jueves, 22 de junio de 2017
NO CONFUNDIR ALIVIO CON SOLUCIÓN
En mi opinión, basada en bastantes años de tratar con personas que están en una situación muy dura y quieren hacer algo por salir de ella para mejorar su vida, hay muchas personas –muchas, muchas-, que cuando están muy desesperadas, muy hundidas, cuando llevan bastantes meses o años en la desesperación de haber tocado fondo y llevar mucho tiempo en él, toman una decisión -aparentemente firme- de hacer los cambios necesarios en su vida para salir de esa consternación, de ese abatimiento tan gravoso, y deciden hacer lo que sea necesario para salir de ese estado.
He conocido una cantidad muy alta de esas personas que se ponen en contacto con un profesional para que les ayude en el proceso de cambio, afirmando un compromiso de esforzarse, de involucrarse, de remover sus cimientos y enfrentarse a lo que sea para poder salir del agujero en que se ven, pero…
Empiezan con ganas, remueven su infancia en busca del origen de sus males actuales, comprenden las cosas que se les hace ver y empiezan a seguir las pautas, pero…
Cuando han contado todos sus problemas ya empiezan a notar que la carga es un poco más ligera, y cuando la persona que le orienta le hace ver algunas de sus cosas de un modo distinto y las empieza a comprender, algunas de esas cosas empiezan a aparentar ser un poco menos duras y más livianas, y algunas heridas comienzan a cicatrizar, pero…
Eso que sucede no es más que un poco de alivio, no es la solución. Es el principio de la solución, es la punta del iceberg, pero todavía no hay nada que se haya resuelto en el sitio donde se ha de resolver. Es un parche mental que la razón comprende, pero aún no se ha trasladado el efecto al sitio del inconsciente donde ha de surtir el efecto.
En demasiadas ocasiones las personas se confunden ante esto, y como ese primer paso las hace notar un cierto efecto de bálsamo, y se encuentran más desahogadas y ven un poco de luz, algo dentro de sí -que posiblemente no sean ellas mismas- les invita a conformarse, a dejarlo ahí, porque seguir adelante a la búsqueda de la solución definitiva va a implicar remover ciertas cosas y eso puede que no sea muy agradable, y porque los sacrificios no siempre resultan atractivos, y eso de tener que reconocer que se ha vivido en un error y que uno se ha equivocado más veces de las que había querido reconocer no es plato de buen gusto, y tener que salir de la rutina en la que uno lleva años navegando, aferrado de algún modo al “más vale malo conocido que bueno por conocer”, pues… tal vez no compense.
Cuando uno tiene una muela estropeada y tiene unos dolores tremendos, sabe que tiene que ir necesariamente al dentista para resolverlo, pero se toma un calmante y si eso le hace desaparecer el dolor también hace desaparecer las ganas de ir al dentista, y así aplaza la cita ineludible con la esperanza inservible de que la muela se arregle sola.
En la vida, y en muchas ocasiones, pasa lo mismo: uno prefiere que no duela y que se arregle sola.
Esa mentira es contraproducente, y lo que hace es alargar más la situación dolorosa en la que uno se encuentra.
Lo que hace es aplazarlo, no resolverlo.
Lo que hace es aliviarlo, pero no solucionarlo.
►El Proceso de Desarrollo Personal requiere de una ética que no admite nada que no sea verdadero, justo, sincero, honorable, honrado, intachable…
El alivio inicial ha de servir para confirmar que realmente existe la posibilidad de solución y para demostrar que salir de donde se está ofrece a cambio un estado muy satisfactorio.
Sugiero o ruego a quien se encuentre en algún momento ingrato en cualquier aspecto de su vida que reúna todo su amor propio, toda su valentía desusada y escondida, toda su responsabilidad y sensatez, y ponga todo ello al servicio de su Mejoramiento.
Cualquier esfuerzo que se haga es largamente recompensado. Merece la pena.
Y mientras uno no se enfrente con firmeza y valentía a sus asuntos pendientes de solución, aportando todo el esfuerzo que sea necesario, implicándose al cien por cien, llegando hasta el final sin conformarse con menos, uno será el sufridor directo de su negligencia y padecerá innecesariamente.
Míralo. Mírate.
Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales
http://buscandome.es
miércoles, 21 de junio de 2017
La Parábola del Águila
Las cosas siempre se ven mejor desde arriba, o desde fuera . . .
De igual forma que no puedes solucionar un problema con la misma mentalidad y desde la misma posición en la que este ha sido creado, uno debe salir y ver las cosas desde otra perspectiva para poder cambiarlas.
Y al igual que con los problemas de la vida, lo mismo sucede con nuestro crecimiento personal. Nunca podremos avanzar lo suficiente mientras no hagamos y ejecutemos cambios que nos hagan ver las cosas desde una nueva perspectiva, para poder elevarnos por encima de nuestras limitaciones y expandirnos para abarcar percepciones más amplias de lo que somos.
Ese crecimiento personal pasa sin duda por reconocer nuestra verdadera esencia, porque no somos lo que nos han hecho creer, sino lo que queda cuando quitas lo que nos han hecho ponernos para pretender encajar en el mundo. El trabajo más duro del mundo es dejar de ser lo que nos han hecho ser, para ser lo que siempre fuimos. No somos una personalidad determinada, un nombre escogido al nacer, una profesión quizás equivocada o una ocupación impuesta por la sociedad.
De hecho, si nos quitan todo eso, muchos de nosotros tendremos problemas para saber entonces que somos de verdad. Pero, lo que somos de verdad, es lo que queda cuando quitas todo eso, porque es el único momento en el que te sientes libre para abrir tus alas y, como dice James Aggrey en la parábola que os pongo a continuación, te das cuenta que siempre fuiste águila cuando te hicieron creer que eras pollo.
Parábola del águila (de James Aggrey)
Erase una vez un hombre que, mientras caminaba por el bosque, encontró un aguilucho. Se lo llevó a su casa y lo puso en su corral, donde pronto aprendió a comer la misma comida que los pollos y a conducirse como estos. Un día un naturalista que pasaba por allí, le pregunto al propietario por qué razón un águila, el rey de las aves y los pájaros, tenía que permanecer encerrado en el corral con los pollos.
— Como le he dado la misma comida que a los pollos, y le he enseñado a ser como un pollo, nunca ha aprendido a volar, respondió el propietario; — se conduce como los pollos y por tanto no es un águila.
– -Sin embargo, insistió el naturalista, — tiene corazón de águila, y con toda seguridad se le puede enseñar a volar.
Después de discutir un poco más, los dos hombres convinieron en averiguar si era posible que el águila volara. El naturalista le cogió en sus brazos, suavemente y le dijo: “Tú perteneces al cielo no a la tierra, abre las alas y vuela”. El águila sin embargo estaba confusa: no sabía qué era y al ver a los pollos comiendo, saltó y se reunió con ellos de nuevo.
Sin desanimarse, al día siguiente, el naturalista llevó el águila al tejado de la casa y la animó diciéndole: — Eres una águila, abre las alas y vuela; pero el águila tenía miedo del mundo desconocido y saltó otra vez en busca de la comida de los pollos.
El naturalista se levantó temprano al tercer día, sacó el águila del corral y lo llevó a una montaña. Una vez allí, alzó al rey de las aves y lo animó diciéndole: — Eres una águila y perteneces tanto al cielo como a la tierra. Ahora, abre las alas y vuela.
El águila miró alrededor, hacía el corral y hacía arriba, al cielo. Pero siguió sin volar. Entonces el naturalista lo levantó directamente hacia el sol; el águila empezó a templar y abrió lentamente las alas y finalmente con un grito triunfante, voló alejándose hacia el cielo.
Es posible que el águila recuerde todavía a los pollos con nostalgia; hasta es posible que de cuando en cuando vuelva a visitar el corral. Que nadie sepa, el águila nunca ha vuelto a vivir vida de pollo. Siempre fue un águila, pese a que fue mantenida y domesticada como un pollo.
Cuando el hombre aun no era hombre, todos éramos águilas, conectados a la sabiduría inagotable del Ser del que provenimos, viviendo en comunión con todo lo que existía en el planeta y en el universo. Cuando el hombre empezó a ser hombre (lhumanu, tras las primeras manipulaciones genéticas), empezamos a ser pollos, se introdujo el componente de la mente predadora en cada uno de nosotros, se nos desconectó de aquello de donde veníamos, y se nos dio la realidad subjetiva en la que vivimos, encerrando al planeta y su satélite bajo el paraguas de la malla energética “de control” de la que ya hemos hablado tantas veces.
Milenios pasaron, y el hombre vivió como pollo sin saber que era águila. Pero llego el naturalista (millones de ellos), y nos dijeron que empezáramos a volar. Nos dijeron que extendiéramos las alas, y empezamos a hacerlo. Extender las alas dolía mucho, porque estaban llenas de programas y miedos insertados a los pollos para mantenerlos en el corral, pero a pesar de que varias plumas caían con cada esfuerzo por extender las alas, millones de supuestos pollos empezaron a abrirlas dejando ir las caretas que se habían puesto para poder adaptarse a la vida en el corral. Cuando la careta iba cayendo, la mente predadora se hacia más débil, y el águila recordaba más ser águila de verdad.
Hace poco, en una meditación, aquellos que yo llamo mis guías me dijeron “pase lo que pase, no mires atrás, mantente firme y siempre ve hacia delante”. Todos somos águilas, y hay que volar. Por mucho que quieran mantenernos como pollos, no hay nada ya que nos pueda atar al gallinero.
David Topí
http://davidtopi.com
martes, 20 de junio de 2017
La Rabia como Agente de Cambio
El tema de esta semana es muy interesante: se trata de la rabia. Por supuesto, como seres multidimensionales que somos, abarcará muchos niveles y tomará formas muy diferentes para cada uno. Pero, durante esta próxima semana, será el tema energético y emocional a nivel global y podríamos ver cómo se pone de manifiesto de diferentes maneras.
Como mencioné en semanas anteriores, estamos atravesando un umbral de aperturas que engloban la energía del corazón, la energía de la comunicación y también un incremento de la energía psíquica.
La combinación de todas ellas, acompañadas de esta energía de enfado, bien podría dar como resultado conflictos en las relaciones, o bien podríamos sorprendernos reaccionando con indignación en nuestras comunicaciones: por e-mail, por carta… A nivel personal, debemos recordar que la ira es fuego. A veces nos enfadamos para defendernos, o como una manera de establecer límites si no nos gusta cómo alguien nos trata. Pero cuando se trata de una cólera interior que comienza a aflorar en nosotros, lo que a menudo sucede es que está cambiando nuestra manera de estar en el mundo y de relacionarnos con él.
Si queremos llamarlo así, podríamos verlo como el combustible que nos ayuda a manifestar una nueva forma de ser, una nueva actitud, un nuevo “yo” que está a punto de nacer, en definitiva. He aquí algunas comprobaciones que podemos hacer, de cara a comprender mejor el origen de nuestra sensación de rabia:
¿Estamos estresados o irritados porque estamos demasiado ocupados y no nos tomamos el tiempo que necesitamos para nosotros mismos?
¿Quizás es necesario que pongamos ciertos límites claros en nuestras vidas?
¿Puede que estemos sintiendo la ola entrante de cambio (y todos estamos sintiendo a nivel colectivo lo rápido que nuestro mundo está cambiando)?
¿Quizás es necesario que pongamos ciertos límites claros en nuestras vidas?
¿Puede que estemos sintiendo la ola entrante de cambio (y todos estamos sintiendo a nivel colectivo lo rápido que nuestro mundo está cambiando)?
Sé que muchos de ustedes están también atravesando cambios personales en diferentes facetas de sus vidas. En ese caso, quizá estemos sintiendo la inquietud y la incertidumbre del cambio.
Normalmente, no nos gusta la sensación de no saber lo que nos espera, así que esa inquietud también podría ser otra de las causas de su enfado. Si tendemos a plegarnos excesivamente ante los deseos de los demás o a anularnos a nosotros mismos, es posible que, después de años de represión, ahora surja la ira.
Por ejemplo, si durante años no nos atrevimos a vivir nuestros sueños o a decir nuestra verdad, ahora esta energía de fuego crecerá en nuestro interior y luchará por salir, lo cual no es nada agradable al principio. De ser así, intenten considerar esa energía de fuego como un positivo combustible interno y aprendan a regular tanto la manifestación exterior de esa ira hacia los demás, como la manera de gestionar la ira que otros podrían dirigir hacia ustedes.
Con el incremento de energía del corazón y de energía de comunicación que estamos experimentando, también es posible que surjan cuestiones inconclusas del pasado respecto a la comunicación y el corazón. Por consiguiente, la rabia será parte no sólo del momento presente, sino que también emergerá para ayudar a limpiar y despejar el pasado.
Si se sienten un poco nerviosos con toda esta información o ya comenzaron a sentir estos síntomas, traten de mantenerse humildes durante esta semana; si no quieren verse envueltos en situaciones provocadas por la ira de los demás, tómense todo con mucha calma y vayan despacio.
Mucho amor para todos.
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