jueves, 6 de julio de 2017

¿QUÉ NECESITO PARA MI DESARROLLO PERSONAL?


En mi opinión, construida a raíz de tantos años implicado en estos asuntos del Desarrollo Personal, hay una serie de ingredientes que son IMPRESCINDIBLES para comenzar. Y para avanzar.

A quienes quieran hacerlo bien les recomiendo respetarlos escrupulosamente, y no pretender hacerse trampa y saltarse alguno de ellos, porque todos son fundamentales para llevar a buen término el Proceso.

INTERÉS

La falta de interés hace peligrar todo el proyecto. Esto no es algo que se pueda tomar a la ligera, ni hacerle caso un día para que en el siguiente se desande lo andado, se niegue lo descubierto, o se olviden los propósitos. Uno ha de implicarse plenamente. Intensamente. Del todo. Con toda la atención puesta en ello para que nada se pase, para que nada se siga viendo con los ojos rutinarios de la costumbre, y todo adquiera una dimensión que lo haga evidente y claro a nuestros ojos.

VOLUNTAD

“Lo de siempre” actúa como siempre, así que uno tiene que deshacerse de la flojera, trasmutar la desgana en su opuesto, despedir el desánimo, cambiar sus modos habituales, y comprometerse. Y cuando la apatía se presente, echarla fuera y lejos, porque la persistencia es imprescindible. Por lo menos una pasito cada día. Pase lo que pase.

DEDICACIÓN

Esto no es un pasa-tiempos, ni un mata-ratos, ni algo para hacer de vez en cuando. Esto requiere continuidad. Dedicación plena. Incluso en los momentos en que uno está haciendo otra cosa tiene que tener activada al mismo tiempo la atención observando eso que está haciendo, cómo, por qué, para qué, de qué modo, y preguntándose si está de acuerdo con ello o es algo que prefiere modificar, eliminar… o promocionar. Dedicación continua.

RESPONSABILIDAD 

Defiendo la suposición de que el Creador entrega la vida junto con un compromiso que hemos firmado, simbólicamente, aunque no lo recordemos ni tengamos copia de ello. Ese compromiso implica la responsabilidad sobre la vida recibida. Responsabilidad de hacer de ella algo de lo que podamos sentirnos satisfechos, noblemente orgullosos, para que cuando tengamos que entregársela a la muerte nos quede la conciencia en paz del deber cumplido. Responsabilidad implica no desaprovecharla, cumplir los proyectos y propósitos, hacer lo que se considere correcto en cada ocasión, ser noble, ser consciente, ser cumplidor del compromiso.

PACIENCIA


Porque las cosas no van a salir siempre según lo previsto o lo deseado, y porque vamos a fallar en más de una ocasión en las dos primeras condiciones –ya que somos humanos-, pero a pesar de ello cada vez que incumplamos en vez de martirizarnos por ello lo que haremos será suspirar levemente, plantarnos una sonrisa, animarnos como a niños pequeños que intentan dar sus primeros pasos, inflarnos la moral… y adelante. Paciencia. Mucha paciencia.

COMPRENSIÓN

Comprender no es solamente entender algo -que es muy evidente que va a ser imprescindible-, sino que también es “contener o incluir en sí algo”, o sea que todo lo que vayamos descubriendo, lo que entendamos, lo que resolvamos, tendremos que lograr que pase a formar parte indisoluble de nosotros mismos. Es necesario sacarlo de la teoría o del simple conocimiento para aprehenderlo, para integrarlo, para que eso sea tan uno mismo como uno mismo.

ACEPTACIÓN

Muchas de las cosas que salgan a la luz en el Proceso de Desarrollo Personal no nos van a gustar nada. Nada de nada. Porque todos tenemos cosas de las que no nos sentimos orgullosos, y cosas que hemos escondido, y cosas de las que renegamos… y van a aparecer. Tienen que aparecer para que podamos comprenderlas y podamos sanarlas. Nos tenemos que aceptar en integridad tal como estemos en este momento y con todo nuestro pasado. Sólo a partir de esa aceptación comienza la posibilidad de modificar las cosas con las que no estemos de acuerdo.

AMOR


Amor propio. Amor a uno mismo. Porque sin amor nada de lo anterior se podrá realizar. Si uno no está a favor suyo, si no comprende que es el amor a sí mismo lo que mueve todo este Proceso, no va a adelantar pasos reales. Lo que haga no tendrá una consistencia duradera. Será un parche mal puesto que, antes o después, se caerá y dejará de ser útil.

Lo expuesto son unas premisas imprescindibles que nos llevarán al resultado final deseado.

► Uno es merecedor de lo mejor y es el beneficiario directo del Proceso, así que… no hacen falta más argumentos.

Adelante.

Te dejo con tus reflexiones…




Francisco de Sales
http://buscandome.es

miércoles, 5 de julio de 2017

Las personas podrían aprender de sus errores si no estuvieran tan ocupadas negándolos


Yo no he sido” es el mantra de los niños, una frase que hacen suya apenas descubren que cuando cometen un error serán castigados. Por alguna extraña razón, hay quienes siguen repitiendo esa frase cuando son adultos. Quizá ya no la repiten en voz alta pero sigue resonando en su mente: “yo no he sido, la culpa es del otro”.

El problema es que, si bien es cierto que negando el error tienen más probabilidades de eludir sus consecuencias, también se impiden crecer y madurar como personas. Todo error trae consigo la semilla del aprendizaje, pero para que esta germine es necesario asumir los fallos cometidos.

Las 3 formas de afrontar los errores que impiden crecer


Un estudio muy interesante llevado a cabo en las universidades de Nueva York y California desveló que la manera en que asumimos nuestros errores está íntimamente relacionada con nuestra personalidad y las potencialidades de crecimiento.

Estos psicólogos analizaron a miles de personas para identificar los tipos de personalidad que predominan en la reacción ante los errores. Así llegaron a la conclusión de que el 70% de la población se puede catalogar en tres grandes grupos:

1. La culpa es del otro

Estas personas siguen usando la frase a la que recurrían cuando eran niños: “Yo no he sido”. Cuando cometen un error intentan desligarse de la responsabilidad y le atribuyen la culpa a alguien más. Obviamente, estas personas no pueden aprender de sus fallos, simplemente porque no los reconocen o no tienen la madurez necesaria para dar el salto cualitativo. Suelen ponerse a la defensiva cuando otean cualquier intento de crítica, aunque sea constructiva, y caen a menudo en comportamientos victimistas.

2. Error, ¿qué error? Aquí no ha pasado nada

Se trata de personas que niegan incluso la existencia del error, lo cual suele provocar un gran enfado en los demás. Esta persona, aunque la pongan de frente a la evidencia, no solo negará su implicación en el asunto sino que nos intentará convencer de que no se trata de un fallo, de que no ha ocurrido nada. Esta forma de lidiar con los errores significa que esa persona espera ser perdonada por todo lo que hace, y que no está dispuesta a reconocer sus defectos ni el daño que puede causarle a los demás. Obviamente, al asumir esta actitud es imposible que aprenda de sus errores y los corrija.

3. La culpa es mía

Estas personas asumen una actitud diametralmente opuesta: entonan el mea culpa ante el menor desliz. El problema es que a menudo se culpan por todo e incluso llegan a asumir responsabilidades que no son suyas. Suelen ser duros jueces de sí mismos y a menudo van por la vida autoflagelándose sin ninguna necesidad. Sin embargo, quizá lo más interesante es que estas personas tampoco aprenden mucho de sus errores ya que a menudo reconocen la culpa de manera automática, por un sentido de culpa visceral que probablemente le inculcaron en su infancia, pero que no implica un análisis reflexivo de su implicación y responsabilidad en la situación.



El error es una oportunidad de aprendizaje: Tú decides si aprovecharla o descartarla


La mayoría de las personas no reconoce sus errores por miedo, porque eso les hace sentir débiles, avergonzados o incompetentes. Esto se debe a que nuestra sociedad ha rodeado a los errores de un halo negativo haciéndonos creer que las personas inteligentes, competentes y capaces no se equivocan.

Sin embargo, los errores forman parte de la vida y nos conducen a nuevos aprendizajes que nos permiten mejorar como personas, pero solo si somos capaces de reconocer el fallo y estamos dispuesto a enmendarlo. En palabras de Confucio: “el hombre que ha cometido un error y no lo corrige, comete otro error aún mayor”.

Por eso, si bien equivocarnos puede que no sea la sensación más agradable del mundo, es aún peor desaprovechar esa oportunidad para aprender.


Psicología/Jennifer Delgado
http://www.rinconpsicologia.com
Fuente:
Dattner, B. & Hogan, R. (2011) Managing Yourself: Can You Handle Failure? En: Harvard Bussiness Review.

martes, 4 de julio de 2017

Desde los afectos


¿Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?
Que uno sólo tiene que buscarlo y dárselo.
Que nadie establece normas salvo la vida.
Que la vida sin ciertas normas pierde forma.
Que la forma no se pierde con abrirnos.
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente.
Que no está prohibido amar.
Que también se puede odiar.
Que el odio y el amor son afectos.
Que la agresión porque sí, hiere mucho.
Que las heridas se cierran.
Que las puertas no deben cerrarse.
Que la mayor puerta es el afecto.
Que los afectos nos definen.
Que definirse no es remar contra la corriente.
Que no cuanto más fuerte se hace el trazo 
más se dibuja.
Que buscar un equilibrio no implica ser tibio.
Que negar palabras implica abrir distancias.
Que encontrarse es muy hermoso.
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida.
Que la vida parte del sexo.
Que el "por qué" de los niños tiene un por qué.
Que querer saber de alguien no es sólo curiosidad.
Que para saber todo de todos es curiosidad malsana.
Que nunca está de más agradecer.
Que la autodeterminación no es hacer las cosas solo.
Que nadie quiere estar solo.
Que para no estar solo hay que dar.
Que para dar debimos recibir antes.
Que para que nos den también hay que saber cómo pedir.
Que saber pedir no es regalarse.
Que regalarse es en definitiva no quererse.
Que para que nos quieran debemos demostrar qué somos.
Que para que alguien sea hay que ayudarlo.
Que ayudar es poder alentar y apoyar.
Que adular no es ayudar.
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara.
Que las cosas cara a cara son honestas.
Que nadie es honesto porque no roba.
Que el que roba no es ladrón por placer.
Que cuando no hay placer en las cosas no se está viviendo.
Que para sentir la vida no hay que olvidarse que existe la muerte.
Que se puede estar muerto en vida.
Que se siente con el cuerpo y la mente.
Que con los oídos se escucha.
Que cuesta ser sensible y no herirse.
Que herirse no es desangrarse.
Que para no ser heridos levantamos muros.
Que quien siembra muros no recoge nada.
Que casi todos somos albañiles de muros.
Que sería mejor construir puentes.
Que sobre ellos se va a la otra orilla y también se vuelve.
Que volver no implica retroceder.
Que retroceder también puede ser avanzar.
Que no por mucho avanzar se amanece cerca del sol.
Cómo hacerte saber que nadie establece normas. . . salvo la vida.

                                                                      

                                                                                        Mario Benedetti