domingo, 28 de enero de 2018

6 formas de liberar la mente antes de acostarnos


¿Tienes problemas para dormir? ¿Sientes que tu mente está ocupada cuando te acuestas? ¿No no dejas de darle vueltas a las cosas en tu cabeza cuando te metes en la cama?
El descanso es fundamental para nuestro cuerpo y para nuestra mente. Sin embargo, por muy cansados que estemos, dormir bien no es siempre posible. Si en tu cabeza permanecen pensamientos estresantes o tu mente sigue ocupada en cosas pendientes es difícil que obtengas un descanso reparador.
Para dormir bien y descansar, tienes que liberar tu mente de todos esos pensamientos que la mantienen ocupada. A continuación vemos algunas formas conseguirlo.

Visualiza la liberación de tus pensamientos

Si los pensamientos te asalta nada más acostarte, intenta visualizar cómo estos pensamientos abandonan tu cabeza. Imagina que hay una gran cesta junto a tu cama en la que vas metiendo todas las ideas que rondan por tu mente. Esos pensamientos no se van a ir, simplemente van a quedarse ahí descansando hasta el día siguiente.

Medita

La meditación regular tiene muchos beneficios, incluyendo un mejor sueño y una mente más tranquila. Meditar diariamente te ayudará a reducir los pensamientos que te asaltan por la noche.
Medita concentrándote en tu respiración para relajar la mente y el cuerpo. Esto te dejará listo para dormir.

Haz la promesa de seguir pensando en otro momento

Los pensamientos que nos asaltan por la noche son como niños pequeños queriendo llamar la atención. Igual que ellos, los pensamientos sin persistentes. Es como si tuvieran miedo de ser olvidados o ignorados. Pero por muchas vueltas que les des, hay cosas que pueden solucionarse, como problemas, preocupaciones, dudas, etc.
Si tienes un pensamiento recurrente, prométele que lo atenderás al día siguiente, que no te olvidarás de él y que le prestarás toda la atención necesario. Lo que veremos en el punto siguiente te ayudará mucho también para dejar claro que cumplirás tu promesa.

Anota tus pensamientos

Cuando no le damos espacio a nuestros pensamientos para salir, para desarrollarse, estos se quedan ahí, en la mente, dando vueltas. Tienes que dejarlos fluir para sacarlos de tu cabeza. Una manera de conseguirlo es escribiendo todos esos pensamientos que brotan en tu mente.
A veces son cosas tan simples como algo que tienes que hacer al día siguiente y que puedes olvidar. Otras veces puede ser algo relacionado con el trabajo, una idea para un proyecto que quieres empezar o un cambio que quieres hacer. Pero también puede tratarse de una emoción que necesitas expresar, de un dolor que sientes por algo que te está sucediendo.

Sea lo que sea, no dejes que esos pensamientos te roben el sueño. Escríbelos para darle rienda suelta y que te dejen tranquilo.
Tal vez escribir no resuelva tus problemas, pero el hecho de dedicarle un poco de tiempo a la demanda de tu mente -pensar- servirá para tranquilizarla y liberar estrés.

Hábitos antes de acostarte

Algunos hábitos nos ayudan a dormir como, por ejemplo, leer. La lectura nos ayuda a depurar los pensamientos, a olvidar lo que nos ronda en la cabeza. Si se hace con frecuencia, el acto de leer en la cama le enviará al cerebro la señal de que el momento de dormir de acerca, lo que ayuda a conciliar el sueño.
Sin embargo, el uso de móviles y pantallas retroiluminadas, tanto para leer como para otras acciones, dificulta el sueño. Por lo tanto, evita usar el móvil por la noche.

Mantras

Mantra es una palabra de origen sánscrito que significa mente y liberación. Un mantra puede ser una sílaba, una palabra, una frase o texto largo que, al ser recitado y repetido va llevando a la persona a un estado de profunda concentración. 
Cuando se dicen conscientemente y con la atención dirigida de la mente, los mantras son muy efectivos. Pero no basta con repetirlos, sino que es necesario concentrarse en su significado.

Eva Maria Rodríguez
https://lamenteesmaravillosa.com

sábado, 27 de enero de 2018

Asertividad


Existen tantos modos de comunicarnos como seres humanos. Hay algunos modos que tienden a ser pasivos, otros agresivos y lo que está entre esos dos extremos es a lo que se le llama asertividad.
Ser pasivo significa comunicar de modo muy débil mis sentimientos, mis opiniones y mis creencias. La persona que es pasiva espera que los demás adivinen lo que necesita y por el miedo al conflicto se queda callada aún cuando no esté de acuerdo con lo que está ocurriendo. Obviamente, va acumulando mucho resentimiento porque su modo de actuar propicia el abuso de los demás.
Ser agresivo significa expresar mis sentimientos, opiniones, deseos y creencias de modo impositivo, faltando el respeto al otro, utilizando violencia, imponiendo mis puntos de vista. Es ser rígido, es no tolerar desacuerdos, es criticar constantemente. 
Esta conducta puede lograr que los demás me obedezcan o se amedrenten con el precio de que se alejarán de mi. La persona agresiva terminará por quedarse muy sola.
Ser asertivo significa expresar mis deseos, opiniones, creencias y sentimientos de modo respetuoso. No es ganarle al otro: es triunfar en el respeto mutuo. Ser asertivo es tener la habilidad para transmitir y recibir los mensajes de manera honesta, oportuna y respetuosa.
El mensaje asertivo debe comenzar con un “yo me siento” y continuar con una descripción muy objetiva de la conducta del otro que no nos gusta. Por ejemplo: “yo me siento ignorada cuando tú contestas tu teléfono celular en medio de mi conversación”, o “yo me siento angustiada cuando no me avisas a qué hora vas a llegar”. La clave está en no calificar a la persona, en hacerme responsable de lo que yo siento y en ser clara y directa en mi comunicación.
                    ► No olvidemos que una relación es una conversación. 
Ser pasivo y ser agresivo es igual a levantar un muro entre tú y yo. Ser asertivo es abrir la posibilidad de comunicarnos.

Psicología/Rocío Arocha
https://rocioarocha.com

viernes, 26 de enero de 2018

¿Qué es el efecto nocebo?


Todos hemos oído hablar del famoso “efecto placebo”. Es posible, incluso, que lo hayamos experimentado muchas veces en nuestra vida. Existen infinidad de estudios que lo avalan, algo que no ocurre con su opuesto, el desconocido “efecto nocebo”. Este se da en circunstancias similares, pero las investigaciones publicadas son escasas, lo que confiere al término de cierto misticismo.
El “efecto placebo” ha sido durante años uno de los aliados de médicos e investigadores.Por un lado, resulta muy eficaz a la hora de hacer experimentos sin dañar a los sujetos; por otro, permite al especialista descartar dolencias graves de algunas de carácter mucho más leve.
No es extraño encontrar situaciones en los que los propios padres, ante un dolor expresado de forma exagerada por sus hijos, les den un caramelo diciéndoles que es un calmante. La mayoría de las veces suele funcionar (siempre y cuando no sea un caso de fuerza mayor), demostrándonos que la sugestión es más poderosa de lo que creemos.

¿En qué consiste el efecto nocebo?

Al igual que su antagonista, el efecto nocebo funciona debido a las falsas expectativas. La diferencia es que en este último son bastante negativas. El paciente cree que el fármaco le podrá acarrear efectos adversos, que la mayoría de las veces acaban manifestándose.

Estos efectos desaparecen en el momento en el que el sujeto descubre que está siendo falsamente informado. El increíble proceso neurológico que produce estas alteraciones se debe a la estimulación de los cortex prefrontal, orbifrontal y cingulado anterior. Lo mismo ocurre con la amígdala, la médula espinal, la sustancia gris periacueductal y el núcleo accumbens, que según estudios de resonancia magnética afectan a la percepción de la salud.
También hay que tener en cuenta la importancia del medio, de la actitud de la propia persona y de la forma de administración del nocebo. Por lo general, los estudios sobre este efecto no suelen estar exentos de polémica debido a su confrontación ética.
Recetar un tratamiento inerte a un paciente sin decir la verdad puede acarrear muchos problemas. La polémica se centra en la figura del médico, cuyo cometido es tratar de minimizar los síntomas, no empeorarlos y mucho menos, provocarlos.
               ► La felicidad radica, ante todo, en la salud.
                                                             George William Curtis


El precio del medicamento, factor determinante en el efecto nocebo

Según un estudio publicado recientemente en la revista Science, el precio del medicamento tiene una gran influencia en esta reacción inconsciente. Un grupo de investigadores repartieron entre una muestra de 49 sujetos unos frascos llenos de crema. A los participantes se les comunicó que se trataba de un ensayo para tratar la dermatitis atópica mediante dos sustancias que, en realidad, eran una.
Los frascos de color azul (asociados a un alto precio y calidad) contenían la misma crema que los frascos rojos (asociados a medicamentos más asequibles). A los voluntarios se les dijo que era probable que experimentaran una sensación de quemazón, debido a la hipersensibilidad de la piel. Debían ponérsela durante media hora, para luego someterse a un dispositivo que les generaría calor.
Pese a lo que pudiera parecer, los resultados fueron realmente esclarecedores. Las personas que habían recibido la crema del frasco azul decían sentir más dolor que los del otro grupo. Esto se debe a que los participantes asociaban la crema más cara con unos efectos más potentes. Un engaño psicológico que siguió repitiéndose una y otra vez, con mayor intensidad.
Por otra parte, los investigadores descubrieron que las zonas del cerebro que se activaron durante el estudio fueron las mismas que las del “efecto placebo”. La distinción principal radicaba en la sustancia gris, que lo hizo a través de poblaciones distintas de neuronas. De esta forma, se constató que aunque intervinieran las mismas áreas, los patrones de activación fueron muy diferentes.

El nocebo y la fibromialgia

Experimentos parecidos se han llevado a cabo con pacientes de fribomialgia. Tras descubrirse que aquellos que sufren esta patología son los más propensos a experimentar los efectos negativos de un fármaco, se decidió tratar a un grupo con nocebos. Estos, completamente inocuos, provocaron tal malestar a los enfermos que muchos de ellos tuvieron incluso que abandonar el tratamiento.  
El “efecto nocebo” nos hace replantearnos muchas dudas. Para empezar, por qué no existen más investigaciones al respecto; luego, si realmente sus efectos son tan espectaculares en todas las personas. Aunque no existen estudios sobre la personalidad que así lo refuercen, es cierto que la motivación de un individuo puede inferir en los resultados. 
Las personas que se obsesionan con los supuestos cambios producidos por el fármaco son más propensas a sentir dolor. 
► El cerebro, una vez más, es una potente arma que hay que saber manejar. 
La hipocondría surgida en algunos casos puede influir negativamente en la sintomatología de un enfermo.
Si podemos controlar cómo nos enfrentamos a aquello que tememos, será más difícil experimentar el “efecto nocebo”, también conocido como el hermano malvado del efecto placebo.


Ines Gómez
https://lamenteesmaravillosa.com