sábado, 30 de diciembre de 2017

7 maneras de ser emocionalmente más fuertes


Ser emocionalmente más fuertes no tiene nada que ver con la fortaleza física, sino más bien con la resistencia, con la habilidad de encarar los altibajos, con tener una mente flexible capaz de reinventarse, de asumir desafíos con confianza, con valiente resolución. Estamos ante una herramienta valiosa que todos deberíamos desarrollar para disfrutar de una mejor calidad de vida.
Decía Lao-Tse, con gran acierto, que fuerte es quien conquista a los demás, pero poderoso es quien es capaz de conquistarse a sí mismo. Tal hazaña, lo creamos o no, nos puede llevar una vida entera; aún más, hay quien avanza por todos sus ciclos vitales sin llegar a asumir nunca tal objetivo, tal principio de crecimiento personal con el que adquirir una mejor perspectiva del propio ser y del mundo que le rodea.
► Lo blando es más fuerte que lo duro; el agua es más fuerte que la roca, el amor es más fuerte que la violencia.
                                                             Herman Hesse

Así, la fortaleza emocional nos dota de recursos psicológicos adecuados con los que hacer frente a cualquier reto. Para que esto ocurra, para ser emocionalmente más fuertes,necesitamos tomar conciencia de lo que deseamos ser y de lo que queremos y no queremos en nuestras vidas. Una vez quedan claras las prioridades, ya no dejaremos espacio para las inseguridades o rendiciones…

Cómo ser emocionalmente más fuertes: 7 pasos que poner en práctica

La fortaleza emocional no es algo que uno adquiera tras un largo viaje o tras embarcarse en una valerosa aventura donde hallar un tesoro, un supuesto grial. En realidad, para ser emocionalmente más fuertes se requiere solo de un adecuado trabajo interior, de una artesanía privada, íntima y cuidadosa donde movilizar adecuados recursos psicológicos.
Veamos a continuación unos pasos con los que poder lograrlo.

1. La autoconciencia: 20 minutos de reflexión personal al día

Al igual que dedicamos una parte de nuestros días a hacer deporte, a leer o ver la televisión, sería muy recomendable que además, nos “regalásemos” un intervalo de tiempo para reflexionar, para practicar la autoconciencia.
► Algo que necesitamos para ser emocionalmente más fuertes es aprender a tomar distancia de todo lo que nos rodea y poder así reconocer nuestras necesidades, adentrándonos en nuestros más profundos laberintos y percibir con claridad qué nos molesta, qué nos preocupa y cómo nos afectan determinadas cosas.

2. Acepta las emociones negativas

Pensemos en algo durante un momento. Nos han convencido durante mucho tiempo de que “debemos ser felices”, nos lo han repetido tantas veces que al final nos hemos convertido en adictos de las emociones positivas. Algo así provoca que, de algún modo, no toleremos o no entendamos el objeto de las emociones negativas.
La tristeza nos bloquea, la rabia nos desborda y nos tragamos una decepción tras otra sin saber muy bien qué hacer con toda esas emociones adversas… Por su parte, las personas emocionalmente fuertes aceptan ese tipo de realidades internas. Ahora bien, aceptación no es sinónimo de rendición, sino de asunción de unos hechos internos que hay que saber gestionar y encarar.

3. Entiende que los obstáculos no son muros, son desafíos

Los recursos psicológicos que vamos a tener que desarrollar para ser emocionalmente fuertes no siempre son fáciles ni rápidos de asumir. Una tercera estrategia que nos puede resultar útil es la de darle un sentido distinto a los obstáculos. Hablar de ellos, con nosotros y con los demás como si fueran retos y no puertas sin salida o amenazas.
A veces, lo que a simple vista parece un final no es más que una invitación directa a crear algo nuevo, a cruzar una frontera que nos traerá nuevas oportunidades.

4. En lugar de atención ajena, reclama respeto

Hay quien pasa gran parte de su vida nutriéndose de la atención ajena. La necesita tanto como el oxígeno que respira, porque de otro modo, se sentiría indefenso o perdido. Así, al disponer de la aprobación de los demás, de la complacencia de los amigos y de la familia, logran validarse y alimentar la propia autoestima.
Esta práctica insana nos impide ser emocionalmente más fuertes. Lo que necesitamos no es atención, es respeto, el mismo que ofreceremos a los demás para que de este modo, todos avancemos siendo libres, personas realizadas que no necesitan que otros les digan qué hacer o cómo mostrarse.

5. Recuerda, el cambio forma parte de la vida

Algo que caracteriza a las personas fuertes emocionalmente es el entusiasmo. La personalidad entusiasta tiene una fuerza en su interior que le anima a superarse, a encontrar nuevos desafíos con los que crecer, a hallar ese impulso con el que dejar atrás los entornos tóxicos, las personas que no aportan y hacen daño.
El cambio forma parte de la vida, y lo que se estanca, lo que se queda quieto y atrapado, acaba estropeándose, acaba perdiendo ese maravilloso entusiasmo… Recordemos por tanto el valor del cambio y la propia necesidad de renovarnos cada poco tiempo para ser más fuertes en todos los sentidos.

6. Aprender a dar gracias

Puede que a simple vista nos parezca algo ingenuo o incluso poco científico, pero en realidad el acto de dar gracias cada día por lo logrado, por lo que uno tiene, por lo que uno es y le rodea, es en realidad un ejercicio altamente saludable.
Intentemos llevar un diario de gratitud, un cuaderno donde reconocer todo lo positivo que nos caracteriza, que nos envuelve y que de algún modo debe proporcionarnos motivación y seguridad en cada momento.

7. El mejor día para conquistar tus sueños siempre es hoy

Ser emocionalmente más fuertes implica también ser capaces de luchar por aquello que deseamos sin miedos, sin inseguridades, sin tener que aplazar para mañana las necesidades que tenemos hoy. Aceptémoslo, muchos de nosotros nos decimos eso de “algún día” le diré a esa persona cuánto me gusta, “algún día” le pediré a mi jefe un aumento, “algún día” haré ese viaje increíble, “algún día”….
Sin embargo “algún día” nunca aparece en el calendario. Dejamos pasar el tiempo y la vida se nos escapa por las tuberías de la indecisión o el miedo. ¿Vale la pena? Desde luego que no. Por tanto, aunemos confianza, autoestima, determinación y unas gotas de coraje para escalar nuestros sueños, para defender las propias necesidades.

Para concluir, ser emocionalmente más fuertes es una tarea que en realidad nunca se termina. Es un quehacer cotidiano, es un tendón psíquico que cuidar y que ejercitar en cada reto, que aplicar en cada adversidad y en cada sueño. Es un acto de confianza en uno mismo donde entender que la felicidad se trabaja, que el bienestar se cultiva con cariño y amor propio.


Psicología/Valeria Sabater
https://lamenteesmaravillosa.com

viernes, 29 de diciembre de 2017

Habilidades básicas para resolver conflictos con éxito



Resolver conflictos con éxito depende, básicamente, de la capacidad de regular el estrés y de la capacidad para controlar las emociones. Aprender a resolver los conflictos de manera saludable aumentará la comprensión del otro, generará confianza y fortalecerá la relación, sea del tipo que sea.
Pero para poder llegar a la resolución saludable y exitosa del conflicto, es fundamental controlar el estrés y conocerse. Cuando las personas no reconocen sus propios sentimientos y se dejan llevar por el estrés sólo se puede prestar atención a un número muy limitado de emociones. Además, en estas condiciones, las personas no son capaces de entender ni siquiera sus propias necesidades, lo que hará mucho más difícil comunicarse con los demás.
Por esto, para resolver con éxito un conflicto, es necesario aprender y practicar dos competencias básicas indispensables: la capacidad de reducir rápidamente el estrés en el momento necesario y la capacidad de seguir estando lo suficientemente cómodo con las propias emociones como para reaccionar de manera constructiva, incluso en medio de una discusión.

Reducir rápidamente el estrés: Primer pilar básico para la resolución de conflictos

Ser capaz de gestionar y aliviar el estrés en el momento es la clave para mantenerse equilibrado y centrado, y para mantener control. Las personas que no son capaces de mantener en control sobre sí mismos se sienten abrumadas en situaciones de conflicto ya que son incapaces de responder de manera saludable.
El estrés interfiere en la capacidad de resolver los conflictos mediante la limitación de la capacidad para leer con precisión la comunicación no verbal del otro, la capacidad para oir lo que el otro está diciendo en realidad, la capacidad de ser consciente de los propios sentimientos, la capacidad para conocer las propias necesidades y la capacidad para comunicar con claridad lo que uno necesita.
La mejor manera de aliviar y reducir el estrés de forma rápida y fiable es a través de los sentidos y de la estimulación sensorial: un olor, un sabor, un sonido, una imagen, acariciar o apretar algo; todas las personas tienen algún truco para relajarse y tranquilizarse. Pero como cada persona reacciona de manera diferente a estos estímulos es necesario que cada uno encuentre aquellos que le tranquilizan y que sea capaz de evocarlos o ponerlos en práctica cuando lo necesiten.

Conciencia emocional: Segunda habilidad fundamental para resolver un conflicto

La conciencia emocional es la clave para la comprensión de uno mismo y de los demás. El que no sabe cómo se siente o por qué se siente de esa manera, no será capaz de comunicarse de manera efectiva o de resolver conflictos.
Aunque el conocimiento de los propios sentimientos puede sonar simple, muchas personas ignoran ciertas emociones, como la ira, la tristeza y el miedo. Sin embargo, la capacidad para manejar el conflicto depende de estar conectado con estos sentimientos.
La conciencia emocional es un factor clave en la resolución de conflictos porque ayuda a gestionar los sentimientos propios de manera apropiada, sustentando la base del proceso de comunicación necesarios para solucionar desacuerdos.
La conciencia emocional le ayuda a entender lo que realmente está molestando a otras personas, a entenderse a uno mismo (incluyendo lo que realmente le preocupa), a mantenerse motivado hasta que se resuelva el conflicto, a comunicar de forma clara y eficaz y a atraer e influenciar a los otros.

Psicología/Eva Maria Rodríguez
https://lamenteesmaravillosa.com

jueves, 28 de diciembre de 2017

CUIDARSE: LAS MICROATENCIONES CONTINUADAS


En mi opinión, en muchas ocasiones aplazamos eso de tener un buen detalle de amor hacia nosotros mismos, una atención, un regalo, esperando que llegue la ocasión de juntar lo suficiente como para que aparente ser algo grande: un viaje, un vestido costoso, una joya cara…

Nos perdemos muchas grandiosas pequeñas cosas…

No es necesario –aunque está muy bien, por supuesto- que sea algo excelso, espectacular, o hollywoodiense, lo que nos emocione el alma porque cualquier otro detalle va a ser agradecido.

Me refiero a lo que denomino MICROATENCIONES CONTINUADAS. 

Yo prefiero recibir el regalo de mi aceptación cada instante, sonreírme a menudo, sentir de continuo paz en la relación conmigo mismo, encontrarme con alguien que se alegra de verme cada vez que me miro al espejo, ponerme una canción que sé que me va a emocionar o me va a poner a bailar como loco, darme caprichitos –que casi siempre son gratuitos-, o darme permisos y no privarme de algunas cosas que me gustan.

El cuidado. El auto-cuidado. Eso es lo que deseo más que nada.

Y una relación conmigo mismo en la que las buenas emociones, los cálidos escalofríos, o los pensamientos agradables, sean lo que me pasa de continuo.

Y mantener un monólogo interno en el que yo salga bien parado, un soliloquio en el que la comprensión del Ser Humano que uno es presida todos los pensamientos y las intenciones. Porque a fin de cuentas somos Humanos, y no otra cosa, y necesitamos amor para poder seguir adelante. Es el carburante de nuestra alma.

Y cuando escribo “necesitamos amor” me refiero a un amor distinto del que nos pueden aportar los demás –que siempre es bien venido-; me refiero al AMOR PROPIO, al amor de uno por sí mismo y hacia sí mismo, porque es un tipo de amor especial que ningún otro amor puede sustituir.

Todos buscamos –porque realmente lo necesitamos- nuestro AMOR PROPIO, y si no somos capaces de dárnoslo fácil y generosamente, buscaremos que sean los otros quienes nos den amor, pero aunque lo consigamos comprobaremos que no nos termina de satisfacer, que no cubre el vacío, porque es otra cosa: es externo. 

Y el que todos buscamos es un amor interno.

Amor que tenemos que descubrir por nosotros mismos en nosotros mismos.

Amor que tenemos que cuidar, alimentar, fomentar, manifestar…

Las MICROATENCIONES CONTINUADAS son los pequeños detalles, las cosas leves que van directamente al corazón, el miramiento hacia uno, el cuidado tierno, la atención constante al bienestar, el afán de mejorar la relación consigo mismo, el sentirse a gusto en la propia piel…

Todas esas grandiosidades que están tan a mano, que pueden ser tan cotidianas, son lo que necesitamos sobre todo y ante todo.

Hay que tener cuidado de no alimentar y satisfacer solo al ego, a la posición social, a los intereses -que no son tan interesantes-, y dedicarnos a cuidar a quien nos ha acompañado desde el principio y lo hará hasta el final: uno mismo.

Esa es nuestra hermosa tarea: Cuidarnos.

Y tú… ¿te cuidas?


Te dejo con tus reflexiones…


Francisco de Sales

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