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jueves, 3 de mayo de 2018

La meditación acelera la velocidad de procesamiento del cerebro

La meditación fortalece al cerebro de múltiples maneras. Una de ellas consiste en promover la girificación, es decir la cantidad de pliegues que se encuentran en la corteza cerebral.


La vertiente terapéutica de Yoga, una de las más interesantes, es un área de estudio y documentación que sigue ocupando tiempo a Ramiro Calle, pionero en difundir el Yoga en España, que fue el primero en someterse a una serie de sofisticadas pruebas médicas hace 30 años, las primeras realizadas, y que validaron las modificaciones provocadas por las técnicas del Yoga. Él mismo nos remite esta noticia y otras que iremos publicando próximamente.
La meditación fortalece al cerebro de múltiples maneras. Una de ellas consiste en promover la girificación, es decir la cantidad de pliegues que se encuentran en la corteza cerebral. A dichas conclusiones llegó una investigación conducida por Eileen Luders, neuróloga de la Universidad de California, Los Angeles (Estados Unidos). La experta explica que una mayor girificación permite que el cerebro procese la información con mayor velocidad. Sus conclusiones fueron publicadas en la revista Frontiers in Human Neuroscience.
Investigaciones previas encontraron que la meditación aumenta el tamaño del cerebro y mejora la conexión entre las neuronas. Para analizar el efecto de esta disciplina en la girificación cerebral, los investigadores tomaron imágenes de resonancia magnética funcional de 50 personas que meditaban y de 50 que no lo hacían.
"No queríamos simplemente comparar a los individuos que meditan y los que no. Buscamos observar si hay una relación entre el tiempo de meditación de una persona y los cambios que genera en el cerebro. Es decir, si el número de años de práctica se relaciona con el nivel de pliegues en la corteza cerebral".

Un cerebro más fuerte

Luders observó importantes cambios en la girificación de varias regiones de la corteza cerebral, y subraya que cuantos más años llevaban de meditación los voluntarios, mayores eran las modificaciones observadas en su cerebro.
La experta subraya los cambios observados en la corteza insular. "Se cree que la corteza insular funciona como un núcleo de integración autonómica, afectiva y cognitiva. Las personas que meditan son expertas en la introspección y conciencia así como el control emocional y la auto-regulación, por lo cual los hallazgos de la investigación tienen sentido. Cuanto más tiempo lleva una persona meditando, mayor es el nivel de pliegues en la corteza insular".
Luders también recalca que la relación entre el tiempo de meditación y el nivel de girificación muestra la capacidad del cerebro de modificarse y de adaptarse a los cambios ambientales.


Ramiro Calle
https://www.yogaenred.com

sábado, 28 de abril de 2018

TODA ENFERMEDAD TIENE UN SENTIDO BIOLÓGICO



TODA ENFERMEDAD TIENE UN SENTIDO BIOLÓGICO.
Christian Fléche





Cuando en el año 1991 me encontré al Dr. Hamer me quedé estupefacto y seducido por sus coherentes explicaciones aunque me di cuenta de la falta de estructura terapéutica. Desde entonces he podido verificar algunas proposiciones. Uno de los elementos centrales en la comprensión de este abordaje es el sentido biológico ya que para el la enfermedad tenía un sentido biológico.

Dos años más tarde aprendí con Marc Fréchet que las enfermedades se inscriben en un ciclo y que algunas de ellas tienen una o varias raíces transgeneracionales.

Mediante la terapia y gran parte se la debo al Dr Erickson se llega a la curación, el cambio o la transformación profunda y duradera. Fue un maestro de la terapia breve. Para él toda experiencia tiene una estructura y la terapia es una reacomodación de esa estructura y no de la escucha de un contenido psicológico o histórico de un problema que para él no tenía ningún interés. Para el encontrar el origen histórico de un problema no era necesariamente terapéutico. Cambiar la estructura de la experiencia sí.

Es así como en 1993 creé el nombre de Descodificación Biológica Original, para distinguirme de la Nueva Medicina Germánica, ahora tan sólo Nueva Medicina.

¿Qué quiere decir sentido biológico?
Nuestro cuerpo está constituido por órganos que están compuestos por células y esto es así independientemente de cuál sea nuestra raza, nuestra especie, nuestro color o seamos animales o seres humanos. Cada órgano busca satisfacer eso para lo que existe: los pulmones permiten la entrada del aire y el intercambio, el estómago recibe el alimento y lo transforma, la vejiga contiene la orina y la elimina, el tejido neural cerebral sirve para controlar y tomar decisiones, etc. Nos comportamos como los animales sin saberlo rechazando o transportando nuestra base de conflictos arcaicos.

La necesidad para la que existe el órgano debe ser satisfecha para permitir la supervivencia del conjunto es decir colabora con los otros órganos. El aire inspirado es usado por nuestros músculos, el alimento proveerá de energía a los pulmones para que pueda realizar su actividad. Pero el ser humano tiene algo peculiar y es que no sabe hacer la diferencia entre lo real y lo virtual: imaginar un plato suculento o tenerlo en la boca provoca el mismo efecto en la salivación.

De esta manera todo estimulo exterior va a ser codificado biológicamente: veo que me van a robar mi coche. En que parte de mi cuerpo se va a recibir la información? Podrán ser distintas partes y eso dependerá de cómo lo viva interiormente la persona. Unos ejemplos: El colon porque es “asqueroso lo que me hacen”

Bajo el mismo principio virtual es igual a real aunque no se observe nada en el colon la persona mantiene sobre este evento una noción de porquería. En otro caso podría codificar el evento a nivel muscular porque resiente impotencia para recuperar el vehículo. O la laringe porque el acontecimiento lo deja “aterrorizado”. Y así podemos ver como un mismo acontecimiento da lugar a distintas codificaciones.

Por qué el colon? Porque biológicamente es la parte del cuerpo que gestiona lo que se vive como « asqueroso » y es esa parte la que conoce cómo gestionar aquello que se tiene que eliminar. Porque los músculos? Porque son los que demuestran nuestra potencia y eficacia.
Y la laringe? Porque es la que permite el grito, la llamada de auxilio.

Así es como desde que ocurre un acontecimiento exterior nuestro espíritu para poder aprender algo codifica biológicamente y de esa manera existe. La transforma para aprehender la esencia, la lleva al interior de sí mismo. Si no simplemente no existiría tal como no somos conscientes de los rayos o los infrasonidos. Solo vemos lo que aprendimos a ver, oímos lo que aprendimos a oír y esto es cultural y biológico.

Por eso para mí la hipótesis de trabajo es que todo síntoma, sea el que sea sin excepción es una metáfora de la historia conflictual que está en el origen del síntoma. El hilo conductor que va de uno a otro es el sentido biológico.

La enfermedad lejos de ser algo anárquico o de no responder a ningún sistema tiene un sentido muy preciso que es movilizar todas las fuerzas para optimizar nuestras posibilidades de supervivencia. La enfermedad no es un error de precisión, un fallo de la célula y tiene su razón de ser y se inscribe como un elemento útil en el plan general de la naturaleza. Es necesario localizar una solución exterior (como subirse a un taburete si uno es pequeño para coger algo o llamar al timbre). Si no hay solución exterior aparece la situación conflictual y el cuerpo busca una solución interna de adaptación => enfermedad.


Elizabeth Romero Sánchez
Akasha Sanación Integral.

lunes, 23 de abril de 2018

6 PASOS PARA CUMPLIR TUS PROPÓSITOS TODO EL AÑO A TRAVÉS DE LA NEUROPLASTICIDAD



La historia es bien conocida por todos: llega el Año Nuevo, escribes tus resoluciones, las ves pasando por tu pantalla mental, te sientes inspirado y juras que este año sí lograrás cumplir tus propósitos. Luego llega la siguiente Navidad y te das cuenta de que no fuiste al gimnasio ni comiste más sano, no dejaste de fumar, no escribiste la tesis ni pasaste más tiempo con tu familia. Entonces, un sentimiento de depresión se instala como una incómoda cobija mojada a tu alrededor. Lo peor de todo es sentir que es difícil lograr tus objetivos y dudar de tu capacidad de hacerlo. La cuestión es que cumplir un objetivo no sólo se trata de disciplina, se trata de entender cómo funciona el cerebro humano, para poder trabajar con él en pos de tus metas. 

De acuerdo con el doctor Joseph, Shrand, instructor de psiquiatría de la Universidad de Harvard, el autocontrol es un deseo racional, lo que quiere decir que habita en la parte frontal del cerebro. Esta es una sección que evolucionó posteriormente, de tal manera que puede verse sometida por los instintos de sobrevivencia. Además el placer reside en la parte más primitiva del cuerpo, esa parte que ha pasado siglos aprendiendo a recompensarnos con dopamina cuando satisfacemos nuestros instintos. El propósito evolutivo de este mecanismo es apoyar esos deseos que protegen nuestra vida o la prolongan, como comer o tener sexo. Sin embargo, también implica que podemos obtener esa dopamina dándole lo que quiere, ya sea un pedazo de chocolate, saliendo de compras a gastar dinero que quizá no tenemos o encendiendo un cigarro.

Así que cuando nos planteamos un cambio de hábito como propósito de Año Nuevo, necesitamos comprender que en realidad esto se trata de volver a programar nuestro cerebro, es decir, que implica crear nuevos caminos neuronales en lugar de usar los que ya están fuertemente establecidos. Igualmente es importante tener en cuenta que aunque esto suene muy complicado, en realidad la neuroplasticidad es algo que tenemos todos los seres humanos; nos da la capacidad de aprender cosas nuevas, recuperarnos después de una lesión cerebral y transformarnos a lo largo de nuestras vidas. 


1. Concéntrate en una cosa a la vez
Quizá quieras lograr varias cosas, pero lo mejor es que te concentres en una a la vez. Recuerda que tienes todo el año. No esperes cambiar por completo de vida de un día para otro en enero. Ve paso a paso. 

2. Detecta tus detonadores
Lo primero es darte cuenta de qué cosas detonan tu hábito. Quizá sientes ansiedad cuando te llega un mensaje al celular o piensas en escribir tu tesis pero te gana el hábito de ponerte a ver series. A lo mejor te dan ganas de comer chocolate siempre que pasas frente a la panadería. Si detectas que algo desencadena tu deseo puedes empezar a tomar decisiones conscientes y cambiar de estrategia. Quizá tomes una nueva ruta para no pasar frente a la panadería o escribirás en una biblioteca tu tesis en lugar de en casa donde tienes la televisión cerca, el punto es que empieces a buscar opciones para cambiar. 

3. Afirma tus decisiones conscientemente
La neuroplasticidad requiere de un deseo consciente ya que a través de nuestros pensamientos es como programamos nuestra mente, así que utiliza tu voluntad para afirmar que sí quieres comer ensalada, que sí quieres escribir otra página de tu tesis, que no necesitas encender ese cigarro. 

4. Disfruta
Como regla general las neuronas que se disparan juntas crean relaciones, es decir, se unen para formar caminos neuronales. Una de las mejores formas de cambiar un hábito es disfrutándolo, así que procura divertirte. Festeja ese capítulo nuevo de tu tesis, esa ensalada que comiste hoy en lugar de optar por comida chatarra, etcétera. 

5. Visualiza
Puede parecerte increíble, pero visualizar que haces una actividad es percibido por tu cerebro de una forma muy parecida a efectivamente realizar la acción. Es por eso que la visualización es algo que practican los deportistas profesionales. Tú también puedes hacerlo: mírate cruzando la meta de esa carrera de 5 kilómetros, pasando tu examen doctoral, probando esa nueva receta de comida sana. 

6. Recuerda que nunca es tarde
Si súbitamente te das cuenta de que ya es la mitad del año y aún no cumples tu propósito, no te desesperes. Nunca es tarde para comenzar. Puedes hacerlo hoy mismo. 


                                                                                                       https://www.harmonia.la


                                                                          Con información de Web MD y DIY Genius

domingo, 22 de abril de 2018

Para funcionar bien, el cerebro necesita desconectarse

El neurocientífico Facundo Manes advirtió que es necesario “no hacer nada” y hasta aburrirse, para contribuir a la salud de la mente.  El desafío intelectual, la vida social, dormir bien, ejercitarse y evitar el estrés.


El cerebro humano es la estructura más compleja del Universo, tiene más neuronas que las estrellas que existen en la galaxia, y todo lo que hacemos y nos define, depende de él. Así describe el neurocientífico Facundo Manes al órgano más fascinante del que disponen las personas, cuyo funcionamiento se dedica a investigar, pero también a difundir con tanto entusiasmo como claridad, en la convicción de que desentrañar las claves de nuestra mente nos ayuda a vivir mejor como individuos y como sociedad.

De visita en Córdoba para dar una charla sobre “El desarrollo personal y social” en el marco del ciclo Pensar el cerebro, Manes –director del Instituto de Neurociencia de la Fundación Favaloro– explicó qué hay que hacer para mantener la mente sana, y cómo la afectan dos males de este tiempo: multitarea e hiperconectividad.

¿Por qué es importante pensar el cerebro? 

–Por muchísimo tiempo no pensamos el cerebro, ya que por millones de años la especie humana se dedicó básicamente a proteger el territorio, conseguir alimento y cuidar a los suyos. Recién mucho después empezamos a pensar quiénes somos, para qué estamos, e inclusive qué nos hace humanos. Y ahí nos dimos cuenta de que todo lo que hacemos lo hacemos con el cerebro, y de que todo lo que somos depende del cerebro, y eso fue de alguna manera el motor en las investigaciones en neurociencias. De hecho, una pequeña lesión cerebral en un área estratégica nos puede llevar a perder la memoria, la identidad, la capacidad de hablar, o a cambiar la personalidad. Por eso co­nocer el cerebro es importante porque nos va a ayudar a comprender quiénes somos y a mejorar el aprendizaje, el trabajo en equipo y el desarrollo.

¿Qué puede hacer una persona para aprovechar al máximo su capacidad?

–No es una sola cosa sino varias las que hay que hacer para proteger al cerebro. Lo primero, cuidar que la glucemia y el colesterol estén en valores normales y evitar el sobrepeso.

Todo lo que ayuda al ­corazón le sirve al cerebro, entonces.

–Exactamente. Al cerebro también le hace bien el ejercicio físico, que además de ayudar al sistema vascular, genera nuevas conexiones neuronales, y es un buen ansiolítico y un buen antidepresivo. Y a su vez, hay que sumar el desafío intelectual, que es hacer algo que nos cueste: aprender un idioma, algo nuevo. Otro factor es la vida social, porque estar conectado con otra gente es muy impor­tante para el cerebro porque im­plica estímulos diferentesY la otra cosa es combatir el estrés crónico, que afecta al cuerpo y a la mente, y dormir bien, porque el sueño es salud. O sea que para que el cerebro funcione bien, hay que tener un sueño reparadorHoy disponemos de datos de que la gente que no duerme bien tiene más riesgo de sufrir Alzheimer. Eso implica dormir las horas necesarias, aparte de relajarse, porque hoy, además, mucha gente se va a la cama con la oficina a cuestas: el celular, el iPad , el teléfono.

¿Cómo impactan el mul­titasking y la hiperconecti­vidad?

–La multitarea disminuye el rendimiento cognitivo. Mucha gente se confunde al pensar que haciendo muchas cosas al mismo tiempo va a ser más pro­ductivo, y es al revés. Ese es un mito que hay que erradicar porque el cerebro funciona mejor cuando se hace una cosa por vez. Un ejemplo que suelo dar 
es el de Franz Kafka, que era famoso por escribir un texto 
en pocas horas. Imagínalo hoy tratando de escribir rodeado 
de internet, noticias on line , y alarmas de twitter, Facebook y WhatsApp…

¿Qué efecto tiene entonces la tendencia a estar hiperconectados todo el día, todos los días? 

–La tecnología es fantástica, soy un enamorado de la tecnología moderna que nos facilita un montón de cosas. Además, el avance tecnológico es inevitable y hay que aprovecharlo, pero también tenemos que ser cuidadosos. Y esto implica estar desconectados de la tecnología una parte del tiempo que estamos despiertos, porque eso es muy importante para el cerebro.

¿Por qué? 

–Porque cuando está desconectado, cuando “no estamos haciendo nada” el cerebro trabaja muchísimo, y ese tiempo es clave para que procese la información que adquirió cuando estaba atento. Necesitamos desconectarnos de la tecnología para ser introspectivos, para poder pensar, para aburrirnos, para imaginar el futuro. Y sobre todo en el caso de los chicos: tienen que volver a aburrirse, a volver a imaginar, no pueden estar todo el día conectados.

¿En ellos la hiperconexión impacta de una manera diferente?

–No lo sabemos, porque el cerebro recién termina de desarrollarse después de los 20 años, y hay investigaciones aún en curso sobre qué impacto tendría en esa etapa. Pero en cualquier caso hay dos grupos ya sean niños o adultos: uno integrado por quienes ya tienen tendencias obsesivas, compulsivas o ansiosas, en los que se van a disparar más conductas de ese tipo; y otro, de personas que no tienen esas tendencias, a quienes el uso de la tecnología en forma moderada no los va a afectar, sino al contrario, va a ser un facilitador de un montón de cosas.

La última: ¿cuál es hoy, en su opinión, el mayor desafío que plantea el estudio del cerebro? 

–Creo que hemos aprendido ciertos aspectos de su funcionamiento, por ejemplo cómo tomamos decisiones, la memoria, el olvido, el lenguaje, la percepción. Pero todavía no tenemos una teoría general sobre el cerebro, de modo que el mayor desafío es construir una teoría general sobre cómo funciona nuestra mente, que es el órgano que nos hace humanos y que, además, es el único en el Universo que intenta entenderse a sí mismo.

Facundo Manes
Vía: https://sanacionholisticasalamanca.wordpress.com

sábado, 17 de marzo de 2018

El desafío de desaprender gracias a la neuroplasticidad







Hoy quiero hablarte del órgano de nuestro cuerpo que ha demostrado tener las mayores capacidades y que hasta hoy sigue sorprendiendo a los científicos al comprobarse que puede llegar a ser resiliente. Se trata del cerebro y su habilidad de desaprender gracias a la neuroplasticidad.
Resulta que el cerebro tiene la capacidad de cambiarse y regenerarse a partir de la interacción con el medio ambiente. Esto da al traste con las antiguas teorías que planteaban que el sistema nervioso era una estructura rígida e inmodificable y que, con el paso de los años, la posibilidad de sinapsis (comunicación entre dos o más neuronas) disminuía hasta detenerse definitivamente. Es decir, que ese refrán tan repetido e instalado en nuestro pensamiento de que “loro viejo no aprende a hablar” está obsoleto.
Esto significa que tu cerebro es resiliente, es decir, capaz de superar eventos catastróficos, experiencias traumáticas, infancias difíciles, y desarrollar nuevas conexiones neuronales saludables, si tiene los estímulos adecuados e incorpora nuevos hábitos, desechando los que ya no necesita a través del desaprendizaje.
 
Se trata de excelentes noticias para los más de 5,7 millones de personas al año que sufren de accidente cerebrovascular (ACV), según la Organización Mundial de la Salud, y abre una puerta para estimular al cerebro con prácticas de rehabilitación que incentiven la neuroplasticidad innata a él.
Mi experiencia de vida me ha demostrado que yo podría ser un vivo ejemplo de la validez de la neuroplasticidad: con mis antecedentes familiares de esquizofrenia, he aprendido que eso no me define, sino que por el contrario, y en consonancia con mis tres “C”, (Creer-Crear-Crecer) puedo quitarle poder para alejar de mí esa enfermedad.
Ahora… te pregunto: ¿Desaprender es dejar de aprender? Cuando se produce lo que llamo “desaprender con propósito”, esta acción no tiene el fin de “dejar de aprender”, sino todo lo contrario: se transforma en el punto de inicio de un nuevo ciclo de aprendizaje. Se desaprende para reaprender, lo cual permite actualizar conocimientos, hábitos y costumbres.
 Más que una oportunidad, la capacidad de desaprender se ha vuelto vital para poder seguir actualizados en un mundo tan cambiante como el actual. De hecho, según Samuel Asbersman, autor del libro La vida útil de los datos, el conocimiento de hoy tiene una fecha de expiración de menos de 10 años.
¿Te imaginas la vida “acumulando” recuerdos, conocimientos y detalles de todas y cada una de las cosas que te suceden en un día promedio? ¿Cómo lograría tu cerebro priorizar lo importante sobre otros datos que son realmente superfluos? ¿Cómo habría espacio para lo nuevo, si tenemos apego a lo sucedido en el pasado?
Es por ello que mi invitación es a desaprender con propósito como el primer paso hacia la transformación y el cambio verdaderos. Es “echar por la borda”, como dice el español y experto en Felicidad Eduardo Punset, todas las creencias, hábitos y costumbres que hemos adquirido y no están a tono con estos tiempos, pero ocupan espacio en nuestro cerebro. Cuestionemos todo lo previamente aprendido y si no nos suma o permite evolucionar, podemos dejarlo ir y abrir la puerta para aprender lo nuevo.

Ismael Cala
https://ismaelcala.com

martes, 13 de marzo de 2018

Afirman que tomar mate causa felicidad y previene enfermedades

La yerba mate está dentro de la lista de “alimentos de la felicidad” por sus componentes y según un estudio científico tomar mate hace más felices a las personas.

“Hay ciertos tipos de alimentos que tienen nutrientes que se relacionan con el buen humor, como los antioxidantes y citoquímicos vegetales; otros que se encuentran en las frutas y verduras”, explicó Gabriela Fretes, licenciada en Nutrición.

La yerba mate se encuentra entre estos alimentos ya que “contiene polifenoles, ácidos cafeilquínicos y flavonoides, que tienen acción antioxidante”, explica Claudia Anesini, investigadora independiente del Conicet.


De acuerdo con un nuevo estudio, la yerba mate ayudaría a prevenir la ruptura de los glóbulos rojos que se encuentran en sangre. El estrés oxidativo está asociado al desarrollo de ciertas patologías como la diabetes, Alzheimer, Parkinson y el síndrome metabólico, un conjunto de factores que aumentan la posibilidad de padecer enfermedades cardiovasculares o diabetes. Algunos de estos factores son obesidad, hipertensión y niveles elevados de colesterol y lípidos en sangre, entre otros.


“Una persona sometida a estrés oxidativo puede entrar en una situación de anemia por hemólisis (rotura) de los glóbulos rojos”, explica Anesini, “y el mate sería entonces un factor que ayude a prevenirlo”.

Un tereré refrescante o un mate acompañado de amigos es el complemento ideal para la felicidad.“La yerba mate y guaraná son estimulantes del sistema nervioso, mantienen a la persona despierta. Y son antioxidantes que ayudan a un buen estado de salud, ya que eliminan una sustancia que tenemos en el organismo, los radicales libres, que avejentan a las personas”, señaló el también experto en nutrición Fidel Zenteno.

La yerba mate, junto con especies como el té y el tilo, son estudiadas por sus diferentes propiedades nutricionales y antioxidantes. El uso de este tipo de alimentos en el diseño de un plan alimentario que prevenga el desarrollo de patologías está cobrando impulso en diferentes partes del mundo.


Fuente: Buenavibra
Vía: Crónicas de la Tierra sin mal
http://cronicasinmal.blogspot.com.ar


jueves, 1 de febrero de 2018

Flores de Bach para cuerpo y alma

Flores de Bach, una terapia para el cuerpo y el alma.

La enfermedad es en esencia el resultado de un conflicto entre el alma y la mente, y nunca se podrá ser erradicada sin un esfuerzo espiritual y mental”  Edward Bach. 
El Dr. Bach fue un médico galés que, descontento con el enfoque sobre la salud y la enfermedad de la medicina convencional de su época, dedicó su vida a la búsqueda de un sistema terapéutico novedoso, basado en las fuerzas curativas de la propia naturaleza, con el fin de que su sencillez, claridad y accesibilidad permitiera a cualquier persona su utilización para encontrar las raíces profundas de sus conflictos internos y, con ellas, la solución a sus problemas de salud.
Entre 1930 y 1934, Edward Bach elaboró 38 esencias florales, más un remedio adicional que combina cinco de dichas esencias para situaciones de emergencia y, con ello, nos dejó un maravilloso legado de
autoconocimiento para nuestro equilibrio y evolución, que se expande, generación tras generación, por los cinco continentes y, cuyo valor ha sido reconocido incluso por la Organización Mundial de la Salud.

Bach clasificó sus remedios en siete grupos que comprendían lo que él entendía como las fuentes principales del malestar humano: temor, incertidumbre, falta de interés en las circunstancias presentes,
soledad, susceptibilidad a las influencias e ideas ajenas, desaliento o desesperación y excesiva preocupación por el bienestar de los demás. Cada uno de esos grandes grupos reúne una serie de esencias, destinadas a la toma de conciencia y sanación de una circunstancia particular que afecta al individuo.
La descripción del uso de los remedios florales fue publicada por Bach en unos libritos de fácil entendimiento para todos: “Cúrese usted mismo” y “Los doce curadores y otros remedios”, que se agruparon bajo el título: “La Curación por las flores”. También podemos documentarnos más extensamente en la amplia bibliografía que ha sido publicada con posterioridad a Bach y que recoge las sucesivas investigaciones y casuística respecto a la terapia floral.
Con ello es fácil establecer los paralelismos respecto de nuestros síntomas, estado mental-emocional y la personalidad que hemos ido desarrollando a lo largo de nuestra historia y, así, encontrar los remedios
florales que más nos identifican. Además, hay cuestionarios que se pueden descargar por internet para hacer una autoevaluación de estado.
Cuando uno lee las descripciones de las esencias es habitual afirmar: ¡Pero si yo las necesito todas! Y esto no es del todo desacertado ya que, en un momento u otro, es frecuente que el ser humano pase por esos estados que representan las flores.
Sin embargo no es conveniente aunar más de 6 ó 7 remedios en cada formulación para no difuminar los efectos importantes y la toma de consciencia entre tantos estímulos diferentes. Después de uno o dos meses tomando las esencias, se puede volver a evaluar cuáles son los cambios, qué nuevos emergentes han aparecido y, como consecuencia, qué remedios debo mantener, cuáles suprimir y qué otros incorporar en la siguiente fórmula. De esta forma iremos descubriendo, capa a capa, como una cebolla, el conflicto central que, en origen, generó esa forma de reaccionar en desequilibrio con la vida.
Puede ser que, en algún momento, estemos bloqueados o no sepamos identificar exactamente lo que nos pasa o la gravedad de los síntomas nos haga estar muy confusos y desesperados. Ese sería un buen momento para dejarnos asesorar y acompañar por un terapeuta floral profesional.
Aunque las Flores de Bach muestran resultados generalmente sorprendentes ante cualquier problema, es posible que, si la persona es muy mental, controladora, poco receptiva o está muy intoxicada por el uso de medicamentos, no perciba resultados inmediatos; si fuera así, es preciso perseverar y mantener el  tratamiento un tiempo prolongado o usar algunas esencias catalizadoras primero, para liberar el bloqueo y abrir la mente a estas nuevas frecuencias. Con tiempo y paciencia irán produciéndose cambios.
No obstante, en ocasiones, será preciso complementar con otras terapéuticas y, por supuesto, no abandonar la medicación, especialmente en casos de riesgo. De cualquier modo, es el médico quien tiene la función de ajustar o rescindir los medicamentos que haya recetado al paciente, según perciba que es posible hacerlo si se han producido mejorías en el estado de salud de la persona.
Los preparados florales son totalmente inocuos y combinables con cualquier medicamento, farmacológico o natural, y, prácticamente, pueden ser un valioso auxiliar que mejora otras terapias. Son utilizables
en cualquier edad y estado de la vida, incluso en recién nacidos, niños o embarazadas. También se pueden aplicar con buenos resultados en plantas y animales.
Las fórmulas se preparan en frascos goteros traslúcidos de 30 cc con, aproximadamente, un tercio de brandy artesanal de calidad y dos tercios de agua mineral, a los que se añaden dos o tres gotitas de cada
una de las esencias que se vayan a tomar. La mezcla se agita durante unos segundos y se le puede imprimir una intención curativa depositando el frasco en las manos y focalizándose en él unos segundos más. Después hay que tener cuidado de no ponerlo cerca de fuentes de calor, luz directa y emisores de ondas electromagnéticas.
Aunque la cantidad de alcohol en cada toma es inapreciable, es preciso tenerlo en cuenta en personas con especial sensibilidad o niños muy pequeños. En estos casos se puede sustituir el brandy por vinagre
de manzana como conservante (aunque el sabor empeora y el preparado puede deteriorarse con mayor facilidad).
Se suele recomendar un mínimo de cuatro tomas de cuatro gotas bajo la lengua, distribuidas a lo largo del día, la primera de las cuales se realiza al despertar y la última justo antes de dormir.

José Juan Hervás Martín
Terapeuta floral y holístico
ailim.es
https://espaciohumano.com