miércoles, 23 de diciembre de 2015

Juicio y Discernimiento


“Un ‘No’ pronunciado desde la más profunda convicción es mejor que un 'Sí’ pronunciado sólo 
  por complacer, o peor aún, por evitar un conflicto…” 
                                                                                                                            Mahatma Gandhi



Hay cierta inteligencia que sabe cómo no mantener una mano en el fuego. No se trata de una guerra ni de una lucha dramática entre la mano y el fuego, entre el bien y el mal, entre lo correcto y lo incorrecto, entre la luz y la oscuridad, entre Dios y el diablo, entre la dualidad y la no dualidad, se trata tan sólo de un movimiento inteligente y espontáneo, el hecho de retirar una mano sin una historia de por medio. La mano nunca juzga al fuego, ni antes, ni durante, ni después del movimiento.  Cuando todo se vuelve demasiado caliente, simplemente se retira sin tener que pensarlo. No hay guerra. No hay juicio. No hay división psicológica. Tan sólo una acción natural. Esto es un SÍ a la vida, una alineación total con todas las cosas, incluso si desde fuera pareciera haber un “no” al fuego.

El juicio, a diferencia del discernimiento, siempre divide, y siempre es acerca de un “yo” en determinado tiempo y espacio. El juicio me posiciona a “mí” como superior o como inferior. Es una comparación entre dos entidades aparentemente separadas. Juzgar que el fuego es malo o inadecuado, enfermo o malo, convirtiéndome a mí en la buena, pura, santa e inocente víctima, estableciendo una guerra contra el fuego y contando historias interminables acerca de lo horroroso que es, tratando de que los demás apoyen mi historia, es justamente, el mecanismo del juicio. Esto me separa a “mí” de la vida y entonces, la guerra comienza con su batalla entre lo correcto, por un lado, y lo incorrecto por el otro. Esto proviene de un “no” interior a la vida.

Puede haber discernimiento honesto e inteligente, sin guerra, sin una historia, sin la intervención del pensamiento. La mano se retira del fuego, sin convertirlo en su enemigo mortal, sin tener que repetir la historia acerca de su maldad, sin tener que repetir la historia de una herida profunda, sin involucrar ninguna identidad. No se necesitan Diez Mandamientos para explicar porqué el fuego es malo. La lección se aprende sin un drama de por medio, sin karma, sin separación, sin guerra. Es como cuando un niño pequeño está jugando en un columpio y se cae, se raspa la rodilla, llora por un momento, y después se levanta para seguir adelante con su serio negocio de jugar. Después de un rato se deja absorber nuevamente por la vida. Puede ser que incluso haya olvidado que se cayó del columpio. El karma nunca se creó ni tampoco se destruyó. Y puede aprender a estar un poco más atento la próxima vez que juegue…

El juicio dice “esto está bien, esto está mal”, “yo estoy en lo correcto, ellos no”, “yo estoy despierto, ellos aún no” y así sucesiva e ilimitadamente. El juicio separa y divide, y es el origen de todo conflicto y violencia.

El discernimiento simplemente sabe distinguir que algo duele o no y se mueve inteligente y espontáneamente para resolver las cosas sin tener que recurrir a la violencia o a los insultos y sin la necesidad de que se le diga que algo está bien o mal. Y luego, sigue adelante hacia la próxima aventura…

¿En dónde acaba el discernimiento y dónde empieza el juicio? Esta es una aventura fascinante para todos.


- Jeff Foster

domingo, 20 de diciembre de 2015

La llave de la felicidad






El Divino se sentía solo y quería hallarse acompañado. Entonces decidió crear unos seres que pudieran hacerle compañía.
Pero cierto día estos seres encontraron la llave de la felicidad, siguieron el camino hacia el Divino y se reabsorbieron a El.

Dios se quedó triste, nuevamente solo.

Reflexionó. Pensó que había llegado el momento de crear al ser humano, pero temió que éste pudiera descubrir la llave de la felicidad, encontrar el camino hacia El y volver a quedarse solo. Siguió reflexionando y se preguntó dónde podría ocultar la llave de la felicidad para que el hombre no diese con ella. 

Tenía que esconderla, desde luego, en un lugar recóndito, donde no pudiese ser hallada. 

Primero pensó en ocultarla en el fondo del mar, luego, en una caverna de los Himalayas, después, en un remoto confín del espacio sideral. . . Pero no se sintió satisfecho con estos lugares.

Pasó toda la noche en vela preguntándose cuál sería el lugar más seguro. Pensó que el hombre terminaría descendiendo a lo más abismal de los océanos; pensó que antes o después hallaría los Himalayas. Ni siquiera estaría bien oculta en los vastos espacios siderales porque un día el hombre exploraría todo el universo. Al amanecer continuaba preguntándose dónde ocultarla. . .

Y cuando el sol comenzaba a disipar la bruma de la mañana, al Divino se le ocurrió de súbito el único lugar donde el hombre no buscaría: dentro del hombre mismo.

Creó al ser humano y en su interior colocó la llave de la felicidad.



sábado, 19 de diciembre de 2015

Los festejos y las mascotas‏

Para todos aquellos que tengan mascotas que se asustan con los  cohetes o fuegos artificiales, recuerden 
que pueden ayudarlos de modo natural y sin contraindicaciones.  Las flores de Bach; son de venta libre, las 
consiguen en la mayoría de las farmacias y en algunos locales naturistas. 
Busquen RESCUE REMEDY. Simplemente ponen 4 gotas en su cuenco de agua; al poner agua nuevamente, lo 
repiten. Pueden comenzar un par de días antes de los festejos. Consúltenme si lo necesitan.  Un abrazo.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Mensaje Espiritual Oculto en la película UN GRAN DINOSAURIO‏


Mensaje Espiritual Oculto en la película UN GRAN

                                     

Mi padre cultivó en mi el amor al cine, ver películas siempre ha sido uno de mis hobbies favoritos. Sin embargo, desde hace varios años he sido más estricto al momento de elegir las películas que veo. Evito los films que tengan violencia extrema y sangre. Pero si me toma por sorpresa alguna escena de baja vibración inmediatamente me tapo los ojos con las manos.
Me imagino que si alguien me ve debe burlarse, “Tan grandote y se tapa los ojos”, pero prefiero eso a que esas imágenes queden grabadas en mi. Muchos de ustedes tal vez no sepan que el subconsciente no logra distinguir la realidad de la ficción. En otras palabras no reconoce cuando lo que estamos viendo es real o no. Cuando vemos un asesinato en una película el subconsciente lo interpreta como un hecho real. 
Las películas con imágenes de baja vibración disminuyen nuestra frecuencia de vibración interna. Por esa razón he optado desde hace tiempo por ver películas infantiles de animación creadas con computadoras.
El fin de semana pasado fui a ver la nueva película de los estudios Pixar/Disney titulada “El Dinosaurio Bueno” en USA, “Un Gran Dinosaurio” en Latinoamérica y “El Viaje de Arlo” en España. Y me gustó tanto que la vi dos veces. Definitivamente es una cinta divertida, muy emotiva y con un gran mensaje.  Esta película del novato director Peter Sohn, posee todos los elementos de los grandes clásicos de Disney: humor, aventura, drama y una gran historia. También debo mencionarles que este film posee los paisajes naturales más hermosos que he visto en una película de animación 3D. No obstante, deseo aclararles que esta cinta tiene un mensaje espiritual oculto del cual les hablaré más adelante.
Para entender la trama de la película les recordaré un poco la historia de nuestro Planeta. 
Según la historia oficial, hace 65 millones de años no existía el hombre sobre la faz de la Tierra y el Planeta estaba dominado por los dinosaurios.  Pero eso cambió rápidamente cuando se estrelló un meteorito en lo que hoy conocemos como la Península de Yucatán. La explosión que se produjo como consecuencia del impacto generó la extinción de esas gigantescas criaturas. Tiempo después, tras millones de años de evolución, surgieron los antepasados del hombre.  Según esta teoría un planeta donde el hombre y los dinosaurios convivían al mismo tiempo sólo existió en la imaginación de Hanna y Barbera cuando crearon la serie de Tv “Los Picapiedras”
Muchos científicos aseguran que si ese famoso meteorito no se hubiera estrellado en La Tierra y los dinosaurios no se hubieran extinguido, estos seres habrían evolucionado hasta el punto de llegar a crear una civilización. 
De eso se trata precisamente la nueva película de los Estudios Pixar. Nos traslada a una línea de tiempo temporal donde el famoso meteorito no se estrelló en nuestro Planeta y los dinosaurios comienzan a dar sus primeros pasos como civilización. Lograron desarrollar un lenguaje hablado para comunicarse y poseían granjas donde practicaban la siembra, el cultivo y hasta almacenaban alimentos.
En esta civilización desarrollada por los dinosaurios el hombre sólo era considerado una mascota, no hablaba y muchas veces se comportaba como un perro. Ese es uno de los ganchos de la película, la inversión de papeles (Dinosaurios con el rol de humanos y los humanos con el rol de mascota). 
Si le hacemos un análisis superficial al mensaje de la película podemos decir que la trama principal es la superación del miedo, la valentía y el valor de la amistad. A lo largo de la historia (la cual me hizo recordar algunas partes de “El Rey León”) podemos observar a dos criaturas completamente diferentes que se unen para crecer y madurar de forma simultánea.
UN ANÁLISIS ESPIRITUAL DE LA PELÍCULA.
A continuación les presentaré un análisis muy personal que posee un enfoque espiritual. A pesar de que el director y creador de la historia no ha hecho ningún comentario sobre esta perspectiva espiritual, estoy seguro que esa era su intención.
Al terminar de ver la película me puse a reflexionar por qué me había gustado tanto y pude detectar que la historia del dinosaurio Arlo es una analogía de lo que tiene que experimentar nuestro espíritu cuando decidimos reencarnar en esta dimensión.  “¿Y que se fumo este?” dirá más de uno al leer estas palabras, pero les aseguro que si analizan muy bien las diferentes escenas se darán cuenta de lo que les digo.
El propósito principal del personaje de la película es regresar a casa, el mismo propósito que tiene nuestro espíritu. Para lograr eso debe superar sus miedos, lo mismo que tenemos que hacer nosotros para poder superar la tercera dimensión. A lo largo de nuestro camino de regreso a casa nos encontramos con seres que nos ayudan a superar las dificultades y también otro tipo de seres que nos desvían de nuestro camino, al igual que le sucede a Arlo en la película. 
Una de las distracciones que nos puede desviar del verdadero camino de regreso a casa pueden ser los falsos profetas y las religiones. Las cuales las veo representadas en el pajarraco que hablaba de que había tenido una revelación y a la larga sólo quería que Aldo trabajara para su beneficio. 
En esta vida, al igual que le sucedió al protagonista de la película,  tenemos ayuda de seres de otras dimensiones que nos brindan su luz en los momentos de oscuridad.  Y la ultima experiencia que tiene que vivir nuestro personaje antes de regresar a casa es el desapego, dándonos a entender que muchas veces tenemos que permitir que los otros seres sigan su propio camino. 
Al final todos vinimos a este mundo para dejar una huella, al igual que lo hizo Aldo, el gran dinosaurio.
Les recomiendo que vean esta película con toda la familia, no se arrepentirán.
Gracias a todos por formar parte de mi realidad. 


Les envío un abrazo energético.

Daniel López de Medrano
www.lopezdemedrano.com

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Relaciones Conscientes


Las relaciones personales parecen ser un rompecabezas. A menudo decimos que son difíciles, sin darnos cuenta de que tal vez las personas “somos difíciles”. Buscamos gente que cumpla con nuestras expectativas, y que nos haga felices; y esta perspectiva no realista activa infinidad de conflictos. Es como si renunciáramos a ser dichosos por nosotros mismos, y en su lugar pusiéramos en manos ajenas las propias esperanzas de bienestar. No es de extrañar que las rela­ciones personales se conviertan en una fuente de problemas y en un rompecabezas indescifrable.

La relación personal inconsciente

El amor romántico, o inconsciente, poco tiene que ver con el amor verdadero. Esa confusión es la causa de muchos conflictos en las relaciones personales. El romanticismo es idealización, apego o pura necesidad del otro; y la necesidad es una falta de amor severa hacia la persona que se dice amar. La concepción romántica del amor ha creado muchos problemas a hombres y mujeres que han sido víctimas de sus propias fantasías. Esto no significa que no convenga ser afectuosos, cariñosos, atentos, tiernos, detallistas, cálidos, suaves, entregados… con las personas con las que nos relacionamos. Quiere decir que únicamente siendo conscientes de en qué hemos convertido las relaciones, podremos construirlas sanas y conscientes. Pero, eso que suena tan sencillo, ¿cómo se consigue? 

¿Cómo podemos crear vínculos que funcionen?
  • Dejar de buscar (mejor “convertirse” en la clase de persona que se busca).
  • Después de una ruptura, hacer una “dieta de relaciones”, darse tiempo y espacio.
  • Recuperar la energía física y el equilibrio emocional.
  • Aprender a estar solo sin que ello sea doloroso o traumático.
  • Ordenar el espacio emocional propio y clarificar valores.
  • Prepararse para una nueva relación.
  • No perder nunca “la inocencia” y frescura para empezar de nuevo.
  • Confiar en que todos merecemos ser plenamente amados.

Si nos saltamos el proceso de cambio, y no hay una verdadera transformación personal, en la nueva relación aflorará el temor de revivir experiencias anteriores, y la carga de dolor nos perjudicará notablemente. Porque no serán dos personas, sino la suma de sus exparejas, los fantasmas del pasado y de sus constantes miedos a repetir las viejas historias de dolor.

“Si juzgas a las personas no tienes tiempo para amarlas” –  Madre Teresa

Relaciones personales conscientes

Las relaciones que funcionan son conscientes (maduras emocionalmente) y se establecen entre dos personas que se sienten completas, porque no creen que les falte su “media naranja”: se sienten una “naranja completa”. Por supuesto, no significa esto que no quieran tener pareja (o una amistad). La desean, pero no la necesitan, son cosas muy diferentes. Las personas conscientes comparten su plenitud, no se relacionan para completar sus supuestos vacíos, ni para mitigar la necesidad de estar en compañía. Y entonces, de alguna manera, lo que está completo atrae a lo completo, y lo que está incompleto a lo incompleto. Los iguales se atraen. Intuitivamente entendemos que cuando dos personas se encuentran y se reconocen completas en sí mismas y no necesitadas, las relaciones empiezan y fluyen con suavidad.

¿Cómo encontrar una persona completa en sí misma, no necesitada?
Puede parecer extraño, pero la clave es reflejar las cualidades que buscamos en la pareja ideal. Si alguien quisiera tener a su lado a una persona cariñosa, lo mejor será mostrarse cariñoso; si desea conocer a alguien educado, lo propio es mostrarse educado… Cuántas veces olvidamos esta sencilla regla: “Sé tú la persona que quisieras tener a tu lado…”, y tarde o temprano aparecerá y se fijará en ti (cómo no iba a hacerlo si se verá reflejada).

Las personas conscientes que establecen una nueva relación, en realidad no la buscaban, aunque tal vez la esperaban. Buscar la pareja ideal, o el amigo ideal, sería tanto como buscar una aguja en un pajar. Porque “buscar”, por definición, significa implícitamente carencia, ausencia, necesidad. No puede buscarse una relación, todo lo que puede hacerse es crearla.

Mucha gente no entiende por qué siempre llega a su vida un mismo estereotipo de persona, ya hablemos de parejas o de amistades. Una y otra vez sus relaciones parecen fotocopias siguiendo un mismo patrón. Parece que no haya otra clase de persona disponible para ellas. No sirve de mucho buscar a alguien con tal o cual cualidad. En su lugar, ser uno mismo adecuado y estar en posesión de esas facultades, sí es útil. Como los iguales se atraen, aparecerá alguien con esos atributos. En lo que se refiere a las relaciones, hay una estrategia mucho mejor de la que sigue el ego y se basa en el amor consciente, algo así como “amor sabio”, pero no una sabiduría de la cabeza, sino del corazón.

Volver al amor

Para saber estar en pareja es necesario antes saber estar solo. No es sencillo encontrar personas que no odien la soledad. Llegar a tolerar, incluso amar, estar solo, y sentirse bien, es un gran logro personal. Por esa razón, no es aconsejable empezar una nueva relación justo al terminar otra. El campo también necesita un tiempo de regeneración entre cosechas, lo llaman “barbecho”. Nosotros podríamos llamar a ese tiempo “dieta de relaciones”, para referirnos al tiempo que una persona se regala a sí misma para recomponerse, centrarse, atenderse y prepararse para la siguiente relación.
Cuando se resuelve el miedo a la soledad, se deja de creer en las relaciones superficiales, egoístas e inconscientes como escudo de protección. Estar solo no es una garantía de no sufrir más, sino que al contrario añade más sufrimiento. La soledad no es buena ni es mala. Es lo que cada uno hace con ella, es como un desierto (los desiertos nunca están vacíos), pero, como todos los desiertos, un día terminan y es al salir de ellos cuando se reconoce su valor. Llegar hasta el final de la soledad, la agota como sistema de aprendizaje y la cancela. Tratar de suspenderla, de forma artificial, solo pospone el proceso necesario de la soledad para más adelante…

Cuando se resuelve el miedo al abandono, empezar un idilio no es una amenaza, sino una nueva oportunidad. El mayor logro de la relación consciente es que ambas personas están dispuestas a amar como si nunca antes hubiesen sido heridas, sin volcar en la nueva pareja el dolor de relaciones anteriores. En realidad, esas dos personas son “nuevas” y por ello destilan frescura y atractivo (no están resentidas, no son desconfiadas, no rezuman amargura y por eso atraen tanto).
Cuando se resuelve desactivar el ego, la nueva relación no está debilitada por el temor a amar sin condiciones ni apegos. El final del ego es lo que la mente podría interpretar como la destrucción de la individualidad, la anulación, cuando en realidad es una transformación y la salvación de la relación. El ego es el estorbo número uno en cualquier relación personal, ya sea de amistad o de pareja, y la causa de que fracasen, como suele suceder. Si tan solo las personas mantuvieran su ego a un lado, fuera de escena, la historia sería otra. Las relaciones seguirían empezando y acabando, según su tempo y propósito, pero no tendrían el sabor amargo que a menudo dejan en el recuerdo.
Cuando todo eso ocurre, las personas conscientes descubren que en realidad no temían empezar un nuevo vínculo o acabarlo; sino que en su inconsciencia temían el infierno en el que, con anterioridad, habían convertido sus relaciones.

Piense que usted es alguien con quien vale la pena pasar el tiempo. Finalmente otro pensará lo mismo de usted.

Raimón Samsó