martes, 5 de septiembre de 2017

Enseñar a pensar es enseñar a ser libre


Albert Einstein, con su habitual sentido del humor y socarronería, decía que “no entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela”. Atendiendo a esta acertada frase, parece lógico creer que enseñar a pensar para comprender cómo funciona nuestro mundo es una idea sensata.
Ahora me gustaría lanzar una pregunta al aire: ¿Enseñar a pensar realmente nos enseña a ser más libres? No parece que esta cuestión tenga una respuesta sencilla, o tal vez sí. Quizá es tan obvia, que por simple no somos capaces de aceptarla. O puede ser que sea un tema excepcionalmente complejo. Veamos algunos detalles importantes.

Enseñar a pensar

El profesor Abilio de Gregorio, licenciado en Ciencias de la Educación y diplomado en Orientación Familiar, afirma que la reflexión ha de ser un acto disciplinado. En ella deben entrar en juego el pensamiento y la intención de querer pensar.
Para de Gregorio, en todo proceso educacional es básica la voluntad reflexiva, tanto de los educadores como de los propios pupilos. Es decir, que no hay trasvase de conocimientos y pedagogía útil si a las materias no se les añade una base de pensamiento e interpretación propia.
Quiere esto decir que cuando traspasamos nuestras enseñanzas, costumbres, tradiciones y educación a nuestros hijos, hemos de envolverlo todo en un manto de pensamiento propio para que el educando interprete la información, y la haga suya desde su propio prisma de entendimiento y conocimiento.
“La tierra que no es labrada llevará abrojos y espinas aunque sea fértil; así es el entendimiento del hombre”
                                                               Santa Teresa de Jesús   

Qué es la libertad

Una vez establecemos la importancia de enseñar a pensar, debemos confirmar si esta acción realmente es óbice para hacernos más libres. Por ello se antoja necesario saber qué es con exactitud la libertad.
El término libertad encuentra dos acepciones primordialmente aceptadas. Por un lado sería el derecho o facultad de las personas para elegir de manera responsable su forma propia de actuar en un entorno, medio o sociedad.
En este sentido, caben entendimientos como la libertad de culto, la libertad de conciencia, la libertad de opinión, la libertad de pensamiento, etc. Es decir, es todo aquello en que los seres humanos podemos elegir siempre a través de nuestra facultad y nuestro derecho.
Otra definición interesante para el término libertad sería la condición o estado de una persona que es libre, pues no está sometida a la voluntad de otros, está encarcelada o bajo un régimen que le constriñe por obligaciones, deberes, disciplinas, etc.

¿Enseñar a pensar nos hace más libres?

Ahora llega el momento de contestar a la atrevida pregunta que lanzaba al comienzo del párrafo. ¿Enseñar a pensar nos hace más libres? La respuesta es obviamente que sí. Razonemos el porqué.
Si entendemos la libertad como el derecho o facultad de una persona para elegir libremente su modo de actuación en un entorno determinado, es evidente que un individuo que piensa o “sabe pensar” tendrá inclinación por actuar libremente. Así, tendrá más capacidad que otra persona que lo haga sin reflexión o siguiendo unos patrones establecidos por su sistema de creencias heredado y asimilado, por su falta de conocimiento o por motivos similares.
Entiendo que enseñar a pensar es una parte importante de la educación de cualquier persona. No sirve solo con saber que algo sucede, es incluso más importante conocer el porqué, el cómo, el cuándo, etc. Todo ello solo es posible a través de la enseñanza del pensamiento, para que cada individuo pueda desarrollar su propio raciocinio, interpretación y modelo de comprensión.
Así pues, a la hora de tomar una decisión, siempre se sentirá más libre aquella persona que, ejerciendo el pensamiento, pueda estudiar un mayor número de las variantes que se le presentan en el momento de elegir.
Por otro lado, un individuo que se mueve por instinto, por las enseñanzas de la sociedad, por una educación limitada a mostrar qué sucede o por el simple hecho de que es lo que hay que hacer porque lo hacen todos, no tendrá tanta libertad real a la hora de elegir, pues sus opciones se reducen por su falta de capacidad.
         ►“El problema es que la información no es el entendimiento”
                                                                        Nadine Gordimer

Resulta evidente que enseñar a pensar es enseñar al individuo a ser más libre. Ahora bien, ¿este hecho es algo que nos hace más plenos, felices o inteligentes? Eso ya es otro cantar que daría para uno o más artículos, pues no siempre parece que el hecho de tener libertad nos haga mejores.

Psicología/Pedro González Núñez
https://lamenteesmaravillosa.com

lunes, 4 de septiembre de 2017

3 maneras de dar un giro positivo a tu actitud


Tenemos la opción de poder elegir vivir y disfrutar de una actitud abierta, serena ante las emociones y gozar de un pleno bienestar interior. Dejar de sufrir siendo lo suficientemente valientes para entregarnos, en cuanto a amor incondicional se refiere, con los brazos abiertos a nuestros seres más queridos.
Vivir con una actitud abierta implica cambiar parte de nuestros hábitos y creencias. Muchos son los que llamarían a este acto madurez. Y otros los que preferirían decir que se trata, simplemente, de la necesidad de cambio de perspectiva ante nuestra propia realidad personal, la de cada uno de nosotros.
Al fin y al cabo, ambas posibilidades buscan conseguir un cambio de actitud positivo. Para lograrlo, hoy me encantará invitarte a tomar 3 maneras que te ayudarán a dar un giro positivo a tu actitud, aprendiendo así a cambiar tu vida y sacar a la luz tu mejor versión.
“No pienso en todas las desgracias, sino en toda la belleza que aún permanece”
                                                                               Anne Frank

Ser agradecido

A veces pasamos por alto que lo más simple es aquello que nos proporciona una experiencia serena y feliz, ayudándonos a valorar todo lo que nos rodea de forma inimaginable. 
Dejamos en el olvido muchos momentos por los que dar las gracias como estospor sentirnos dichosos con oportunidades que no todos podremos tener ocasión de vivir. Pero los que sí, son afortunados por ello y tienen la tarea de bendecir y honrar. Honrar la vida y todo lo que acontece en ella, porque tiene el poder de concedernos los mejores sentimientos, aprendizajes y experiencias.
Aprendizajes y experiencias que nos llevan a construir la mejor versión de nosotros mismos: la verdadera esencia humana. Basándonos en las leyes vitales del todo, pertenecemos a algo mucho más grande y eso lo sentimos cada uno de nosotros en nuestro corazón.
El ser agradecidos ante las personas que nos aman, ante el hecho de sentirnos y estar vivos, disfrutando cada experiencia y ser de forma incondicional es necesario si quieres tener una actitud positiva. Dar las gracias es reconocer y valorar todo aquello que te rodea.
“Una persona feliz no tiene un determinado conjunto de circunstancias, sino un conjunto de actitudes”
                                                         Hugh Downs


Trabajar con tu consciencia corporal

El cuerpo es nuestra herramienta para conectar nuestra sabiduría interior, nuestro regalo divino: aquello que tenemos el deber de compartir con los que amamos. Siguiendo este dogma sacamos a la luz que nuestra razón, aquella que nos hace elegir un bando u otro, depende directamente del cuerpo,y al revés.
Los pensamientos condicionan la postura corporal, la respiración, nuestros movimientos y sobre todo nuestra actitud ante aquellas experiencias que nos suponen una barrera y que pueden dejarnos como recuerdo un aprendizaje inmensamente rico.
Nuestro cuerpo marca la unión del todo con nosotros mismos. Sin él no podríamos vivir, eso está claro, como seres eternos. Cuando tomamos consciencia de nuestro instrumento corporal es cuando podemos modificar y variar a positivo nuestra forma de gestionar las emociones.
Recuerda que tu cerebro es una herramienta que en solo cuestión de segundos te permite cambiar tu actitud ante tu propia experiencia vital. De ahí la importancia de tomar consciencia y respeto por el. Ten en cuenta, para ello, realizar ejercicio físico y comer de forma saludable.

Meditar y calmar tu interior

Si deseas dar un giro positivo empleando para ello tu actitud, necesitarás ejercer un control sobre tus pensamientos. La mejor herramienta es aprender a identificar cada uno de ellos. Para ello, la meditación es una de las mejores opciones: te concederá el don de la plenitud y serenidad interior a la hora de controlar tus pensamientos.
Te recomiendo así el yoga, taichi, pilates o ejercicios de respiración que te permitirán emplear un tiempo para descansar. El descanso es vital a la hora de sentirnos serenos y con una mente en calma para poder ver en perspectiva “como va marchando” nuestra experiencia.
Evita ponerte excusas en cuanto a tiempos se refieren, ya que esta es una de las principales barreras a la hora de realizar ejercicios de este tipo. Recuerda que si no descansas poco a poco serás más vulnerable al estrés y cansancio crónicoTómate tiempos que te permitan sacar una reflexión del “para qué” de tus pensamientos y su posible origen, que tanto te puede condicionar.
“El gran descubrimiento de mi generación es que un ser humano puede alterar su vida al alterar sus actitudes”
                                                                William James

Paula Díaz
https://lamenteesmaravillosa.com

domingo, 3 de septiembre de 2017

La memoria de trabajo: el almacén que no descansa


Todos empleamos la memoria de trabajo en todo tipo de actividades y tareas cotidianas. Cuando calculamos la cuenta en el supermercado, cuanto tomamos apuntes, cuando tratamos de calcular un porcentaje o cuando mantenemos una conversación estamos usando nuestra memoria de trabajo. Así, el resultado de todos estos procesos va a depender directamente de su funcionamiento.
La memoria de trabajo, también llamada operativa, es un tipo de memoria a corto plazo que se encarga del almacenamiento y la manipulación temporal de la información. Se trata de un tipo de memoria que mantiene determinada información en nuestro foco atencional mientras realiza tareas cognitivas complejas con ella. Utilizando una metáfora, podríamos decir que en nuestra sala de operaciones mental, la memoria de trabajo es a la vez la camilla que sujeta al paciente y el cirujano que opera. El resultado va a depender, lógicamente, de cómo haga los dos procesos simultáneos.

¿Cuáles son las principales características de la memoria de trabajo?

Las principales características de la memoria de trabajo son las siguientes:
  • Tiene una capacidad limitada (7±2 ítems).
  • Es activa: manipula y transforma la información.
  • Actualiza constantemente sus contenidos.
  • Está íntimamente relacionada con la memoria a largo plazo. Puede trabajar con contenidos almacenados en este tipo de memoria y al mismo tiempo con contenidos almacenados en la memoria a corto plazo.
  • Importancia de la memoria de trabajo

    ¿Alguna vez has tratado de repetir en voz alta el mismo número de teléfono, para marcarlo 10 segundos después, y no eres capaz de recordarlo? Ahí es cuando nos damos cuenta de la relevancia que tiene la memoria de trabajo para nuestra vida diaria y las posibilidades que nos puede dar el hecho de ejercitarla y “mantenerla en forma”.
    Así, por ejemplo, es fundamental en el proceso de toma de decisiones y para el correcto funcionamiento de las funciones ejecutivas, especialmente cuando hay una fuerte demanda de la atención y la planificación de acciones. Su implicación en la comprensión del lenguaje oral y escrito se debe a que permite mantener activa cada palabra, reconocerla, analizarla semánticamente, compararla con otras palabras y combinarla con información almacenada en otro tipo de memoria o que llega en ese momento a través de los sentidos.
    La memoria de trabajo es el motor de la cognición. Como tal, es esencial en tareas cognitivas, como las relacionadas con el cálculo, el razonamiento puramente lógico y el control perceptivo-motor. También guarda relación con aprendizajes muy distintos, como pueden ser aprender a leer y aprender matemáticas. Una persona que tenga alguna lesión cerebral a la que se asocien problemas de memoria, podría no ser capaz de definir una palabra o decidir si dos palabras tienen una rima fonética.

    ¿Es lo mismo memoria a corto plazo que memoria de trabajo?

    La memoria a corto plazo permite retener una cantidad limitada de información durante un periodo breve de tiempo. Se la considera un “almacén pasivo”, que tiene una limitación tanto en capacidad como en duración. Por su parte, la memoria de trabajo permite llevar a cabo procesos cognitivos conscientes que requieren de atención, de repaso, de manipulación, de organización y del establecimiento de conexiones con la memoria a largo plazo.
    A pesar de esta aparente diferencia conceptual, actualmente existe un debate acerca de si la memoria de trabajo es o no lo mismo que la memoria a corto plazo. Por un lado, gran parte de los investigadores consideran que estos dos almacenes son o forman un único sistema de almacenamiento temporal, que permite trabajar con la información para resolver o realizar tareas cognitivas complejas.
    Sin embargo, en el polo opuesto, otros autores consideran que ambos sistemas son diferentes y realizan funciones distintas. Para ellos, la memoria a corto plazo implicaría solo almacenamiento, mientras que la memoria de trabajo implicaría procesamiento: almacenamiento y manipulación.

    Cómo funciona: el modelo multicomponente

    Para tratar de explicar su funcionamiento, Baddeley y Hitch plantearon un novedoso modelo que proponía la división de la memoria de trabajo en 4 subsistemas o componentes especializados:
    1. Ejecutivo central: es el encargado de supervisar, controlar y coordinar al resto de sistemas. No se implica en tareas de almacenamiento. Se le considera un sistema de supervisión atencional, que permite cambiar el foco de la atención (atención selectiva).
    2. Lazo o bucle fonológico: permite adquirir vocabulario. Es esencial en el desarrollo de otras habilidades intelectuales. Está dividido a su vez en dos sistemas: el almacén fonológico pasivo, que mantiene la información verbal; y el de repaso subvocal, que “refresca” y mantiene esa la información.
    3. Agenda viso-espacial: nos permite percibir objetos, llegar a una dirección o jugar al ajedrez. También se divide en dos sistemas: el almacén visual activo y el escriba interno, que realizan las mismas funciones que los componentes del bucle fonológico.
    4. Buffer episódico: permite conectar la información del bucle fonológico y de la agenda visoespacial, así como con las representaciones de la memoria a largo plazo.

    Estructuras neuroanatómicas involucradas en la memoria de trabajo

    La memoria de trabajo no se localiza en una parte exclusiva del cerebro, sino que requiere la activación de un circuito de neuronas específico. Se pone en marcha por la activación de la corteza prefrontal, área cerebral implicada en la planificación de comportamientos complejos, en procesos de toma de decisiones y en la adecuación del comportamiento social a diversas situaciones.

  • Tras esta puesta en marcha, su funcionamiento radica en la interacción entre la corteza prefrontal y distintas áreas de la corteza posterior, el lóbulo temporal y el occipital.
    • El lóbulo temporal permite almacenar y manipular la información verbal a corto plazo (actividad del bucle fonológico).
    • El lóbulo occipital procesa la información visual (actividad de la agenda visoespacial).
    La memoria de trabajo es, en definitiva, un almacén de memoria temporal activo. Gracias a él y a su potencia podemos atender, comprender el lenguaje, leer, realizar cálculos matemáticos, aprender o razonar. Fascinante, ¿verdad?
Sara Clemente
https://lamenteesmaravillosa.com