domingo, 27 de diciembre de 2015

12 FORMAS DE EXPANDIRSE Y CRECER

“La función básica de cada ser es expandirse y contraerse. Los seres expandidos son permeables, los seres contraídos son impermeables”. -Thaddeus Golas, Manual de iluminación para holgazanes


La vida es una experiencia dinámica. Algunas veces puedes tener la impresión de que tu vida es estática y fija, pero a la distancia es posible ver que en realidad estás en un estado de cambio constante. Los cuerpos vienen y van, al gual que las emociones, los estados de ánimo, las percepciones y las personalidades. Algunas veces una situación o cambio te ayuda a expandirte y crecer, y otras puede hacer que te contraigas y ensimismes. 
Aunque la expansión y contracción son una parte natural de la vida, las personas tienden a recurrir a la contracción durante momentos de estrés. La contracción es una suerte de mecanismo de defensa habitual. Al sentir estrés ante el cambio o la agitación es más sencillo ensimismarse. A pesar de la tendencia natural a contraerse, la expansión ofrece mayores posibilidades de crecimiento, transformación, y felicidad. 

Ten en cuenta que un ser expandido por lo general es más incluyente, más envolvente y espacioso, capaz de llenar el mundo con la versión más grande y mejor de sí mismo. Por otra parte, un ser contraído es hermético, limitado, y comprimido en un núcleo sólido, denso e inamovible. Un ser expandido es como una onda, que se disemina en el tiempo y el espacio. Un ser contraído se parece a una partícula, estática y fija en una posición en un momento determinado. 
Piensa en una estrella. Una estrella saludable, como el sol, brilla e irradia luz y calor; envía ondas expansivas de energía en todas direcciones. No hay planeta ni objeto interestelar que se resista al toque del sol, brilla sobre todo. Sin embargo, cuando una estrella está próxima a morir, comienza a quedarse sin combustible y se contrae hasta que hace implosión. Aplastada por su propia gravedad, se convierte en una masa tan increíblemente densa y pesada que literalmente apaga su propia luz. Todos somos como esa estrella, y podemos elegir brillar y expandirnos hacia el mundo, o encogernos y encerrarnos en nuestra propia densidad abrumadora. 
¿Cómo puedes dejar que tu luz brille? ¿Cómo puedes expandirte aún más? Estos doce consejos pueden ayudarte.
 
  1. Pregúntate: “¿Me estoy expandiendo o contrayendo en esta situación?” El sólo hecho de reconocer tu situación te ayudará a hacerte más consciente de hacia qué lado te estás inclinando en un momento determinado. En esa conciencia radica el potencial de cambiar hacia un estado expandido.
     
  2. Rehúsate a quejarte, rezongar o a ventilar reclamos. Estos comportamientos son pesados, indolentes y limitantes. Conducen al juicio y a la condena que sólo te aíslan y hacen que tu conciencia se pliegue en una concha cerrada herméticamente.
     
  3. Sé un millonario de las sonrisas. Esta es una manera sencilla y disfrutable de expandir tu conciencia y de irradiar felicidad al mundo. El acto de sonreír es una expresión física de expansión, ya que irradias una onda contagiosa de dicha hacia el mundo.
     
  4. Respira y muévete. Cuando te quedas quieto por mucho tiempo, tu energía física y mental se estanca. Pero cuando te levantas, te mueves, y respiras profundamente, expandes tus pulmones y llenas tu entorno. Sentarse sin moverse crea una inercia que te hace sentir restringido, así que levántate y muévete.
     
  5. Domina al ego. De todas las capas de la vida, el ego es la más limitada. Lucha por sentirse distinto y superior que los demás y defiende su sentimiento de engreimiento a toda costa. Salirte de tu ego es un movimiento expansivo muy importante. Toma a tu ego de la mano, llévalo a una esquina y dile de buen modo: “Siéntate y cállate; en este momento nos estamos expandiendo”.  Siempre puedes volver por él después, no se irá a ningún lado.
     
  6. Ve lo divino en los demás. Reconoce que todos los seres vivos son una expresión del mismo campo unificado de conciencia y se merecen tu respeto y amor. En la India, por lo general la gente reconoce esta idea a través del saludo en sánscrito Namaste, que significa honro a la divinidad en ti que es la misma divinidad en mí; somos uno. En silencio, repite Namaste cada vez que tu mirada se cruce con la de otra persona y recuerda que a nivel del espíritu, somos uno.
     
  7. Deja ir los apegos y acepta lo desconocido. Los apegos se fundamentan en el miedo y la inseguridad, dos estados emocionales extremadamente contraídos. El desapego, en cambio, acepta la incertidumbre y conduce a la expansión. Adéntrate en lo desconocido, suelta esas ideas preconcebidas, prueba algo nuevo. Todo lo anterior te ayudará a crecer para convertirte en una persona más grande, más extendida y que lo acepta todo.
     
  8. De manera consciente, envía paz y compasión al mundo. En la tradición budista tibetana, existe una práctica de medicación que se conoce como Tonglen en la que uno se visualiza absorbiendo el dolor o el sufrimiento de otra persona y los transforma  en paz, amor, y compasión que envía de regreso al mundo. Tú también puedes imaginar que irradias luz, paz, y compasión a todos aquellos en tu entorno inmediato. Visualiza la paz que brilla en cada centímetro de tu entorno y se expande hacia los más lejanos confines del espacio.
     
  9. Pregúntate: “¿Cómo puedo ayudar?” Esta pregunta encarna el diálogo interno del espíritu. Influye y expande tu conciencia orientándola hacia el servicio y el cuidado de los demás y la aleja de  la limitada y cerrada conciencia del ego. Reconoce que una parte de la razón por la que estás aquí es para ayudar al prójimo.
     
  10. Da gracias por todo. La gratitud es otra emoción expansiva que te permite dar la bienvenida a todo aquello que experimentas y a verlo como una herramienta para el crecimiento o como un punto de partida para algo mejor. Cuando valoras todo lo que viene a ti, abres un poco más un estado de conciencia cerrado.
     
  11. Repite este mantra todos los días: No estoy en mi mente, mi mente está en mí; no estoy en mi cuerpo, mi cuerpo está en mí; no estoy en el mundo, el mundo está en mí. Puedes usar estas palabras para poner los pies sobre la tierra y comprometerte a expandir aún más tu estado de conciencia. Es un recordatorio de quién eres en realidad más allá de la ilusión de una existencia material separada. Repite estas palabras y siente cómo te expandes en todas direcciones hacia el infinito.
     
  12. Acepta y ama tanto como puedas, ama a todos y todo. El sol no niega su luz ni su calor a nada ni a nadie que esté a su alcance. Del mismo modo, muéstrate dispuesto a amar y a aceptar todo aquello que experimentes, incluyéndote a ti. Entre más amoroso y dispuesto a la aceptación estés, más expandido serás. Para bien o para mal, ama todo. Tal vez haya cosas que no puedas imaginarte amando en este momento. ¿Imagina cómo sería si pudieras amar a esa cosa o persona? Con este sencillo ejercicio puedes expandirte más allá de los límites que le has puesto a tu capacidad de amar.
Siempre que te sientas pesado, denso, y contraído, haz  la prueba con estos sencillos pasos para volcarte hacia el exterior. Con suerte, te ayudarán en tu camino hacia un estado de conciencia más expandido.

Adam Brady/The Chopra Center

sábado, 26 de diciembre de 2015

HAY QUE BUSCARSE UN AMANTE !!!


Muchas personas tienen un amante y otras quisieran tenerlo. Y también están las que no lo tienen, o las que lo tenían y lo perdieron. Y son generalmente estas dos últimas, las que están tristes o que tienen distintos síntomas como insomnio, falta de voluntad, pesimismo, crisis de llanto o los más diversos dolores.
Me cuentan que sus vidas transcurren de manera monótona y sin expectativas, que trabajan nada más que para subsistir y que no saben en qué ocupar su tiempo libre. En fin, palabras más, palabras menos, están verdaderamente desesperanzadas.


Entonces, después de que las escucho atentamente, les digo que no necesitan un antidepresivo; que lo que realmente necesitan, ES UN AMANTE.

Es increíble ver la expresión de sus ojos cuando reciben mi veredicto. Están las que piensan: ¡Cómo es posible que un profesional se despache alegremente con una sugerencia tan poco científica!. Y también están las que escandalizadas se despiden y no vuelven nunca más.



A las que deciden quedarse y no salen espantadas por el consejo, les doy la siguiente definición:
Amante es: "Lo que nos apasiona". Lo que ocupa nuestro pensamiento antes de quedarnos dormidos y es también quien a veces, no nos deja dormir. 
Nuestro amante es lo que nos vuelve distraídos frente al entorno. Lo que nos deja saber que la vida tiene motivación y sentido.



A veces a nuestro amante lo encontramos en nuestra pareja, en otros casos en alguien que no es nuestra pareja. También solemos hallarlo en la investigación científica, en la literatura, en la música, en la política, en el deporte, en el trabajo cuando es vocacional, en la necesidad de trascender espiritualmente, en la amistad, en la buena mesa, en el estudio, o en el obsesivo placer de un hobby...

En fin, es "alguien" o "algo" que nos pone de "novio con la vida" y nos aparta del triste destino de durar.

Y que es durar? - Durar es tener miedo a vivir. Es dedicarse a espiar como viven los demás, es tomarse la presión, deambular por consultorios médicos, tomar remedios multicolores, alejarse de las gratificaciones, observar con decepción cada nueva arruga que nos devuelve el espejo, cuidarnos del frío, del calor, de la humedad, del sol y de la lluvia.

►Durar es postergar la posibilidad de disfrutar hoy, esgrimiendo el incierto y frágil razonamiento de que quizás podamos hacerlo mañana.



Por favor no te empeñes en durar, búscate un amante, se vos también un amante y un protagonista... de la vida
Pensá que lo trágico no es morir, al fin y al cabo la muerte tiene buena memoria y nunca se olvidó de nadie.
Lo trágico, es no animarse a vivir; mientras tanto y sin dudar, búscate un amante...


La sicología después de estudiar mucho sobre el tema descubrió algo trascendental:

"Para estar contento, activo y sentirse feliz, hay que estar de novio con la vida".


Cuentos para pensar
JORGE BUCAY

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Juicio y Discernimiento


“Un ‘No’ pronunciado desde la más profunda convicción es mejor que un 'Sí’ pronunciado sólo 
  por complacer, o peor aún, por evitar un conflicto…” 
                                                                                                                            Mahatma Gandhi



Hay cierta inteligencia que sabe cómo no mantener una mano en el fuego. No se trata de una guerra ni de una lucha dramática entre la mano y el fuego, entre el bien y el mal, entre lo correcto y lo incorrecto, entre la luz y la oscuridad, entre Dios y el diablo, entre la dualidad y la no dualidad, se trata tan sólo de un movimiento inteligente y espontáneo, el hecho de retirar una mano sin una historia de por medio. La mano nunca juzga al fuego, ni antes, ni durante, ni después del movimiento.  Cuando todo se vuelve demasiado caliente, simplemente se retira sin tener que pensarlo. No hay guerra. No hay juicio. No hay división psicológica. Tan sólo una acción natural. Esto es un SÍ a la vida, una alineación total con todas las cosas, incluso si desde fuera pareciera haber un “no” al fuego.

El juicio, a diferencia del discernimiento, siempre divide, y siempre es acerca de un “yo” en determinado tiempo y espacio. El juicio me posiciona a “mí” como superior o como inferior. Es una comparación entre dos entidades aparentemente separadas. Juzgar que el fuego es malo o inadecuado, enfermo o malo, convirtiéndome a mí en la buena, pura, santa e inocente víctima, estableciendo una guerra contra el fuego y contando historias interminables acerca de lo horroroso que es, tratando de que los demás apoyen mi historia, es justamente, el mecanismo del juicio. Esto me separa a “mí” de la vida y entonces, la guerra comienza con su batalla entre lo correcto, por un lado, y lo incorrecto por el otro. Esto proviene de un “no” interior a la vida.

Puede haber discernimiento honesto e inteligente, sin guerra, sin una historia, sin la intervención del pensamiento. La mano se retira del fuego, sin convertirlo en su enemigo mortal, sin tener que repetir la historia acerca de su maldad, sin tener que repetir la historia de una herida profunda, sin involucrar ninguna identidad. No se necesitan Diez Mandamientos para explicar porqué el fuego es malo. La lección se aprende sin un drama de por medio, sin karma, sin separación, sin guerra. Es como cuando un niño pequeño está jugando en un columpio y se cae, se raspa la rodilla, llora por un momento, y después se levanta para seguir adelante con su serio negocio de jugar. Después de un rato se deja absorber nuevamente por la vida. Puede ser que incluso haya olvidado que se cayó del columpio. El karma nunca se creó ni tampoco se destruyó. Y puede aprender a estar un poco más atento la próxima vez que juegue…

El juicio dice “esto está bien, esto está mal”, “yo estoy en lo correcto, ellos no”, “yo estoy despierto, ellos aún no” y así sucesiva e ilimitadamente. El juicio separa y divide, y es el origen de todo conflicto y violencia.

El discernimiento simplemente sabe distinguir que algo duele o no y se mueve inteligente y espontáneamente para resolver las cosas sin tener que recurrir a la violencia o a los insultos y sin la necesidad de que se le diga que algo está bien o mal. Y luego, sigue adelante hacia la próxima aventura…

¿En dónde acaba el discernimiento y dónde empieza el juicio? Esta es una aventura fascinante para todos.


- Jeff Foster

domingo, 20 de diciembre de 2015

La llave de la felicidad






El Divino se sentía solo y quería hallarse acompañado. Entonces decidió crear unos seres que pudieran hacerle compañía.
Pero cierto día estos seres encontraron la llave de la felicidad, siguieron el camino hacia el Divino y se reabsorbieron a El.

Dios se quedó triste, nuevamente solo.

Reflexionó. Pensó que había llegado el momento de crear al ser humano, pero temió que éste pudiera descubrir la llave de la felicidad, encontrar el camino hacia El y volver a quedarse solo. Siguió reflexionando y se preguntó dónde podría ocultar la llave de la felicidad para que el hombre no diese con ella. 

Tenía que esconderla, desde luego, en un lugar recóndito, donde no pudiese ser hallada. 

Primero pensó en ocultarla en el fondo del mar, luego, en una caverna de los Himalayas, después, en un remoto confín del espacio sideral. . . Pero no se sintió satisfecho con estos lugares.

Pasó toda la noche en vela preguntándose cuál sería el lugar más seguro. Pensó que el hombre terminaría descendiendo a lo más abismal de los océanos; pensó que antes o después hallaría los Himalayas. Ni siquiera estaría bien oculta en los vastos espacios siderales porque un día el hombre exploraría todo el universo. Al amanecer continuaba preguntándose dónde ocultarla. . .

Y cuando el sol comenzaba a disipar la bruma de la mañana, al Divino se le ocurrió de súbito el único lugar donde el hombre no buscaría: dentro del hombre mismo.

Creó al ser humano y en su interior colocó la llave de la felicidad.



sábado, 19 de diciembre de 2015

Los festejos y las mascotas‏

Para todos aquellos que tengan mascotas que se asustan con los  cohetes o fuegos artificiales, recuerden 
que pueden ayudarlos de modo natural y sin contraindicaciones.  Las flores de Bach; son de venta libre, las 
consiguen en la mayoría de las farmacias y en algunos locales naturistas. 
Busquen RESCUE REMEDY. Simplemente ponen 4 gotas en su cuenco de agua; al poner agua nuevamente, lo 
repiten. Pueden comenzar un par de días antes de los festejos. Consúltenme si lo necesitan.  Un abrazo.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Mensaje Espiritual Oculto en la película UN GRAN DINOSAURIO‏


Mensaje Espiritual Oculto en la película UN GRAN

                                     

Mi padre cultivó en mi el amor al cine, ver películas siempre ha sido uno de mis hobbies favoritos. Sin embargo, desde hace varios años he sido más estricto al momento de elegir las películas que veo. Evito los films que tengan violencia extrema y sangre. Pero si me toma por sorpresa alguna escena de baja vibración inmediatamente me tapo los ojos con las manos.
Me imagino que si alguien me ve debe burlarse, “Tan grandote y se tapa los ojos”, pero prefiero eso a que esas imágenes queden grabadas en mi. Muchos de ustedes tal vez no sepan que el subconsciente no logra distinguir la realidad de la ficción. En otras palabras no reconoce cuando lo que estamos viendo es real o no. Cuando vemos un asesinato en una película el subconsciente lo interpreta como un hecho real. 
Las películas con imágenes de baja vibración disminuyen nuestra frecuencia de vibración interna. Por esa razón he optado desde hace tiempo por ver películas infantiles de animación creadas con computadoras.
El fin de semana pasado fui a ver la nueva película de los estudios Pixar/Disney titulada “El Dinosaurio Bueno” en USA, “Un Gran Dinosaurio” en Latinoamérica y “El Viaje de Arlo” en España. Y me gustó tanto que la vi dos veces. Definitivamente es una cinta divertida, muy emotiva y con un gran mensaje.  Esta película del novato director Peter Sohn, posee todos los elementos de los grandes clásicos de Disney: humor, aventura, drama y una gran historia. También debo mencionarles que este film posee los paisajes naturales más hermosos que he visto en una película de animación 3D. No obstante, deseo aclararles que esta cinta tiene un mensaje espiritual oculto del cual les hablaré más adelante.
Para entender la trama de la película les recordaré un poco la historia de nuestro Planeta. 
Según la historia oficial, hace 65 millones de años no existía el hombre sobre la faz de la Tierra y el Planeta estaba dominado por los dinosaurios.  Pero eso cambió rápidamente cuando se estrelló un meteorito en lo que hoy conocemos como la Península de Yucatán. La explosión que se produjo como consecuencia del impacto generó la extinción de esas gigantescas criaturas. Tiempo después, tras millones de años de evolución, surgieron los antepasados del hombre.  Según esta teoría un planeta donde el hombre y los dinosaurios convivían al mismo tiempo sólo existió en la imaginación de Hanna y Barbera cuando crearon la serie de Tv “Los Picapiedras”
Muchos científicos aseguran que si ese famoso meteorito no se hubiera estrellado en La Tierra y los dinosaurios no se hubieran extinguido, estos seres habrían evolucionado hasta el punto de llegar a crear una civilización. 
De eso se trata precisamente la nueva película de los Estudios Pixar. Nos traslada a una línea de tiempo temporal donde el famoso meteorito no se estrelló en nuestro Planeta y los dinosaurios comienzan a dar sus primeros pasos como civilización. Lograron desarrollar un lenguaje hablado para comunicarse y poseían granjas donde practicaban la siembra, el cultivo y hasta almacenaban alimentos.
En esta civilización desarrollada por los dinosaurios el hombre sólo era considerado una mascota, no hablaba y muchas veces se comportaba como un perro. Ese es uno de los ganchos de la película, la inversión de papeles (Dinosaurios con el rol de humanos y los humanos con el rol de mascota). 
Si le hacemos un análisis superficial al mensaje de la película podemos decir que la trama principal es la superación del miedo, la valentía y el valor de la amistad. A lo largo de la historia (la cual me hizo recordar algunas partes de “El Rey León”) podemos observar a dos criaturas completamente diferentes que se unen para crecer y madurar de forma simultánea.
UN ANÁLISIS ESPIRITUAL DE LA PELÍCULA.
A continuación les presentaré un análisis muy personal que posee un enfoque espiritual. A pesar de que el director y creador de la historia no ha hecho ningún comentario sobre esta perspectiva espiritual, estoy seguro que esa era su intención.
Al terminar de ver la película me puse a reflexionar por qué me había gustado tanto y pude detectar que la historia del dinosaurio Arlo es una analogía de lo que tiene que experimentar nuestro espíritu cuando decidimos reencarnar en esta dimensión.  “¿Y que se fumo este?” dirá más de uno al leer estas palabras, pero les aseguro que si analizan muy bien las diferentes escenas se darán cuenta de lo que les digo.
El propósito principal del personaje de la película es regresar a casa, el mismo propósito que tiene nuestro espíritu. Para lograr eso debe superar sus miedos, lo mismo que tenemos que hacer nosotros para poder superar la tercera dimensión. A lo largo de nuestro camino de regreso a casa nos encontramos con seres que nos ayudan a superar las dificultades y también otro tipo de seres que nos desvían de nuestro camino, al igual que le sucede a Arlo en la película. 
Una de las distracciones que nos puede desviar del verdadero camino de regreso a casa pueden ser los falsos profetas y las religiones. Las cuales las veo representadas en el pajarraco que hablaba de que había tenido una revelación y a la larga sólo quería que Aldo trabajara para su beneficio. 
En esta vida, al igual que le sucedió al protagonista de la película,  tenemos ayuda de seres de otras dimensiones que nos brindan su luz en los momentos de oscuridad.  Y la ultima experiencia que tiene que vivir nuestro personaje antes de regresar a casa es el desapego, dándonos a entender que muchas veces tenemos que permitir que los otros seres sigan su propio camino. 
Al final todos vinimos a este mundo para dejar una huella, al igual que lo hizo Aldo, el gran dinosaurio.
Les recomiendo que vean esta película con toda la familia, no se arrepentirán.
Gracias a todos por formar parte de mi realidad. 


Les envío un abrazo energético.

Daniel López de Medrano
www.lopezdemedrano.com

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Relaciones Conscientes


Las relaciones personales parecen ser un rompecabezas. A menudo decimos que son difíciles, sin darnos cuenta de que tal vez las personas “somos difíciles”. Buscamos gente que cumpla con nuestras expectativas, y que nos haga felices; y esta perspectiva no realista activa infinidad de conflictos. Es como si renunciáramos a ser dichosos por nosotros mismos, y en su lugar pusiéramos en manos ajenas las propias esperanzas de bienestar. No es de extrañar que las rela­ciones personales se conviertan en una fuente de problemas y en un rompecabezas indescifrable.

La relación personal inconsciente

El amor romántico, o inconsciente, poco tiene que ver con el amor verdadero. Esa confusión es la causa de muchos conflictos en las relaciones personales. El romanticismo es idealización, apego o pura necesidad del otro; y la necesidad es una falta de amor severa hacia la persona que se dice amar. La concepción romántica del amor ha creado muchos problemas a hombres y mujeres que han sido víctimas de sus propias fantasías. Esto no significa que no convenga ser afectuosos, cariñosos, atentos, tiernos, detallistas, cálidos, suaves, entregados… con las personas con las que nos relacionamos. Quiere decir que únicamente siendo conscientes de en qué hemos convertido las relaciones, podremos construirlas sanas y conscientes. Pero, eso que suena tan sencillo, ¿cómo se consigue? 

¿Cómo podemos crear vínculos que funcionen?
  • Dejar de buscar (mejor “convertirse” en la clase de persona que se busca).
  • Después de una ruptura, hacer una “dieta de relaciones”, darse tiempo y espacio.
  • Recuperar la energía física y el equilibrio emocional.
  • Aprender a estar solo sin que ello sea doloroso o traumático.
  • Ordenar el espacio emocional propio y clarificar valores.
  • Prepararse para una nueva relación.
  • No perder nunca “la inocencia” y frescura para empezar de nuevo.
  • Confiar en que todos merecemos ser plenamente amados.

Si nos saltamos el proceso de cambio, y no hay una verdadera transformación personal, en la nueva relación aflorará el temor de revivir experiencias anteriores, y la carga de dolor nos perjudicará notablemente. Porque no serán dos personas, sino la suma de sus exparejas, los fantasmas del pasado y de sus constantes miedos a repetir las viejas historias de dolor.

“Si juzgas a las personas no tienes tiempo para amarlas” –  Madre Teresa

Relaciones personales conscientes

Las relaciones que funcionan son conscientes (maduras emocionalmente) y se establecen entre dos personas que se sienten completas, porque no creen que les falte su “media naranja”: se sienten una “naranja completa”. Por supuesto, no significa esto que no quieran tener pareja (o una amistad). La desean, pero no la necesitan, son cosas muy diferentes. Las personas conscientes comparten su plenitud, no se relacionan para completar sus supuestos vacíos, ni para mitigar la necesidad de estar en compañía. Y entonces, de alguna manera, lo que está completo atrae a lo completo, y lo que está incompleto a lo incompleto. Los iguales se atraen. Intuitivamente entendemos que cuando dos personas se encuentran y se reconocen completas en sí mismas y no necesitadas, las relaciones empiezan y fluyen con suavidad.

¿Cómo encontrar una persona completa en sí misma, no necesitada?
Puede parecer extraño, pero la clave es reflejar las cualidades que buscamos en la pareja ideal. Si alguien quisiera tener a su lado a una persona cariñosa, lo mejor será mostrarse cariñoso; si desea conocer a alguien educado, lo propio es mostrarse educado… Cuántas veces olvidamos esta sencilla regla: “Sé tú la persona que quisieras tener a tu lado…”, y tarde o temprano aparecerá y se fijará en ti (cómo no iba a hacerlo si se verá reflejada).

Las personas conscientes que establecen una nueva relación, en realidad no la buscaban, aunque tal vez la esperaban. Buscar la pareja ideal, o el amigo ideal, sería tanto como buscar una aguja en un pajar. Porque “buscar”, por definición, significa implícitamente carencia, ausencia, necesidad. No puede buscarse una relación, todo lo que puede hacerse es crearla.

Mucha gente no entiende por qué siempre llega a su vida un mismo estereotipo de persona, ya hablemos de parejas o de amistades. Una y otra vez sus relaciones parecen fotocopias siguiendo un mismo patrón. Parece que no haya otra clase de persona disponible para ellas. No sirve de mucho buscar a alguien con tal o cual cualidad. En su lugar, ser uno mismo adecuado y estar en posesión de esas facultades, sí es útil. Como los iguales se atraen, aparecerá alguien con esos atributos. En lo que se refiere a las relaciones, hay una estrategia mucho mejor de la que sigue el ego y se basa en el amor consciente, algo así como “amor sabio”, pero no una sabiduría de la cabeza, sino del corazón.

Volver al amor

Para saber estar en pareja es necesario antes saber estar solo. No es sencillo encontrar personas que no odien la soledad. Llegar a tolerar, incluso amar, estar solo, y sentirse bien, es un gran logro personal. Por esa razón, no es aconsejable empezar una nueva relación justo al terminar otra. El campo también necesita un tiempo de regeneración entre cosechas, lo llaman “barbecho”. Nosotros podríamos llamar a ese tiempo “dieta de relaciones”, para referirnos al tiempo que una persona se regala a sí misma para recomponerse, centrarse, atenderse y prepararse para la siguiente relación.
Cuando se resuelve el miedo a la soledad, se deja de creer en las relaciones superficiales, egoístas e inconscientes como escudo de protección. Estar solo no es una garantía de no sufrir más, sino que al contrario añade más sufrimiento. La soledad no es buena ni es mala. Es lo que cada uno hace con ella, es como un desierto (los desiertos nunca están vacíos), pero, como todos los desiertos, un día terminan y es al salir de ellos cuando se reconoce su valor. Llegar hasta el final de la soledad, la agota como sistema de aprendizaje y la cancela. Tratar de suspenderla, de forma artificial, solo pospone el proceso necesario de la soledad para más adelante…

Cuando se resuelve el miedo al abandono, empezar un idilio no es una amenaza, sino una nueva oportunidad. El mayor logro de la relación consciente es que ambas personas están dispuestas a amar como si nunca antes hubiesen sido heridas, sin volcar en la nueva pareja el dolor de relaciones anteriores. En realidad, esas dos personas son “nuevas” y por ello destilan frescura y atractivo (no están resentidas, no son desconfiadas, no rezuman amargura y por eso atraen tanto).
Cuando se resuelve desactivar el ego, la nueva relación no está debilitada por el temor a amar sin condiciones ni apegos. El final del ego es lo que la mente podría interpretar como la destrucción de la individualidad, la anulación, cuando en realidad es una transformación y la salvación de la relación. El ego es el estorbo número uno en cualquier relación personal, ya sea de amistad o de pareja, y la causa de que fracasen, como suele suceder. Si tan solo las personas mantuvieran su ego a un lado, fuera de escena, la historia sería otra. Las relaciones seguirían empezando y acabando, según su tempo y propósito, pero no tendrían el sabor amargo que a menudo dejan en el recuerdo.
Cuando todo eso ocurre, las personas conscientes descubren que en realidad no temían empezar un nuevo vínculo o acabarlo; sino que en su inconsciencia temían el infierno en el que, con anterioridad, habían convertido sus relaciones.

Piense que usted es alguien con quien vale la pena pasar el tiempo. Finalmente otro pensará lo mismo de usted.

Raimón Samsó

EL MOMENTO CRUCIAL EN EL AMOR

EL AMOR NO PUEDE LLEGAR A TIEMPO SIN QUE LO TRAIGA SU VIEJO COCHERO, EL RESPETO.

Muchas veces comenzamos una relación con otra persona, que no necesariamente debe ser una relación amorosa, sino también de amistad, de compañerismo, de conocimiento, de sociedad, de trato. Con el tiempo, dicha relación va tomando consistencia, a medida que nos vamos tratando y conociendo, lo que nos hace entrar en confianza y expresarnos más libremente.
Ése es el momento más difícil. El momento en que todo puede crecer armoniosamente o irse por el caño… ¿Por qué? Porque es el momento en el cual, nos sentimos más libres de ser como realmente somos y dejamos de cuidar nuestras expresiones y las cosas fluyen más naturalmente (que no significa armoniosamente) entre ambas partes.
Tal vez, la primera impresión nos llevó a sentir simpatía, pero con el tiempo la relación va tomando vida propia. Cuando dos personas se tratan de algún modo, sea en el amor o sea en compartir situaciones cotidianas, se genera el tercer punto del triángulo y éste toma vida como un tercer elemento: la relación.
A medida que pasa el tiempo, ya no tiene tanta importancia el “yo” y  el “tu” sino que todo se recarga sobre la relación “tu-yo” o “yo-tu”. Es la tercera punta del triángulo que lleva a construir algo, a generar la relación que podrá crecer en dos sentidos posibles: o bien a convertirse en amistad, en confianza, en amor, o por el contrario en fastidio, en recelo, en desagrado.

¿Que intervino en esa relación para que se orientara en esa forma? El RESPETO. El respeto no es tratarse de “usted”. El respeto es tener plena consideración por la otra persona, aceptarla tal como es, no hacer nada que afecte sus intereses o le haga daño, e incluso considerar seriamente si esa persona va a funcionar armoniosamente en el trato con nosotros o no va a funcionar. No le hagamos daño ni permitamos que nos lo haga.

El respeto es ponerse en el lugar de la otra persona, por un momento, y mantener nuestra atención no solo en nuestros intereses sino en los de la otra persona. Que nos importe cómo se siente esa otra persona en relación con el trato que le damos (respeto por la otra persona), pero también observar si la otra persona procede de igual forma (respeto por nosotros mismos). Ser responsables, estar atentos, expresar lo nuestro de la manera más equilibrada y sobre todo, establecer claramente los límites.
Hay límites para nosotros, que no podemos traspasar porque caeríamos en el abuso de confianza, y lo mismo para la otra persona. El cumplimiento, la consideración, la valorización. Allí entonces estamos en condiciones de definir si vamos a invertir algo más en la relación o si solamente se limitará a algo muy especificado, tomando cierta distancia, o si decididamente, es mejor que interrumpamos la relación ahora por el futuro bien de ambos.

En ese punto deberemos decidir si vamos a invertir materialmente, o emocionalmente una cuota de sentimiento o de amistad, o si debemos retirarnos prudentemente y dejar de lado nuestras expectativas. Es el momento en que puede asomar una ligera cuota de amor entre esas dos personas, una “confianza” respetuosa, un “afecto” progresivo, un “acercamiento” afectuoso, o comenzar el alejamiento por precaución.

¿Cómo saber si vamos a invertir o no en esa relación, sea la que sea, puede ser incluso de maestro a alumno, entre vecinos, de camaradas en algún tipo de emprendimiento? Muy fácil; debemos observar si interviene el respeto mutuo, el interés por la situación del otro tanto como el interés por la situación propia, en equilibrio. El equilibrio es respeto: hay límites de los que no se puede pasar.
Si notamos que esos límites no son precisos, que no podemos confiar en que la reacción de la otra persona sea la apropiada a las circunstancias, que uno de los dos no está poniendo el interés en que la otra parte también se vea beneficiada, entonces… cuidado, estamos traspasando los límites del respeto. Siempre la relación funcional debe ser: “tú ganas, yo gano”.

Y tarde o temprano, eso va a llevar a un problema. Ese indicador nunca falla, es la luz de alerta en el tablero que nos dice “cuidado, esto no va a funcionar”. Cuando alguien no pone de sí la cuota esperada y convenida, no respeta los acuerdos tácitos o los manifestados, entonces ha llegado el momento de la retirada.

Esto no necesariamente debe llevar a un rompimiento pero obligadamente conducirá a un replanteo en las condiciones y el establecimiento de nuevos límites, o tal vez, para aquellos más radicalizados, más determinados y por eso menos perjudicados, a la decisión de que no podremos mantener ningún tipo de relación con esa persona.

Esto, que parece tan sencillo, es la fórmula que determina si más adelante vamos a encontrarnos con una sorpresa inesperada, generalmente desagradable, o si podremos confiar en la persona y seguir construyendo la relación.
Esta instancia es el punto en que no deberemos esperar que la otra persona “cambie y mejore”, o “puede que se dé cuenta”, o “más adelante se ubicará en el equilibrio”, “en algún momento se acordará de mis intereses”. No. Es el momento del alerta naranja que nos indica que estamos por “fundir el motor” y que deberemos detenernos antes de que eso suceda y nos encontremos en alerta roja.
Muchas personas desestiman esta decisión, o la postergan y posteriormente se lamentan que Fulanito o Sutanita le han fallado, le han estafado, material o sentimentalmente, o que sencillamente, l@ han traicionado, de una forma o de otra.
Ese momento es crucial. Cuando se han traspasado los límites naturales, establecidos de antemano o no, eso significa una falta de respeto. Y como resumen, como indicación útil, como enseñanza, te dejo entonces algo que de la vida tuve que aprender por las malas: QUIEN NO TE RESPETA, NO TE AMA.

Esa fórmula, que tanto me costó aceptar si bien ya la comprendía, es fruto de un razonamiento astrológico. El Signo del Amor es Libra; Libra es representado por “la balanza” en la cual siempre hay dos partes, lógicamente. El equilibrio de la balanza se debe a que lo que hay colocado en ambos platillos pesa exactamente lo mismo, sin que necesariamente sean lo mismo, tengan la misma forma o estén constituidos del mismo material.

Al Signo de Libra lo rigen (lo determinan, lo especifican, lo subordinan) dos Planetas de nuestro Sistema Solar: ellos son Venus (el amor) en un platillo y Saturno (el respeto) en el otro. Sin embargo, todos hablan del amor, pero se olvidan del respeto. Y si ambos platillos no pesan lo mismo, no habrá equilibrio posible y entonces la estabilidad de la balanza no podrá existir.
Sin respeto, no hay amor, ni amistad, ni afecto ni nada que se le parezca. Tomando esto como parámetro en nuestras relaciones, nos evitaremos los amargos “desengaños” de tener luego que enfrentar algo que ya sabíamos o que intuíamos que no iba a funcionar. En mi caso personal, valoro más el respeto que el amor, porque si hay respeto es posible que vaya a haber amor pero si no lo hay, es imposible que pueda desarrollarse el amor. Yo no invierto en amor si antes no observo respeto, porque cuando no he contemplado esta premisa, la situación ha derivado en fracaso.

¿Que esto suena muy frío? Bien, cada un@ lo puede considerar a su manera, puede sufrir decepciones a su gusto, estafas materiales y morales si quiere, desengaños “inesperados”, etc. hasta que con el tiempo, defraudad@ y cansad@ de ser tomad@ como trapo de piso, juzgue injustamente que “tod@s son iguales”, sin darse cuenta que “dejó hacer, dejó pasar” lo que l@ convierte en responsable.

¿Cual es entonces la realidad? Que esta persona, agotada y frustrada, falló en algo esencial: respetarse a sí misma y fijar los límites en el lugar y el momento exacto a la otra persona si es que ésta no supo o no quiso respetarlos. O sencillamente, descartar la posibilidad de relación, que suele ser más sano todavía. Preservarse por respeto y amor a sí mismo.

Ésa es la situación que observo repetidamente en mi consultorio, porque las personas piensan que su problema es sólo algo que les sucede solo a ellos siendo que lo mismo les sucede todo el tiempo a todos los demás, cuando no consideran que el amor debe estar acompañado con el respeto, porque sin respeto, sin consideración por el otro, no puede haber amor.
¿Vale la pena reflexionarlo? 

Con respetuoso afecto… Profesor Leo.