, es criticar constantemente.
Esta conducta puede lograr que los demás me obedezcan o se amedrenten con el precio de que se alejarán de mi. La persona agresiva terminará por quedarse muy sola.
Ser asertivo significa expresar mis deseos, opiniones, creencias y sentimientos de modo respetuoso. No es ganarle al otro: es triunfar en el respeto mutuo. Ser asertivo es tener la habilidad para transmitir y recibir los mensajes de manera honesta, oportuna y respetuosa.
El mensaje asertivo debe comenzar con un “yo me siento” y continuar con una descripción muy objetiva de la conducta del otro que no nos gusta. Por ejemplo: “yo me siento ignorada cuando tú contestas tu teléfono celular en medio de mi conversación”, o “yo me siento angustiada cuando no me avisas a qué hora vas a llegar”. La clave está en no calificar a la persona, en hacerme responsable de lo que yo siento y en ser clara y directa en mi comunicación.
► No olvidemos que una relación es una conversación.
Ser pasivo y ser agresivo es igual a levantar un muro entre tú y yo. Ser asertivo es abrir la posibilidad de comunicarnos.
Psicología/Rocío Arocha
https://rocioarocha.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario