martes, 1 de agosto de 2017

Desprogramando el miedo al cambio


Como ya habéis visto por los anteriores artículos, las rutinas de la mente del ser humano están estructuradas y programadas a muchos niveles, a muchas capas, y con muchas protecciones. Estas protecciones, que no son más que otros programas que cubren el acceso a patrones de comportamiento, creencias limitadoras y sistemas de programación mental, están diseñadas para que no podamos acceder, al  menos no sin ayuda de nuestro Yo Superior, o de alguna otra técnica potente de desprogramación mental, a áreas consideradas “peligrosas” por el sistema de control, es decir, que si las tocamos y las eliminamos, nos liberamos un poquito más del poder que este tiene sobre nosotros.
Ya hemos visto esa mini rutina de supervivencia, que así la llamamos en el último post, que nos impide que podamos ejecutar cambios en nosotros mismos con relativa facilidad, y hay muchas otras que están funcionando simultáneamente con el mismo objetivo o parecidos. Hoy vamos a tratar de desmontar otra de ellas, procurando que, poco a poco, el software que gestiona nuestra mente y nuestra personalidad, abra puertas de entrada para que la conexión de nuestro ser sea más efectiva y más fácil de cara a la comunicación con nuestro yo observador, y que, a partir de aquí, y cumpliendo las reglas y directrices del libre albedrío, todo aquello que nuestro yo observador note en nosotros, pueda ser redirigido a nuestro ser, y este, entonces, a partir del trabajo con peticiones conscientes, pueda ir eliminándolo, como hemos hecho en los ejemplos de los artículos anteriores.
Miedo al cambio en la forma en la que vemos la realidad
Bien, ¿y qué rutina (conjunto de instrucciones) vamos a intentar desprogramar un poco hoy? La rutina del miedo al cambio, pues si la rutina de “supervivencia” intenta que no cambie nada, la rutina y programa que lo protege es el software de “miedo al cambio”, para que, superpuesta a esta, no se ejecute ninguna desprogramación no autorizada en nosotros. Puesto que el miedo al cambio no es consciente, no basta con decirnos a nosotros mismos que no tenemos miedo a cambiar, que puede ser verdad, pero no estamos hablando de cambiar el color del pelo, o cambiar la forma en la que vestimos, sino estamos hablando de cambiar nuestro sistema de creencias y los andamios que sostienen nuestra visión de la realidad, que es algo mucho más profundo.
Esta rutina “informática” de miedo al cambio está insertada en la esfera mental inconsciente, así que trabaja sobre todo con el paradigma instalado en nosotros conteniendo las estructuras globales de la realidad consensuada. Recordad que tenemos varios niveles de programación insertados que nos permiten a todos vivir en un macro escenario común, de lo contrario, sería imposible que nuestras realidades personales pudieran interactuar, y ese componente que sienta las estructuras principales es el llamado paradigma mental, imbuido y programado en el inconsciente. Esto nos da la base para la estructura general de la realidad, y luego, los detalles de la misma, están programados en el subconsciente, donde ya cada uno puede colorear la vida y su proyección holocuántica según sus propios filtros y creencias, pero sobre un sustrato común para todos.
El miedo al cambio se imbuyó sobre la rutina de supervivencia porque esta es crucial para el programa ego, tan crucial es, que por eso se puso en la zona que le corresponde al cerebro instintivo, el cerebro reptílico o complejo R, que es el que está más protegido de los componentes cerebrales que poseemos. Además, el miedo al cambio se nutre del miedo general que poseemos en el cuerpo emocional, de forma que cualquier tipo de miedo que tengamos a cuestas, autogenerado, o proyectado externamente sobre nosotros, sirve como combustible para mantener este trozo de programación intacto y funcionando constantemente.
Eliminando los guardaespaldas
Para eliminar el miedo al cambio, también hemos de eliminar dos programas que lo protegen, pero estos son muy sencillos, son simples programas de protección de arquetipos, siendo el “cambio” un arquetipo como energía y como concepto, de forma que, primero, hemos de solicitar a nuestro ser, a nuestro YS, que elimine los dos programas de protección en la esfera mental inconsciente que bloquean el acceso a la rutina de miedo al cambio.1 Cuando esto esté hecho, y hayan desaparecido (podéis buscar formas de comprobar que así ha sido, por ejemplo, solicitar una sincronicidad en vuestra realidad física cuando se haya completado la desprogramación), entonces pediremos la desprogramación de la rutina de miedo al cambio que se encuentra sobre la rutina de supervivencia.
Soy consciente de que leído así, parece que seamos puramente máquinas programables, pero no nos engañemos, es que es así es como estamos hechos, así es como nos crearon cuando las primeras razas que nos manipularon genéticamente diseñaron nuestra estructura mental, para que pudiéramos servirles como recursos y mano de obra, entre otras cosas, por lo tanto, nuestro sistema de programación mental se ha mantenido con estos programas, y, para quitar algo, es necesario ir sacando componente a componente, programa a programa y filtro a filtro, y todo esto luego, dejando que se vuelva a reajustar la mente y que los efectos de cambio del sistema internamente se vayan reflejando poco a poco en la realidad externa.
A veces puede parecer que llegar a descubrir y explicar esto es fácil, pero es necesario ser consciente que para que uno pueda explicarlo ha tenido que pasar por muchas etapas de descubrimiento interno y mucha prueba y error para encontrar lo que nos frena y lo que nos limita, y el trabajo que tenemos por delante para quitar todo lo que se nos ha imbuido es tan titánico, que para estar libres de toda programación negativa sobre nuestra psique, harán falta años de ir haciendo micro pasos como este. Aun así, y afortunadamente, no necesitamos llegar a estar 100% libres de esta programación, que es utópico, sino solo lo suficiente como para liberarnos de la manipulación inconsciente a la que estamos sometidos, de forma que, cuando ya no se nos pueda manipular a través del inconsciente colectivo ni de los medios de comunicación, al menos no en tan alto grado, cualquier cambio e impacto positivo que vayamos imbuyendo en nuestras vidas tendrá una consecuencia tremendamente grande para nuestro crecimiento y avance.
Probemos una vez más estas pequeñas acciones, y no olvidéis potenciar el crecimiento de vuestro yo observador, para que, en algún momento, haya una conexión más directa con vuestro ser o Yo Superior, y, a partir de ahí, se pueda acelerar el trabajo vía petición directa, tras identificación, comprensión y sacado a la luz de la consciencia, de aquello que nos sigue limitando y bloqueando en nuestro camino hacia la liberación de nuestra especie y hacia el paso de nivel evolutivo.

David Topí
http://davidtopi.com

lunes, 31 de julio de 2017

Cómo estirar todos los meridianos de tu cuerpo en 5 minutos


Según la Medicina Tradicional China, el cuerpo está recorrido por canales o meridianos, que conectan entre sí todos los órganos, tejidos y células. Por ellos circula la energía vital (Chi), fuerza de vida que alimenta cada parte del cuerpo y que hace que se mantenga en correcto funcionamiento todo el sistema.

Cada meridiano se conecta con uno de donde recibe energía y con otro, al que se la trasmite, formando un sistema energético de la misma forma que nuestros sistemas sanguíneo, linfático y nervioso.

Si viéramos todos meridianos observaríamos nuestro cuerpo como un espacio conectado por un complejo entramado de canales energéticos.

Pero este sistema también puede verse interrumpido por causas emocionales, ambientales, etc, que generan irregularidades y, en el largo plazo pueden generar enfermedades. 

En esta nota podrás conocer cómo hacer para estirarlos en solo 5 minutos y así evitar cualquier obstrucción. 

En su totalidad, los meridianos principales son 12 y están distribuidos simétricamente a lo largo del cuerpo. Cada uno de ellos lleva el nombre del órgano o víscera que regulan:
  • El Pulmón-Instestino Grueso
  • El Bazo-Estómago
  • El Corazón-Intestino Delgado
  • El Riñón-La vejiga
  • El Pericardio-Triple Calentador
  • El Hígado-Vesícula Biliar

¿Cómo realizar un estiramiento completo de los meridianos?



Ésta es una serie de 6 posiciones que estiran los meridianos que puede hacerse por la mañana o por la noche, en muy poco tiempo. Además, al hacerlo podrás comprobar si sientes algún dolor u obstrucción puntual que tengas que trabajar.

1. Comienza con el meridiano pulmones/intestino grueso (donde acaba el meridiano de pulmón, comienza el intestino grueso). Para hacer esta posición, ponte de pie con los pies separados a lo ancho de las caderas, entrelaza los pulgares detrás de tu espalda e inclínate hacia abajo, estirando los brazos hacia arriba y plegando tu cuerpo.

2. Para el meridiano que une el estómago y el bazo, arrodíllate con los glúteos entre tus piernas e inclínate suavemente hacia atrás, como si quisieras recostarte sobre el suelo. Lleva tus manos detrás de la cabeza y acomoda los pies al costado de las piernas para poder estirar un poco más.

3. Para el meridiano corazón - intestino delgado, siéntate y pon los pies cerca de la ingle, enfrentados uno con el otro. Inclina tu torso hacia delante, uniendo las manos debajo de tu frente.

4. Para el meridiano vejiga - riñones, siéntate con las piernas estiradas e inclínate hacia adelante tratando de poner sus manos en los pies.

5. Para el meridiano pericardio y San Jiao (Triple Calentador), siéntate, cruza las piernas y toma tus rodillas cruzando los brazos en la dirección opuesta a las piernas.

6. Para el meridiano vesícula biliar-hígado, siéntate y extiende las piernas, manteniéndolas separadas. Mantén la espalda recta, levanta el brazo derecho, coloca el izquierdo al lado del abdomen, y gira hacia la izquierda. Repite del otro lado.

Consejos para hacer cada posición

  • Inspira al comenzar y exhala al tomar la posición. Relájate al
  • hacerlo.Haz 3 inhalaciones y exhalaciones largas en cada posición.
  • Cuida tu cuerpo. Si hay dolores, hazlo despacio y no lo fuerces.
  • Desarma cada posición de la misma manera que la hiciste, pero como si realizaras el camino contrario.
Fuente labioguia.com




http://acupunturaymedicinatradicionalchina.blogspot.com.ar

domingo, 30 de julio de 2017

LOS SEIS TIPOS DE SOLEDAD




LOS SEIS TIPOS DE SOLEDAD
Generalmente, la soledad nos parece un enemigo. El dolor de corazón no es algo que elijamos invitar. Es algo inquieto que nos quema y está preñado del deseo de escapar y de encontrar algo o alguien que nos haga compañía. Cuando podemos descansar en el punto medio, empezamos a tener una relación serena con la soledad, una soledad refrescante que pone nuestros temores totalmente del revés.
Hay seis formas de describir esta soledad fresca, que son:
1.- Menos deseo, es la voluntad de estar solos cuando todo en nosotros anhela algo que nos anime y que cambie nuestro estado de ánimo. Practicar este tipo de soledad es una forma de plantar las semillas para que nuestra inquietud fundamental disminuya. En la meditación, por ejemplo, cada vez que ponemos la etiqueta «pensamiento» en lugar de dejar que nuestros pensamientos no den cien vueltas, nos estamos entrenando a estar presentes y no dejarnos disociar.
En la medida en que no estuvimos dispuestos a hacerlo ayer, hace una semana o un año, tampoco podremos hacerlo ahora. Después de practicar «menos deseo» consistentemente y de corazón, algo cambia. Sentimos menos deseo en el sentido de que nos sentimos menos seducidos por los Importantísimos Guiones de Nuestra Vida. Por tanto, aun en presencia de esta soledad que nos quema, somos capaces de sentarnos con la inquietud durante 1,6 segundos cuando ayer no aguantábamos ni uno. Éste es el camino del guerrero, éste es el sendero de la valentía. Cuanto menos nos descentremos y nos volvamos locos, más saborearemos la satisfacción y la frescura de la soledad
2.- Contentarse. Cuando no tenemos nada, no tenemos nada que perder. No tenemos nada que perder pero estamos programados hasta la médula para creer que tenemos mucho que perder. Esta sensación de tener mucho que perder se basa en el miedo a la soledad, al cambio, a cualquier cosa que no pueda resolverse, a la no existencia; se basa en la esperanza de que podemos evitar ese sentimiento y en el miedo a no poder convertirnos en nuestro propio punto de referencia.
Cuando dibujamos una línea por el centro de una página, sabemos quiénes somos si nos ponemos en el lado izquierdo o en el derecho, pero no sabemos quiénes somos si no nos ponemos en ningún lado. Entonces no sabemos qué hacer; simplemente no lo sabemos. No tenemos punto de referencia, ninguna mano a la que agarrarnos. En ese punto podemos perder el control, o serenarnos y asentarnos. Contentarse es sinónimo de soledad, de soledad fresca, de asentarse en esa soledad fresca. Renunciamos a la creencia de que escapar de nuestra soledad nos va a aportar una felicidad duradera, o alegría, o una sensación de bienestar, o coraje, o fuerza. Generalmente tenemos que renunciar a esta creencia como un billón de veces, hacernos amigos una y otra vez de nuestro miedo y nerviosismo, repetírnoslo un billón de veces con plena conciencia. Entonces, sin darnos cuenta, algo empieza a cambiar. Podemos estar solos sin alternativa, contentos de estar aquí mismo con el estado de ánimo y la textura de lo que está ocurriendo.
3.- Evitar actividades innecesarias. Cuando la soledad nos «quema», buscamos algo que nos salve; buscamos una salida. Sentimos esta sensación fastidiosa que llamamos soledad, y nuestra mente se vuelve loca tratando de buscar compañeros que nos salven de ella. Esto es lo que se llama actividad innecesaria: es una manera de mantenernos ocupados para no sentir dolor que puede asumir la forma de fantasear obsesivamente con un romance verdadero, o escuchar los chismes de las noticias de las seis, o incluso salir solos a pasear por el campo. La cuestión es que con toda estas acciones estamos buscando compañía de la manera habitual, empleando los viejos caminos repetitivos para distanciarnos del demonio de la soledad. ¿Podríamos tranquilizarnos y tener un poco de compasión y respeto por nosotros mismos? ¿Podríamos dejar de evitar estar solos con nosotros mismos? ¿Y qué tal tratar de no ponernos nerviosos y de agarrarnos a algo cuando empezamos a sentir pánico? Relajarse en la soledad es una ocupación valiosa.
4.- La disciplina total es otro de los componentes de una soledad encajada. Disciplina total significa que en cada oportunidad estamos dispuestos a volver delicadamente al momento presente. Esto es la soledad como disciplina total. Estamos dispuestos a sentarnos en soledad, a estar simplemente allí, solos. No tenemos que cultivar este tipo de soledad de manera especial; simplemente podemos sentarnos inmóviles el tiempo suficiente como para darnos cuenta de que, en realidad, las cosas son así. Estamos fundamentalmente solos y no tenemos nada a lo que agarrarnos. Además, esto no es ningún problema; de hecho, nos permite descubrir un estado de ser absolutamente no manipulado. Nuestras suposiciones habituales —todas nuestras ideas de cómo son las cosas— nos impiden ver las cosas de manera fresca y abierta. Decimos: «Ah, sí, ya sé»; pero no sabemos, no conocemos nada íntimamente, no tenemos ninguna certeza respecto a nada. Esta verdad básica resulta dolorosa y queremos huir de ella, pero relajarnos y volver a algo tan familiar como la soledad es una buena disciplina para darnos cuenta de la profundidad de los momentos irresueltos de nuestra vida.
5.- No vagabundear por el mundo del deseo es otra forma de describir una soledad fresca y encajada. Vagabundear por el mundo del deseo implica buscar alternativas, buscar algo que nos reconforte: alimento, bebida, gente. La palabra deseo indica una cualidad de adicción: es nuestra forma de aferramos a algo porque queremos tenerlo todo bajo control. Esta cualidad surge de no haber crecido: seguimos queriendo ir a casa, abrir el frigorífico y encontrarlo lleno de nuestras delicias favoritas. Cuando las cosas se ponen difíciles queremos gritar: «¡Mamá!», pero avanzar en el camino implica irnos de casa y convertirnos en gente sin hogar. No vagabundear por el mundo del deseo está relacionado con la capacidad de relacionarnos con las cosas tal ‘ como son. La soledad no es un problema ni es algo que queremos resolver. Y lo mismo es verdad para cualquier otra experiencia que podamos tener.
6.- No buscar seguridad en los propios pensamientos. Nos han retirado completamente la alfombra de debajo de los pies; se acabó; ¡no hay manera de salirse de ésta! Ya ni siquiera buscamos la compañía del constante diálogo con nosotros mismos sobre cómo son o dejan de ser las cosas, sobre si deben ser o dejar de ser, si deberían o no deberían ser así, si pueden o no pueden ser. En la soledad fresca y abierta no esperamos seguridad de nuestro diálogo interno, por eso hemos recibido la instrucción de etiquetarlo como «pensamiento». No tiene ninguna realidad objetiva, es transparente e inasible. Se nos anima a tocar ese parloteo y soltar, sin hacernos mucho lío al respecto.
La soledad no nos proporciona ninguna resolución ni nos pone un suelo bajo los pies. Nos desafía a entrar en un mundo carente de puntos de referencia sin polarizarnos ni solidificarnos. A esto es a lo que se llama el camino del medio o el sendero sagrado del guerrero.
Cuando te despiertas por la mañana y de repente sientes el dolor de la alienación y la soledad, ¿podrías usar ese momento como una oportunidad de oro? En lugar de perseguirte a ti mismo o sentir que te está ocurriendo algo terriblemente malo, en ese mismo momento de tristeza y anhelo, ¿podrías relajarte y tocar el espacio ilimitado del corazón humano? La próxima vez que tengas la oportunidad, experimenta con ello.
Extraído del libro: “Cuando todo se derrumba” de Pema Chödron
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