Se ha escrito mucho sobre la importancia de vivir una vida proactiva. Sin embargo, muchos continúan sin tener claridad acerca del significado de este término o sobre la diferencia entre vivir de un modo reactivo y vivir de un modo proactivo.
En el lenguaje empresarial es muy frecuente escuchar el término “proactivo”, el cual es en realidad un anglicismo que se origina de la traducción de la palabra inglesa “proactive”, que es la capacidad de analizar las tendencias, anticiparse a ellas y transformarlas. Es actuar anticipadamente para lidiar con una situación; ir delante de los problemas mucho antes que estos se presenten, o darle la solución cabal una vez que estos se evidencien.
Una persona proactiva es aquella sale al encuentro de lo que puede venir y está siempre alerta para no dejarse sorprender. No es simplemente tomar la iniciativa para responder ante una situación, sino entender que la conducta debe ser función de las decisiones y no de las circunstancias. Proactividad es la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan.
Cuando el control sobre nuestras acciones surge del entorno y de las circunstancias, y no de nuestra capacidad interior y nuestros valores, nos volvemos reactivos. El vivir de manera reactiva es simplemente reaccionar a las situaciones que la vida nos presenta. Es esperar hasta que los síntomas aparezcan para pensar en la causa.
Ante un problema, la persona reactiva busca excusas —o vacas, como yo las llamo en mi libro— y utiliza expresiones como: “No es mi culpa”, “Me enteré demasiado tarde”, “La suerte está en mi contra”, “Los demás no colaboran”. Por su parte, la persona proactiva evalúa, busca soluciones rápidamente, pide ayuda y toma la decisión de realizar cambios positivos de manera inmediata. Y basada en sus propias decisiones, haciendo uso de sus atributos y los recursos a su alcance, cambia sus condiciones externas.
Las personas reactivas se sienten bien cuando el tiempo es bueno y el ambiente es favorable. Pero cuando no está como ellas quisieran, se ven afectadas tanto en su actitud como en su comportamiento. Mientras tanto, las personas proactivas llevan consigo su propio ambiente y temperatura. Basadas en sus valores, sueños, propósitos y perspectiva interna, crean un constante clima favorable. Sus acciones, decisiones y conducta son el resultado del conocimiento de sí mismas, de sus valores y propósito de vida y no de los impulsos, las condiciones externas o las emociones.
Dr. Camilo Cruz
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