jueves, 28 de diciembre de 2017

CUIDARSE: LAS MICROATENCIONES CONTINUADAS


En mi opinión, en muchas ocasiones aplazamos eso de tener un buen detalle de amor hacia nosotros mismos, una atención, un regalo, esperando que llegue la ocasión de juntar lo suficiente como para que aparente ser algo grande: un viaje, un vestido costoso, una joya cara…

Nos perdemos muchas grandiosas pequeñas cosas…

No es necesario –aunque está muy bien, por supuesto- que sea algo excelso, espectacular, o hollywoodiense, lo que nos emocione el alma porque cualquier otro detalle va a ser agradecido.

Me refiero a lo que denomino MICROATENCIONES CONTINUADAS. 

Yo prefiero recibir el regalo de mi aceptación cada instante, sonreírme a menudo, sentir de continuo paz en la relación conmigo mismo, encontrarme con alguien que se alegra de verme cada vez que me miro al espejo, ponerme una canción que sé que me va a emocionar o me va a poner a bailar como loco, darme caprichitos –que casi siempre son gratuitos-, o darme permisos y no privarme de algunas cosas que me gustan.

El cuidado. El auto-cuidado. Eso es lo que deseo más que nada.

Y una relación conmigo mismo en la que las buenas emociones, los cálidos escalofríos, o los pensamientos agradables, sean lo que me pasa de continuo.

Y mantener un monólogo interno en el que yo salga bien parado, un soliloquio en el que la comprensión del Ser Humano que uno es presida todos los pensamientos y las intenciones. Porque a fin de cuentas somos Humanos, y no otra cosa, y necesitamos amor para poder seguir adelante. Es el carburante de nuestra alma.

Y cuando escribo “necesitamos amor” me refiero a un amor distinto del que nos pueden aportar los demás –que siempre es bien venido-; me refiero al AMOR PROPIO, al amor de uno por sí mismo y hacia sí mismo, porque es un tipo de amor especial que ningún otro amor puede sustituir.

Todos buscamos –porque realmente lo necesitamos- nuestro AMOR PROPIO, y si no somos capaces de dárnoslo fácil y generosamente, buscaremos que sean los otros quienes nos den amor, pero aunque lo consigamos comprobaremos que no nos termina de satisfacer, que no cubre el vacío, porque es otra cosa: es externo. 

Y el que todos buscamos es un amor interno.

Amor que tenemos que descubrir por nosotros mismos en nosotros mismos.

Amor que tenemos que cuidar, alimentar, fomentar, manifestar…

Las MICROATENCIONES CONTINUADAS son los pequeños detalles, las cosas leves que van directamente al corazón, el miramiento hacia uno, el cuidado tierno, la atención constante al bienestar, el afán de mejorar la relación consigo mismo, el sentirse a gusto en la propia piel…

Todas esas grandiosidades que están tan a mano, que pueden ser tan cotidianas, son lo que necesitamos sobre todo y ante todo.

Hay que tener cuidado de no alimentar y satisfacer solo al ego, a la posición social, a los intereses -que no son tan interesantes-, y dedicarnos a cuidar a quien nos ha acompañado desde el principio y lo hará hasta el final: uno mismo.

Esa es nuestra hermosa tarea: Cuidarnos.

Y tú… ¿te cuidas?


Te dejo con tus reflexiones…


Francisco de Sales

buscandome.es

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Camaleones sociales: personas que cambian según las circunstancias


Los camaleones sociales son los campeones a la hora de causar una buena impresión. Para ello, no dudan en practicar ese tipo de mercantilismo emocional donde disimular los propios sentimientos, pensamientos y opiniones con el fin de ser aceptados y conseguir la aprobación de los demás. Es un tipo de práctica que ocasiona, cómo no, serios efectos secundarios en la propia dignidad.
Es muy probable que muchos de nuestros lectores recuerden una curiosa película de Woody Allen titulada “Zelig”. En ella, el protagonista presenta una curiosa habilidad sobrenatural: es capaz de cambiar su apariencia por completo para adaptarse a cualquier medio en el que se encuentre. Finalmente, una joven psicoanalista advierte el auténtico problema de Leonard Zelig, a saber, su extrema inseguridad le lleva a camuflarse entre las personas para sentirse aceptado, integrado.
► Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que ser.
                                                             Jean Paul Sartre

Este es sin duda un caso extremo, una divertida reflexión audiovisual que Allen llevó al cine para hablarnos de la psicología, los problemas de identidad y nuestra sociedad. Sin embargo, hay un hecho que no podemos pasar por alto: todos, en cierta manera, somos camaleones sociales. 
Mostrarnos tal y como somos, sin fisura alguna y con total transparencia no siempre es fácil. Tememos “el qué dirán”, nos da miedo defraudar, llamar la atención o incluso no ser lo que otros esperan de nosotros. Vivir en sociedad nos obliga a encajar, todos lo tenemos claro. Sin embargo, conviene recordar que la clave está en aprender a ser personas, no personajes. Ser persona supone saber respetar a los demás con sus matices, sus opiniones, sus virtudes y rarezas. Supone también ser capaces de practicar esa honestidad donde no diluir nuestra identidad y valores a cambio de ser aceptados.
       
► La clave está en aprender a ser personas, no personajes.



Los camaleones sociales y el coste psicológico

Mark Snyder, un conocido psicólogo social de la Universidad de Minnesotta, es experto en el estudio de esta necesidad universal por ser socialmente aceptados. Un aspecto interesante que nos revela en primer lugar, es que los camaleones sociales son personas tremendamente infelices. Pensemos en ello durante un momento, imaginemos a alguien que se obliga a sí mismo a ser como aquellos de los que se rodea cada día.
Para conseguirlo, deberá a acostumbrarse a pensar y sentir una cosa y hacer la contraria, a malvivir entra la contradicción constante, a oscilar entre el rostro privado y la máscara pública, a reír cuando no lo siente, a mentir de forma compulsiva… Esta conducta casi adictiva donde causar siempre una buena impresión rara vez logra establecer vínculos duraderos y satisfactorios. Es más, lo que ocasiona en muchos casos es un auténtico agotamiento psicológico.
No podemos olvidar que, para “mimetizarse”, el camaleón social debe estar atento a los códigos sociales de cada contexto. Debe observar, leer los lenguajes implícitos y explícitos, debe imitar, pero por encima de todo, debe mostrar una extraordinaria plasticidad con la que ser siempre altamente convincente.

Ser la persona adecuada en cada momento nos exige además estar siempre sintonizados con el modo en que los demás reaccionan, de ahí que monitoreen a cada instante su desempeño social, ajustándolo para obtener el efecto deseado. Tal y como podemos deducir, el desgaste que supone todo ello a corto y largo plazo es inmenso.
► Para los auténticos camaleones sociales todo vale, pierden su dignidad, sus principios e incluso su escala de valores con tal de alcanzar el éxito, de sentirse integrados o lograr reconocimiento. Sin embargo, a fuerza de mimetizarse y de representar tantos y tantos roles jamás serán capaces de establecer relaciones auténticas, de tener amigos valiosos, parejas estables a las que mostrar su propio rostro, sin máscara alguna…

Camaleones sociales o cebras sociales, tú eliges

Hay profesiones para las que, lo queramos o no, se necesitan de este tipo de habilidades camaleónicas con las que crear impacto, con las que seducir, captar clientes, generar confianza e incluso, por qué no, hasta manipular. Así, trabajos como la política, el derecho, el mundo del marketing y publicidad, el teatro o la diplomacia exigen de esos malabarismos psicológicos donde mimetizarse es sinónimo de supervivencia y hasta de triunfo.
Tal y como hemos señalado al inicio, todos, en cierto modo, nos hemos visto en la obligación de ser camaleones sociales en algún momento. Sin embargo, especialistas en este tema, como el doctor Mark Snyder, nos indican que si de verdad queremos tener una auténtica salud emocional, sabiduría y equilibrio, deberíamos aprender a ser “cebras sociales”.
No importa dónde esté una cebra, no importa a quién o qué tenga a su lado, ellas siempre serán las mismas, sus rayas no cambiarán en ningún momento. Ello supone, cómo no, ser un blanco fácil para los depredadores y como ya sabemos, en nuestros contextos sociales también los hay. Así, puede que nuestras “rayas” no gusten, que nuestra piel, nuestro estilismo, carácter y tono de voz no agrade a todos, pero los pocos que queden cautivados por nuestra autenticidad y curiosos matices, serán nuestros mejores aliados.

Para concluir, pocas cosas pueden llegar a ser tan infructuosas y agotadoras como caer bien a todo el mundo, como ser esa pieza capaz de encajar en cada puzzle o esa tuerca que vale para todo engranaje. Tal habilidad no es creíble ni saludable. Aprendamos a vivir sin máscaras, a ser coherentes y valientes, criaturas únicas y excepcionales con cada una de nuestras “rayas”, de nuestros fabulosos pelajes…


Psicología/Valeria Sabater
https://lamenteesmaravillosa.com

martes, 26 de diciembre de 2017

Doce hábitos que las personas felices practican


¿Existen fórmulas específicas e infalibles para alcanzar la felicidad? Creemos que no, pues no debemos ver a la felicidad como una meta a alcanzar en un remoto futuro.

► La felicidad es un estado interior que podemos capturar de instante en instante.

Esa felicidad que todos buscamos se encuentra “oculta” en los detalles de nuestro diario vivir y existen ciertas acciones simples que quienes se consideran a sí mismos como personas felices suelen poner en práctica día a día.
Aquí compartimos algunos hábitos que pueden ayudarte a ser tan feliz como desees:

1- Considera a los problemas como desafíos

Ante cualquier dificultad o contingencia, sea por una persona o algún suceso, trata de pensar que lo superarás y habrás aprendido de ello una nueva lección.
Como dice el popular dicho “Lo que no me mata, me fortalece”.

2 – Aprende a perdonar

Cada vez que alguien te critique o hiera con sus palabras, trata de olvidar las ofensas. Aun cuando sepas que lo dijo intencionadamente, déjalo pasar y no permitas que te afecte.
Recuerda que aceptar a los demás por quienes son y conocer tus propias virtudes, te hará más fuerte y feliz.

3 – Sé amable y agradecido/a

Quienes tratan a los demás de modo rudo o desagradable, en el fondo lo que demuestran es su propia insatisfacción e inseguridad. Sin embargo, cuando eres amable con los demás, la amabilidad dada volverá a ti.
Además de ser cuestión de buenos modales, al expresar tu reconocimiento y agradecimiento a las demás personas, ellos se sentirán más inclinados a ayudarte en el futuro.

4 – No busques la aprobación ajena

Mientras hagas aquello que te hace feliz, no necesitas buscar la aprobación de los demáspara validar tus actos.
Siéntete libre de hacer aquello que te complazca a ti, sin importar el qué dirán. Esto contribuirá, además, a alimentar tu autoconfianza.

5 – Hay cosas que no van a cambiar, ¡acéptalas!

En la vida de todos existen cosas que podemos cambiar y mejorar, tanto de nuestro entorno como de nosotros mismos.
Podrás mejorar tus habilidades deportivas, tu dominio de otro idioma o tu estado físico, pero no podrás cambiar tu altura o los padres que te han tocado en suerte.
Deja de luchar contra aquello que no puede ser cambiado y te sentirás más liviano/a para transitar tu camino.

6 -Viaja a menudo

Si tienes la oportunidad de viajar, ¡no dejes de hacerlo!
Conocer lugares diferentes y ver cómo vive la gente en lugares distintos a los que estás acostumbrado, hará que te sientas feliz de retornar a tu entorno cuando llegue el momento.
Conocer otros sitios y costumbres te ayudará a tirar abajo muchas estructuras mentales que no hacen más que limitarnos. De este modo, salir de tu entorno cotidiano te ayudará a ser más flexible y tolerante.

7 – Aliméntate bien

Eres lo que comes. Si te alimentas en base a comida chatarra, es muy probable que experimentes falta de energía y disminuida claridad mental.
Asegúrate de ingerir suficientes frutas, verduras, proteínas y carbohidratos. Practica la moderación y verás cuánto más animado/a te sientes.

8 – Cuida de ti mismo/a

Para sentirte bien, debes verte bien. La higiene personal, el cuidado y la vestimenta contribuirán a que te veas y sientas mejor.
Por más superficial que parezca, el simple hecho de cuidar nuestro aspecto personal puede cambiar nuestro estado de ánimo y llenarnos de entusiasmo para enfrentar la vida.

9 – Alimenta tus relaciones personales

En la mayoría de los casos, la familia es quien nos ama incondicionalmente. Es importante mantenerse en contacto con ellos, ya sea con una llamada telefónica o una visita.
Los amigos son el apoyo y la inspiración de la gente feliz. Dedica tiempo a comunicarte con ellos con frecuencia. Mantén el contacto con tus seres queridos.

10 – Sé honesto/a

Las mentiras más insignificantes pueden provocar efectos desastrosos en la vida de las personas. Lo que haces es lo que recibirás. Si mantienes una conversación honesta, lograrás mantener un nivel más alto de integridad en tu entorno.

11 – Tómate el tiempo necesario para escuchar

Si deseas ser oído/a, es fundamental primero escuchar a los demás y no interrumpirlos cuando hablan.
Al escuchar realmente, en lugar de esperar para hablar, podrás entender las motivaciones de los demás. Esto contribuirá a que experimentes empatía y entendimiento, tanto de tu parte para con ellos como viceversa.

12 – Pasa tiempo a solas

Las personas más felices saben disfrutar la soledad. Esto se debe a que se aman a sí mismos y pueden disfrutar cómodamente tanto compartiendo el día con otros como pasándolo solos.
Haz lo mismo; quítale a la soledad ese velo de negatividad con el que suelen pintarla. ¡Aprende a disfrutar de tu propia compañía!

Psicología/Paula Aroca
https://lamenteesmaravillosa.com
Imágenes cortesía de Marie Cardouat, Alexandra Huard