sábado, 6 de mayo de 2017

Bailando al compás de los sueños...



A medida que vamos avanzando por este nuevo ciclo, donde estrenamos y entrenamos este precioso par de alas, conviene también detenernos a reflexionar unos instantes acerca de todo lo que hemos experimentado hasta ahora. Miramos lo que se ha quedado atrás y nos parece increíble esa vida antigua, presos de tantos miedos y paradigmas. Ahora nos invade una sensación de libertad y la satisfacción que da recoger la cosecha. Sí, valió la pena “hacer el loco” por bastante tiempo y que algunos –los mismos que eligieron seguir por caminos ya transitados– nos miraran tan raro por sembrar en esas tierras que muchos decían infértiles… y aquí estamos: segando campos repletos de frutos deliciosos y ya maduros como el despertar, la armonía, la paz, la comprensión, y empezando a vivir en un nivel de conciencia superior.

Atrás se queda esa constante charla interna, casi siempre negativa, donde a veces nos victimizábamos o nos reprochábamos buscando culpables de cada uno de nuestros conflictos… Para poder sanar, tuvimos que aprender a perdonar, empezando por nosotros mismos, a nuestros progenitores, y al mundo entero. Eliminamos la antigua costumbre de enjuiciarlo todo y nos iniciamos en la práctica de la aceptación. Comprendimos la magia de la vida en donde todo es perfecto y necesario porque el Universo marcha en correcto equilibrio entregándonos todo lo que necesitamos para nuestro crecimiento… y eso es más allá del bien y del mal.

Todavía queda reconocer nuestra perfección divina, nuestro linaje cósmico y eso sin los velos que impone el ego. Liberamos un pasado con todas sus historias y la imagen de lo que creíamos ser… y lo más importante es que aprendimos a soñar y así, con esa capacidad despierta en nosotros, comenzamos a crear… nos reinventamos… ya somos otros, aunque nos parezca increíble y en todo momentos pensemos que nos despertaremos de un maravilloso sueño… pero no, ahora estamos soñando conscientemente y con la potencia energética que nos regala este tiempo haremos realidad cualquier anhelo… ¿no lo crees? Pues no me creas… solo atrévete a soñarlo y lo comprobarás por ti mismo.

Ahora estamos tan conscientes de que somos nosotros quienes elegimos las expresiones vibratorias que deseamos experimentar que hemos decido vivir en las más altas frecuencias… todavía vamos de aprendices de las nuevas energías, pero se siente tan bien vibrar en tonos mayores que por nada del mundo quisiéramos retroceder… Es como cambiar de un departamento a una casa grande, con bellos jardines y enormes ventanales que dan al cielo…
Y así como vamos seleccionando las frecuencias en las que queremos habitar, emprendemos un camino que es parecido al de El Loco en el Tarot, que es quien se atreve a soñar y se concede ese placer sin mirar mucho los riesgos… se entrega y se deja llevar porque se sabe contenido por una multitud de Seres de Luz… y avanza por el camino sin temores, mirando al cielo y danzando al compás de sus sueños, por utópicos que parezcan…

Y es lo que viene ahora: mecernos, dejarnos llevar y disfrutar del gran trabajo concluido… Tiempo de goce, de relax y de crear… ¿Cómo vamos a crear? Simplemente bailando al compás de esos sueños que muy pronto veremos realizados… y eso sin dudarlo ni por un segundo… Tú solo baila, que la música está bien fuerte…
En amor y conciencia.

www.formarse.com.ar

viernes, 5 de mayo de 2017

¿Por qué el yoga sirve para tantas cosas?

Me inquietan un poco esos breves vídeos virales que le arrogan un sinfín de beneficios al yoga sin explicar mínimamente por qué funciona y, sobre todo, para qué sirve realmente. ¿No deberían hablar los yoguis y expertos con más claridad sobre ello? 



Cualquier persona suficientemente racional que no conozca bien el yoga, se cuestionará al ver esos vídeos: “¿Cómo es posible que unas cuantas posturas mejoren mi estrés, mi sueño y mi vida sexual? Alguien me está tomando por tonto”. Y supongo que, en el mejor de los casos, pensará que esto del yoga es como lo de las meigas, y que por probar no se pierde nada…
(Este es un ejemplo de uno de esos vídeos:
https://www.facebook.com/mott.social/videos/202768623492561/)

El por qué…

Y habrá quienes se crean a pie juntillas todas esas promesas de beneficios y se apunten a las clases de yoga como quien quiere ganar indulgencias para el cielo: con fe ciega… y la clara intención de dejarlo al mes siguiente si los glúteos no se endurecen o las crisis de ansiedad persisten.
Y es que se echa de menos más divulgación de calidad sobre el “por qué funciona el yoga”, es decir, sobre los efectos concretos de sus técnicas sobre los diversos sistemas del organismo, habiendo como hay ya tantas investigaciones y estudios que demuestran con pelos y señales su eficacia. Y nos tememos que ni siquiera muchos instructores y profesores de yoga manejen esta información con precisión.

…y el para qué

Pero lo peor es que todos esos vídeos cortos y frases sobre las excelencias del yoga que recorren las redes, siendo bienintencionados, olvidan el objetivo fundamental de sus enseñanzas, que es la realización del ser. ¿Y eso por qué sucede? Quizás se deba a simple desconocimiento por parte de quienes los hacen. Pero seguro que con frecuencia también interviene el miedo a que esos conceptos de “realización”, “ser” o “espíritu” choquen con el lenguaje utilitario y sentido práctico de los tiempos presentes y estropeen el alcance de esos mensajes en visitas y likes.

De la banalidad al sectarismo

¿Se está explicando el sentido del yoga adecuadamente en los foros donde corresponde hacerlo (salas de yoga, talleres, encuentros, medios de comunicación)? ¿No se está banalizando demasiado o, en el extremo contrario, se utiliza un lenguaje en exceso místico? Los expertos, maestros, yoguis, buscadores espirituales, etc. deberían pronunciarse sobre ello.
En este mundo nuestro donde conviven toda suerte de ilusiones y de “realidades” contradictorias, resulta tentador vivir con la consciencia en stand by y movernos en la superficie de las cosas, en esos mundos de Yupi donde parece que “nunca pasa nada” y donde somos eternamente niños entretenidos con los juguetes que nos sirven los mayores en los medios y en las redes.
Al mismo tiempo, también hay cada vez más personas que buscan despertar del letargo del consumo y las risas enlatadas para verse y ver qué hay bajo la superficie de las cosas, más allá de las modas, los clichés, las apariencias y las zonas de confort.
Por ello, a lo mejor habría que comunicar con claridad que el yoga “sirve” para mucho más que lo que se nos vende de él en los medios de comunicación y en las redes sociales. El yoga te lleva a conocerte a ti mismo y a tener más contacto con lo que mora dentro de ti, eso que “se da cuenta” y que observa lo que tu percepción siente, tu cuerpo hace y tu mente piensa.
En ese camino de largo recorrido y gracias a la riqueza de las técnicas del yoga –que permiten adaptarse a los anhelos y necesidades de cada persona-, irás reunificando cuerpo, mente y espíritu, ampliando territorios interiores y ganando capacidades que te acercan a esa experiencia de encuentro con la verdad de quien eres: sensibilidad, atención, concentración, resiliencia, equilibrio emocional, ecuanimidad, compasión…
Naturalmente, no es el objetivo del yoga endurecer los glúteos, ni siquiera reducir los dolores de espalda o mejorar la calidad del sueño. Esos son solo efectos terapéuticos estupendos pero secundarios. Quienes alumbraron los principios del yoga hace siglos no pensaron en prescribir remedios exprés ni parches de felicidad coyuntural, sino en ir al meollo, a la esencia del ser humano.
Dicho también muy gráficamente, el yoga se inventó para permitirnos descubrir quién es el que habita el cuerpo en el que nos ha tocado vivir.

Pepa Castro
http://www.yogaenred.com 

jueves, 4 de mayo de 2017

Vives de alquiler en ti mismo



Somos víctimas de nosotros mismos. De nadie más… De nada más.
No somos lo que nos pasa, somos la forma en que decidimos afrontarlo y la enseñanza que sacamos de ello. Las palabras que usamos para contarlo, la música de fondo que le ponemos mientras imaginamos las soluciones y las personas en quienes nos convertimos al vivirlo.
Somos víctimas de nuestra arrogancia, de nuestra necesidad de demostrar, de ser aceptados y valorados desde fuera… Somos el resultado de nuestra ignorancia sobre los millones de posibilidades de ver el mundo con otros ojos que no sean los nuestros o que sean los nuestros sin estar asustados… Somos la presa de nuestro temor a no ser amados y estar solos.
Somos capaces de rebajarnos hasta convertirnos en una reducida versión de nosotros mismos que sea aceptable para los demás y nos traiga un sucedáneo de amor que mostrar al mundo… Fingimos ser para poder fingir ser amados, para vivir en una ilusión de vida que no existe.
Como si fuéramos esclavos de nuestra propia mirada, de nuestra incapacidad por plantearnos alternativas a la realidad que creemos conocer De nuestra negativa constante a no querer cuestionarnos los cimientos sobre los que hemos construido nuestros sueños y nuestra personalidad… Para no tener que descubrir que vivimos en un engaño y hemos estado intentando cambiar algo que no nos correspondía.
No hay nadie más que nosotros que pueda hundirnos o hacernos tambalear. No, si no le dejamos; e incluso así podemos blindarnos y decidir que no, que no aceptamos esa opción… Aunque no sea fácil. No lo es porque además no nos han educado para ser capaces de darnos cuenta de eso. Nos han dicho que siempre debemos buscar culpables fuera de lo que nos pasa a nosotros en la vida y cargar una gran culpa por no ser como los demás creen que debemos ser. El caso es no asumir responsabilidades y pensar que es el mundo el que va a tener que cambiar mientras nosotros nos dedicamos a juzgarlo y esperar a que sea distinto gracias a nuestro sufrimiento.
El sufrimiento es inútil. No sólo no sirve para hacernos dignos de nada, porque ya lo somos de todo, sino que además, se acumula y lo corrompe todo para acabar dando frutos amargos que conllevan más sufrimiento.
El mundo que vemos es un reflejo de nuestro mundo interior… No es lo que te pasa, es lo que eres
Sólo vemos lo que conocemos, lo que llevamos dentro… El mundo es un reflejo de lo que somos… No es lo que te pasa, es lo que eres, la forma en que miras, lo que esperas ver…
Si sales a la calle con ganas de pelea, te peleas. Si sales con ganas de risa, te ríes. Si te sientes pequeño, todo a tu alrededor será grande… Si vas por la vida dando, recibes. tal vez no de la persona a la cual le diste, sino de otra que no esperas. Si te sientes miserable, habrá quien te pise, porque seguramente ha salido a la calle con ganas de pisar para demostrarse que puede. Si te sientes culpable, recibirás un castigo imaginario. Si sales a perdonar, recibirás perdón.
A veces, nos desgarramos y herimos tratando de modificar la realidad, cambiar ese mundo que no responde a nuestras expectativas, darle la vuelta a lo que nos rodea, porque nos da mucho miedo mirar en nuestro interior y mucha pereza intentar entenderlo.


Y nada de eso sirve de nada. Sólo respirar hondo y sentir que tienes que moverte y fluir con lo que realmente eres. Vivir de acuerdo a lo que eres… Después de sacar de ti cualquier limitación que lleves arraigada y prendida en la conciencia que te haga creer que nada de lo que quieres en la vida es posible. Lo demás  es una excusa que todos usamos para poder soportar no movernos, no actuar, no ser, no sentir, ceder nuestro verdadero poder y vivir la vida que otros nos han dibujado.
Cuando se acaban las excusas, sólo quedas tú. La soledad absoluta de quien ha huído durante siglos de sí mismo. De quien ha evitado volver a casa y limpiar el polvo y abrir las ventanas… Una casa tan abandonada que te esfuerzas en no reconocer… Aunque sólo hay una opción, mirar dentro de ti y empezar a entenderte.
Siempre cambiamos cuando no hay más remedio y la vida nos duele tanto que nos pone un ultimátum. O tú o la nada. O construir de nuevo o ver cómo cae sobre ti…O dejar de sufrir o dejar de ser.
A veces, te das cuenta de que cada día haces mil cosas que te alejan de ti sin apenas pensarlas y madurarlas, pero no sabes cómo parar porque es como si no fueras tú, como si alguien hubiera conectado un piloto automático cuando tú no estabas… Mientras estabas ocupado intentando ser alguien que no eras para encajar en un mundo al que en realidad no querías pertenecer; el desánimo y las desesperanza se apoderaron de ti y te convirtieron en un robot. Es lo que pasa cuando uno se ausenta de sí mismo: otros ocupan su lugar… Y viven una vida que no tiene  nada que ver con la que tú sueñas… Se acomodan en tu sofá y se calientan ante tu chimenea. Se sientan a tu mesa y comen tu cena… Duermen en tu cama y sueñan tus sueños…
Siempre hay alguien que sueña por ti.
Tiene tu cara y lleva tu ropa, es una versión de ti rota y anestesiada de tanto pensar siempre lo mismo y no encontrar salidas.
Alguien que decide por ti cuando tú no decides. Y siempre decide lo mismo, de la misma forma, en el mismo lugar, en bucle, en círculo, sin más remedio.
Alguien que vive por ti lo que tú no vives…Ni lo notas, ni lo sientes.
No te engañes. No es culpa de nadie. Ni tuya ni suya. Es tu responsabilidad.
Si fueras un tren, no tendrías maquinista y no podrías parar en tu estación favorita.
Si fueras una casa, no tendrías puerta y podría entrar quien quisiera para vivir en ella y ocupar tu lugar.
Si fueras tú con plena consciencia, ahora verías que has dejado de serlo durante demasiado tiempo.
Lo has hecho tanto, que tal vez, ahora te das cuenta, nunca has sido tú realmente, porque siempre has estado condicionado por llegar a una idea de ti que tomaste prestada, que te dijeron que era correcta.
Y ahora descubres que para ser quien eres de verdad, en realidad, tienes que dejar de ser tú… Esta persona que habita tu casa y tu cabeza… Esta que llora por lo que tú has pensado que daba pena y ríe por lo que pensabas que hacía gracia… Esta que ha subido montañas y atravesado caminos como si fueran tus caminos, esta que ha amado pensando que amaba lo que tú amabas.
Para llegar a convertirte en esa que no conoces porque desde que eras niño no la has dejado salir a volar por miedo a caer y a no dar la talla.
Acumulas mucho trabajo pendiente, mucho.
La ventaja es que esto ya no depende de nadie más que de ti. Y que ahora, lo que descubrirás que quieres cambiar no es ese mundo rebelde que por más que quisiste transformar no podías, sino la forma de mirarlo y sentirlo… Tu voz interior, tu emociones, tus manera de abrazarlo y vivirlo… La forma en que lo hace esa persona que duerme dentro de ti esperando que la despiertes.
Siempre hay alguien que sueña por ti… Una versión dormida de ti mismo que no aspira a nada más que existir y que no tiene más sueño que el de sobrevivir y seguir ocupando un espacio .
Aunque no has querido verlo, lo sabes, porque has encontrado pistas que lo hacen evidente… Vives de alquiler en ti mismo. 
Has perdido el poder sobre tus decisiones… Has arrendado tu vida y nada de lo que sientes es del todo tuyo…
¿Hasta cuándo?

Merce Roura