miércoles, 31 de mayo de 2017

Cada uno con su destino



(Cuento zen sobre la búsqueda de la felicidad)


Un samurai, conocido por todos por su nobleza y honestidad, fue a visitar a un monje zen en busca de consejos, no obstante, en cuanto entró en el templo donde el maestro rezaba, se sintió inferior, y concluyó que a pesar de haber pasado toda su vida luchando por la justicia y la paz, no se había ni tan siquiera acercado al estado de gracia del hombre que tenía frente a él. 
-¿Por qué me estoy sintiendo tan inferior? – le preguntó, no bien el monje hubo acabado de rezar. – Ya me enfrenté muchas veces con la muerte, defendí a los más débiles, sé que no tengo nada de qué avergonzarme. Sin embargo, al verlo meditando, he sentido que mi vida no tenía la menor importancia. 
-Espera. En cuanto haya atendido a todos los que me han buscado hoy, te daré la respuesta.

Durante todo el día el samurai se quedó sentado en el jardín del templo, viendo como las personas entraban y salían en busca de consejos. Vio como el monje atendía a todos con la misma paciencia y la misma sonrisa luminosa en su rostro. Pero su estado de ánimo iba de mal en peor, pues había nacido para actuar, no para esperar. Por la noche, cuando ya todos habían partido, insistió:
-¿Ahora podrá usted enseñarme? 

El maestro lo invitó a entrar y lo llevó hasta su habitación. La luna llena brillaba en el cielo y todo el ambiente respiraba una profunda tranquilidad. 
-¿Ves esta luna, qué bonita es? Ella cruzará todo el firmamento y mañana el sol volverá a brillar. Solo que la luz del sol es mucho más fuerte y consigue mostrar los detalles del paisaje que tenemos a nuestra frente; árboles, montañas, nubes. He contemplado a los dos durante años, y nunca escuché a la luna decir “¿Por qué no tengo el mismo brillo que el sol? ¿es que quizás soy inferior a él?” 
-Claro que no, -respondió el samurai,- la luna y el sol son dos cosas diferentes, y cada uno tiene su propia belleza. No podemos comparar a los dos. 

-Entonces, ya sabes la respuesta. Somos dos personas diferentes, cada cual luchando a su manera por aquello que cree, y haciendo lo posible para tornar a este mundo mejor; el resto son solo apariencias.

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martes, 30 de mayo de 2017

Cree en ti


Cree en ti, y en tu visión de futuro.

Rodéate de aquellos que creen en ti y que ayudarán a alcanzar tu meta.

Mantén vivo tu sueño a pesar de los desafíos que acechan en tu camino.

Siempre habrá algunos que intenten robar tu sueño con críticas o risas;
no entienden aquello que te impulsa a llegar más allá.

No hay derrota en la inercia,  pero tampoco hay éxito.
Sólo si corres los riesgos que los demás temen, podrás alcanzar la excelencia.

Los cambios pueden ser aterradores, pero a través de ellos podrás crecer.

Sólo si te desafías con lo que parece imposible podrás saber cuánto puedes alcanzar;
sólo una es la clave del éxito: persevera hasta triunfar.

Es posible que debas cambiar mucho, pero la buena noticia es:
¡Que puedes hacerlo!

La semilla de la excelencia está dentro de ti,
aliméntala y no habrá nada que no puedas hacer.


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lunes, 29 de mayo de 2017

PERCIBIR EL MUNDO


Tú tienes la capacidad de percibir el mundo como tú quieras percibirlo.

Portamos una información genética que nos condiciona a experimentar ciertas situaciones en nuestra vida. Situaciones que siempre elegiremos nosotros. Y  sí, es cierto que las elegimos nosotros. Nosotros elegimos estar siempre en el momento justo y en el sitio adecuado.
Ya sea de manera consciente, o inconscientemente, tomamos una serie de decisiones que nos llevan a experimentar situaciones en nuestra vida.
Nuestro nivel de decisión se basa principalmente en la manera en cómo sentiremos esas experiencias, con qué ojos las miraremos, desde qué nivel de conciencia las contemplaremos, y las resentiremos a nivel emocional y biológico.

Esa mirada es algo difícil de llevar a cabo, puesto que el funcionamiento normal es el de la reacción. Reaccionar rápidamente a los estímulos, sin pararse a sentir cómo nos sentimos, a notar esa reacción en nosotros mismos y analizarla, y así no precipitarnos a través de ella.

Es algo que sin duda debe practicarse constantemente en las situaciones que lo requieran, pero con la práctica, sucede que cada vez se reacciona menos, proporcionando un equilibrio emocional.
¿Te atreves?

Andrés López

https://laemocionparasanar.wordpress.com