martes, 13 de febrero de 2018

6 consejos para dejar de complicarse la vida


Complicarse la vida es, a veces, muy sencillo. Y lo peor es que no siempre somos conscientes de ello y lo hacemos de manera completamente innecesaria.

 ►Tres son los grandes problemas del hombre: la naturaleza de complicar todo innecesariamente, creando nuevos problemas, el absurdo afán de asumir problemas ajenos, y la estupidez de evitar los problemas reales.
                                                        Rafael Hernampérez 


¿Por qué buscamos problemas donde realmente no los hay? ¿Por qué, además, cargamos muchas veces con los problemas de los demás? Y encima, ¿por qué cuando realmente aparece un problema nos asustamos e intentamos evitarlo?

¿Por qué complicarse la vida si no es necesario?

Las personas somos complicadas, y unas más que otras. Dentro de cada uno de nosotros llevamos una mochila en la que pesan los recuerdos, las experiencias, la educación que hemos recibido… y muchas veces a la larga, nos perjudican y nos crean prejuicios y problemas, donde realmente no los hay.
Pero además, lo más curioso de todo, es que cuando llega un problema de verdad, tendemos a evitarlo, huimos de él, sentimos miedo. “No hago más que darle vueltas a lo mismo…”, “¿Qué pensarán los demás cuando vean que no he querido…?”, “Me siento solo, me siento tan solo y no hago más que pensar esto una y otra vez”, “Tengo que mantener la línea, ¡no me voy a comer este trozo de pastel!”
¿No te sientes identificado con algunas de estas frases? Pues estas y otras muchas inundan  nuestra cabeza sin darnos cuenta. Poco a poco los pensamientos no nos dejan vivir, están dando vueltas y más vueltas en nuestra cabeza, martilleando… Empezamos a entrar en una espiral en la que vivimos más para nuestra mente, que para nuestra vida real.

Cómo dejar de complicarse la vida

Pero todo puede cambiar si queremos… Podemos entrenar poco a poco nuestra mente, igual que entrenamos nuestros músculos. ¡Ya es hora de dejar de complicarnos la vida por tonterías!
¿Quieres dejar de complicarte la vida? Pues si te lo propones, poco a poco puedescambiar. Eso sí, todo requiere un esfuerzo. Aquí te dejamos unos consejos para ello:

1. Dale la importancia justa a las cosas

Preocúpate cuando realmente sea necesario. Deja de darle importancia a cosas que realmente no la tienen como ¡ya he perdido el autobús!, y la frase que siempre añadimos detrás: ¡qué mala suerte tengo!
 ► No te preocupes más de lo necesario, más que nada porque los problemas y las dificultades no suelen solucionarse porque pensemos más en ellos.

2. Perdónate y perdona a los demás

Muchas veces nos sentimos culpables de alguna cosa que hemos podido hacer mal con alguien y no dejamos de fustigarnos por ello o, por el contrario, no perdonamos el fallo que han podido cometer los demás.
No perdonar nos estanca y no nos permite avanzar, pero perdonar nos libera. Perdona, perdónate y pasa página.

3. Desconecta de las preocupaciones


Empieza ya a aprender que cuando acaba el trabajo, acaba. Si vuelves de un hospital de visitar a un familiar querido, si un amigo te ha estado contando un problema etc, cuando vuelvas a casa no sigas “rumiando” en lo mismo.

 Necesitas relajar tu mente y liberarla del estrés y las preocupaciones diarias.

4. Aclara tus diferencias con los demás

Si tienes problemas con alguien, si has tenido un malentendido y no dejas de darle vueltas a la cabeza, lo mejor es que hables con esa persona. Aclara tus diferencias, te habrás quitado un peso de encima.
También es importante que aceptes a los demás tal y como son y que elijas como amigos las personas que te hacen sentir bien. Recuerda que no somos nadie para imponer nuestra visión a los demás y mucho menos para exigirles que sean de una determinada manera.

5. Adopta frases de cabecera

Empieza a pensar frases del tipo “la caridad bien entendida empieza por uno mismo”, “no puedo estar siempre preocupado por cosas que no merecen la pena”, “la vida son dos días y yo los paso pensando, no puedo seguir así”. Busca las que más se encuentren en sintonía contigo y repítelas en tu interior con frecuencia.

6. Reconoce tus errores sin martirizarte y ríete de ti mismo

Todos nos equivocamos, ¡no pasa nada!, tú también. Aprende de tus errores y continúa el camino.
 .► Cada fallo puede ser un aprendizaje y cada crisis una oportunidad.
Recuerda que la vida es un juego y así hay que tomarla. Unas veces se gana y otras se pierde. Pero tan divertido es ganar como muchas otras veces perder… a veces incluso, aprendemos y nos fortalecemos más. De poco sirve complicarse la vida inútilmente.

Sofia Alcausa Hidalgo
https://lamenteesmaravillosa.com

lunes, 12 de febrero de 2018

Las tres vertientes del yoga

Ahora que muchas corrientes de lo que podríamos llamar “yogas” modernos han traicionado la esencia del verdadero yoga, es más necesario que nunca recordar las tres vertientes básicas del verdadero yoga e indagar un poco en las mismas.


Como señalara Mircea Eliade, el yoga es el eje espiritual de Oriente. Es método, práctica, adiestramiento psico-espiritual. Es el primer método de mejoramiento humano del orbe y no es ni gimnasia, ni deporte, ni una religión, ni un culto, ni un dogma. ►Es un procedimiento especifico para la evolución consciente y el desarrollo interior.
Una vertiente es el yoga como una técnica espiritual; otra, como un método de saneamiento psicológico; otra como un sistema de control psicosomático.
Si el occidental ha optado sobre todo por la vía del control psicomático es porque padece de muchos desórdenes físicos y psíquicos, que se traducen como trastornos psicosomáticos. Se ha relegado así, muy a menudo, el yoga como técnica espiritual, que es por cierto la médula de las primeras manifestaciones yóguicas hace más de 5.000 años.
Hay una propensión a servirse del yoga como una técnica de control psicosomático o de purificación y armonización psicológica, a fin de irse liberando de complejos, traumas, torturadores internos, agujeros psíquicos, frustraciones y represiones que fragmentan, desgastan y roban lo mejor de los potenciales del alma.
Lo idóneo es unificar las tres corrientes o vertientes del yoga, pues no deben excluirse sino complementarse. Cuando hablamos de la vertiente espiritual, no nos referimos a un tipo de espiritualidad asociada a alguna religión o culto, a ningún sistema religioso institucionaliado. Son respetables todas las creencias, pero el yoga se mueve por experiencias y no por creencias.

El papel de la meditación

Como el ser humano es un conjunto de planos, hay que trabajar sobre todos ellos, desde el somático al espiritual, sin dejar de lado el energético, el mental y el emocional. Lo necesario es, finalmente, una mutación de la consciencia que nos permita percibir lo que escapa a lo sensorial y a lo intelectual. El pensamiento es insuficiente, y él mismo debe comprender que tiene que rendirse para que surja el conocimiento más allá del simple intelecto. O sea, que hay que ir más allá del pensamiento. De lo manifiesto, a lo inmanifiesto; de lo que es con forma, a lo informe. Es el viaje de la servidumbre a la libertad.
Hay que cultivar el pensamiento correcto para servirnos del mismo en la vida diaria, pero el viaje hacia los adentros no se sustenta solo en el pensamiento, sino en un tipo especial de intuición que realmente transforma. Tenemos que aprender a desenvolvernos en la vida diaria y en nuestro universo interior.
La meditación juega un papel esencial en las tres vertientes del yoga. Ayuda espiritualmente, por supuesto, y también coopera en sanear y equilibrar la psique y en armonizar la unidad psicosomática, previniendo trastornos en este sentido. El alcance de la meditación es enorme, y no solamente hay que tomarla como una técnica de tranquilización, porque su fin último es la transformación interior para poder conectar con nuestra naturaleza real. No se puede convertir la meditación en un analgésico espiritual. Su propósito es darle un vuelco a la mente que nos permita experimentar “golpes de luz” o especiales intuiciones para obtener otra manera de percibir y ser.

Ramiro Calle
http://www.yogaenred.com

domingo, 11 de febrero de 2018

Cosas que no debes romper: confianza, promesas y corazones


Hay tres cosas que no debes romper: la confianza, una promesa y un corazón. Si lo pensamos bien, pocas dimensiones son tan valiosas en la vida. Gracias a ellas logramos avanzar por nuestros devenires con más soltura y seguridad al sentirnos parte de un proyecto, parte de alguien. Son esos pilares que en caso de derrumbarse, nos dejan más vulnerables que nunca…
Algo que a menudo comentan los psicólogos sociales e incluso los sociólogos es que en la actualidad, son muchas las personas que se relacionan con las demás bajo lo que se conoce como modelo de mitigación del riesgo. Es decir, hay quien evita profundizar demasiado en sus relaciones personales y afectivas con el fin de no ser herido, de experimentar decepciones, frustraciones y algún que otro desengaño.

► Es imposible ir por la vida sin confiar en nadie; es como estar preso en la peor de las celdas: uno mismo.
                                                 Graham Greene

Ese “ahorro” de energía emocional, esa contención afectiva propicia vínculos de escasa calidad humana, relaciones reciclables que van y vienen o que se mantienen en un estrato de frívola superficialidad. Con ello, claro está, se mitiga el riesgo de ser heridos en algún instante al construir lazos de lo más inocuos con sabor a sucedáneo de felicidad. Sin embargo ¿de verdad vale la pena vivir en esa gélida antesala donde no permitir que nada auténtico germine o acontezca?
Un aspecto que no podemos perder de vista es el hecho de que cada uno de nosotros estamos “programados” genéticamente para confiar en los demás. Es algo que necesitamos, y lo necesitamos con todas nuestras fuerzas porque en cierto modo nuestra supervivencia ha dependido siempre de cada uno de esos individuos que conforman nuestro grupo social más próximo.
Nadie gana si vive de forma constante desconfiando de los demás. Se gana desplegando recursos, energía e intenciones, siendo emocionalmente valientes, movilizando apertura, actitud positiva y teniendo claro que hay tres aspectos que no deben vulnerarse ni romperse: la confianza, las promesas y los corazones.


Cosas que no debes romper, cosas que valen mucho más que el dinero

La reparación de la confianza perdida es uno de los esfuerzos más complejos, delicados y desafiantes que puede vivir el ser humano. De niños nos enseñan, a la mayoría, que hay ciertas cosas que no debemos romper porque cuestan dinero, porque tienen muchos años y son irreemplazables o sencillamente, porque aquello que se estropea, fragmenta o se parte por la mitad ya no puede utilizarse de nuevo.
Rara vez nos hacen saber que hay otras cosas que a pesar de no poder verse ni tocarse, se rompen con más frecuencia. Es más, hay dimensiones invisibles que se fragmentan como los huesos de nuestro cuerpo y que curiosamente, tardan mucho más en sanar. Hablamos cómo no de la confianza, de las promesas, del respeto y el afecto que se inscribe en el corazón de las personas que apreciamos.
En ocasiones, la mirada infantil aprende tempranamente a descuidar estos presentes valiosos porque sus propios padres los descuidan con ellos. Porque alimentar a los niños con promesas que más tarde no se cumplen deja huella. Porque crecer sin contar en ningún momento con una confianza real de los propios progenitores deja una mella permanente. Asimismo, que sean los nuestros quienes nos rompan el corazón de las formas más elementales, como puede ser la falta de atención, perfila nuestro estilo comportamental y relacional en gran parte de los casos.
 ► Las cosas que no debes romper son las del corazón y el afecto sincero. Esas que aunque no se ven resultan irremplazables.

Esas cosas que no debes romper te permiten invertir en tu propio bienestar

En la actualidad hay muchos aspectos sobre nuestro cerebro que aún no entendemos. Uno de ellos es la variabilidad que existe a la hora de afrontar un trauma. Hay quien desarrolla un estado de indefensión permanente, una suerte de estrés crónico donde rara vez se logran construir vínculos fuertes y felices con otras personas. Otros, en cambio aplican una actitud ante la vida que los sitúa en ese nivel de humanidad, de excelencia emocional, del que todos deberíamos aprender.
Hay quien en el pasado se vio a sí mismo perdido a la deriva en compañía de sus pedazos rotos. A día de hoy, y aún estando fragmentado, sabe que solo quienes ofrecen la más valiente confianza a los demás son dignos de confiar. Son esas personas que jamás se olvidan de sus promesas, quienes las mantienen ante vientos y mareas porque saben bien cómo duelen las traiciones.
Esas personalidades resilientes a la vez que luminosas son también quienes entienden lo precioso que es un corazón. Pero tampoco olvidan lo frágil que resulta a veces, lo temeroso que es cuando los afectos no son firmes, cuando se le alimenta con mentiras, con dudas, con manipulaciones y camufladas traiciones.
Esas cosas que no debes romper son por tanto las mismas que te permitirán tener una vida con mayor sentido y dignidad. Porque quien da merece recibir, porque quien habla el lenguaje de la confianza, comprende el sentido de las promesas y sabe escuchar el sonido de los corazones ajenos sin dañarlos. Así, es merecedor de los mismos derechos, de los mismos regalos. Esos que contribuyen a la construcción de una realidad más respetuosa y ante todo, feliz.


Psicologia/Valeria Sabater
https://lamenteesmaravillosa.com