lunes, 8 de mayo de 2017

Las suposiciones: ¿Por qué se convierten en nuestro peor enemigo?


Buda dijo que “ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos” y esta frase viene como anillo al dedo al caso de las suposiciones.   

Cada día hacemos cientos de suposiciones aunque no nos demos cuenta de ello. Cuando conversamos con un colega de trabajo, cuando vamos por la calle, cuando tomamos un café en el bar y hasta cuando compramos. Sin embargo, lo más interesante es que todo este proceso ocurre prácticamente fuera de nuestra conciencia. Suponemos muchas cosas pero no somos conscientes de la influencia de este tipo de pensamiento. De hecho, las suposiciones se convierten en unos compañeros en el viaje de la vida pero apenas las notamos.

Pero… ¿qué son las suposiciones?

Suponer implica hacer conjeturas en base a los indicios que tenemos para llegar a una conclusión que damos por cierta, aunque existen buenas probabilidades de que no lo sea. El principal problema de las suposiciones es que las damos por sentado, no las cuestionamos, las asumimos como una verdad absoluta cuando realmente se trata tan solo de una posibilidad dentro de un amplio abanico de opciones.

El ejemplo más clásico es el la mujer que espera al esposo en casa y este se ha retrasado. Esta comienza a unir cabos (siguiendo una lógica que existe solo en su mente) y concluye que no ha llegado porque está siéndole infiel. En realidad, si la persona es insegura y celosa, tendrá la tendencia a interpretar cualquier situación como un indicio de infidelidad y, por tanto, llega a una conclusión (que puede ser cierta o no) pero que ella considera como verídica al 100%.

De esta forma, creamos un drama de una idea errónea. Hacemos suposiciones de cómo los demás piensan, sienten y actúan. Y lo peor es que reaccionamos emocionalmente a esta idea porque pensamos que es cierta. Y ya sabemos que nuestro cerebro no discrimina mucho entre la realidad y lo que cree que es la realidad. Es decir, retomando el ejemplo anterior, al cerebro de esta mujer poco le importa que el esposo le esté engañando realmente o no, se ha convencido de que esto es cierto y reacciona enfadándose y entristeciéndose.

Como podrás imaginar, las suposiciones son la fuente de muchísimas discusiones y conflictos en las relaciones interpersonales porque la persona parte de una base que considera cierta y se cierra a otros argumentos.

¿Por qué suponemos?


Nuestro cerebro odia la incertidumbre y el caos, como si de una secretaria eficiente se tratase, le encanta programar, organizar, encasillar, sacar conclusiones. En fin, darle un sentido al mundo que nos rodea y a las cosas que nos suceden.

El problema comienza cuando suceden cosas que no tienen mucho sentido, cuando nos sentimos inseguros y desconfiados. En esos casos buscamos señales del medio para encontrar una explicación. Sin embargo, no somos capaces de valorar de manera objetiva todas esas señales sino que elegimos los trozos de la realidad que nos sirven para darle sentido a una u otra hipótesis. Apenas llegamos a una conclusión que nos satisface (y puntualizo 'satisface' porque esta suposición debe encajar perfectamente con el sistema de creencia que ya tenemos formado para que en nuestro cerebro amante de la organización no se arme un caos) la adoptamos como válida.

Por ejemplo, en estos últimos años en Europa se ha desarrollado un fuerte sentimiento xenófobo. En realidad, existen razones en pro y en contra de la llegada de personas extranjeras pero aquellos que ya tenían la semilla de la xenofobia (un sistema de creencias anterior) solo tomarán los ejemplos negativos obviando los positivos.

¿Se puede dejar de suponer?


En verdad, dejar de suponer es complicado porque es un mecanismo natural, una tendencia muy arraigada a buscar respuestas y explicaciones. Lo realmente importante es aprender a concienciar nuestras suposiciones y disminuir su impacto. Por eso, la próxima vez que estés suponiendo algo, antes de darlo por válido, pregunta.

De hecho, preguntar y buscar opiniones externas es la mejor manera que tenemos para ampliar nuestros horizontes e incluir nuevas perspectivas en nuestros análisis. Si una persona llega tarde a una cita, no supongas, simplemente pregúntale qué sucedió cuando llegue. Si te ha parecido que tu jefe te ha mirado de una forma extraña, no supongas que la tiene cogida contigo, no desarrolles ideas paranoicas, espera a que llegue el momento oportuno y pregúntale.

Psicologia/Jennifer Delgado
http://www.rinconpsicologia.com

domingo, 7 de mayo de 2017

“Baila sin pena y busca la fuerza para no rendirte”: Los inusuales deberes que un profesor les deja a sus estudiantes

“Baila sin pena y busca la fuerza para no rendirte”: Los inusuales deberes que un profesor les deja a sus estudiantes


En los últimos tiempos ha aumentado el número de padres que se lamentan por la cantidad de deberes escolares que sus hijos llevan a casa. Sin embargo, creo que la mayoría de los padres asumiría de buena gana los deberes que les propuso a sus estudiantes el profesor Cesare Catà, quien trabaja en el Instituto de Ciencias Humanas “Don Bosco”, en la ciudad italiana de Fermo, enseñando Filosofía y Literatura. De hecho, esta inusual lista de deberes ya ha recorrido Italia y ahora está dándole la vuelta al mundo.

El motivo de tal revuelo es muy sencillo: en vez de indicar lecturas obligatorias y ejercicios, este profesor le aconsejó a sus estudiantes algo completamente diferente, les dio consejos de vida dirigidos a mejorar el bienestar psicológico, alejándose de la clásica memorización mecanicista de contenidos. 

Los 15 consejos de vida de un profesor a sus estudiantes para que aprovechen el verano


1. Alguna que otra mañana, pasea por la orilla del mar en soledad total: mira el resplandor del sol en el agua y piensa en las cosas que más amas. Sé feliz.

2. Intenta usar las palabras nuevas que aprendiste a lo largo del año: mientras más puedas decir, mejor podrás pensar; y mientras más pienses, más libre serás.

3. Lee, todo lo que puedas. No lo hagas porque debes hacerlo sino porque el verano inspira aventuras y sueños y la lectura te dará alas para volar. Lee porque es la mejor manera que tienes de rebelarte y, si necesitas consejos de lectura, no dudes en acudir a mí.

4. Evita las situaciones y las personas que generen negatividad y provoquen una sensación de vacío. Involúcrate en actividades estimulantes y busca la compañía de personas que te enriquezcan, comprendan y aprecien por lo que eres.

5. No te preocupes si te sientes triste o tienes miedo, el verano, al igual que todas las cosas maravillosas de la vida, siembran confusión en el alma. Lleva siempre contigo un diario y escribe cómo te sientes. Si te apetece, lo leeremos juntos cuando comiencen las clases.

6. Baila, sin pena. En todas partes, en la pista de baile o a solas en tu dormitorio. El verano es una danza y sería un desperdicio no bailar a su ritmo.

7. Al menos una vez, disfruta del amanecer. Permanece en silencio y respira profundamente. Cierra los ojos y siéntete agradecido.

8. Practica mucho deporte.

9. Si encuentras a alguien que te guste, díselo con sinceridad y respeto. Si esa persona no te comprende, es que no estaba en tu destino. Si te entiende y te corresponde, entonces camina a su lado; ese verano será inolvidable.

10. Vuelve a leer los apuntes que tomaste en clases: cuestiona los autores y los conceptos e intenta aplicarlos a lo que te sucede.

11. Sé feliz como la luz del sol e indomable como el mar.

12. No utilices palabras malsonantes, intenta ser cortés y amable.

13. Ve buenas películas cuyos diálogos hagan resonancia emocional en tu interior, mejor aún si son en inglés porque perfeccionarás el idioma y desarrollarás la capacidad de soñar. No permitas que la película se termine con los créditos, revive esas escenas en tu verano.

14. Aprovecha el sol brillante de las mañanas y las noches cálidas del verano para imaginar cómo será tu vida. Busca la fuerza para no rendirte y haz todo lo que puedas para alcanzar ese sueño.

15. Sé bueno.

Cesare Catà reconoce que estos consejos están inspirados en el personaje que interpreta Robin Williams en la película “El club de los poetas muertos”. De hecho, quizás nuestra educación va necesitando una nueva lavada de cara. 

No se trata de olvidarse de las matemáticas, la historia y la física pero sí de comenzar a preocuparnos por algo más allá de los contenidos. Porque amueblarnos la cabeza no significa llenarla de información sino enseñarnos a pensar. Ya lo decía el escritor y poeta italiano Arturo Graf: “excelente maestro es aquel que, enseñando poco, hace nacer en el alumno un deseo grande de aprender”. 


Ojalá este ejemplo inspire a otros educadores :)


Psicologia/Jennifer Delgado
http://www.rinconpsicologia.com

sábado, 6 de mayo de 2017

Bailando al compás de los sueños...



A medida que vamos avanzando por este nuevo ciclo, donde estrenamos y entrenamos este precioso par de alas, conviene también detenernos a reflexionar unos instantes acerca de todo lo que hemos experimentado hasta ahora. Miramos lo que se ha quedado atrás y nos parece increíble esa vida antigua, presos de tantos miedos y paradigmas. Ahora nos invade una sensación de libertad y la satisfacción que da recoger la cosecha. Sí, valió la pena “hacer el loco” por bastante tiempo y que algunos –los mismos que eligieron seguir por caminos ya transitados– nos miraran tan raro por sembrar en esas tierras que muchos decían infértiles… y aquí estamos: segando campos repletos de frutos deliciosos y ya maduros como el despertar, la armonía, la paz, la comprensión, y empezando a vivir en un nivel de conciencia superior.

Atrás se queda esa constante charla interna, casi siempre negativa, donde a veces nos victimizábamos o nos reprochábamos buscando culpables de cada uno de nuestros conflictos… Para poder sanar, tuvimos que aprender a perdonar, empezando por nosotros mismos, a nuestros progenitores, y al mundo entero. Eliminamos la antigua costumbre de enjuiciarlo todo y nos iniciamos en la práctica de la aceptación. Comprendimos la magia de la vida en donde todo es perfecto y necesario porque el Universo marcha en correcto equilibrio entregándonos todo lo que necesitamos para nuestro crecimiento… y eso es más allá del bien y del mal.

Todavía queda reconocer nuestra perfección divina, nuestro linaje cósmico y eso sin los velos que impone el ego. Liberamos un pasado con todas sus historias y la imagen de lo que creíamos ser… y lo más importante es que aprendimos a soñar y así, con esa capacidad despierta en nosotros, comenzamos a crear… nos reinventamos… ya somos otros, aunque nos parezca increíble y en todo momentos pensemos que nos despertaremos de un maravilloso sueño… pero no, ahora estamos soñando conscientemente y con la potencia energética que nos regala este tiempo haremos realidad cualquier anhelo… ¿no lo crees? Pues no me creas… solo atrévete a soñarlo y lo comprobarás por ti mismo.

Ahora estamos tan conscientes de que somos nosotros quienes elegimos las expresiones vibratorias que deseamos experimentar que hemos decido vivir en las más altas frecuencias… todavía vamos de aprendices de las nuevas energías, pero se siente tan bien vibrar en tonos mayores que por nada del mundo quisiéramos retroceder… Es como cambiar de un departamento a una casa grande, con bellos jardines y enormes ventanales que dan al cielo…
Y así como vamos seleccionando las frecuencias en las que queremos habitar, emprendemos un camino que es parecido al de El Loco en el Tarot, que es quien se atreve a soñar y se concede ese placer sin mirar mucho los riesgos… se entrega y se deja llevar porque se sabe contenido por una multitud de Seres de Luz… y avanza por el camino sin temores, mirando al cielo y danzando al compás de sus sueños, por utópicos que parezcan…

Y es lo que viene ahora: mecernos, dejarnos llevar y disfrutar del gran trabajo concluido… Tiempo de goce, de relax y de crear… ¿Cómo vamos a crear? Simplemente bailando al compás de esos sueños que muy pronto veremos realizados… y eso sin dudarlo ni por un segundo… Tú solo baila, que la música está bien fuerte…
En amor y conciencia.

www.formarse.com.ar