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jueves, 7 de septiembre de 2017

Nos envejece más la cobardía que el tiempo


Envejece más la cobardía que los años inscritos en las arrugas de un rostro. Pesan más los sueños rotos por falta de decisión que un siglo inscrito en una mirada y una boca que amó cuando vio la ocasión. Porque quien no arriesgó cuando pudo por miedo o por orgullo, siente un vacío en su alma, una espina en su corazón.
Hablamos sin duda de las esperanzas perdidas. Algo curioso que nos repiten muy a menudo es aquello de que “cada día pasan trenes para los que saben esperar” o “que las oportunidades vuelven para quienes salen a buscarlas de nuevo”. Ahora bien, debemos ser conscientes también de que hay ciertas cosas para las cuales no caben segundas oportunidades.
► “Nos envejece más la falta de decisión que el tiempo, porque solo los años arrugan la piel. El miedo arruga el alma”
                                                                    Facundo Cabral   

La cobardía, la falta de valor o el miedo son factores de peso que ponen cuerdas a nuestros pies y cadenas a nuestra mente. Sin embargo, antes que lamentar todo aquello no vivido a causa de la indecisión, es necesario ver de otro modo nuestra línea del tiempo. No hay principios y finales. Hay un continuo y nuevos reinicios que debemos saber integrar y propiciar con adecuados enfoques psicológicos.
Te proponemos aprenderlos con nosotros en esta ocasión.

Si fue cobardía, forma ya parte del pasado: hay que avanzar

Tal vez fue cobardía. Puede que el orgullo nos cegara demasiado ante aquel amor, y ahora, solo nos quedan las ganas, las penas y el arrepentimiento. Es posible que fuera el miedo. Un temor profundo a arrancar nuestras raíces, a cruzar nuestras fronteras personales para iniciar nuevos proyectos, nuevas vidas que nos hubieran traído más felicidades. Quién sabe…
No obstante, lejos de caer en una suerte de melancolía obsesiva del “que hubiera sido de mi vida sí…” es necesario reestructurar este enfoque de un modo más integrador. El “síndrome de los trenes” perdidos es algo que todos hemos sufrido o que sufriremos en algún instante. Sin embargo, hemos de tener en cuenta que estos modelos mentales y estas derivas emocionales ancladas en el ayer, condicionan de forma irremediable la calidad de nuestro presente.
En un interesante artículo publicado el “American Journal of Psychology” titulado “Nostalgia: retiro o apoyo en los momentos difíciles” se nos explica que los hechos del pasado, las decepciones o incluso esos trenes que dejamos escapar por falta de decisión, actúan en muchas personas como “moldes subconscientes”. Nos determinan, ponen muros a nuestro presente y condicionan de forma irremediable nuestro futuro.
No es lo adecuado, hay que avanzar con acierto y sabiduría…

Enfoca tu vida en círculos, no en una línea recta

Peter Senge es un célebre economista, pedagogo y catedrático de la Universidad de Stanford, famoso por sus teorías de sistemas y por un enfoque más humano y flexible sobre las organizaciones. A pesar de que su trabajo está enfocado al ámbito de la empresa, sus teorías resultan tan esclarecedoras como maravillosas si las aplicamos al campo desarrollo personal.
El doctor Senge propone lo siguiente: dejar de entender nuestras vidas como una línea recta. Verlo así supone, ante todo, arrastrar el ayer en el presente e incluso proyectarlo hasta el futuro. Queda claro, no obstante, que somos todo lo vivido, todo lo acontecido y hasta lo sufrido. Sin embargo, en ocasiones, basta con cambiar un pequeño esquema de pensamiento para ver y sentir las cosas de otro modo.
Para poner fin a un ciclo y avanzar con mayor integridad debemos “cerrar círculos”. Y es en ese círculo del ayer donde debe quedarse la cobardía, el miedo y los sueños rotos para crear otro nuevo. Cada etapa de nuestra vida debe ser un círculo nuevo y más fuerte donde integrar todo lo aprendido. Te lo explicamos con mayor detalle a continuación.

La vida son círculos que se engarzan en una cadena

Seguimos manteniendo la imagen de un continuo. Solo que ahora, esa línea recta está conformada por círculos, y en cada uno de ellos se contiene una etapa de nuestra existencia. Es como una cadena, como una joya de piezas preciosas de varios colores.
  • Si lo visualizamos durante un instante captaremos la magia de la idea. Para avanzar con mayor aplomo es necesario cerrar con valentía cada círculo de nuestra vida. El siguiente eslabón de esta cadena se inicia con un nuevo círculo donde somos artífices de lo que en él queramos añadir.
  • Ahora bien, hemos de ser conscientes de que hay cosas que ya no van a poder ser. En los círculos anteriores se quedaron personas que ya no van a volver. Se quedaron también proyectos que no pueden iniciarse. No obstante, ante ti se abre un lienzo nuevo que merece aprovecharse con todo lo aprendido, visto y sentido.
La cobardía se ha quedado para siempre en esos círculos del pasado. Ahora eres una persona nueva que se ha permitido crecer, que se siente bien consigo misma y que lo creas o no, sigue en movimiento, sigue transformándose en algo maravilloso siempre que así lo quieras, y te lo permitas. 
Vale la pena intentarlo.

Psicología/Valeria Sabater
https://lamenteesmaravillosa.com

domingo, 13 de agosto de 2017

Personas que no aportan nada: ¿Cuándo dejarlas marchar?


Cuando el amor aprieta, es que no es de tu talla”. Esta frase, que leí en algún lugar, se me ha quedado impresa porque recurre a un símil particularmente esclarecedor. Cuando vamos a la tienda y nos probamos un par de zapatos o un vestido, si nos queda chico, pedimos una talla mayor, nos damos cuenta inmediatamente de que no está hecho a nuestra medida y debemos cambiar. Sin embargo, lo que resolvemos en cuestión de segundos en una tienda puede llevarnos años cuando se trata de las relaciones interpersonales. Y es que normalmente nos aferramos a las personas y a las experiencias que hemos vivido con ellas, aunque nos hagan daño o ya no nos aporten nada gratificante. 

A veces nos resistimos a aceptar que hay relaciones que están heridas de muerte y prolongar su agonía solo implica hacerse daño innecesariamente, es como hurgar en la herida para provocar más dolor. Cuando una persona no nos aporta nada, lo mejor es dejarla marchar. De esta forma ambos podremos pasar página con mayor rapidez y mirar al futuro.


Las señales que indican que una relación ha llegado a su fin


- Los intereses han cambiado. A veces conocemos a personas en determinadas etapas de nuestra vida, personas con las cuales conectamos inmediatamente pues descubrimos gustos e intereses comunes. Sin embargo, con el paso del tiempo todos cambiamos y no es difícil que desarrollemos intereses distintos que nos alejen. Cuando sentimos que “nada es lo mismo”, ha llegado el momento de replantearnos el sentido de la relación, sobre todo si la otra parte ya ha decidido que la separación es el mejor camino.

- Los acuerdos son una misión imposible
. Hay relaciones en las que cada una de las partes quieren cosas diferentes por lo que llegar a un acuerdo es casi imposible. En estos casos lo usual es que las discusiones sienten casa, se convierten en pan cotidiano y terminan afectando el equilibrio psicológico de todos los implicados. Cuando en vez de disfrutar del tiempo que pasamos con el otro, lo empleamos en discutir, ha llegado la hora de dejar ir esa relación pues aporta más cosas negativas que positivas.

- La confianza se ha esfumado. En cualquier tipo de relación, ya sea de pareja o de amistad, la confianza y la sinceridad son pilares fundamentales. Cuando se deja de confiar en el otro se comienza a desarrollar una relación basada en las dudas, la incertidumbre y el recelo. Este tipo de relación no es beneficiosa para nadie y, a la larga, si la confianza no se recupera, solo provocará dolor ya que es probable que ambas partes se hagan daño.

- El peso de la relación recae sobre una persona. Cuando sientes que eres el único que lucha para que la relación funcione, que llevas todos los problemas sobre tu espalda porque la otra persona no pone de su parte, ha llegado el momento de poner punto final. Una relación solo es satisfactoria cuando ambas partes están comprometidas y dispuestas a cambiar o a trabajar para solucionar las dificultades. Si solo una persona arrastra con el peso de los problemas, es porque el otro ha perdido el interés y eso significa que no tiene sentido seguir luchando por algo que ya no existe.



¿Por qué nos aferramos a este tipo de relaciones?


- Nostalgia. En muchas ocasiones nos aferramos a una relación simplemente porque hemos vivido buenos momentos y, cuando los recordamos, nos invade la nostalgia, un sentimiento que nos da la falsa sensación de seguridad. Simplemente preferimos mantenernos atados al pasado en vez de mirar al futuro.

- Miedo. Dejar ir a una persona que ha estado a nuestro lado durante mucho tiempo puede ser aterrador por lo que en ocasiones preferimos a “un malo conocido que a un bueno por conocer”. La creencia de que el futuro es incierto o de que no encontraremos a otra persona nos genera tal desasosiego que preferimos mantener el estado actual de las cosas.

- Hábito. Las relaciones que se han mantenido durante años han ido construyendo a su alrededor una serie de hábitos que han echado raíces. Abandonar estas costumbres y apostar por el cambio puede dar pereza y por eso, a veces preferimos quedarnos en nuestra zona de confort, al lado de una persona que en realidad ya no nos aporta nada.

- Esperanza. Detrás de la esperanza casi siempre se encuentra el amor, muchas personas se aferran a relaciones heridas de muerte simplemente porque tienen la esperanza de que el otro cambie. Sin embargo, recuerda que tampoco se le pueden pedir peras al olmo.

Dejar ir: Un proceso liberador


Cuando en una relación se llega al punto en el cual esta no nos reporta prácticamente nada positivo sino que se ha convertido en una carga de tensión, negatividad y problemas, lo mejor es dejar que esa persona se marche.

Al contrario de lo que muchos piensan, cuando ponemos ese dejar ir en la balanza, no suele ser doloroso sino liberador. Después de meses de discusiones, desencanto y estrés, poner punto final es un alivio. Por supuesto, eso no significa que sea sencillo y mucho menos fácil pero en muchas ocasiones es la única solución para poder continuar adelante.

Psicología/Jennifer Delgado
http://www.rinconpsicologia.com

martes, 8 de agosto de 2017

SENTIRME ORGULLOSO DE MÍ



Sí, ya lo sé: “Cada uno es como es”.
(Aunque en realidad solamente es una frase hecha)

Sí, lo sé: lo que a unos les emociona a otros les deja indiferentes.
(Cuestión de sensibilidad y de darse permiso para emocionarse)

Que sí, que la misma frase o la misma imagen a cada uno le puede decir una cosa distinta.
(Lo que uno permite que la frase o la imagen le digan)


De hecho, yo –que soy muy poco constante y tengo una pésima memoria-, me propongo cosas que me duran justo lo que tardo en olvidarlas, mis propósitos firmes no se mantienen firmes, y aplazo algunas cosas continuamente como si confiara en esa eternidad que pregono por todos los sitios que no existe.

Leo un artículo sobre lo bueno que es caminar y, sí, salgo a caminar un día. En los próximos días encontraré una excusa (en eso casi todos somos expertos) cada día distinta, para no salir a caminar.

Me planteo seguir una dieta o un tipo de comida y lo hago una temporada hasta que la tentación de otras cosas más placenteras desmorona mi buena intención. Otra vez.

A veces escribo folios con frases impactantes rebosantes de sabiduría y las pongo a la vista: que no se me olvide que eso que propone la frase es mi firme propósito. Hasta que se me olvida.


“PROMETO NO ABANDONARME NUNCA MÁS”, por ejemplo.


Ya se está amarilleando y, en cambio, está muy poco usada.

A pesar de todo lo que he escrito, realmente me siento muy satisfecho de mí, y conmigo mismo.

Soy una buena persona. Y esto ya me parece motivo más que suficiente para estar dichoso.

Acepto mis dificultades, mis limitaciones, hasta lo que no me termina de gustar de mí, pero… no me rindo. No me quedo resignado y conforme sino que trato de hacerlo de otro modo. Del modo que creo que es el correcto.

Me doy una oportunidad tras otra. 

Me despierto y mi primer pensamiento es que tengo otra oportunidad para empezar a hacer lo que realmente quiero hacer y para empezar a ser como realmente quiero ser.

Y empiezo el día con ánimo y con confianza en que, antes o después, lo voy a lograr.

Ahora creo que he encontrado una motivación, por fin, para hacer realidad mis propósitos, para encauzar mis energías en el buen sentido y no derrochar el tiempo –que es la vida- como hago muy a menudo.

Es una frase que a mí me sirve, pero eso no quiere decir que tenga que servir a los demás. 

Sí es una invitación a que cada uno busque la motivación que mejor le vaya y la convierta en su aliada.


“QUIERO SENTIRME ORGULLOSO DE MÍ MISMO”


Esta es la frase.

Sin entrar en matices de si el orgullo es bueno, o es puro ego, o es un error.

No es gran cosa, pero me es útil.

Quiero mirarme al espejo y responderme con una sonrisa. 

Quiero pensar “este soy yo” y sentir una agradable satisfacción.

Quiero hacer lo necesario para que el día de mi juicio final (que en mi caso es todos los días) tenga en los labios una sonrisa silenciosa que lo diga todo y pueda sentirme muy a gusto de compartir mi vida conmigo.

Quiero sentir mi autoestima en el sitio que le corresponde.

Quiero experimentar complacencia al pronunciar mi nombre, quiero sentirla al pensar en mí y en lo que estoy siendo y en lo que hago.

(Y, fíjate, he pensado y escrito “quiero”, y no “tengo que”, y eso es muy muy muy importante)

Y sé que esta vez sí lo haré, porque aunque es lo mismo que llevo escuchando durante años y años con mis oídos, esta vez ha resonado en mi corazón, en mi fibra más amorosa, en mi madre interna, y lo haré, PORQUE QUIERO SENTIRME ORGULLOSO DE MÍ.

Invito a que cada uno busque la motivación que mejor le vaya y la convierta en su aliada.


Te dejo con tus reflexiones…


Francisco de Sales
buscandome.es

domingo, 6 de agosto de 2017

Y tú ¿de qué eres esclavo?


¿De las heridas que recibiste cuando eras pequeño?, ¿De tus traumas de la infancia?, ¿De lo que alguien más decidió que fueras?, ¿De una relación que no te satisface?, ¿De un trabajo que no disfrutas?, ¿De la rutina de tu vida?
¡Ya. . .  LIBÉRATE! ¡Tira ya ese costal que llevas en la espalda!, en el guardas el resentimiento, el rencor y la culpa.

Deja ya de culpar a otros y a tu pasado por lo que no marcha bien en tu vida. Cada día tienes la oportunidad de empezar otra vez. Cada mañana, al abrir los ojos, naces de nuevo, recibes otra oportunidad para cambiar lo que no te gusta y para mejorar tu vida. 

La responsabilidad es toda TUYA.

Tu felicidad no depende de tus padres, de tu pareja, de tus amigos, de tu pasado. . .  Depende sólo de TI ¿Qué es lo que te tiene paralizado?. . .  ¿El miedo al rechazo?, ¿Al éxito?, ¿Al fracaso?, ¿Al que dirán?, ¿A la crítica?, ¿A cometer errores?, ¿A estar solo?.
¡Rompe ya las cadenas que tu mismo te has impuesto! A lo único que le debes tener miedo es a no ser tú mismo, a dejar pasar tu vida sin hacer lo que quieres, a desaprovechar esta oportunidad de mostrarte a otros, de decir lo que piensas, de compartir lo que tienes.

Tú eres parte de la vida y como todos, puedes caminar con la frente en alto. Los errores del pasado ya han sido olvidados y los errores del futuro serán perdonados. Date cuenta de que nadie lleva un registro de tus faltas, SÓLO TÚ MISMO. Ese juez que te reprocha, ese verdugo que te castiga, ese mal amigo que siempre te critica, ¡eres tú mismo! Ya déjate en paz, perdónate, sólo tú puedes lograrlo.
¿Cuándo vas a demostrar tu amor a tus seres queridos?, ¿Cuando te queden unos minutos de vida?, ¿Cuando les queden a ellos unos minutos de vida?

 El amor que no demuestres hoy, se perderá para siempre. Recuerda que la vida es tan corta y tan frágil que no tenemos tiempo que perder en rencores y estúpidas discusiones. Hoy es el día de perdonar las ofensas del pasado y de arreglar las viejas rencillas. Entrégate a los que amas sin esperar cambiarlos, acéptalos tal como son y respeta el don más valioso que han recibido. . .  Su libertad.

Disfruta de tus relaciones sin hacer dramas. Si pretendes que todos hagan lo que tú quieres o que sean como tú has decidido, si pretendes controlar a los que te rodean, llenarás tu vida de conflicto.
Permite a otros que tomen sus propias decisiones como has de tomar las tuyas, tratando siempre de lograr lo que es mejor para todos. Así podrás llenar tu vida de armonía.

¿Qué estás esperando para empezar a disfrutar de tu vida? ¿Que se arreglen todos tus problemas?, ¿Que se te quiten todos tus traumas?, ¿Que por fin alguien reconozca tu valía?, ¿Que llegue el amor de tu vida?, ¿Que regrese el que se fue?, ¿Que todo te salga como tú quieres?, ¿Que se acabe la crisis económica?, ¿Que te suceda un milagro?, ¿Que por arte de magia todo sea hermoso y perfecto? ¡Despierta ya!, ¡Esta es la vida! La vida no es lo que sucede cuando todos tus planes se cumplen, ni lo que pasará cuando tengas eso que tanto deseas. 
La vida es lo que está pasando en este preciso instante. Tu vida en este momento es leer este párrafo, donde quiera que lo estés haciendo y con las circunstancias que te rodean ahora. En este momento tu corazón lleva sangre a todas las células de tu cuerpo y tus pulmones llevan oxígeno a donde se necesita.

En este momento algo que no podemos comprender, te mantiene vivo y te permite ver, pensar, expresarte, moverte, reír, ¡hasta llorar si quieres! No te acostumbres a la vida, no te acostumbres a despertar todos los días y estar aburrido, o malhumorado, o preocupado. Abre tus ojos y agradece todas las bendiciones que puedes ver, agradece tu capacidad de oír el canto de los pájaros, tu música preferida, la risa de tus hijos. Pon tus manos en tu pecho y siente tu corazón latir con fuerza diciéndote: “Estás vivo, estás vivo, estás vivo”. . .

Yo sé que la vida no es perfecta, que está llena de situaciones difíciles. Tal vez, así es como se supone que sea. Tal vez por eso se te han brindado todas las herramientas que necesitas para enfrentarla: Una gran fortaleza que te permite soportar las pérdidas, la libertad de elegir, cómo reaccionar ante lo que sucede, el amor y el apoyo de tus seres queridos. Si te preguntas. . .  ¿Quién soy yo para decirte todo esto? Te contestaré que no soy nadie, soy simplemente una versión diferente de lo que tú eres. Otro ser humano más entre miles de millones, pero uno que ha decidido ser libre y recuperar todo el poder de su vida… 
Espero que tú también decidas hacerlo.


Publicó Antonio/Habilidad Emocional
AUTOR: Francisco J. Ángel Real.
LIBRO: El Esclavo.

jueves, 20 de julio de 2017

La causa de todo sufrimiento


(Mensaje de Sri Bhagaván en el día de su cumpleaños)


►La causa raíz de todo sufrimiento es el sentimiento de existencia separada. 
Tenemos una conciencia divisiva que percibe las cosas como el yo y el no yo, lo mío y lo no mío, como mi gente y la tuya, como mi nación y la tuya.
Habiendo dividido todas las cosas, nos sentimos amenazados por el otro. El miedo luego engendra guerra, conflicto y más formas de violencia.

¿Estamos entonces más allá de la redención? ¿Deberíamos permanecer como un grupo de filósofos pesimistas o apáticos observadores lamentando nuestra perdición colectiva? No necesariamente.

►Como raza humana, estamos al borde de una transición colosal desde la separación a la Unidad. 
Despertaremos de la oscuridad a la luz, de la falsedad a la verdad. Nos daremos cuenta de la unidad de todas las cosas vivas.
Aunque cada uno de nosotros viva vidas diferentes, ubicadas lejos unas de otras en el espacio y el tiempo, somos biológica, emocional y espiritualmente uno. Hay sólo un cuerpo. Lo que le sucede a los animales en los mares, nos sucede a nosotros, hombres y mujeres. Lo que le ocurre a los bosques, nos ocurre a nosotros en nuestros cuerpos, ya que nuestros cuerpos, como los árboles, están hechos de la misma tierra. ¿No son nuestros cuerpos formas de barro en movimiento dotadas de inteligencia?
Un esfuerzo consciente de sanar la tierra se manifestará como la sanación final de nuestros propios cuerpos. Hay sólo una mente. Ésta es la mente que ha fluido a través de nuestros antepasados, de nosotros y la que continuará viviendo a través de nuestros hijos y su progenie. El tormento colectivo o el miedo sufrido por nuestro propio hermano en una parte del mundo se manifestará como las pesadillas, en sueños o vigilia, de alguien en otro lugar del mundo.
Nuestros placeres y dolores están interminablemente interconectados. Somos uno y no podemos continuar viviendo más en la ilusión de la separación. Hay sólo una conciencia. Vivimos en un universo holográfico. Cada individuo despertando a la unidad está afectando automáticamente a miles de personas, empujándolas hacia la única alternativa cuerda de experimentar la realidad.


Habiéndose transformado nuestra experiencia de la realidad seguiremos descubriendo nuevas formas de vivir y amar. Crearemos un mejor planeta para el presente y el futuro. Este es nuestro destino compartido.

miércoles, 21 de junio de 2017

La Parábola del Águila


Las cosas siempre se ven mejor desde arriba, o desde fuera . . .


De igual forma que no puedes solucionar un problema con la misma mentalidad y desde la misma posición en la que este ha sido creado, uno debe salir y ver las cosas desde otra perspectiva para poder cambiarlas.
Y al igual que con los problemas de la vida, lo mismo sucede con nuestro crecimiento personal. Nunca podremos avanzar lo suficiente mientras no hagamos y ejecutemos cambios que nos hagan ver las cosas desde una nueva perspectiva, para poder elevarnos por encima de nuestras limitaciones y expandirnos para abarcar percepciones más amplias de lo que somos.
Ese crecimiento personal pasa sin duda por reconocer nuestra verdadera esencia, porque no somos lo que nos han hecho creer, sino lo que queda cuando quitas lo que nos han hecho ponernos para pretender encajar en el mundo. El trabajo más duro del mundo es dejar de ser lo que nos han hecho ser, para ser lo que siempre fuimos. No somos una personalidad determinada, un nombre escogido al nacer, una profesión quizás equivocada o una ocupación impuesta por la sociedad.
De hecho, si nos quitan todo eso, muchos de nosotros tendremos problemas para saber entonces que somos de verdad. Pero, lo que somos de verdad, es lo que queda cuando quitas todo eso, porque es el único momento en el que te sientes libre para abrir tus alas y, como dice James Aggrey en la parábola que os pongo a continuación, te das cuenta que siempre fuiste águila cuando te hicieron creer que eras pollo.

Parábola del águila (de James Aggrey)

Erase una vez un hombre que, mientras caminaba por el bosque, encontró un aguilucho. Se lo llevó a su casa y lo puso en su corral, donde pronto aprendió a comer la misma comida que los pollos y a conducirse como estos. Un día un naturalista que pasaba por allí, le pregunto al propietario por qué razón un águila, el rey de las aves y los pájaros, tenía que permanecer encerrado en el corral con los pollos.
— Como le he dado la misma comida que a los pollos, y le he enseñado a ser como un pollo, nunca ha aprendido a volar, respondió el propietario; — se conduce como los pollos y por tanto no es un águila.
– -Sin embargo, insistió el naturalista, — tiene corazón de águila, y con toda seguridad se le puede enseñar a volar.
Después de discutir un poco más, los dos hombres convinieron en averiguar si era posible que el águila volara. El naturalista le cogió en sus brazos, suavemente y le dijo: “Tú perteneces al cielo no a la tierra, abre las alas y vuela”. El águila sin embargo estaba confusa: no sabía qué era y al ver a los pollos comiendo, saltó y se reunió con ellos de nuevo.
Sin desanimarse, al día siguiente, el naturalista llevó el águila al tejado de la casa y la animó diciéndole: — Eres una águila, abre las alas y vuela; pero el águila tenía miedo del mundo desconocido y saltó otra vez en busca de la comida de los pollos.
El naturalista se levantó temprano al tercer día, sacó el águila del corral y lo llevó a una montaña. Una vez allí, alzó al rey de las aves y lo animó diciéndole: — Eres una águila y perteneces tanto al cielo como a la tierra. Ahora, abre las alas y vuela.
El águila miró alrededor, hacía el corral y hacía arriba, al cielo. Pero siguió sin volar. Entonces el naturalista lo levantó directamente hacia el sol; el águila empezó a templar y abrió lentamente las alas y finalmente con un grito triunfante, voló alejándose hacia el cielo.
Es posible que el águila recuerde todavía a los pollos con nostalgia; hasta es posible que de cuando en cuando vuelva a visitar el corral. Que nadie sepa, el águila nunca ha vuelto a vivir vida de pollo. Siempre fue un águila, pese a que fue mantenida y domesticada como un pollo.
Cuando el hombre aun no era hombre, todos éramos águilas, conectados a la sabiduría inagotable del Ser del que provenimos, viviendo en comunión con todo lo que existía en el planeta y en el universo. Cuando el hombre empezó a ser hombre (lhumanu, tras las primeras manipulaciones genéticas), empezamos a ser pollos, se introdujo el componente de la mente predadora en cada uno de nosotros, se nos desconectó de aquello de donde veníamos, y se nos dio la realidad subjetiva en la que vivimos, encerrando al planeta y su satélite bajo el paraguas de la malla energética “de control” de la que ya hemos hablado tantas veces.
Milenios pasaron, y el hombre vivió como pollo sin saber que era águila. Pero llego el naturalista (millones de ellos), y nos dijeron que empezáramos a volar. Nos dijeron que extendiéramos las alas, y empezamos a hacerlo. Extender las alas dolía mucho, porque estaban llenas de programas y miedos insertados a los pollos para mantenerlos en el corral, pero a pesar de que varias plumas caían con cada esfuerzo por extender las alas, millones de supuestos pollos empezaron a abrirlas dejando ir las caretas que se habían puesto para poder adaptarse a la vida en el corral. Cuando la careta iba cayendo, la mente predadora se hacia más débil, y el águila recordaba más ser águila de verdad.
Hace poco, en una meditación, aquellos que yo llamo mis guías me dijeron “pase lo que pase, no mires atrás, mantente firme y siempre ve hacia delante”. Todos somos águilas, y hay que volar. Por mucho que quieran mantenernos como pollos, no hay nada ya que nos pueda atar al gallinero.

David Topí
http://davidtopi.com

martes, 13 de junio de 2017

Descubre tu propia Sabiduría Interior


El discernimiento representa visiones internas que cambian nuestra vida. La mente cósmica nos susurra en los espacios de silencio que existen entre nuestros pensamientos y así surge la repentina sabiduría que nos transforma. El discernimiento produce una mutación de la conciencia que puede cambiar radicalmente la materia de nuestro cuerpo y alterar nuestra experiencia en el mundo. Cuando se reconoce algo por primera vez, como un rayo repentino de luz, este reconocimiento no es algo ni tiene estructura lingüística, ya que se trata del sentimiento súbito de saber y ese conocimiento resulta liberador, pues sin necesidad de palabras, lo reconocemos como la verdad. Más tarde, este conocimiento se traduce en palabras y estas refuerzan la sabiduría que ya ha tenido lugar. Es mi deseo que las palabras expresadas en las páginas que siguen os recuerden la verdad que ya conocéis.

La salud perfecta, pura e invencible es el estado que perdimos. Volvamos a ganarla y, así, ganaremos un mundo.

La salud no es simplemente la ausencia de enfermedad. Es la sensación de júbilo que debería acompañarnos todo el tiempo, un estado de bienestar positivo. 

Nuestro mecanismo de curación interior coincide perfectamente con el de nuestro exterior. El cuerpo humano no es como la verde pradera, pero su brisa, el agua cantarina, la luz del sol y la tierra se transformaron en nuestro interior y no quedaron en el olvido.

Todos necesitamos ser curados en el más alto sentido haciéndonos perfectos en mente, cuerpo y alma. El primer paso consiste en darse cuenta de que aún es posible. 

Para crear la salud se necesita de una nueva clase de conocimiento, basado en un concepto más profundo de la vida. 

Aunque nuestra fachada humana de piel y huesos sea muy convincente, es en realidad una máscara, una ilusión que disfraza nuestro verdadero ser, un ser interior que no tiene limitaciones.  

La razón por la que no todos somos capaces de llevar el proceso de curación hasta donde este puede llegar es que discrepamos drásticamente en nuestra capacidad de movilizarlo.

Existen algunas cosas que no requieren trabajo alguno y la curación es una de ellas. No es necesario que te esfuerces para llegar a silenciar tu mente; no debes trabajar para encontrar viejas heridas. Todas estas cosas, una vez que son descubiertas, representan un hecho. Este descubrimiento comienza en cualquier lugar en que te encuentres, pero su meta es siempre la misma: la revelación del todo que hace que el cuerpo, la mente y el alma sean una unidad.

La salud y la enfermedad se vinculan como si fueran las variaciones de una melodía. Pero la enfermedad es una variación incorrecta, una distorsión de ese tema. 

La causa de la enfermedad a menudo resulta compleja en extremo, pero de algo podemos estar seguros: nadie ha demostrado que enfermarse sea necesario.  


Extracto de "Viaje Hacia el Bienestar", Deepak Chopra

http://deepakchopraesp.blogspot.com.ar