jueves, 27 de abril de 2017

Hinduismo: Brahma, Vishnu y Shiva


BRAHMA 


BRAHMA es considerado como el Ser Supremo, el dios de dioses; Brahma, Vishnu y Siva, son sus manifestaciones. Es verdad que en algunos versos de los Vedas, algunos de sus atributos también se dan a otras deidades, y en algunos de los Puranas se dice que hay varios dioses iguales al Supremo Brahma.
No obstante, Brahma es considerado por los hindúes, opinión que encuentra mucho fundamento en sus escrituras, como el Supremo Dios: el origen de todos los demás y del que éstos son sus manifestaciones.
En el Atharva-Veda se lee: “Todos los dioses están en Brahma como las vacas en un establo”. En el principio, Brahma era este universo, el creó a los dioses. Habiendo creado a los dioses, los colocó en los mundos. Agni, en este mundo, Vayu en la atmósfera y Surya en el cielo. Y en los mundos que son más altos, colocó a los dioses que son aun más elevados. Entonces Brahma partió hacia la esfera más alta llamada Satyaloka, el más excelente y lejano de todos los mundos. Los dioses eran originalmente mortales, pero cuando fueron penetrados por Brahma, se volvieron inmortales.
En el Taittiriya Brahmana se dice que: Brahma creó a todos los dioses y a este mundo entero. Dentro de él están todos estos mundos. Dentro de él está este universo entero. Brahma es el más grande de todos los seres. En Brahma están los treinta y tres dioses.
                                                            VISHNU:

A Vishnu se le conoce como la segunda persona de la Trimurti o tríada Hindú; pero a pesar de ser el segundo, esto no implica en modo alguno que deba ser considerado inferior a Brahma. En algunos libros se dice que Brahma es la primera causa de todas las Cosas, en otros se afirma, fuertemente que este honor pertenece a Vishnu, mientras que en otros se le concede a Siva. Así como el principal trabajo de Brahma es la creación, el de Vishnu es el de la preservación y el de Siva, la destrucción.
Vishnu, sin embargo, crea, conserva y destruye, aunque en tres formas distintas. Tuvo varias encarnaciones en La Tierra. La primera fue como un pez, luego como una tortuga, la tercera como un jabalí y la cuarta como un león. La quinta encarnación fue como un enano, la sexta Parasurama, con la forma de un guerrero, la séptima como Rama y la octava como Krisna. Estas dos últimas encarnaciones fueron muy importantes para la tradición hindú.
Para algunos hinduistas y, obviamente para los budistas, Buda fue la novena encarnación de Vishnu. Se espera todavía una siguiente encarnación que se llamará Kalki quien se supone cabalgará por La Tierra y castigará a los malos. Sus apodos: Ananta-Infinito, Hari-Ladron salvador, Madhana-La miel, Mukanda-Libertador, Narayana-Origen, Svayambhu-Existencia propia, Yajnesvara-Señor del sacrificio, etc.
El Dios Vishnu siempre es representado en posición vertical, llevando una corona, y portando algunos elementos como una concha, la flor de loto, un disco y un palo, que muestra en cada uno de sus 4 brazos. Hoy en día Vishnu sigue siendo una deidad de culto, y alberga dentro del territorio hindú a una serie de templos y lugares a donde peregrinar.
                                                          SIVA O SHIVA:

Shiva es la tercera persona de la Tríada Hindú. Siendo Brahma el creador y Vishnu el preservador y estando todas las cosas sujetas a decaer, hacía falta un “destructor” para completar el sistema y es por eso que su nombre significa “el que no es propicio”; la destrucción es considerada como la función especial de Siva.
Esto no parece armonizar mucho con la forma mediante la que se le suele representar. Debería recordarse, sin embargo, que según las enseñanzas del hinduismo, la muerte no implica muerte en el sentido de pasar a la no-existencia, sino simplemente un cambio a una nueva forma de vida.
Aquel que destruye, por lo tanto, hace que los seres asuman nuevas fases de existencia: el Destructor es realmente un re-Creador. De ahí que le sea dado el nombre de Shiva, el radiante o el dichoso. No hubiera sido así en caso de considerárselo como el destructor en la acepción corriente de este término.
En el Hinduísmo reciente, y según las enseñanzas de las Epopeyas y los Puranas, Shiva juega un papel muy importante, habiéndose escrito varios libros dedicados a cantar sus alabanzas. Sin embargo, su nombre no figura entre los dioses de los Vedas. Por ello y a fin de aumentar su veneración entre los hombres, se ha afirmado que coincide con el Rudra de los Vedas. También se le conoce como Mahadeva o Mahayogui.
Algunos lo consideran un dios hogareño, casado con la Diosa Parvati, mientras que otros lo consideran viviendo solo como un asceta en el Monte Kailash en los Himalayas. Se cree que el río sagrado Ganga vino a la tierra desde el cielo a través del cabello de Shiva.
El símbolo más común es la linga, (símbolo fálico) una piedra cilíndrica colocada en una base circular. Se cree que la linga representa la totalidad de la visión hindú del mundo. Como corona tiene la luna creciente, y un adorno hecho de piel de tigre y elefante. Su garganta es azul, con una gran cobra enrollada alrededor del cuello.
Lleva collares y una guirnalda, y serpientes trepando por todo su cuerpo. También lleva un fajín, un cordón sagrado, y brazaletes. Tiene tres ojos y cuatro brazos, con ceniza sagrada esparcida por todo su cuerpo. Con dos de sus manos sostiene un tridente, y un tamborcito (damaru); con las otras dos manos forma mudras, de abhaya (protección) y varada (concede bienes). Sus ojos están medio cerrados en una postura sagrada llamada sambhavi mudra, (dirigidos al entrecejo) Los ojos medio cerrados de Shiva indican que su mente permanece en el Ser, mientras que su cuerpo está actuando en el mundo externo.
Shiva/Shakti es el aspecto dual de la Divinidad. La parte derecha del cuerpo corresponde al aspecto masculino (Shiva), y la parte izquierda del mismo representa el aspecto femenino, que a través de diferentes momentos adopta distintas formas y nombres. Esta forma andrógina se llama Ardhanarisvara o “Las dos mitades de la personificación de Dios”.
Inma Martín
elrincondelsadhu.blogspot.com
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miércoles, 26 de abril de 2017

No existe la “falta de tiempo” sino la falta de interés


Lo siento, no he tenido tiempo, es una excusa que probablemente hayamos escuchado en más de una ocasión y a la que probablemente también hayamos recurrido. Sin embargo, es solo eso, una excusa, porque lo cierto es que no existe la falta de tiempo, más bien se trata de falta de interés.

Cuando algo no nos interesa, cuando simplemente no llama nuestra atención o no nos apetece, nos resulta mucho más fácil escudarnos tras de las obligaciones y tareas cotidianas. Sin embargo, cuando algo realmente nos interesa y apasiona, intentamos que todo encaje en nuestra agenda, como si se tratara de un gran rompecabezas, y sacamos el tiempo que necesitamos para dedicárselo.

Cuando nos mentimos a nosotros mismos


El día tiene 24 horas, no podemos alargarlo, pero podemos reestructurar nuestra agenda de manera que podamos tener tiempo para realizar las tareas importantes. Si no lo hacemos, es porque algo en nuestro inconsciente nos está empujando en otra dirección.

Cuando aplazamos constantemente una decisión y afirmamos que no tenemos tiempo para informarnos mejor, por ejemplo, suele deberse a que en nuestro “yo” más profundo tenemos miedo a dar el paso, quizá porque sentimos que no estamos preparados. También puede deberse a que el asunto realmente no nos interesa, estamos tan cómodos en nuestra zona de confort que no nos apetece cambiar y, por tanto, nos mentimos diciendo que no tenemos tiempo.

Sin embargo, mentirnos a nosotros mismos es un juego peligroso porque podemos terminar tomando decisiones de las que después nos arrepintamos, simplemente porque nos dejamos llevar por las circunstancias o porque nos vimos obligados a decidir in extremis. Por eso, la próxima vez que pienses que no tienes tiempo, reflexiona un segundo sobre lo que se puede esconder detrás de esa frase.

Considera que para esconder, reprimir o enmascarar determinadas ideas y sentimientos a nuestro "yo" consciente, tenemos que hacer un gran esfuerzo mental que llega a ser muy desgastante. Mentirte a ti mismo es agotador.

Ser sincero contigo mismo te evitará este problema. Si en vez de decirte que no tienes tiempo, que lo harás mañana o quizá el mes próximo, simplemente asumes que es algo que no te interesa o para lo cual no estás preparado, cierras un capítulo y sigues adelante, con menos estrés y preocupaciones. Te quitas un enorme peso de encima.

Comprométete con lo que te hace realmente feliz


En la vida, tu posesión más valiosa es el tiempo. Puedes compartirlo con quien te apetezca y te haga feliz o invertirlo en esas cosas que te hacen vibrar y te apasionan de verdad.

Eso significa que no tienes que cumplir con todas las expectativas sociales, solo deberías comprometerte con los valores que te resultan importantes, con los que realmente te identificas.

Recuerda que vivir siempre en el carril rápido, encadenando un compromiso con otro, un proyecto con el siguiente y una relación con la sucesiva, te impedirá conectar con tu esencia y poco a poco te irás perdiendo.

A veces simplemente tienes que darte tiempo para pensar, para determinar qué es lo que quieres realmente y, sobre todo, para decidir en qué quieres invertir los minutos y las horas que tienes. Porque son limitados.

Psicologia/Jennifer Delgado
http://www.rinconpsicologia.com



martes, 25 de abril de 2017

Caminar recablea tu cerebro para curar las penas y aliviar el estrés



Si te sientes triste, preocupado o ansioso, uno de los mejores remedios naturales es caminar. Aléjate, literalmente, de la fuente del problema y sumérgete en la naturaleza. No hay nada como un buen paseo para aliviar las penas, deshacerte de la tensión acumulada y recargar las pilas.

De hecho, se conoce que el ejercicio físico, y caminar en especial, son excelentes estrategias terapéuticas para tratar tanto la depresión como la ansiedad. Se ha demostrado que caminar a paso rápido potencia la liberación de endorfinas, unas hormonas que nos hacen sentir felices y relajados, mientras disminuye la producción de cortisol, la hormona del estrés.

Sin embargo, neurocientíficos de la Universidad de Princeton creen que los efectos de caminar van mucho más allá de estimular momentáneamente la producción de determinados neurotransmisores, creen que este hábito puede conducir a un recableado cerebral que nos ayudará a lidiar mejor con los problemas cotidianos, sin tanto estrés.

Las “neuronas calmantes” del cerebro


Estos investigadores trabajaron con dos grupos de ratones, un grupo se mantuvo activo y el otro fue destinado a una condición sedentaria. Después de caminar, los científicos analizaron su funcionamiento cerebral y descubrieron que en los animales que habían hecho actividad física se activaban algunas neuronas encargadas de inhibir la actividad de las células nerviosas demasiado excitadas.

A continuación añadieron un poco de estrés ambiental y apreciaron una activación de las neuronas excitables del hipocampo, una región del cerebro involucrada en las respuestas emocionales. Sin embargo, los animales que habían caminado fueron capaces de lidiar mejor con esa activación cerebral ya que también se activaron las “neuronas calmantes” para evitar que el impacto de la situación fuera excesivo y mantener el nivel de estrés bajo control.

Estos resultados, que los neurocientíficos consideran válidos para los seres humanos, podrían explicar por qué caminar nos ayuda a relajarnos y olvidarnos de las preocupaciones y las penas. Todo indica que cuando caminamos se activan las “neuronas calmantes” del cerebro para inhibir el nivel de excitación de aquellas neuronas que se encuentran en la base de las preocupaciones, las rumiaciones y el estrés.

Esto nos indica que la actividad física reorganiza el cerebro, por lo que es menos probable que las personas que caminen y practiquen ejercicio con frecuencia sufran niveles elevados de ansiedad y el estrés interferirá menos en su funcionamiento normal. Básicamente, caminar fortalece el mecanismo de inhibición, impidiendo que las células nerviosas más excitables se disparen.

Para aprovechar al máximo la caminata, mejor que sea en la naturaleza


No es lo mismo caminar sobre una cinta dentro de las cuatro paredes de un gimnasio que caminar por la ciudad o rodeados de naturaleza. Neurocientíficos de la Universidad Heriot-Watt lo comprobaron manteniendo monitorizada la actividad cerebral de 12 personas mientras caminaban durante 25 minutos en un centro comercial, un espacio verde y una calle de una concurrida zona de negocios. La electroencefalografía móvil rastreó señales de emociones y estados como la frustración, la meditación, el entusiasmo y la atención.

Descubrieron que el estado de relajación y meditación era más intenso cuando se paseaba por espacios verdes. Estas personas también experimentaban menos frustración. Lo que sucede es que en los espacios verdes nuestro cerebro logra desconectarse realmente y poner en marcha lo que se conoce como atención involuntaria, teniendo la oportunidad de vagar con mayor libertad en un estado bastante parecido a la meditación mindfulness. Al contrario, en las calles y centros comerciales debemos mantenernos mucho más atentos, por lo que no tenemos la oportunidad de desconectarnos por completo de nuestras preocupaciones y no dejamos que el cerebro descanse.

Psicologia/Jennifer Delgado

http://www.rinconpsicologia.com

Fuentes:
Roe, J. et. Al. (2015) The urban brain: analysing outdoor physical activity with mobile EEG. British Journal of Sports Medicine; 49(4): 272-276.
Gould, E. et. Al. (2013) Physical exercise prevents stress-induced activation of granule neurons and enhances local inhibitory mechanisms in the dentate gyrus.Journal of Neuroscience;33(18): 7770-7777.