domingo, 17 de septiembre de 2017

SEPTIEMBRE 2017

SEPTIEMBRE 2017. LA LLAMADA. EXAMEN DE TUS ESTADOS DE CONSCIENCIA. 


Estamos entrando en una fase de la evolución planetaria que plantea enormes interrogantes.

Los movimientos de los elementos, están llevándose vidas y dejando sin hogar a millones de personas. Todos los reinos están puestos a prueba.

Los mundos son Uno, están unidos en el Uno, no obstante, a nivel de la Experiencia, los mundos se están separando, como trenes que salen de una misma Estación, pero van tomando caminos cada vez más abiertos, más diversos. Cuando hablo de los mundos, me refiero a los estados de consciencia, a la dimensión de vida en la cual cada uno de nosotros está creando su día, y, por tanto, está creado su propio planeta Tierra!.



Vamos a ver, muy brevemente, los tres estados básicos en que puedes estar vibrando en estos tiempos de acelerada evolución.



TERCERA DIMENSIÓN DE CONSCIENCIA.



Consideras a la materia como algo sólido, impenetrable, que sólo puede alterarse mediante ESFUERZO. Esta vibración requiere el empleo de la FUERZA, y está conectada con el HACER.


Trabajas duro.

Si tienes algún síntoma físico, lo “atacas” inmediatamente, o lo niegas.

Planeas lo que vas a decir a tu contrincante.

Concibes el tiempo como lineal e irreversible, no se puede viajar ni al pasado ni al futuro.


Si estás vibrando en la Tercera Dimensión de consciencia, corres, corres todo el día para garantizar tu supervivencia.

No hay lugar para ti, o, si lo hay, otro se queda sin sitio, lo que hace que sientas que debes competir para sobrevivir.


Tu mente afligida dirige tu día, no puedes acallarla. Stress.


Consumes, consumes productos como una forma de sentirte pleno y seguro, y trabajas y haces más para obtener más productos.

Todo el paradigma que cae, con los medios como forma de control, están destinados a mantenerte en éste estado de consciencia.



CUARTA DIMENSIÓN DE CONSCIENCIA.



Reconoces que la vida puede cambiar, según tu estado emocional. Comienzas a cuestionarte la impenetrabilidad de la materia.


Todavía reaccionas en lugar de responder
.

Si tienes un síntoma físico, investigas sus causas, aprendes técnicas de sanación.

Comienzas a hacerte sensible, muy sensible a las vibraciones de violencia y dejas atrás muchas de las formas en que antes podías divertirte.


Puede que comiences a leer sobre la ley de atracción, ya que mantienes tu percepción de un mundo real, “ahí fuera”, del que estás separado, pero ahora comienzas a percibir, que puedes “atraer” lo que deseas con tu mente.


Comienzas a sentir una presión, porque te das cuenta de que no te satisface lo que has estado haciendo hasta ahora para “ganarte la vida”.


Algo nuevo surge, un entusiasmo, algo que te gusta hacer, pero no lo comienzas porque “no tienes tiempo”, o porque sientes que no te va a producir dinero.





QUINTA DIMENSIÓN DE CONSCIENCIA.



En tus primeras inmersiones, comienzas a percibir que no hay un “ahí fuera” real, palpable. Comienzas a percibir que ese “ahí fuera” puede ser ilusorio y manipulado, pero dejas de tomar partido, es decir, dejas de batallar contra el que te ha sometido a la manipulación.


Si tienes un síntoma físico, lo escuchas y comienzas a percibir que puede desaparecer, literalmente desaparecer, a medida que sigues subiendo tu frecuencia.


Percibes ahora que cada fuerza en pugna está ahí para lograr un equilibrio. Comienzas a percibir que lo que antes veías como enemigo es parte de ti.


Tus patrones más profundos salen a la superficie, pero ya no les temes, y notas que puedes soltar en días lo que hace cinco años te hubiera llevado meses enteros.


Te sientes en una buena proporción de tu día en un estado de sereno contento. Te resulta fácil agradecer. Te resulta fácil mirar a los ojos a la gente en la calle y sonreír.


Te encuentras con que manifiestas tus intenciones muy rápidamente.


Pierdes amigos, o ellos te pierden. Llegan amigos nuevos, que traen un sentido de amor, colaboración, pureza y desapego.


Percibes la impermanencia de todo.


Ves partir personas, cosas, lugares, pero hay algo que te lleva hacia delante y vas dejando atrás el drama.

Hay ciertos lugares, ciertas situaciones que te producen una indecible felicidad , generalmente conectados con la naturaleza.


Comienzas a escuchar los mensajes del agua, de las plantas, de los animales, comienzas a percibir los susurros de tu Guía Interna.


Te tornas generoso, porque sabes que hay un Flujo que te sostiene siempre.


Te das cuenta de que eres un Ser de Luz desplegándose en múltiples formas, una de ellas, este cuerpo físico y esta identidad humana.


Te das cuenta de que Gaia es un Ser Espiritual, vivo y que estás en esta vida en íntima conexión con ella y su destino evolutivo.


Agradeces la vida misma, y la sientes vibrando en tu cuerpo.



Septiembre es el mes de la LLAMADA. Es la Llamada a permanecer en este último estado, y a adentrarte en él, descubriendo más y más cada día.





¿Qué define en qué mundo vives cada día?: tu frecuencia, y el lugar de la vida cotidiana donde enfocas tu energía.



Te propongo que juegues, preguntándote a lo largo del día, ¿en qué dimensión de consciencia estoy vibrando?



En breve vendrá un segundo artículo acerca de cómo tu toma de compromiso con un estado alto y feliz de vibración, es tu contribución más grande a tu mundo más íntimo, pero también, al movimiento de Ascención planetario.



Mientras tanto, si te apetece, comparte aquí tu sentir, comparte aquí lo que has testado leyendo esta información, porque Compartir enriquece al Todo, y el Todo te enriquece a Ti.



Alana Messineo.



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sábado, 16 de septiembre de 2017

Nuestras Emociones se Ocultan en la Espalda


Las emociones y sentimientos reprimidos pueden causarnos enfermedades como gastritis o úlceras, pero también dolor de espalda. Esto está probado por estudios que concluyen que las emociones afectan a los dolores crónicos de espalda, y también dicen que en la zona frontal y en el núcleo del cerebro, es donde se crea el grado del padecimiento y su progreso.
Empezaremos por determinar, que la columna vertebral en sí misma, representa simbólicamente “el soporte que sentimos en la vida”. La forma en que nos sentimos fuertes, comprendidos, apoyados por la familia, apoyados por los amigos, etc. La columna vertebral es físicamente, el soporte de todas las cargas físicas y emocionales, es el pilar de nuestra existencia, no sólo por su función estructural, sino por lo que ella recubre y protege, nuestro sistema nervioso.
A través de la columna, el cerebro controla todos los movimientos físicos, psíquicos y biológicos, ordena y recibe mensajes de las diferentes partes del cuerpo. Esta información circula por los meridianos, la médula y los nervios de la espalda, principalmente. Se ha descubierto, que el dolor que provoca las lesiones, estaría relacionado con el estado emocional del cerebro. Nuestra actitud y pensamientos pueden determinar diferentes estadios de dolor.
La biodescodificación, relaciona las molestias de la espalda y sus síntomas con emociones bloqueadas, con emociones y sentimientos no conscientes. Muchas enfermedades (Síntomas), están relacionadas con la espalda, muchas de ellas, provocadas por pequeños desplazamientos de las vértebras que oprimen los nervios que sustentan nuestros órganos y distintas partes del cuerpo, o por desgaste de las mismas, traumatismos, etc. Pero sea cual sea el síntoma, es debido a una emoción, y dependiendo del grado de conflicto emocional, es la cantidad de dolor que se presenta.
Los estados emocionales también pueden afectar al resto de nuestro cuerpo, aunque en la espalda le generaran un trabajo extra, aquejando la respiración, impidiendo que entre el suficiente aire para mantener la fuerza necesaria. El estrés castiga nuestro estado físico y emocional, nos produce impotencia muscular, orgánica y hasta mental. La musculatura que cubre la parte superior de nuestra espalda indica como nos sentimos, si estamos contentos el cuello estará derecho, nuestro semblante relajado, y sin tensiones, pero si estamos tristes, nuestra mirada se dirigirá al suelo, igual que el cuello y la cabeza que se inclinarán hacia adelante.
También nos sentiremos cansados y desanimados, sin ninguna causa aparente, esto está provocado porque respiramos mal, y no tenemos la energía suficiente para actuar. La musculatura estará rígida, y la circulación sanguínea será lenta, tendremos dolor de cabeza, la vista cansada y el sistema digestivo con molestias.

Las Vértebras cervicales

Se relacionan con la comunicación y como afrontamos la vida. Representan nuestra flexibilidad para cambiar, para superar, para enfrentar lo que se vive. Un dolor en el cuello indica negación, rigor, y obstinación. Así que pregúntate, qué tan flexible eres o qué tan terco eres. Entre más seas obsesivo por hacer las cosas a tu manera y a tu modo y entre más te niegues a cambiar o a hacer cosas diferentes o a hacer las mismas cosas de manera diferente, más te dolerá el cuello. Y si amaneces con dolor en el cuello, no es que hayas dormido en mala posición, es por aquello que vienes pensando hace tiempo o unas horas antes en donde interviene tu necedad por no “cambiar en algo”
Si el dolor de espalda, ocurre al nivel de los hombros, significa que existe una falta de apoyo emocional por parte de tus seres queridos. Te sientes sólo en ese importante proyecto, te sientes sin apoyo para hacer algo, necesitas amor y abrazos que te motiven. En el momento en que tu seguridad crezca y no necesites la aprobación de los demás, adiós dolor. Tú puedes.

Las Vértebras dorsales.

Son las vértebras a la altura del pecho, pero obviamente en la parte posterior. El dolor en éstas vértebras, provoca que nos inclinemos hacia adelante, como si cargáramos un gran peso en la espalda. Estas vértebras suelen doler cuando nuestra vida diaria está llena por responsabilidades que no queremos, que no aceptamos. Y puede ser tan simple como lavar los platos, planchar o cualquier actividad que “no nos gusta”. O puede ser cargar con la responsabilidad de mantener a toda una familia, cuidar de alguien, realizar un trabajo que no nos complace.
Cuando te duelan estas vértebras, pregúntate qué estás haciendo que no te gusta o con qué responsabilidad estás cargando que no aceptas ni disfrutas. La parte central de la espalda, digamos entre el pecho y el ombligo, pero en la parte posterior, representan la culpa. Son las vértebras más pequeñas y menos flexibles de nuestra espalda. Los dolores en dichas vértebras, pueden deberse a angustia, estrés, inquietud, ansiedad, tristeza, pero sobre todo de culpabilidad por algo que hemos hecho o hemos dicho.
Cuando te duelan estas vértebras, pregúntate en qué te has comprometido sin quererlo o por qué te preocupas más por los demás que por ti. ¿Te comprometiste a cuidad a tus sobrinos cuando en realidad querías ir a cortarte el cabello? Cosas tan simples como este ejemplo, pueden hacer que duela la parte media de la espalda, ya imaginarás un compromiso mayor. O una culpa mayor.

Las Vértebras lumbares.

Estas vertebras van desde tu cadera hasta tu coxis, esas que representan tu verdadera esencia y aquello que no puedes negar. Esta zona representa tu voluntad y tu equilibrio y hasta tu vida espiritual, tu verdadera naturaleza está determinada por esta zona. Tu puedes andar por la vida diciendo que vives en paz, que nada te preocupa, que tu vida es perfecta y feliz, pero de pronto, viene un dolor en esta parte que te dice: “la verdad es esta….” Necesitas preocuparte menos por el dinero… Necesitas moderación en tu vida sexual…. Necesitas vivir en equilibrio…. Necesitas tener fe….
Cuando hay dolor en esa zona, hay inflamación, y muchas veces de confunde con dolor de riñones, pero emocionalmente y en una gran mayoría de los casos, tener un dolor en estas vértebras, significa: “estoy gastando mucho dinero y me preocupa acabármelo”. Y cuando ya sentimos “piquetes”, es que nuestro miedo a quedar “pobres” es realmente grave.
Así que cada vez que sientas dolor en esta zona, además de analizar si realmente tu vida es tan buena como la pintas, piensa qué fue lo último que compraste o en qué gastaste que te hizo sentir que estabas “gastando mucho”. El simple hecho de tomar conciencia de que el dinero viene y va y que llegará más y que por gastado en “aquello” no quedarás pobre, te anulará el dolor.
►Por eso la espalda es la zona de la fe, de tu esencia, porque debes confiar en que el universo proveerá y que jamás faltará.

Biodescodificación/Elizabeth Romero y Edgar Romero
Akasha Sanación Integral

viernes, 15 de septiembre de 2017

Eres lo que dices, pero sobre todo lo que haces


Pensar que tus creencias y tus valores te definen está muy bien si tus actos van en la misma dirección. Lo que ocurre es que en ocasiones, tus palabras y tus actos toman caminos diferentes y todo se queda en buenas intenciones. Eres más lo que dices que lo que haces. Piénsalo.
De nada sirve que te jactes de ser una buena persona, si después no ayudas a los demás. No importa lo ingenioso que afirmes ser, si después no haces nada creativo. Alardear de aquello que crees ser es muy fácil, lo difícil está en llevarlo a cabo. La pregunta obligada es ¿por qué lo haces?, ¿cuál es el motivo escondido tras aquello que confirmas pero no demuestras?
► Lo que haces tiene mucho más valor que lo que dices que vas a hacer.

Lo que haces te define

Por mucho que expresemos buenas intenciones, lo que hablará de nosotros será lo que hacemos. Nuestras acciones siempre pesarán más que nuestras palabras. Sin embargo, el hecho de creer lo contrario dice mucho de la manera en la que nos relacionamos con los demás, de cómo nos mostramos y cómo manipulamos la realidad.
Un ejemplo de ello podemos observarlo en aquellos relaciones de pareja que se alimentan de promesas que, muchas veces, se quedan tan solo en palabras. Jurar y perjurar que jamás dejaremos a esa persona que tanto amamos, afirmar que es la única o que siempre estaremos en los momentos más duros… Todo esto, aunque suene muy bonito puede que no se cumpla en un determinado momento. Hay variables que no podemos controlar.
Puede que encontremos a alguien que nos guste más y dejemos, entonces, a nuestra pareja. Quizás acabemos engañándola con otra persona o tal vez, en los momentos más difíciles no seamos capaces de lidiar con la presión y optemos por huir. De este modo, nuestra pareja se decepcionará y ni siquiera nos reconocerá pues creyó en todo lo que le habíamos dicho que éramos e íbamos a hacer.
“No importa lo que digas ni cómo te justifiques; eres lo que haces. Tus comportamientos hablan por ti, te delatan, te señalan”.
                                                                                Walter Riso

De alguna manera, hemos dado a las palabras un gran poder. Aquel de retener a alguien a nuestro lado, de manipular la realidad a nuestro antojo y de afirmar lo que en verdad no somos. Sin embargo, a la hora de la verdad, las palabras pueden caerse y lo que queda son los actos que hemos llevado a cabo y que definen realmente quiénes somos.

Buenas intenciones que camuflan grandes miedos

El mayor peligro que conlleva afirmar verdades tan tajantes sobre nosotros es que, a pesar de que se esfumen en un determinado momento, podemos acabar creyendo en ellas. No obstante, en vez de confirmarlas con acciones, nos quedamos ahí, quietos, como si de una zona de confort se tratara. En esencia, esto puede ser así porque a veces, las buenas intenciones están cargadas de profundos miedos.
No olvidemos que quien afirma su superioridad por la boca está intentando camuflar inseguridades y miedos que ni él mismo quiere ver. Es natural. Mirar de frente a nuestros miedos es aterrador. Lo fácil es darles la espalda y hacer como si no estuviesen ahí. A pesar de que con el tiempo se vayan convirtiendo en una carga cada vez más pesada.
Esto no nos permitirá vivir de manera tranquila, positiva y coherente. Pues no habrá una congruencia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos. De este modo, será imposible poder encontrar y experimentar el tan anhelado equilibrio vital.
► “La felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía”.
                                                                 Mahatma Gandhi


  Así, no somos mejor por creer que nuestra forma de pensar es la ideal, ni tampoco porque afirmemos serlo, sin más. Nuestros actos pueden contrariar a nuestras palabras y hacernos quedar como mentirosos. No olvidemos que nada nos define mejor que nuestras acciones.
Quizás la cuestión sea hacer más y hablar menos o al menos, cumplir lo que decimos…
 Psicología/Raquel Lemos Rodríguez  
  Imágenes cortesía de James Hartley
  https://lamenteesmaravillosa.com