jueves, 15 de junio de 2017

Me declaro responsable y protagonista de mi propia vida


Me declaro protagonista de mi propia vida, no de la que me imponen los demás. Me declaro responsable de lo que hago y lo que digo, no de lo que entiendan otros. Me defino por mis valores, me amo entera, sin fisuras, con cada rincón imperfecto, con cada locura disfrutada, con cada error cometido y cada sombra que abrazar de vez en cuando para sanar mis cicatrices…
La auto-aceptación es esa tarea compleja y laberíntica que muchos apuntamos con tinta invisible en nuestra lista de tareas pendientes, como quien escribe sus buenos propósitos al empezar el año. Así, y casi sin darnos cuenta, llega un día en que al mirarnos al espejo sentimos un súbito e inexplicable pinchazo. ¿De verdad somos esa persona que refleja el cristal? ¿Cómo pueden los espejos mostrarnos una imagen tan nítida, impoluta y perfecta de nosotros mismos cuando nos sentimos tan “rotos”?
“El precio de la grandeza es la responsabilidad”
                                                                     Winston Churchill
Algo particularmente curioso que suele darse en las personas que no han trabajado su auto-aceptación o la integración de todas esas dimensiones personales y afectivas que lo definen a uno, es que suelen responsabilizar a los demás de su infelicidad, de su malestar. Lo hacen de forma automática sumidos muchas veces en una actitud tristemente derrotista.
Por ejemplo: si no encuentro una buena pareja es porque a día de hoy nadie cree en el compromiso. Si suspendo el examen es porque no le gusto al profesor. Si no tengo buenos amigos es porque todas las personas son falsas y desagradecidas. Si me he equivocado en esto es porque alguien me orientó mal. Si soy inseguro se debe a cosa de familia, porque en casa todos somos iguales…
Este tipo de actitud es como la de quien enciende un ventilador y empieza a difundir el origen de sus frustraciones a todos los que están a su alrededor. Por tanto, pocos ejercicios pueden ser más saludables, catárticos y terapéuticos como dar el paso, como declararnos protagonistas de nuestras vida, responsables de lo que somos y lo que hacemos.

Asumir la responsabilidad personal para alcanzar la felicidad

Declararse a uno mismo responsable exclusivo de lo que se es, lo que se hace y lo que se piensa marca sin duda un antes y un después. La responsabilidad personal significa por encima de todo, no culpar a otros de la propia infelicidad. Significa también poder descubrir distintas formas con las que alcanzar el equilibrio y el propio bienestar a pesar las dinámicas negativas que nos envuelvan.
Llegados a este punto, es muy probable que más de uno se pregunte aquello de ¿Quiere esto decir que se puede ser feliz sin importar las circunstancias que nos rodeen? ¿Qué pasa si ahora mismo estoy atravesando una enfermedad? ¿Qué pasa si mi relación afectiva es tormentosa e inestable?
Bien, la respuesta a estas preguntas es en sí misma sencilla: ser responsable de uno mismo es entender que hay cosas que, efectivamente, escapan a nuestro control, como es el caso de una determinada dolencia física. En este caso, además de saber aceptarlo, lo que marca la diferencia es nuestra ACTITUD. 
Por otro lado, la persona responsable y que se percibe a sí misma como protagonista de su propia vida y no como un actor de reparto en el teatro de su existencia, entiende que para ser feliz hay que tomar decisiones. Por tanto, todo aquello que enturbie, todo lo que apague autoestimas, cercene identidades o nos regale un sucedáneo de amor, es mejor dejarlo y recordar ese compromiso firmado en algún valiente momento con nosotros mismos, aquel que nos recordaba eso de “has venido a este mundo para ser feliz, no pierdas el tiempo en lo que quita la alegría”.

Aprende a ser responsable de ti mismo, declárate libre, siéntete único

William Ury es un conocido antropólogo que ha adquirido una notable fama por trabajar como mediador y como promotor del crecimiento personal, a través de libros como “El camino hacia el SÍ”. Para este autor, ser responsables de nosotros mismos radica en dos áreas básicas: la primera está en saber cuidar de nosotros mismos, siendo capaces de ver la relación entre nuestras acciones y consecuencias. La segunda, en ser capaces de respetar los compromisos que adquirimos con los demás.
“Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos, sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir”
                                                                                            José Saramago

El doctor Ury nos propone además, que para alcanzar este mágico equilibrio debemos poder darnos el “SÍ” a nosotros mismos. A validarnos como personas, a auto-percibirnos como seres capaces, personas hermosas y dignas de alcanzar aquello que se propongan. Para ello, nos invita a conseguirlo a través de los siguientes pasos.

Los 4 pasos de la responsabilidad personal

  • Ponte en tus zapatos. Es muy posible que a lo largo de nuestra vida nos hallamos focalizado solo en los demás, en satisfacer necesidades ajenas. Es momento de escucharnos, de sintonizar de forma auténtica con nuestras emociones y nuestros valores, clarificando con firmeza qué queremos y qué no queremos.

  • Firma un compromiso contigo mismo. Si no lo hemos hecho ya, es recomendable que lo ejecutemos lo antes posible, se trata ni más ni menos que de recordar cada día y a cada instante, que estamos obligados a atender nuestras necesidades independientemente de lo que los otros hagan o dejen de hacer.

  • Aprende a fluir. Ser responsable de uno mismo significa también aprender a confiar, tanto en nuestras propias capacidades como en el propio discurrir de la vida. Asumir que hay cosas que llegan y otras que se van es integrar esa economía emocional donde dejar de aferrarnos a imposibles, a hechos que no nos dejan crecer.

  •       Por último, también es interesante recordar que nuestro día a día no es un escenario de competición. No hay ninguna ley que nos diga que hay unos que siempre deban ganar y otros que irremediablemente, estén obligados a perder una y otra vez. Vivir es celebrar la vida, es dar y es recibir, es cohabitar en armonía siendo responsables de nosotros mismos, con nuestros aciertos y errores sin culpar de nuestras frustraciones a quien quede cerca.
Pongamos en práctica estos sencillos consejos y alcémonos como auténticos protagonistas de nuestra existencia.

Psicología/Valeria Sabater
https://lamenteesmaravillosa.com

miércoles, 14 de junio de 2017

La Meditación Atenta


La Técnica de la Meditación Atenta es un procedimiento simple que puede crear un estado profundo de relajación de la mente y el cuerpo. A medida que la mente se aquiete, aunque permanezca despierta, experimentarás niveles de conciencia más profundos y silenciosos.
1. Empieza por sentarte cómodo en un lugar tranquilo, donde tengas pocas posibilidades de ser molestado.

2. Cierra los ojos.

3. Respira normal y naturalmente; poco a poco permite que tu conciencia se concentre en la respiración. Simplemente observa tu respiración, tratando de no controlarla ni alterarla en ninguna forma consciente.

4. Mientras observas tu respiración, tal vez notes que ésta cambia espontáneamente. Puede variar en velocidad, ritmo o profundidad e incluso puede haber momentos en los que tu respiración parece detenerse un rato. Al margen de lo que suceda con tu respiración, obsérvala en forma inocente, sin tratar de provocar ni iniciar ningún cambio.

5. Descubrirás que a veces tu atención se desvía de la respiración y estás pensando en otras cosas o prestando atención a los ruidos que llegan de afuera. Siempre que notes que no observas tu respiración, vuelve lentamente a concentrar tu atención en ella.

6. Si durante la meditación notas que te concentras en algún sentimiento, estado de ánimo o expectativa, trátalo como lo harías con cualquier otro pensamiento y lentamente vuelve tu atención hacia la respiración.

7. Practica esta meditación durante quince minutos.

8. Al cabo de esos quince minutos, mantén los ojos cerrados y permanece cómodamente sentado otros dos o tres minutos. Sal de la meditación en forma gradual antes de abrir los ojos y volver a la actividad.
Se recomienda la práctica de esta Meditación Atenta durante más o menos un cuarto de hora, dos veces al día, a la mañana y a la noche. También es posible esta técnica durante unos minutos a lo largo del día, para ayudar a que te concentres, si te sientes molesto o agitado.
Durante la práctica de la meditación tendrás una de estas tres experiencias. Cualquiera de ellas es correcta.
1. Tal vez te sientas aburrido o inquieto y tu mente puede llenarse de pensamientos, señal de que tensiones y emociones de raíces profundas están liberándose de tu organismo. Mediante una práctica continua y sin esfuerzo de la meditación, facilitarás la eliminación de todas estas impurezas de tu mente y tu cuerpo.

2. Tal vez te quedes dormido. Si así sucede en medio de la meditación, es señal de que necesitas más descanso en otros momentos del día.

3. Tal vez entres suavemente en la “brecha”.
Cuando el mantra o la respiración se torna más estable y refinada, entras en la brecha existente entre tus pensamientos, más allá del sonido, más allá de la respiración. Si permaneces descansado, cuidas de ti y te tomas el tiempo necesario para dedicarte a la meditación, sin duda entrarás en contacto con tu ser interior. Te internarás en la mente cósmica, la voz que te susurra en forma no verbal en los espacios de silencio entre tus pensamientos. 
Ésta es tu inteligencia interior, es el genio máximo y supremo que refleja la sabiduría del universo. Confía en esta sabiduría interior y todos tus sueños se harán realidad.
Extracto de "Viaje hacia el bienestar"
Dr Deepak Chopra

martes, 13 de junio de 2017

Descubre tu propia Sabiduría Interior


El discernimiento representa visiones internas que cambian nuestra vida. La mente cósmica nos susurra en los espacios de silencio que existen entre nuestros pensamientos y así surge la repentina sabiduría que nos transforma. El discernimiento produce una mutación de la conciencia que puede cambiar radicalmente la materia de nuestro cuerpo y alterar nuestra experiencia en el mundo. Cuando se reconoce algo por primera vez, como un rayo repentino de luz, este reconocimiento no es algo ni tiene estructura lingüística, ya que se trata del sentimiento súbito de saber y ese conocimiento resulta liberador, pues sin necesidad de palabras, lo reconocemos como la verdad. Más tarde, este conocimiento se traduce en palabras y estas refuerzan la sabiduría que ya ha tenido lugar. Es mi deseo que las palabras expresadas en las páginas que siguen os recuerden la verdad que ya conocéis.

La salud perfecta, pura e invencible es el estado que perdimos. Volvamos a ganarla y, así, ganaremos un mundo.

La salud no es simplemente la ausencia de enfermedad. Es la sensación de júbilo que debería acompañarnos todo el tiempo, un estado de bienestar positivo. 

Nuestro mecanismo de curación interior coincide perfectamente con el de nuestro exterior. El cuerpo humano no es como la verde pradera, pero su brisa, el agua cantarina, la luz del sol y la tierra se transformaron en nuestro interior y no quedaron en el olvido.

Todos necesitamos ser curados en el más alto sentido haciéndonos perfectos en mente, cuerpo y alma. El primer paso consiste en darse cuenta de que aún es posible. 

Para crear la salud se necesita de una nueva clase de conocimiento, basado en un concepto más profundo de la vida. 

Aunque nuestra fachada humana de piel y huesos sea muy convincente, es en realidad una máscara, una ilusión que disfraza nuestro verdadero ser, un ser interior que no tiene limitaciones.  

La razón por la que no todos somos capaces de llevar el proceso de curación hasta donde este puede llegar es que discrepamos drásticamente en nuestra capacidad de movilizarlo.

Existen algunas cosas que no requieren trabajo alguno y la curación es una de ellas. No es necesario que te esfuerces para llegar a silenciar tu mente; no debes trabajar para encontrar viejas heridas. Todas estas cosas, una vez que son descubiertas, representan un hecho. Este descubrimiento comienza en cualquier lugar en que te encuentres, pero su meta es siempre la misma: la revelación del todo que hace que el cuerpo, la mente y el alma sean una unidad.

La salud y la enfermedad se vinculan como si fueran las variaciones de una melodía. Pero la enfermedad es una variación incorrecta, una distorsión de ese tema. 

La causa de la enfermedad a menudo resulta compleja en extremo, pero de algo podemos estar seguros: nadie ha demostrado que enfermarse sea necesario.  


Extracto de "Viaje Hacia el Bienestar", Deepak Chopra

http://deepakchopraesp.blogspot.com.ar

lunes, 12 de junio de 2017

Adoro la gente que te mira con los ojos y ve con el corazón


Me gusta la gente sencilla y trasparente, las personas que son capaces de darte el auténtico reflejo de lo que son con corazón, y que a su vez, te permiten ser tú mismo en cada instante. Sin lugar a dudas no es pedir demasiado, y por ello, antes de preocuparnos también en encontrar personas auténticas, debemos preocuparnos también en serlo nosotros mismos. No es adecuado esperar que nos ofrezcan sin saber ofrecer primero.

Las personalidades que viven la vida desde el corazón son aquellas que no ocupan espacios, son hábiles constructores de puentes. Tampoco llenan vacíos, porque son artífices de las emociones más íntegras, de la humildad más auténtica.

Si en tu día a día conoces a alguien que enriquece la vida de la forma que sea: mediante el conocimiento, el apoyo diario, o esa complicidad que no se puede explicar con palabras, no la dejes ir.
No es fácil encontrar personas que de verdad conecten con nuestra esencia, y a su vez, nos hagan la vida más fácil sin pedir nada a cambio. Es preciso cuidarlos como el mejor de los tesoros, como el bien más preciado, porque quien vive una vida desde el corazón, solo puede ofrecer honestidad y reciprocidad.

Habitantes del corazón, artesanos de la integridad y la empatía


Llevar una vida íntegramente desde el corazón no es fácil. Requiere en primer lugar haber recorrido un largo trayecto interior para adquirir un adecuado autoconocimiento. Solo así logramos aceptar a su vez a los demás como a nosotros mismos.

Quien no se acepta a sí mismo, carga frustraciones e inseguridades en su interior. Un alma habitada por múltiples vacíos no resueltos solo es capaz de ver en los demás sus propios defectos, sus propias carencias.

Como puedes intuir no es sencillo poder ofrecer esa apertura, esa sinceridad en la cual nos dejamos envolver recibiendo esa mirada de quien nos sabe atender, de quien entiende el lenguaje de la comprensión y de los pequeños detalles. Ahora bien ¿Qué características están implícitas en estas personalidades?
  • Hay quien piensa que las personas sinceras y auténticas “vienen de fábrica”, que nacen con esa luz propia.
  • En realidad, muchas de ellas han pasado un largo recorrido en la vida del cual, han aprendido a hilar su interior, a crecer, a madurar en emociones, prudencia y entendimiento.
  • La base de quien sabe vivir desde el corazón es aquel que sabe mostrar empatía.
  • La empatía es el mejor tributo que nos ha ofrecido nuestro cerebro social. Yo soy capaz de reconocer emociones en los demás porque a su vez, reconozco y gestiono de forma adecuada las propias.
  • Quien es capaz de ofrecer esa apertura tan íntegra, ahí donde la mirada no atiende solo un rostro sino que sabe leer más allá del envoltorio físico, es capaz también de sentir en su propia persona lo que nosotros sufrimos, lo que nosotros vivimos.
Este tipo de “conexiones” tan excepcionales aparecen muy pocas veces. Ahora bien, al igual que es posible que dispongas de una o dos personas con estas características en tu círculo social,  puede que también tú seas así: alguien que vive la vida desde el corazón.


Vivir la vida desde el corazón es sentir las heridas del mundo

En ocasiones, resulta más fácil vivir una existencia con una venda en los ojos y el corazón lleno de parches, evitando que sienta, protegiéndonos a su vez de sentimientos dolorosos. De algún modo, sería como seguir esa famosa premisa de “no sentir para no sufrir“.

Ahora bien, en realidad, siempre encontrarás mayor autenticidad en la gente que sigue su camino con pies seguros y sonriéndole al mundo, con fuerza y entereza, sin importarle si tiene rotos los huesos de su espíritu.

Podríamos decir que el verdadero conocimiento recae en esas personas que han sufrido en algún momento de su vida, y han sabido actuar con resiliencia obteniendo un aprendizaje, sabiéndose ahora más fuertes. Ahora bien, pero en ocasiones, esa fortaleza interior no significa en absoluto que seamos invulnerables al dolor ajeno.
  • Quien ha vivido algún suceso doloroso, ya sea una pérdida, una decepción o cualquier hecho traumático es más sensible a las heridas del mundo, a las emociones ajenas.
  • Sus miradas son más sabias y más hábiles a la hora de intuir, de notar, de percibir en nosotros ciertas inquietudes.
  • Si es tu caso, si eres una de esas personas acostumbradas a sentir en una alta intensidad el dolor ajeno, empatizando con quien te rodea, sabrás que el día a día puede no resultar tan fácil como muchos piensan.
La vida desde el corazón es más intensa, más pura y más noble, pero en ocasiones también duele. No es tu tarea salvar al mundo entero, no es tu obligación sanar más corazones que el tuyo…

Ahora bien, tampoco podemos olvidar que a veces, no hay mejor bálsamo que el sentirse escuchado, atendido y comprendido. Si como dicen, el universo empieza siempre en nosotros mismos, la mejor forma de ofrecer amor es empezando por la comprensión
Vale la pena.

Psicología/Valeria Sabater
Cortesía imagen Christian Shloe, Marie Cardouat
https://lamenteesmaravillosa.com

domingo, 11 de junio de 2017

La voz en la cabeza tiene una vida propia


Condicionados por el Pasado. El Karma y La Conciencia.

La voz en la cabeza tiene una vida propia. La mayoría de las personas están a merced de esa voz; ellos están poseídos por el pensamiento, por la mente. Y como la mente está condicionada por el pasado, ustedes están entonces forzados a volver a revivir el pasado una y otra vez.
El término utilizado en el Oriente para esto es karma. Cuando ustedes se identifican con esa voz, no lo saben por supuesto. Si lo supiesen, ya no podría poseerlos porque ustedes están solamente verdaderamente poseídos cuando ustedes confunden la entidad que los posee con quienes ustedes son, o sea, cuando ustedes se convierten en ella.
Durante miles de años la humanidad ha incrementado esta posesión mental, ignorando que la entidad posesora “no es el yo”. A lo largo de una total identificación con la mente, apareció un falso sentido del yo – el ego. La densidad del ego depende del grado en el cual ustedes – la conciencia – se identifican con su mente, con su pensamiento. El pensamiento no es más que un pequeño aspecto de la totalidad de la conciencia, la totalidad de quienes ustedes son.
El grado de identificación con la mente varía de una persona a otra. Algunas personas disfrutan de la libertad de su mente durante algunos períodos, aunque breves, y la paz, la alegría y la vivacidad que experimentan en esos momentos hacen que la vida merezca la pena. Estos también son los momentos en los cuales surgen la creatividad, el amor y la compasión.
Otros están atrapados constantemente en el estado egoíco. Están alienados de sí mismos, así como de los demás y del mundo que los rodea. Cuando ustedes los ven, pueden ver la tensión en sus caras, quizás el ceño fruncido, o una expresión ausente en sus ojos. 
La mayor parte de la atención de ellos está absorta en el pensamiento y así ellos no los ven a ustedes realmente y tampoco los escuchan a ustedes realmente. No están presentes en ninguna situación, porque su atención está en el pasado o en el futuro, lo cual por supuesto existe solo en la mente como formas de pensamiento. O se relacionan con ustedes a través de algún tipo de papel que ellos juegan y por tanto no son ellos mismos.
 La mayoría de las personas están alienadas a partir de quienes son y algunos en un grado tal que la forma en la que se comportan e interactúan se puede reconocer como ‘falsa’ por parte de los demás, excepto por parte de quienes son igualmente falsos, igualmente alienados a partir de quienes son.
La alienación significa que ustedes no se sienten cómodos en ninguna situación, en ningún lugar, o con ninguna persona, ni siquiera consigo mismos. Siempre están tratando de ir “a casa”, pero nunca se sienten en casa. 
Algunos de los grandes escritores del siglo veinte, tales como Franz Kafka, Alberto Camus, T.S. Elliot y James Joyce reconocieron a la alienación como el dilema universal de la existencia humana, probablemente lo sintieron más profundamente dentro de sí mismos y por eso fueron capaces de expresarlo de manera brillante en sus obras. Ellos no ofrecen una solución. Su contribución consiste en mostrarnos un reflejo del infortunio y sufrimiento humano para que podamos verlo con mayor claridad.
Ver el infortunio y el sufrimiento propio con claridad es un primer paso para poder superarlo. Así que mientras todavía esperan porque algo significativo suceda en sus vidas, puede que no perciban que la cosa más significativa que puede sucederle a un ser humano ya ocurrió dentro de ustedes: el comienzo del proceso de separación del pensamiento y la percepción.
Extracto del libro de Eckhart Tolle: Una Nueva Tierra