jueves, 21 de diciembre de 2017

NO TRAGO, NO DIGIERO, NO ASIMILO


Analizaremos las emociones de nuestro sistema digestivo, porque sin duda alguna, una gran mayoría de nosotros ha presentado molestias de ese tipo en algún momento de la vida e incluso hoy, podría continuar padeciendo.

Vamos a recordar como punto principal de toda ésta historia que los seres humanos se manejan todos los días bajo las órdenes de un inconsciente biológico y precisamente es éste inconsciente el que, por decirlo de alguna manera, funciona desde “lo simbólico”. Por lo tanto, no hablaremos de alimentos, comidas, bebidas, lácteos ni ninguna de esas cosas, porque la Biodescodificación no funciona analizando “elementos externos”, sino emociones.

►Cuando hablamos de no tragar, no digerir o no asimilar nos referimos a vivencias, a momentos, a situaciones, a emociones.

¿Se han fijado al ver una película o serie, que cuando hay una escena de “algo fuerte” que sucede, alguno de los personajes vomita?
No está vomitando porque comió algún alimento en mal estado, está vomitando porque no digiere lo que ha sucedido, lo que ha visto, lo que ha presenciado.
Incluso y me sucede con frecuencia, cada que veo una escena así, digo en voz alta “no digiero”, para luego analizar la escena y comprobar que efectivamente se trataba de una situación fuerte, inesperada, sorpresiva, negativa o desagradable.

De ésta manera poco a poco, podemos comenzar a comprender mucho más a fondo una esofagitis, unas agruras, la acidez, la gastritis, la colitis, el estreñimiento, las hemorroides, la diarrea y docenas de síntomas más que pueden aparecer desde nuestra boca y hasta el final.

Por lo tanto, si bien los alimentos “pueden sumar” malestar a nuestro cuerpo, son las emociones las que dan origen a dicha molestia, entonces básicamente lo que debemos preguntarnos es:

1. “¿Qué emoción me comí?”
2. “¿Qué emoción tragué pero no digiero?” y
3. “¿Qué emoción me tragué, me vi obligado a digerir y no suelto?”.


Les prometo que si desde hoy comen sus alimentos con estas tres preguntas básicas en su cabeza, en su pensamiento consciente, procesarán sus alimentos (reales), de manera muy diferente.
Pero ojo! No siempre los síntomas en el sistema digestivo engloban sólo nuestra último desayuno, almuerzo, comida o cena, no.

►Porque como la Biodescodificación no se basa en alimentos, podemos estar hablando de situaciones que ya llevamos años aguantado o padeciendo.

Si alguno de ustedes me dijera en este momento “yo tengo problemas de estreñimiento”, la primera pregunta que yo haría es ¿Cómo están las cosas con tu pareja, te ha engañado, mentido o traicionado?
Porque aunque no lo crean, un 80% a 85% de las molestias por estreñimiento, se origina de las infidelidades, mentiras, engaños, traiciones, perdonadas pero no olvidadas.
Y claro que la persona que traiciona puede ser la pareja, la madre, el padre, el jefe, el mejor amigo, la mejor amiga o quien sea.

Pero la ley que se cumple al 100% en casos de estreñimiento es: “perdono pero no olvido”.

¿Cáncer de estómago?
Sencillo, personas que primeramente creen tener siempre la razón, no digieren tener que ceder el control a otros, quieren manejarlo todo, dirigirlo todo, y además viven quejándose de que nadie los ayuda, los comprende, etc. Se sienten perfectos, infalibles, casi dioses.
Y si alguien se ofreciera para echarles una mano en cualquier asunto, ellos no confían, jamás nadie será mejor y terminan ellos por hacer las cosas.
Son personas impositivas, dominantes y que quieren abarcarlo todo.

Y si bien la boca nos sirve para hablar y expresar, en éste caso la tomaremos como la entrada principal de los alimentos, las emociones. Por lo tanto, muchos de los síntomas en boca y hasta el estómago, están relacionados con “no tragar”. Que podemos traducir a su vez como “no acepto”, “no permito”, “no quiero”, “no tolero”, etc.

Así que no se compliquen, no le busquen tres pies al gato, no hagan olas.
Es simple.
Ante cualquier síntoma, enfermedad, padecimiento relacionado con el sistema digestivo, suyo o de sus hijos menores a 14 años, siempre busquen la causa en una emoción /vivencia, no tolerada recientemente o bien en una emoción/vivencia que continúen tolerando y allí estará la respuesta a su problema.
Esto claro está, implicará que ustedes mismos cambien sus expectativas, su manera de reaccionar, su manera de ser, su carácter, etc. Para poder sanar o sanar a sus hijos menores de 14 años.

Así las cosas….



Akasha Sanación Integral
Elizabeth Romero Sánchez y Edgar Romero Franco

miércoles, 20 de diciembre de 2017

LO QUE PASA CUANDO NO PASA NADA


En mi opinión, esos momentos de tranquilidad –o aparente tranquilidad- en los que parece que NO PASA NADA en nuestra vida, si los miramos desde el punto de vista del Desarrollo Personal, NO son momentos perdidos, NO son momentos innecesarios, porque el Camino del Desarrollo es interminable, y tal vez ni siquiera al final de nuestra vida lleguemos a completarlo, o tal vez la meta que alcancemos sea solamente provisional, así que conviene –cuando uno lo sienta así- dejar espacios en los que parece que no haya algo que nos esté aportando enseñanzas.

En realidad, si estamos atentos, también seguimos aprendiendo en las paradas. Pero si estamos desatentos, SÍ estamos perdiendo el tiempo.

El Ser Humano tiene tantas capacidades latentes, tantas cualidades sin terminar de desarrollar, y tantas y tantas posibilidades de seguir mejorando en su propio perfeccionamiento, que resulta conveniente encontrar tener la motivación siempre activada para nutrirnos de tantas cosas que nos pueden ayudar, en unas ocasiones añadiendo más información a la que ya tenemos y en otras ocasiones elaborando nuestras propias ideas y filosofías a raíz de lo aprendido.

La información que solo se almacena para repetirla en los momentos que consideramos adecuados, pero del mismo modo que lo repite un loro sin ser consciente de la profundidad de lo que dice, no tiene utilidad si no se pasa por la comprensión y elaboración profunda de lo que esa información contiene. Me acuerdo del dicho oriental que recuerda que un burro, aunque vaya cargado de libros, no deja de ser un burro.

Hay momentos en los que es conveniente una parada voluntaria y consciente, de atención a uno mismo en el interior y en el corazón, para ordenar o reorganizar ideas, para que lo aprendido se aposente y se coloque en la ubicación necesaria para comenzar a hacer efecto, o para revisar de nuevo si el Camino es el adecuado

Dado que el Desarrollo Personal no es una asignatura que hayamos estudiado a conciencia, ni hemos tenido alguien que nos haya orientado perfectamente, parece que sólo nos queda la opción de la experimentación como camino de aprendizaje. Parece que solamente haciendo es como se puede aprender.

►Pero la evolución necesita reflexión y también acción.

El autoconocimiento necesita preguntas a las que responder o a las que buscar y encontrar respuesta. Necesita el estímulo externo, y que venga de donde sea, pero que mantenga viva la intención, el deseo, el ánimo, y la voluntad, para la posterior celebración de cada logro, sea éste del tamaño que sea.

Cuando no pasa nada no es que ya se haya alcanzado el final, no es que uno ya haya llegado a una situación privilegiada en la que sentarse plácidamente a observar lo que ya se ha recorrido. Así que conviene no estancarse en esa interrupción.

El que sabe algo, es también consciente de cuánto no sabe.

Saber algo invita e incita a querer saber algo más, y uno, cuando descubre algo, descubre al mismo tiempo que aún le queda mucho por descubrir. 

La inquietud por seguir aprendiendo y creciendo necesita de más inquietudes. Que no falten inquietudes. Cuando uno se pone en marcha ya no hay –o no debería haber- quien le detenga. 

Cuando no pasa nada es momento de activarse uno mismo, de tentarse con propuestas satisfactorias para el espíritu, de provocar el encuentro con nuevas inquietudes, de hacer un repaso del Camino seguido hasta haber llegado a hoy y observar qué falta, qué demandas han quedado desatendidas, qué no se ha sabido ver en el pasado, preguntarse, acosarse un poco, sacarse del letargo improductivo, hay que seguir, no hay tiempo en esta vida para largas paradas y aún menos para largos estancamientos -ya habrá tiempo de descansar dentro del ataúd-, esta VIDA hay que VIVIRLA, exprimirla para sacarle todo el jugo que tiene, hay que llenarla de VIDA.

La apatía y la pereza son nocivas, y son peores aún si se alían y suman sus perjuicios.

Hay que seguir, incluso aunque no se sepa claramente cuál es ni dónde está la meta: si una intuición inexplicable o un sentimiento sin razonar nos alientan, hay que seguir. Tal vez esté detrás del siguiente recodo y sea éste quien nos lo está ocultando.

►Hacer. Movilizarse. Motivarse. Empujarse. Lo que haga falta para estar activo mientras dure la efervescencia del inicio del Camino.

En mi opinión, ha de ser de ese modo. 

Ya llegará uno después a un punto desde el que se dará cuenta que puede aflojar el ritmo, que las cosas han adquirido otro valor o importancia, y entonces es tiempo de deleitarse, de disfrutar de la paz alcanzada… y de ayudar a quien recién comenzó su Camino.

Te dejo con tus reflexiones…


Francisco de Sales

http://buscandome.es

martes, 19 de diciembre de 2017

BIODESCODIFICANDO LA DESVALORIZACIÓN


Dentro de la Biodescodificación, hay un conflicto emocional importante que detona programas familiares para muchas de las enfermedades y es la Desvalorización.
Porque si no nos sentimos importantes, inteligentes, fuertes, bellos, reconocidos, admirados, apoyados, nuestra vida dentro de la propia familia o la sociedad se convierte en un tormento.

Sentir que no somos capaces o que no somos lo suficientemente capaces para lograr o hacer algo es una historia que día con día se repite y multiplica porque así como a diario nacen bebés y no todos ellos serán valorizados como tal vez se merecerían, existen millares de jóvenes, adultos y ancianos que han sufrido desvalorización todos los días de su vida.

La desvalorización consiste en minimizarnos, sentirnos menos que alguien, más ineptos que alguien, más débiles que los demás, menos atractivas o atractivos que los demás, sentirnos tontos, poco hábiles, o incluso hasta creer que vivir no vale la pena porque no somos nada.

Cualquiera podría decir que las desvalorizaciones sufridas en una difícil o triste infancia, han quedado en el olvido. Otros más podrán decir que “no necesitan” el reconocimiento de los demás porque es parte del “ego”, algunos por allá podrán decir que “no ha sido tan duro”, pero en el fondo esa vida de desvalorización al final, claramente tendrá sus consecuencias sobre nuestra salud.

Una persona desvalorizada puede dañar inconscientemente sus ganglios, sus músculos, sus huesos, sus articulaciones y por supuesto, tejidos y órganos relacionados con éstos.
Y no necesariamente es una desvalorización recibida por parte de otra persona, no es siempre un “ataque” externo; nosotros mismos podemos vivir todos los días de nuestra vida desvalorizándonos, lo que llamaríamos “auto-desvalorización”.

Si el ser humano, requiere de 21 días para formar un hábito, imaginen por un segundo cómo está el grado de Autodesvalorización de una persona de 40 años que a diario de repite:

- “Sí, soy bien olvidadiza, siempre olvido las cosas, mis amigos ya saben que siempre se me olvidan las cosas, mi cabeza no puede recordar cosas importantes, todo se me olvida, etc.”
Y sin darse cuenta, esa persona ha asumido que no es lo suficientemente inteligente ni tiene la suficiente capacidad cerebral para recordar, cuando desde un principio, esa persona pudo decirse a sí misma: “Sí, a veces olvido alguna cosa, pero muchas otras recuerdo detalles perfectamente”.

Y como esto, cientos de ejemplos más de fuerza, de capacidad, de inteligencia, de belleza, de astucia, de sentido común, de creatividad, etc.
Historias de desvalorización que comienzan en casa, continúan en la etapa escolar, persisten en la adolescencia, echan raíces en la juventud y adultez, para venir a acabar con nosotros en la madurez y vejez, cuando ya tenemos las rodillas destrozadas, las manos con artritis, los músculos débiles y los huesos como corales de mar llenos de agujeritos.
Porque sentirnos valiosos es algo que comienza en casa. Con unos padres que reconocen primeramente mi existencia, mi inteligencia, mi fuerza, mi belleza, mis habilidades.

►¿Cuántas madres conocemos que etiquetan a sus hijos de tontos, inmaduros, débiles, etc?
►¿Cuántos padres conocemos que etiquetan a sus hijos como mariquitas, cobardes, inútiles, etc?
►¿Y si yo crezco sin un padre que no quiso reconocerme tal vez porque desde entonces yo no era lo suficientemente valioso?
►¿Y si yo crezco con una madre que prefirió dejarme con la abuela porque yo le obstaculizaba su camino hacia la búsqueda de su gran amor?

O ¿qué tal historias de desvalorización que comenzaron incluso antes de que yo naciera cuando mi propia madre o mi propio padre rechazaron mi llegada, mi existencia?

Esas historias en donde vivimos una niñez dura, fría, indiferente. Donde para nadie fue importante si arreglé bien mi cama, si hice un bonito dibujo o si obtuve una buena calificación en un difícil examen.

► Porque todo ser humano, necesita saberse y sentirse bueno, inteligente, valiente, fuerte. Necesitamos social y biológicamente sabernos y sentirnos “buenos para todo”, capaces todo el tiempo.

¿Cuántas historias entre las madres y abuelas de mujeres sometidas, totalmente desvalorizadas, minimizadas, acalladas, que tan sólo terminan rompiéndose la cadera (Desvalorización brutal afecta huesos) y muriendo porque la desvalorización fue demasiada?
Y uno diría: Pero mi madre o mi abuela fue una buena mujer.
Si claro, una buena mujer, pero sin reconocimiento, sin voto, sin fuerza para defender sus ideales, para salir a cumplir nuevos sueños, sin fuerza para defenderse. Viviendo para servir no haciendo ruido, sin quejarse, sin alterarse, viviendo una desvalorización que comenzó desde su infancia en el seno de su familia y que mantuvo al unirse a un hombre que mantuvo dicha desvalorización latente.

Jovencitos hábiles para los deportes o el arte que son minimizados por sus mismos padres, que les hablan de un futuro laboral útil, de ingresos económicos como meta primordial, provocando que abandonen aquello que aman hacer y para lo que son extraordinarios.
Jovencitas hermosas que ya desde su casa son llamadas gordas, tontas, feas, y que crecen sintiéndose apenas merecedoras de cariño o reconocimiento.

Sentirnos, hoy por hoy, con miedo de cambiar de trabajo, con miedo de arreglar nuestra situación sentimental por miedo a quedarnos solos. Miedo a reclamar un equivocado cobro, miedo a alzar nuestra voz ante una injusticia, miedo a hablar siquiera o a pensar.

Sentir que no podemos superar a nadie en nuestra familia, sentir que no merecemos un puesto mejor o un sueldo mejor, sentir que no hay salida, eso, señoras y señores, es DESVALORIZACIÓN.


Porque nadie en nuestra infancia nos hizo sentir valiosos y grandiosos dentro del hogar y porque nosotros ya con dicho entrenamiento, continuamos nuestras vidas AUTODESVALORIZÁNDONOS constantemente.


Así que analizando toda tu vida, analizando desde cómo fuiste concebido o concebida y cómo fue tu niñez, observa si de verdad eres tan malo o poca cosa como te lo hicieron sentir en casa. Analiza objetivamente si realmente no tienes la fuerza para lograr algo cuando te lo propones o fue lo que te hicieron creer desde niño o niña. Observa cuántas veces al día tú mismo de dices tonto, idiota, estúpido, inútil y cuántas veces más repites esas palabras sobre alguien más.
No son bromas. Jamás puedes decir que tu hermano te dice tonto “de broma” o que tú se lo dices a tu niño de “broma”.

►Recuerden que para el subconsciente NO EXISTEN LAS BROMAS.
Nuestro subconsciente se toma TODO muy en serio.

Así que es tu deber descubrir quién te desvaloriza, hoy por hoy. Quién te desvalorizó a lo largo de toda tu vida y tú a quién desvalorizas constantemente.

Seguramente descubrirás recuerdos tristes. Momentos en los que creíste que toda la familia te felicitaría o te reconocería y por el contrario recibiste una ofensa, una burla, una crítica.
Seguramente descubrirás recuerdos en los que tú sentiste haber tomado una buena decisión y todo el mundo se te fue encima haciéndote sentir el más tonto del planeta.

Todos los días, absolutamente todos los días recibimos desvalorización por parte de los demás o de nosotros mismos. Y si no estamos plenamente conscientes de grandiosos que somos, daremos entrada a problemas en nuestra salud.

Haz una carta de duelo (Carta de Liberación del Clan Familiar) y escribe en ella todas las historias de tu vida en las que te hayas sentido desvalorizado, para luego seguir con todas las veces en tu vida, en que tú mismo te desvalorizas o has desvalorizado a tu pareja, a tus hijos, a cualquier persona. Libérate de esas historias, quema tu carta, tira las cenizas y cambia.
Comienza por repetirte lo bueno que eres, lo bella que eres, lo fuerte que eres, felicítate por esa buena elección que hiciste o esa decisión que tomaste. Descúbrete reconociendo algo valioso en tus hijos, en los demás y diciéndolo en voz alta.

Comienza todos los días de tu vida, diciéndote al espejo “algo bueno de ti” y repítelo 21 días.

- “Soy la mujer más inteligente del mundo, la más bonita, la más fuerte, la más segura de sí misma”

- “Soy el hombre más inteligente del mundo, el más atractivo, el más fuerte, el más seguro de sí mismo”

Algo como lo anterior pero con tus propias palabras claro y a lo largo del día, cada que hagas algo bueno, di cosas como:

- “Bien hecho”
- “Me quedó perfecto”
- “Me lucí”
- “Qué bien lo hice”
- “Qué rico me quedó”
- “Qué bueno que lo logré”

Y poco a poco, recupera tú mismo aquel reconocimiento o valía que no recibiste en tu infancia y empodera esa valía que sabes que posees. Para que vivas sin miedos, para que veas que no hay límites y sobre todo, para que vivas saludable, pleno y feliz.

Así las cosas…


Akasha Sanación Integral
Elizabeth Romero Sánchez y Edgar Romero Franco.