miércoles, 17 de enero de 2018

Ahora


En mi opinión, perdemos demasiada vida en esta locura de pasarnos más tiempo en el pasado o en el futuro –el posible futuro- que en el presente.

Está bien traer el pasado al presente de vez en cuando, porque es placentero y enriquecedor deleitarnos con las cosas agradables por las que hemos ido pasando, y a través de nuestra mente y el recuerdo somos capaces de hacer el milagro de recrear lo que ya no existe, y está bien traer al presente de vez en cuando las cosas que no han estado bien en nuestra opinión, siempre que sea con el exclusivo objetivo de aprender aquello que nos permita evitar que se vuelva a repetir siempre que esté en nuestra mano.

Lo que no está bien es irse al pasado –abandonando el presente- porque allí tengamos recuerdos de cosas que ya no están ni volverán a estar –eso que se llama nostalgia-, y no está bien querer quedarnos allí porque estábamos mejor que ahora. 

Si es por placer, estupendo, se puede ir, pero luego hay que volver al presente con las pilas cargadas… y no abatidos.

Tampoco está bien si el motivo de ir es que tenemos mucho de que arrepentirnos y vamos allí para reabrir la herida de lo que hicimos mal, y aún es peor si además nos ponemos a hurgar en ella con saña y con el único fin de castigarnos por lo que hicimos.

No existe el pasado ni el futuro: existe el ahora.

El instante en que leíste la palabra anterior ya no existe. Ya forma parte del pasado. O sea que no existe lo pasado –existió- y no existe lo futuro, porque a eso que llamamos futuro cuando llegue lo llamaremos presente. 

Existe cada uno de los instantes, pero solo durante el tiempo breve y limitado de su existencia. Para entendernos mejor con esto que llamamos presente lo que hacemos es agrupar varios o muchos instantes, y lo llamamos “hoy”, o “esta tarde”. Y esto es lo que existe. Y “esta tarde” es lo que tenemos que vivir con atención e intensidad. Y “esta tarde” es cuando tenemos que tener claro nuestro propósito, lo que queremos hacer en ella, lo que nos puede aportar, con qué la queremos llenar para que sea satisfactoria y nos aporte una buena sensación, y, además, le aporte sentido.

Y si no lo hacemos de ese modo es muy posible que al final del día se nos instale una desagradable sensación de haber perdido el tiempo –que es la vida- salvo que lo que hayamos decidido sea, precisamente, perder el tiempo. Y si esta misma sensación se nos va acumulando un día tras otro entonces será una sensación aún más desagradable la que se instale: “estoy perdiendo mi vida”.

Y eso de perder la vida deberíamos tenerlo en el lugar de las cosas inaceptables, de las que bajo ningún concepto queremos que lleguen a suceder.

Hay una cosa importante que es favorable: depende de nosotros. Es algo que podemos –y debemos- controlar.

Somos conscientes de que tenemos que dedicar un tiempo a las obligaciones: trabajo, responsabilidades, cargas, urgencias… pero también durante ese tiempo podemos ser conscientes de nosotros mismos –del ahora-, atender nuestra vida y atendernos –en ese ahora-, y siempre podemos encontrar y ser conscientes del momento, de lo que somos, de quienes somos, de la magia de estar vivos y estar viviendo… y eso sólo se vive AHORA.

Este ahora es inaplazable y es insustituible por otro ahora, que ya tendrá su propia entidad.

AHORA es ya.

Así que deja de leer en este instante y toma consciencia.

Mira la vida.

Mírate. 

No lo aplaces más.

Aprende a vivir en el ahora. 

VIVIR EN EL AHORA.

Te dejo con tus reflexiones…


Francisco de Sales
http://buscandome.es

martes, 16 de enero de 2018

Las personas inteligentes tienen menos amigos


No se considera inteligente tener pocos amigos, sino todo lo contrario, carecer de amigos te relega al grupo de los “bichos raros”, esas personas a las que no les gusta relacionarse con los demás. Pero, ¿qué hay de cierto en todo esto? ¿Es verdad que tener menos amigos es extraño? Algunos dicen que es sinónimo de personas inteligentes.
Una afirmación revolucionaria que ha hecho que muchas personas se hayan sentido identificadas, mientras otras han abierto sus ojos asombradas. Un estudio ha revelado que las personas inteligentes tienen muchos menos amigos, tal vez porque actúan de una forma bastante distinta a la que estamos acostumbrados.
► Los psicólogos Satoshi Kanazawa y Norman Lee llegaron a la conclusión de que las personas que viven en lugares con alta densidad de población se sentían menos felices.
Esta declaración ha sido acogida por muchos con bastante familiaridad, un mito que habían escuchado, pero del que nunca ha habido ninguna comprobación ni estudio aparente. Hasta este momento, en el que han salido a la luz las estadísticas que confirman que esta leyenda era real.

Las personas inteligentes y los amigos

Quizás entiendas por personas inteligentes aquellas que cuando estudiaban sacaban muy buenas notas y siempre tenían un libro entre sus manos. Ellas preferían pasar su tiempo en la biblioteca adelantando los ejercicios que les había mandado el profesor. Socializar no era una situación que necesitasen, es más, se mostraban felices en su soledad.
El estudio que se llevó a cabo por la London School of Economics y la Singapore Management University reveló que las personas con un coeficiente intelectual mayor no necesitaban interactuar tanto como las demás personas para sentirse bien.
En cambio, las personas con un coeficiente intelectual mucho menor sí revelaban esa tendencia a socializar, a pasar más tiempo conociendo gente. Esto demostró que las personas inteligentes van a contracorriente con respecto al resto de la población. No hacen lo que se considera “normal”. Ellas son felices sin una vida social tan activa.
 ► La mayoría de las personas necesitan reunirse de forma habitual con amigos u otras personas que compartan su forma de pensar para ser felices.
En la investigación participaron 15.000 personas de entre 18 y 28 años. Un rango de edad bastante joven donde la necesidad de interacción y de conocer a otras personas es mayor. A pesar de esto, las personas inteligentes no se sentían tan felices cuando socializaban con los demás. Esa agradable sensación de estar con otras personas y conocer a otras nuevas ellos no la percibían igual, lo que resultó muy significativo.

La soledad y la independencia

Son muchas las personas que tienen serios problemas con la soledad y con la dependencia emocionalNo nos han educado para vivir al margen de todo y de todos, sino al revés. Somos seres sociables que tenemos la capacidad de disfrutar en compañía e incluso a veces parecemos necesitar esa compañía. Pero, ¿qué ocurre cuando eres feliz en soledad?
El estudio demostró que las personas inteligentes se encontraban mucho más satisfechas cuando pasaban tiempo a solas. Esto no quiere decir que se apartasen del mundo, claro que interactuaban con el resto del mundo, pero con personas cercanas y familiares.

Las personas inteligentes cuentan con los dedos de una mano a sus amigos y, si les fallan, no tienen problema en seguir adelante. Ellas se encuentran preparadas para afrontar la vida sin necesidad de ningún apoyo. En contraste con muchas personas, no dejan su felicidad en manos de los demás.

► Las personas inteligentes se encuentran en armonía con ellas mismas y socializar no es una prioridad que tengan en mente.

De esta forma son mucho más independientes y disfrutan de su soledad, algo que para muchos es impensable. Con respecto a esto, en la investigación se tuvo en cuenta la savanna theory, una teoría que se centra en la evolución de nuestro cerebro desde los inicios hasta nuestros días.
Cuando el Homo Sapiens se encontraba dando sus primeros pasos por este mundo no se separaba del resto, sino que convivía con el resto en grandes espacios abiertos. Eran muy pocas personas y para protegerse y sobrevivir formaban lo que hoy denominamos “una piña”.
Las personas inteligentes se sienten como en esos sitios tan amplios y solitarios, con pocas personas a su alrededor. Por eso están preparadas para enfrentar los retos por su cuenta, sin ayuda, sin apoyo por parte de desconocidos. Ellas están seguras de sí mismas y quizás contar con otras personas que no conocen podría ralentizar sus objetivos.
https://www.youtube.com/watch?v=TlK_BpwCtms
Las personas más inteligentes que han aportado grandes inventos al mundo no se han caracterizado precisamente por su sociabilidad. Quizás, sus proyectos y sus metas las hacían mucho más felices que interactuar con los demás. El mismo Satoshi Kanazawa de la London School of Economics lanzaba otra afirmación bomba: las mujeres más inteligentes o no tenían hijos o los tenían tardíamente.
Tiene su lógica si echamos una mirada al mundo. Las personas con más estudios, que han realizado una carrera o algún otro tipo de formación, no tienen hijos hasta pasados los 30 años. En cambio, muchas que dejaron los estudios a niveles de la ESO y el Bachillerato, ya tienen una familia formada con uno o más hijos.
Parece que ser más o menos inteligente tiene mucho que ver con nuestra dependencia y el rumbo que tomará nuestra vida. Según el estudio presentado, una mayor o menor inteligencia nos llevará por un sendero u otro.

Psicología/Raquel Lemos Rodríguez
https://lamenteesmaravillosa.com

lunes, 15 de enero de 2018

El arte de atraer la magia a tu vida


Nuestra alma anhela la magia. A los niños les encantan las historias sobre magia y los cuentos de hadas. A medida que nos hacemos mayores la fantasía y la magia siguen teniendo su lugar, pero cada vez es más fácil olvidar los “conjuros” que la generan. Atraer la magia a nuestra vida se convierte entonces en una necesidad vital.
Las historias sobre un mundo mágico invisible son atractivas para niños y adultos porque contienen en su narración los arquetipos antiguos que experimentamos en el viaje de nuestra vida. Estas historias abren nuestros sentidos, lo despiertan, de manera que podamos percibir la magia -sencilla, simple y maravillosa- que ya nos rodea todos los días.
En todo el mundo y a lo largo de la historia se han escrito historias sobre seres fantásticos y acontecimientos maravillosos que nos han sorprendido e inspirado, algunas durante miles de años. Detrás de todas ellas se encuentra nuestra imaginación, pero también una buena parte de nuestras esperanzas y nuestros miedos.

Necesitamos magia en nuestra vida

Todos necesitamos magia y cuando renunciamos a ella es que algo falla. Pero la magia está en todo lo que nos rodea. Renunciar a ella es renunciar a una buena parte de nosotros mismos y de nuestras posibilidades.
De forma especial, son las circunstancias difíciles las que más parecen sumergirnos en esa dinámica adulta que tanto repele la magia. Esa dinámica de la que tanto se esconde el niño que todavía llevamos dentro: ya no es que no sea divertida, es que es angustiante.
Como adultos, a menudo nos encontramos atrapados resolviendo problemas, luchando -o protestando- contra las injusticias de las que nos sentimos víctimas. Circunstancias a las que tratamos de sobrevivir, mientras nos olvidamos de levantar la vista. La buena noticia es que es posible atraer o re-atraer la magia. Crear una visión mágica en las cosas más pequeñas es un estado mental, y todos tenemos el poder de crear nuestro  propio “botón mágico” que de paso a ese estado en cualquier momento.
Solo hay dos maneras de vivir tu vida. Uno es como si nada fuera un milagro. La otra es como si todo fuera un milagro.
                                                                      Albert Einstein

Cómo atraer la magia perdida

Tu mente es increíblemente poderosa -mucho más de lo que piensas- y con un poco de entrenamiento puedes cambiar completamente tu mentalidad. Se trata de que tú también puedas atrapar todos esos momentos mágicos que has dejado de percibir persiguiendo al reloj, que al contrario que tú, no para en ninguna estación.

Cree en ti mismo

No puedes buscar belleza en el exterior si no eres capaz de verla dentro de ti. Si siempre buscas la aprobación externa perderás un tiempo muy valioso. Tiempo en el que podrías estar soñando con tu próximo gran proyecto o desarrollando una nueva habilidad que quieras aprender.
Cuando creemos en nosotros mismos y en nuestras habilidades, las posibilidades se hacen infinitas. Nos convertimos en seres creativos, nos atrevemos a soñar, nos atrevemos a crecer, nos atrevemos a compartir nuestras visiones y perdemos el miedo a ser ridiculizados por ello.
Todo comienza con un sueño, una visión o una idea. La diferencia entre quienes creen en sí mismos y los que no lo hacen es que aquellos que creen en sí mismos piensan que pueden ir un paso más allá del que alcanzan sus fuerzas. Es entonces cuando se produce esa especie de milagro y son capaces de alcanzar cotas en las que nadie pensaba.
Magia es creer en ti mismo, si puedes hacer eso, puedes hacer que todo suceda.
                                                       Johann Wolfgang von Goethe


Ponte en acción

Somos los directores de nuestras vidas. Podemos actuar de muchas maneras diferentes e influir en las circunstancias en las que nos movemos. Cómo actuemos cada vez dará lugar a un resultado específico.
Por lo tanto, es fundamental saber en qué estado estamos cuando comenzamos a actuar. Si actúas por amor, compasión y comprensión, tu acción siempre tendrá magia, gracia y poder, y dará como resultado un bien mayor. Cuando actúas por amor, no solo te sentirás bien, sino que inspirarás a otros a hacer lo mismo. El amor siempre atrae más amor, superando al propio resultado material de cualquier acción en sí.
Pero si tus acciones provienen de tu ego, si están basadas en la desconfianza, en el temor, en la sospecha o en la  crítica, seguirás atrayendo a los mismos patrones. Atraerás al mismo tipo de personas y situaciones una y otra vez: aquellas que mejor encajan, precisamente, en dicho patrón.
Es hora de cambiar esto. No tengas miedo. Hay magia esperándote a la vuelta de la esquina y lo bueno es que la puedes generar tú. De hecho, hemos desgranado buena parte de los ingredientes del proceso para crearla, ahora está en tus manos cómo atraer la magia.
► Lo que puedas hacer o soñar, ponte a hacerlo. La osadía está llena de genialidad, poder y magia.
                                               Johann Wolfgang von Goethe


Busca la magia en las cosas sencillas

Hay magia en muchas de las cosas que nos rodean, en las cosas sencillas que a diario nos acompañan: una puesta sol, el cielo estrellado, la sonrisa de un niño, el piar de los pájaros, la brisa que acaricia tu cara, la lluvia que refresca y alimenta la vida…
La magia no es una cuestión de fantasía. Ver la magia en lo que nos rodea significa reconocer y agradecer las maravillas que enmarcan nuestra existencia. Así, para encontrar y atraer la magia, hay que empezar por agradecer ese regalo maravilloso del que ya disfrutamos y que se reproduce con cada latido de nuestro corazón: la vida. Porque la magia de la que hablamos, es en buena parte, aliento, fuerza y energía.
                 ► El que no cree en la magia nunca la encontrará.
                                                                         Roald Dahl


Desarrollo personal/ Eva María Rodríguez
https://lamenteesmaravillosa.com