miércoles, 12 de abril de 2017

LOS SEIS SONIDOS CURATIVOS

Los Seis Sonidos Curativos (Liu Zi Jue) es una técnica tradicional del Qigong Médico. El ejercicio que debe realizarse sentado en una silla y con la espalda recta.

Los 6 Sonidos Curativos deben pronunciarse correctamente y 6 veces cada uno. Los sonidos ejercen una vibración que afecta directamente a un órgano concreto depurándolo y sanándolo tanto físicamente como emocionalmente.

Si deseamos completar el ejercicio de sanación con una visualización, al inspirar imaginaremos una luz que llega a nuestro órgano y lo tonifica al espirar pronunciando el sonido visualizaremos como expulsamos las energías negativas de nuestro órgano (enfermedades y emociones)

Los 6 sonidos Curativos y sus respectivos órganos son los siguientes:

1. MADERA: Sonido “XU” Tranquiliza el Qi (energía) del hígado, se usa para tratar enfermedades de los ojos, dolor de cabeza, tics y también problemas faciales. Combate la depresión, la ira, la frustración, el resentimiento, la amargura y el desprecio.

2. FUEGO: Sonido “KE” o “HE” Refuerza el Qi del corazón y se utiliza para tratar la inquietud, las palpitaciones, el insomnio, las perturbaciones del sueño, la locuacidad. Se recomienda para disminuir la excitación, el deseo y la alegría excesiva, los celos y la avaricia.

3. TIERRA: Sonido “HU” Refuerza el Qi del bazo y trata los problemas digestivos. Reduce la reflexión excesiva y la obsesión.

4. METAL: Sonido ·”Si” Tonifica el Qi de los pulmones siendo indicado para combatir las enfermedades pulmonares como la tos y el asma. Indicado para mitigar los episodios de tristeza y de preocupación excesiva.

5. AGUA: Sonido “CHUI” Refuerza el Qi de los riñones y está indicado para los problemas de insuficiencia renal, eyaculación precoz y espermatorrea. Combate el miedo, los sustos, shock y ansiedades.

6. FUEGO: Sonido “ XI” Regula el Qi del Triple Calentador/SANJIAO. Se utiliza para tratar el tinitus, la sordera, hinchazón de axila, dolor de muelas y la inflamación de garganta.

 

¿CÓMO PODEMOS PRACTICARLOS?

Con los ojos cerrados se atiende al órgano (se pone la atención en él):

1.-HÍGADO: ponga la lengua junto al paladar y con una exhalación lenta y prolongada, produzca el sonido SSHHHHHHHHHHHH. Al mismo tiempo que elimina la rabia, la Ira, la cólera, la agresividad.

Si le viene a la mente en ese momento una situación o persona que le produce rabia, cólera o agresividad, no lo aparte de su mente, sino piense en ello mientras hace el sonido para eliminar la situación o persona de su mundo interior, para transmutarlo.

Durante los periodos de descanso respire hacia el hígado y sonríale al tiempo que lo rodea de una luz verde brillante. Sienta la virtud de la Amabilidad.

2. – CORAZÓN: Con la boca completamente abierta colocando la punta de la lengua detrás de los dientes inferiores haga una exhalación lenta y profunda al tiempo que produce el sonido HAAAAAAAAA y elimina el orgullo, el odio, la soberbia, la impaciencia y la prisa.

Si le viene a la mente en ese momento una situación o persona que le produce esta emociones que está eliminando, no lo aparte de tu mente, sino piense en ello mientras hace el sonido para eliminar el odio, orgullo, etc. de la situación o de la persona. Durante los periodos de descanso respire y sonría al Corazón al tiempo que lo rodea de una luz roja brillante. Sienta la virtud del Amor, y la Felicidad.

3-BAZO: Ponga otra vez la lengua junto al paladar y haga una exhalación lenta y profunda al tiempo que produce el sonido GUUUUUUUUUUU ( desde la garganta como el sonido de “Gemir”) y elimina la preocupación.

Si le viene a la mente en ese momento una situación o persona que le produce preocupación, no lo aparte de su mente, más bien piense en ello mientras hace el sonido para limpiar la situación o la persona..

Durante los periodos de descanso respire y sonría al Bazo al tiempo que lo rodea de una luz amarilla brillante y siente la virtud de la Belleza que potenciará positivamente este órgano.

4. PULMONES: Con la lengua detrás de los dientes cerrados y con una exhalación lenta y prolongada, producir el sonido SSSSSSS

Hacerlo con la intención de soltar todas las tristezas y depresiones. Si viniera a la mente una situación o recuerdo triste aprovechar para eliminarlo. Este sonido limpia de toda tristeza al pulmón, el órgano donde se guardan esta emociones.

Al inspirar llevar la energía del coraje, del valor y el buen animo a los pulmones. Sonreír y brindarle amor a estos órganos. Conviene visualizarlos envueltos en una luz blanca.

5.- RIÑONES: Formar una O con los labios como si se soplase la vela de cumpleaños y con una exhalación lenta y prolongada emitir el sonido HOOOOOO, al tiempo que se elimina el miedo e inseguridad.

Si le viene a la mente en ese momento una situación o persona que produce miedo e inseguridad, no lo aparte de su mente, sino piense en ello mientras hace el sonido para eliminar el miedo de la situación.

Durante los periodos de descanso respire a los riñones y sonríele mientras le envía una luz azul o negra brillante. Sienta la virtud de la Bondad y Paz.

6.-TRIPLE CALENTADOR: Si es posible haga este ejercicio tumbado. Con la boca abierta, exhale lentamente el aire mientas hace el sonido HIIIIIIIIIIIIII. Cuando pare para exhalar, trate de imaginar un rodillo grande que va aplanando el pecho, el estómago y el abdomen, y siéntase vacío ( es como cuando aplastamos con la mano una bolsa de plástico para guardarla. Sonría al triple calentador (no es un órgano).

Esto equilibrará todas las energías activadas por los demás sonidos y relaja el cuerpo en general.

La práctica habitual de estos ejercicios depura al organismo de energías negativas, hace prevalecer nuevos y poderosos estados de conciencia de tal forma que se torna cada vez mas improbable caer en tristezas, depresiones, cóleras, miedos, etc.

Un estado de completitud y felicidad se instala, nuestro estado de conciencia original.

Del mismo modo que no podemos vivir sin aire, no puede existir vida humana sin sonido. El hallazgo de los sabios del Asia antigua fue preguntarse cómo el sonido podía ser utilizado para la mejora y evolución del ser humano. La respuesta es que sí, los sonidos curan.

La vida humana se desarrolla en un entorno sonoro: el sonido es connatural a la existencia.

La ausencia total de sonido es materialmente imposible. Así, desde el origen de los tiempos, el hombre ha vivido en un entorno repleto de sonidos procedentes de las diversas manifestaciones de la naturaleza: el ulular del viento, el caer de la lluvia, el canto de los pájaros, el crepitar del fuego, el rumor de las olas. Un mundo lleno de armonía que ha conseguido influir física, emocional y mentalmente al ser humano consiguiendo crear estados de relajación, de estimulación o de armonización de la energía vital.

El sonido es la vibración del aire, y así, como la vida humana se da en un medio aeróbico (es decir, en el cual el aire es necesario para vivir), la existencia de sonido es inevitable.

Pero también existe sonido en la vida prenatal. En el nivel más intimo, el sonido nos ha rodeado y alimentado desde el momento en que fuimos concebidos. En el instante en que el ovulo se fija en el útero de la madre se pone en contacto con un entorno sonoro: las pulsaciones del latido cardiaco, los ruidos intestinales, la respiración de la madre. A medida que el feto se desarrolla se da cuenta de la importancia del latido cardiaco que percibe como esencial para su vida dado que la disminución le supone una falta de oxigeno, de nutrición o de temperatura. Cualquier alteración en el mismo conlleva estados de estrés. El feto no oye el sonido a través del sistema auditivo sino a través de la percepción vibracional o energética.

El sonido es una forma de energía de manera activa en el desarrollo y evolución de la persona.

Así pues, con el sentido pragmático que caracteriza a las culturas asiáticas, los filósofos y sabios chinos e indios pensaron que si el sonido era un elemento constante, omnipresente e inevitable en la existencia humana, podía ser utilizado como medio hábil para su mejora física, mental y espiritual, del mismo modo que el silencio meditativo lo era para los mismos fines.

 Fuente: https://evolucionconsciente.org

martes, 11 de abril de 2017

El negro


Estamos en el comedor estudiantil de una universidad alemana. Una alumna rubia e inequí­vocamente germana adquiere su bandeja con el menú en el mostrador del autoservicio y luego se sienta en una mesa. Entonces advierte que ha olvidado los cubiertos y vuelve a levantarse para cogerlos.
Al regresar, descubre con estupor que un chico negro, probablemente subsahariano por su aspecto, se ha sentado en su lugar y está comiendo de su bandeja.

De entrada, la muchacha se siente desconcertada y agredida; pero enseguida corrige su pensamiento y supone que el africano no está acostumbrado al sentido de la propiedad privada y de la intimidad del europeo, o incluso que quizá no disponga de dinero suficiente para pagarse la comida, aun siendo ésta barata para el elevado estándar de vida de nuestros ricos paí­ses.
De modo que la chica decide sentarse frente al tipo y sonreí­rle amistosamente. A lo cual el africano contesta con otra blanca sonrisa.
A continuación, la alemana comienza a comer de la bandeja intentando aparentar la mayor normalidad y compartiéndola con exquisita generosidad y cortesí­a con el chico negro. Y así­, él se toma la ensalada, ella apura la sopa, ambos pinchan paritariamente del mismo plato de estofado hasta acabarlo y uno da cuenta del yogur y la otra de la pieza de fruta.
Todo ello trufado de múltiples sonrisas educadas, tí­midas por parte del muchacho, suavemente alentadoras y comprensivas por parte de ella.
Acabado el almuerzo, la alemana se levanta en busca de un café.
Y entonces descubre, en la mesa vecina detrás de ella, su propio abrigo colocado sobre el respaldo de una silla y una bandeja de comida intacta.
Dedico esta historia deliciosa, que además es auténtica, a todos aquellos que, en el fondo, recelan de los inmigrantes y les consideran individuos inferiores. A todas esas personas que, aun bienintencionadas, les observan con condescendencia y paternalismo. Será mejor que nos libremos de los prejuicios o corremos el riesgo de hacer el mismo ridí­culo que la pobre alemana, que creí­a ser el colmo de la civilización mientras el africano, él sí­ inmensamente educado, la dejaba comer de su bandeja y tal vez pensaba: “Pero qué chiflados están los europeos”.
Por Rosa Montero
http://paulocoelhoblog.com

lunes, 10 de abril de 2017

Síndrome de la Insistencia Errónea: Esforzarse mucho para no lograr nada


A todos nos sucede, antes o después. Llega un momento de la vida en el que nos damos cuenta de que necesitamos cambiar, que debemos poner rumbo en otra dirección porque lo que estamos haciendo simplemente no funciona o nos conduce a un callejón sin salida. 

Sin embargo, hacer consciente la necesidad del cambio es tan solo el primer paso. Normalmente después llega una fase en la que nos bloqueamos, nos sentimos atrapados por las decisiones del pasado y nos damos cuenta de que los malos hábitos regresan. 

Sin darnos cuenta, comenzamos a insistir en la dirección errónea y, obviamente, no avanzamos sino que comenzamos a retroceder. Sin embargo, el esfuerzo que realizamos es tal que terminamos agotados y desmotivados, sin comprender qué ha pasado. La respuesta es muy sencilla: hemos sido víctimas de lo que se podría denominar: “Síndrome de la Insistencia Errónea”. 

Insistir en la dirección equivocada


Imagina que es verano. Estás sentado tranquilamente en el sofá de tu casa y comienzas a sentir un calor sofocante. Para refrescarte, abres un poco la ventana. Luego abres una ventana opuesta, para crear un poco de corriente.

Cuando vuelves al sofá te sientes mucho mejor pero al cabo de unos minutos piensas que si abrieses un poco más las ventanas, sentirías aún menos calor. Te levantas y lo haces. Y así continúas, hasta que abres las ventanas de par en par.

Finalmente te sientas tranquilo en el sofá, dispuesto a relajarte y a disfrutar de la brisa, pero al cabo de un rato te percatas de que el calor ha vuelto. ¿Por qué?

La respuesta es muy sencilla: según la Física, llega un punto a partir del cual, mientras más abres las ventanas, más despacio circula el aire.

En la vida, en muchas ocasiones ponemos en práctica este tipo de comportamiento. De hecho, insistimos en la dirección errónea cuando:

- Nos aferramos a comportamientos del pasado, que en su momento fueron eficaces pero que en la actualidad han dejado de serlo y han perdido su sentido.

Insistimos en la crítica, pensando que si la repetimos muchas veces, la otra persona terminará cambiando, cuando en realidad solo lograremos que se ponga a la defensiva.

- Nos obstinamos en seguir un sueño o una idea que creemos brillante, sin tomar en consideración las pistas que nos envía el mundo real para indicarnos que vamos por mal camino.

- Nos atamos a una relación, generalmente de pareja, que ya no funciona y que se ha convertido en una fuente de conflictos e insatisfacciones.

En todos estos casos, al inicio determinados comportamientos, creencias o ideas fueron perfectamente válidos y eficaces. Sin embargo, en cierto punto del camino las condiciones cambiaron y no nos dimos cuenta, por lo que seguimos repitiendo los viejos comportamientos o aplicamos creencias que han pasado a ser desadaptativas. Obviamente, en este punto los resultados que obtenemos no son los esperados, en vez de avanzar, nos sentimos estancados o incluso retrocedemos. 

En ese punto entramos en un bucle ya que comenzamos a insistir en la dirección errónea, malgastando nuestra fuerza y energía. Entonces, en vez de reflexionar sobre nuestras creencias de base, pensamos que el problema es que no nos aplicamos lo suficiente, por lo que redoblamos aún más nuestros esfuerzos en la dirección equivocada. 

Obviamente, vivir dentro de este bucle, luchando continuamente contra la corriente, puede ser devastador porque podemos terminar creyendo que no somos lo suficientemente buenos, cuando en realidad el único problema es que debemos cambiar de dirección.

¿Cómo salir de ese círculo vicioso?


Si en los últimos tiempos te sientes atrapado en una situación que está consumiendo tu fuerza y energía pero no logras los resultados que esperabas, quizá el problema es que estás insistiendo en la dirección errónea. Plantéate estas preguntas:

- La vida cambia continuamente, ¿tú has cambiado lo suficiente? Un proverbio chino dice “no puedes dirigir el viento, pero sí las velas de tu barco”. La vida cambia continuamente, pero a veces no somos capaces de adaptarnos con suficiente rapidez a esas transformaciones. Sin embargo, seguir repitiendo comportamientos del pasado, solo porque una vez funcionaron, no es garantía de éxito, más bien es un salvoconducto al fracaso.

- Mira a tu alrededor, ¿qué señales te envía el mundo? En muchas ocasiones nos empecinamos en seguir un camino porque estamos demasiado ensimismados en nosotros mismos y pasamos por alto las señales que nos envía el mundo para indicarnos que vamos en la dirección errónea. Por tanto, haz un alto en el camino, establece una distancia emocional e intenta descifrar el significado de todos esos obstáculos, problemas y conflictos que están apareciendo y te detienen. Quizá solo están ahí para decirte que es mejor que tomes otro camino. De hecho, si tu plan no funciona, no significa que debes cambiar la meta, sino el plan. 

- ¿A qué le temes? A veces insistimos en la dirección errónea porque los otros caminos nos dan miedo. De hecho, es un error común en las relaciones de pareja. Nos mantenemos atados a una persona porque pensamos que no vamos a encontrar a nadie más y nos da miedo quedarnos solos. Obviamente, esa no es una buena razón para guiar nuestra vida. Asegúrate de que tus decisiones expresen tus sueños e ilusiones, no tus miedos. 


Psicología/Jennifer Delgado
http://www.rinconpsicologia.com

Fuente:
Goienetxea, I. & Lladó, E. (2014) La estupidez de las organizaciones: 7 metáforas para el camino. Barcelona: Rigden.