miércoles, 18 de noviembre de 2015

No se trata de ser perfectos



Me encanta este pensamiento de Charles Chaplin: "Conoce tus límites y jamás los aceptes."

Cada día podemos mejorarnos a nosotros mismos.
Y en tanto nos hacemos mejores personas, también vamos a ser mejor madre/padre, herman@s, hij@s, amig@s,
emplead@s o jefes. . . Tal vez hoy estemos dando lo que podemos, lo que queda de alguien cansado, o triste, o asustado; cumpliendo con las responsabilidades sin alegría, sin amor por nosotros y sin confiar en que depende de nuestra elección y decisión todo lo que podemos llegar
a ser, hacer y tener. Mejorándonos, automáticamente van a mejorar nuestras relaciones ya que vamos a dar lo mejor de nosotros. ¿Sos una persona con la que los demás quieren estar? ¿Sos la persona que querés ser?

El mejor Yo puede ser mi obra maestra.

Dice Yehuda Berg:

Sin importar todo lo que hayamos alcanzado en nuestra vida, existe aún mucho más que podemos obtener.
Esto significa que, ya sea que tengas 13 años de edad ó 72, lo que hiciste ayer quizás sea genial, pero lo que puedes hacer mañana te sorprenderá porque puede ser mucho mejor. Incluso si has encontrado una cura para una enfermedad o ganado el Premio Nobel de la Paz, existe mucho más por descubrir.

Por supuesto, debemos estar orgullosos de nuestros logros y celebrar el haber vencido los desafíos que enfrentamos en la vida, pero nunca jamás a expensas de descansar en los laureles y quedarnos cómodos con nuestros logros. ¿Por qué? Porque todos somos capaces de mucho más de lo que pensamos.
El problema es que nos sentimos limitados. Sentimos nuestro potencial muy lejos de nosotros. Sucumbimos a nuestra negatividad tan a menudo que a veces se siente como si hacer más fuera imposible.
Pero no lo es.

Uno de los grandes sabios kabbalistas, Rav Áshlag, escribió una vez: “Ninguna de nuestras limitaciones nos hace ser menos”.
Éste es uno de los principios más importantes para tener una vida espiritual. Incluso con nuestras limitaciones, nuestro ego y toda nuestra negatividad, podemos aún alcanzar más de lo que hayamos hecho hasta ahora ya que: La vida no se trata acerca de ser perfecto, se trata acerca de ser mejor.

No tenemos que esperar hasta ser perfectos para comenzar a preocuparnos un poco más por la persona parada a nuestro lado. No tenemos que eliminar nuestro ego antes de comenzar a compartir un poco más que ayer. No tenemos que convertirnos en una persona justa para comenzar a vivir nuestra vida un poco más al servicio de otros.
El lado negativo siempre intentará alimentarte con excusas sobre el por qué no puedes ser mejor el día de hoy.

Simplemente necesitamos decirle a esa voz de negatividad en nuestras cabezas: Sí. Sé que tengo ego. Sé que a veces hago cosas negativas. Sé que puedo ser egoísta… Pero al mismo tiempo, aún creo que puedo hacer cualquier cosa. Aún creo que puedo hacer más.

 Todo lo mejor,

Yehuda Berg

lunes, 16 de noviembre de 2015

¿Cómo es una persona libre de patrones erróneos?



1) Disfruta de todo lo que le brinda la vida

2) Se siente cómoda haciendo lo que tiene que hacer.

3) No pierde el tiempo quejándose.

4) Está libre del sentimiento de culpa.

5) No se atormenta con preocupaciones.

6) Vive en el Presente.

7) No se siente amenazada por lo desconocido.

8) Busca y acepta nuevos retos y experiencias.

9) No necesita de la aprobación de los demás.

10) Sabe reir y hacer reir.

11) Nunca se aburre.

12) Suele disfrutar de buena salud.

13) Se cuida; come y duerme bien, hace ejercicio, es creativa.

14) Es honesta y auténtica consigo misma.

15) No responsabiliza a los demás de su estado de ánimo.

16) Se siente parte del Universo.

17) No corre tras la felicidad externa.

18) Ama la vida y es agradecida.


Ahora medita y ve detrás de lo que te falta por conseguir. Es posible y vale la pena..


nodejardeleer.blogspot.com.ar

sábado, 14 de noviembre de 2015

Afinidades

Yo prefiero los libertarios.

Los que están reinventando sus vidas.

Los que se superan a sí mismos.

Los que eligen la ironía en el lugar de la agresión.

Yo prefiero los que prefieren el amor.

Aquellos que  se permiten la sorpresa ante sus propios deseos, pero no se reprimen.

Aquellos que rompen la hipocresía y desintegran sus propias ideas preconcebidas.

Yo prefiero los que valoran la diversidad, respetando todos los colores de la humanidad, que aprenden de las mitologías, que creen lo que quieren, pero no quieren gobernar el mundo.

Yo prefiero los poderes creativos.

Prefiero la danza sagrada del cosmos.

Prefiero la vida que prefiere la vida.
Eunice Boreal

HAY VIDAS QUE SÓLO SE LLENAN DE VACÍOS


“La profundidad de lo que vivimos no depende de lo vivido, sino de nuestra facultad para transformar 
el acto de aspecto más trivial en una experiencia religiosa”.
                                                                                                       (Dürckheim).


Este es un artículo que tienes que escribir tú.

Yo sólo te anoto algunos pensamientos míos, pero no te voy a dar pautas ni directrices, ni voy a resaltar 
nada más que lo que puedes leer; no voy a hacer tu trabajo, que es reflexionar y sentir dentro de ti.
Y, por supuesto, evitar que tu vida sea una vida de las que sólo se llenan de vacíos.
Te recomiendo una lectura lenta, muy lenta, pero que muy lenta…

No hay nada más dramático que una vida llena de vacíos, de desatenciones, de tiempos muertos, de sueños 
perdidos, de abrazos reprimidos, de besos que no llegaron a nacer, de sufrimientos innecesarios… 
La vida es un folio en blanco… y sólo escribimos esquelas.

La vida va a pasar aunque estés distraído.
Y vivir es, siempre, la obligación más irrenunciable.

No se puede alargar la vida, pero se puede ensanchar.

La vida está compuesta por momentos irrepetibles. Los momentos, indolentes, impacientes, implacables, 
huyen uno tras otro y sólo en fugaces ocasiones estamos atentos a vivirlos. Vivir la vida es la suma de vivir 
todos los momentos. Dejarse sin vivir uno es vivir una vida incompleta, pues aun cuando estemos haciendo “nada”, tenemos que ser conscientes de que es “nada”, precisamente, lo que queremos hacer y estamos haciendo.

No hay nada peor que condenar a muerte a la vida.

La vida está compuesta por momentos irrepetibles e irrecuperables.

Vivir en plenitud es saber apreciar y conceder, a cada cosa y a cada momento, la importancia que tienen.

El gran peligro de la vida es la no vida.

No somos conscientes de que estamos escribiendo nuestra historia en cada momento.
  
Nuestra vida tiene tanto o tan poco significado como nosotros le infundamos.

La Vida es un estar imparable, un vacío que nosotros tenemos que llenar. La calidad de esa vida depende 
de lo que pongamos en ella.

Es un gran pecado acabar la vida sin vivirla.

Dios nos dio la responsabilidad de administrar la única, irrepetible e irrecuperable vida. El día de tu propio 
juicio final te preguntarás qué hiciste y qué no hiciste en la vida.

Vivir no es sólo respirar. Vivir es, esencialmente, ser consciente de cada momento.

En el acto de vivir no hay vacaciones.

Vivir la vida dura toda una vida.

Dejo que el mundo viva como quiera y me dejo vivir a mí mismo como quiero.

La auténtica trascendencia es vivir tu propia vida, ¿por qué buscas otra cosa?

La vida está ahí, aunque mires para otro lado.

Y se marchó a vivir a una cabaña, al borde de un lago, para afrontar los hechos esenciales de la vida e intentar aprender de ella, en vez de esperar a morir y descubrir que no había vivido.

Yo no soy simplemente yo: soy la Vida.

A la vida hay que arrebatarle, si hace falta, cuanto puede darnos.
Es un árbol lleno cargado de delicias, y sólo tenemos que alargar el brazo.

Vivir no admite aplazamientos: sólo se puede vivir ahora.

Lo más valioso de la vida no es lo que tienes, sino a quién tienes. Y, sobre todo, que la tienes a ella.

Vivir también es eso: lo cotidiano y que no pase nada especial.
 Pero es mejor que tenga un poco más de salsa. Pónsela.

La responsabilidad de procurarse una vida buena no se puede delegar.

Es un milagro: cada día comienza la vida.

Y no es mala idea que lo vuelvas a leer de un modo lento, muy lento, pero que muy lento...

Francisco de Sales

Donde una puerta se cierra, otra se abre


La vida está llena de oportunidades, solo hay que saber coger las nuestras. Por eso hablo aquí sobre abrir una puerta. A veces pensamos que cuando algo se acaba, el mundo cae sobre nuestras cabezas de forma precipitada. Sin embargo, hay otra forma de verlo, y es que tal vez estamos siendo bendecidos con el don una nueva posibilidad de comenzar otra aventura excitante.
Así que ahora, os propongo un ejercicio de reflexión. En los próximos minutos, nos vamos a preguntar por qué se cierran las puertas, qué experiencia y sabiduría nos deja cada una de ellas y cómo podemos aprovechar estos conocimientos para abrir nuevos mundos llenos de oportunidades.

“No seas como la mayoría, que se mueren esperando su oportunidad y se pasan la vida diciendo: “es que no me ha llegado la mía”
-Héctor Tassinari-
mujer con estrellas

¿Por qué se cierra una puerta?



¿Has pensado alguna vez por qué se cierra una puerta? No olvides que estamos hablando en sentido figurado. Una puerta física puede ser cerrada por un empujón, por el viento, por accionar una manivela, por despiste… hay muchas posibilidades.
Ahora, vamos a extrapolar un cierre de puertas a la vida humana. ¿Por qué se cierran o las cerramos? Hay muchos motivos en los que podemos pensar ubicados en decenas de posibles escenarios. Veamos algunos:
  • Una relación de pareja que se acaba. Puedes pensar que, cuando ya no queda nada por lo que luchar en tu relación, cierras la puerta, puesto que donde antaño hubo llamas y un fuego poderoso, ya no hay ni siquiera rescoldos o ceniza.
  • Una amistad que se rompe. A veces, un buen amigo puede traicionarnos tanto, que somos incapaces de perdonarle. Le cerramos la puerta para evitar que siga haciéndonos daño y acabamos con una relación para alejarnos del dolor.
  • Un trabajo que se acaba. Muchas veces, en trabajos en los que no estamos felices, o bien porque aparecen nuevas oportunidades de negocio, decidimos abandonar y buscar otros caminos profesionales. En ocasiones, son decisiones dolorosas y duras de tomar.


¿Qué pasa al cerrar una puerta?





En la mayor parte de las ocasiones, cerrar una puerta supone un enorme dolor. Si tienes que abandonar a tu pareja porque ya no queda nada de lo que hubo, acabar tu relación de amistad con alguien, dejar un trabajo en el que fuiste feliz, marcharte de la ciudad en la que vives… todo ello puede provocar un gran sentimiento de tristeza.

Niña con los pies en el agua

Ahora bien, pensemos en las circunstancias que nos han llevado a cerrar esas puertas. ¿Por qué hemos llegado hasta este punto?¿Qué ha pasado para que tenga que dejar a mi pareja, persona que un día fue el centro de mi vida? ¿Por qué me tengo que marchar de la ciudad en la que soy feliz?
Reflexiona largo y tendido sobre las decisiones que tomas, y por qué has llegado hasta esa situación. No te dediques a juzgar a los demás de cuanto te pasa, y encuentra también tu parte de culpa, porque siempre hubo algo que pudiste hacer mejor o debiste decir antes. O tal vez no, pero es necesario que lo sepas bien, lo analices y lo aprendas.

Se abren nuevas puertas



Ahora, una vez hemos cerrado la puerta y reflexionado sobre los hechos que nos han conducido a esta situación, llega el momento de descubrir nuevas oportunidades y disfrutar del mundo que se abre ante nosotros. Abrázalo con toda tu fuerza, porque aún queda mucho por hacer.

“Un problema es una oportunidad para que hagas tu mejor esfuerzo”
-Duke Ellington-





Has pasado una mala experiencia teniendo que cerrar la puerta a alguien o algo que amabas, te importaba o te importunaba. Has reflexionado y aprendido duras pero sabias lecciones tras lo ocurrido. Ahora, con esa nueva experiencia adquirida, debes mirar hacia el futuro con optimismo y descubrir las nuevas oportunidades que se abren ante tus ojos.
Tienes más experiencia y sabiduría. Úsalo para aprender de cuanto hiciste mal, y evita repetirlo. Aprende de cuanto obraste en el camino correcto, y refuérzalo en futuras experiencias. Aprovecha todas las oportunidades que te ofrece la vida.
Nada se acaba. Tanto si abandonas a un ser querido como si pierdes a un gran amor, tu vida no se termina. Aún te queda mucho por hacer, un gran número de puertas por abrir, aventuras de las que disfrutar, gente a la que conocer, trabajos en los que empezar, ciudades que visitar…

Pedro González Núñez
La Mente Es Maravillosa