martes, 12 de diciembre de 2017

PROBLEMAS DE PAREJA

Estamos siempre proyectando, eso ya lo sabemos. De lo que tal vez no seamos tan conscientes es de las proyecciones que hacemos en nuestra pareja.

A menudo vivimos la relación de pareja desde el niño interno herido, buscando inconscientemente personas que representan a papá o mamá para que llenen el vacío que éstos dejaron. Ya sea porque nos faltaron, porque fueron ausentes o porque fueron tan “grandes” que nunca pudimos alcanzarlos.

De un modo u otro buscamos a papá o mamá en la pareja.

El problema es que entonces no estamos dentro de la relación desde el papel de un adulto, si no desde un papel de “esperador”. Esperando que el otro haga o no haga, diga o no diga, que se comporte de maneras determinadas para llenar nuestras carencias. 


Como un niño que espera ser amado, cuidado, atendido… 

Y en la medida que vamos recibiendo lo que necesitamos, todo funciona pero cuando el otro deja de darnos lo que esperamos el mundo “se nos viene encima”. Nuestras reacciones son desproporcionadas, (como las de un niño pataleando en el supermercado), incluso más tarde podemos reconocer que nos hemos pasado, pero en el momento no lo hemos podido evitar, el niño ha tomado el control.

►Vivir la relación de pareja desde el niño interno genera una relación disfuncional, porque un niño no tiene recursos para gestionar la vida de un adulto, capacidad de ser responsable, de asumir su papel masculino o femenino, paterno o materno y esto se verá reflejado en desequilibrios emocionales y sexuales de todo tipo. 


Además va a perpetuar el problema si hay hijos, pues estarán siendo educados por niños heridos y no por adultos responsables y crecerán con carencias que más tarde buscarán de nuevo en sus parejas.

Identificar tus proyecciones, hacer un trabajo con tu niño interior y colocarte en el adulto que eres, se hace necesario para que tu relación de pareja funcione.




Gemma Pitarch.

https://gemmapitarch.com/
biodescodificacionenmallorca.com

lunes, 11 de diciembre de 2017

El yoga tiene la misma eficacia que la fisioterapia en la dorsalgia

Según un estudio americano, el yoga tiene la misma eficacia que la fisioterapia para reducir la lumbalgia crónica, el problema de dolor más frecuente en Estados Unidos, según muestra una nueva investigación.


“Nuestro estudio demostró que el yoga no era inferior a la fisioterapia para un grupo diverso de pacientes con bajos ingresos”, dijo el Dr. Robert B. Saper, director de medicina integral, en el Centro Médico Boston, Massachusetts. “Su eficacia fue más evidente en los pacientes que más se apegaban a esta actividad”.
El Dr. Saper presentó su estudio en el Congreso Anual 2016 de la American Academy of Pain Management (AAPM). La AAPM recientemente modificó su nombre al de Academy of Integrative Pain Management.
La investigación previa ha demostrado que el yoga mejora el dolor y la función y reduce la utilización de medicación. “Sabemos que el yoga es eficaz, sabemos que la fisioterapia es eficaz, pero desconocemos su eficacia comparativa”, dijo el Dr. Saper. “Para lograr que un procedimiento saludable complementario se introduzca en la atención a la salud tradicional, no es obstáculo que tenga la misma eficacia que el tratamiento habitual, y tal vez ofrezca otras ventajas, como la rentabilidad”.
La fisioterapia se considera una terapia habitual y es el tratamiento más frecuente no farmacológico para tratar la lumbalgia crónica, dijo el Dr. Saper. Alrededor de 22% de los pacientes con lumbalgia en atención primaria son remitidos a fisioterapia.
Para este nuevo estudio, los investigadores contaron con la participación de 320 pacientes adultos de centros de salud de poblaciones del área de Boston, quienes tenían dorsalgia crónica sin una causa anatómica evidente, como estenosis raquídea. Los pacientes eran predominantemente no caucásicos y de bajos ingresos, con un nivel educativo relativamente bajo.
Los pacientes tenían puntuaciones de dolor “muy altas” (promedio de 7 de 10 en una escala de dolor) y estaban “muy incapacitados” por lo que respecta a su dorsalgia, dijo el Dr. Saper. Casi tres cuartas partes estaban utilizando analgésicos y casi 20% tomaban opiáceos.
Los pacientes fueron asignados en forma aleatoria a dos grupos: yoga o fisioterapia.
Las clases comenzaron con una parte breve sobre la filosofía del yoga (no violencia, moderación, autoaceptación). Después se proporcionó a los participantes esterillas en las cuales realizar posiciones de yoga sencillas. Recibieron un DVD para practicarlas en su domicilio.
El grupo con fisioterapia recibió 15 sesiones personales de 60 minutos, que incluían ejercicio aeróbico. El personal de fisioterapeuta fue capacitado para ayudar a entrenar a los pacientes a evitar el temor.
Tanto las sesiones de fisioterapia como las de yoga continuaron durante 12 semanas, después de las cuales se efectuó seguimiento a los pacientes hasta las 52 semanas.
La pregunta principal que se abordó fue si los resultados del yoga no eran inferiores a la fisioterapia a las 12 semanas. El estudio demostró que el yoga y la fisioterapia “son exactamente iguales”.
Al inicio, alrededor del 70% de los participantes estaban utilizando medicación. A las 12 semanas, tal utilización se redujo casi 20%, tanto en los grupos con yoga como con fisioterapia.
Un número similar de pacientes de los grupos con yoga y fisioterapia informaron estar “muy mejorados” y “muy satisfechos”, dijo el Dr. Saper.

Rentabilidad y efectos en el cerebro

El Dr. Robert Bonakdar, del Centro Scripps de Medicina Integral, en La Jolla, California, dijo que la fisioterapia puede no ser accesible o no estar cubierta por seguro, en cuyo caso puede ser prohibitivamente costosa. Como alternativa, “hay clases de yoga que tienen un costo de 10 o 15 dólares a la semana” y el yoga “puede practicarse después en el domicilio”.
La belleza del yoga, dijo el Dr. Bonakdar, es que incluye no sólo la percepción del cuerpo, sino también la percepción mental y de la respiración. “Y uno se siente bien al hacerlo; no se siente como si fuese un tratamiento médico”.
Asimismo, hay evidencia de que el yoga tiene una repercusión positiva en el cerebro. De acuerdo con la Dra. M. Catherine Bushnell, PhD, del Centro Nacional de Salud Complementaria e Integral, en National Institutes of Health, quienes han practicado yoga por mucho tiempo tienen más sustancia gris que personas equiparables.
“La sustancia gris disminuye con la edad, pero quienes practican yoga tienen una silueta delgada y no se ve esta reducción de la sustancia gris relacionada con la edad que se ve en otras personas sanas”, dijo la Dra. Bushnell.
Además, parece existir una relación “muy sólida” entre el tiempo durante el cual una persona haya practicado yoga y los cambios cerebrales positivos. “Cuántos más años haya practicado yoga una persona, tanta más sustancia gris tendrá en múltiples zonas del cerebro”.
El yoga influye también en zonas del cerebro que son importantes para modular el dolor, dijo la Dra. Bushnell. Es una “actividad compleja”, que implica no sólo ejercicio sino también control de la respiración y meditación. Además, aunque los análisis muestran que el ejercicio es el principal contribuyente a la sustancia gris, todos los demás elementos del yoga también desempeñan un papel, dijo.
En otro estudio citado por la Dra. Bushnell se midió la cantidad de tiempo que los participantes podían mantener su mano en agua fría. Demostró que los practicantes de yoga tienen más tolerancia al dolor que otras personas.

http://www.yogaenred.com

domingo, 10 de diciembre de 2017

Meditar y fluir como una ola

Somos gravedad y elevación, pero también ritmo. Late el corazón y respira el cuerpo, la noche sucede al día, las estaciones giran cada año, la vida pasa y se renueva… Somos, qué duda cabe, ritmo dentro de otros ritmos, y eso, precisamente, es lo que nos recuerda nuestra respiración: que hemos de fluir entre un ritmo y otro.



Cuando escuchamos la respiración, estamos bailando con el llenado y el vacío, con la tensión y la distensión, con el coger y el soltar.
La respiración nos dice, a su manera, que todo está interrelacionado, que el adentro y el afuera se asemejan, se relacionan, se intercambian. En cada inspiración, el universo entero espira dentro de nosotros, y en cada espiración nos diluimos en esa misma totalidad que nos envuelve. La respiración hace añicos la ilusión de separación que marca la piel y que nuestros sentidos recrean.
Seguramente, en cada nueva bocanada de aire estamos inhalando el mismo aire que han respirado infinitas veces todos los animales y plantas de este planeta azul. Podríamos decir que la respiración, con el paso del tiempo, cose por dentro a todos los seres vivos en un manto energético.
En su fluir permanente, la respiración nos dice que somos cambio. Como la ola, la respiración va y viene; ahora está arriba y ahora abajo. De entrada, sólo vemos su movimiento, su crecida y su bajada, pero poco a poco nos damos cuenta de que esa ola, y la siguiente, y todas ellas, nacen y mueren en el océano. 
El océano ha estado siempre ahí, eternamente; la ola sólo aparece en su superficie, vinculada con el viento. 
La ola, la respiración -en definitiva, nosotros mismos- puede creer que es autónoma, que está separada… hasta que cae y se diluye en la arena, en la roca, en el mismo mar que la vio nacer.

Julián Peragón Arjuna,
http://www.yogaenred.com