jueves, 8 de septiembre de 2016

Dejar ir


Dejar ir, soltar, no aferrarse, no controlar…
Conforme nos vamos haciendo mayores (y eso es algo que sólo la muerte puede detener) debemos aprender a dejar ir: a los amores, a los hijos, a las creencias equivocadas, a los hábitos poco saludables, a las ideas sobre “el amor perfecto”, “la amistad incondicional”, “la felicidad absoluta”, “el control de nuestras vidas”.  Soltar, aprender a vivir con poco, deshacernos del equipaje.
Creo que además debemos abandonar esas ideas falsas que sólo nos hacen sentirnos frustrados. Me refiero a ideas sobre lo perfecto, lo absoluto, lo definitivo. Nada es así. Lo que hoy es de un modo, mañana será diferente. Lo que crees que ya sabes, la vida se encargará de demostrarte que no es así. Es bien cierto que cada día trae consigo nuevas enseñanzas. Cuando sentimos que algo es seguro es un momento antes de descubrir lo incierto de casi todo.
De ahí que vale aprovechar las buenas rachas, disfrutar los buenos momentos, gozar al máximo, beberse la vida buena. Y en los momentos de dificultad recordar que nos deben servir para aprender y para crecer.
Vivir es difícil. Y cuando lo reconocemos, abrimos la puerta a las posibilidades, le damos la bienvenida al espíritu de lucha y así, tropezamos de repente, con que vivir es también maravilloso y que si sabemos reconocer todo lo que si tenemos, todas las batallas que hemos enfrentado, todas las lágrimas que hemos llorado, podemos sentir que hemos sido muy valientes. Más fuertes de lo que pensamos. Más afortunados de lo que solemos reconocer.

Psicología/ Rocío Arocha
https://rocioarocha.com

miércoles, 7 de septiembre de 2016

¿ERES UNA PERSONA PROACTIVA O REACTIVA?


Se ha escrito mucho sobre la importancia de vivir una vida proactiva. Sin embargo, muchos continúan sin tener claridad acerca del significado de este término o sobre la diferencia entre vivir de un modo reactivo y vivir de un modo proactivo.
En el lenguaje empresarial es muy frecuente escuchar el término “proactivo”, el cual es en realidad un anglicismo que se origina de la traducción de la palabra inglesa “proactive”, que es la capacidad de analizar las tendencias, anticiparse a ellas y transformarlas. Es actuar anticipadamente para lidiar con una situación; ir delante de los problemas mucho antes que estos se presenten, o darle la solución cabal una vez que estos se evidencien.
Una persona proactiva es aquella sale al encuentro de lo que puede venir y está siempre alerta para no dejarse sorprender. No es simplemente tomar la iniciativa para responder ante una situación, sino entender que la conducta debe ser función de las decisiones y no de las circunstancias. Proactividad es la responsabilidad de hacer que las cosas sucedan.
Cuando el control sobre nuestras acciones surge del entorno y de las circunstancias, y no de nuestra capacidad interior y nuestros valores, nos volvemos reactivos. El vivir de manera reactiva es simplemente reaccionar a las situaciones que la vida nos presenta. Es esperar hasta que los síntomas aparezcan para pensar en la causa.
Ante un problema, la persona reactiva busca excusas —o vacas, como yo las llamo en mi libro— y utiliza expresiones como: “No es mi culpa”, “Me enteré demasiado tarde”, “La suerte está en mi contra”,  “Los demás no colaboran”. Por su parte, la persona proactiva evalúa, busca soluciones rápidamente, pide ayuda y toma la decisión de realizar cambios positivos de manera inmediata. Y basada en sus propias decisiones, haciendo uso de sus atributos y los recursos a su alcance, cambia sus condiciones externas.
Las personas reactivas se sienten bien cuando el tiempo es bueno y el ambiente es favorable. Pero cuando no está como ellas quisieran, se ven afectadas tanto en su actitud como en su comportamiento. Mientras tanto, las personas proactivas llevan consigo su propio ambiente y temperatura. Basadas en sus valores, sueños, propósitos y perspectiva interna, crean un constante clima favorable. Sus acciones, decisiones y conducta son el resultado del conocimiento de sí mismas, de sus valores y propósito de vida y no de los impulsos, las condiciones externas o las emociones. 
Dr. Camilo Cruz

martes, 6 de septiembre de 2016

Personas que marcan diferencias

                                                                             
                                                                       ♥♥
A lo largo del viaje que es la vida, en ocasiones nos encontramos con personas excepcionales. Son ese tipo de encuentros que jamás se olvidan.
Son encuentros únicos y maravillosos. Son encuentros que dejan una huella indeleble. Este tipo de personas poseen algo único: nos hacen sentir que somos particularmente valiosos. Este tipo de personas nos reconcilian con nuestra identidad, nos dan una mirada especial.
 Hacen que nuestra vida sea mejor. 
Nos dan esperanza, alegría, entusiasmo por vivir.
Marcan una diferencia en nuestras vidas. Por eso, es imposible olvidarles. Por eso, las llevamos muy adentro, en ese espacio del corazón donde se guarda lo mejor, lo más valioso e importante.
Si has tenido uno de estos encuentros debes ser muy afortunado. Tienes un tesoro de valor incalculable

Psicología/ Rocío Arocha.
https://rocioarocha.com