domingo, 5 de marzo de 2017

La curación a través de la reconciliación con uno mismo


¿Por qué enfermamos?
Cuando el desánimo, el resentimiento, la frustración y la falta de Amor por ti mismo aparecen en tu vida, también aparecen las enfermedades.
En la vida a veces tenemos problemas que no sabemos o no queremos resolver a nivel emocional, es entonces cuando van surgiendo síntomas de dolencias… al principio leves para irse convirtiendo en crónicas o en el peor de los casos mortales.
Desde este portal vamos a intentar dar una serie de pautas de autoconocimiento, para poder manejar de forma responsable nuestros desequilibrios físicos.
Lo primero y más importante es empezar un proceso de AUTO-ACEPTACIÓN de uno mismo y de tus circunstancias. Para desde la aceptación que es una posición de entrega y confianza en el Universo y  a lo que nos ha dado, conseguir reconciliarnos con nosotros mismos en primer lugar.
Este “milagro” se produce cuando estamos en conexión (13 Hz en el DKG) con el Universo del que formamos y somos parte, ahí es cuando tiene lugar la apertura de los centros receptores de energía, inundando nuestro cuerpo, con todo el poder de autocuración al que todos tenemos acceso.
Enfermamos porque perdemos esa conexión, nos desconectamos de la fuente que da la energía a todos los seres vivos del Universo, que nos da todo lo que necesitamos.
Al actuar en contra de nuestros sentimientos, el cuerpo lo percibe como un ataque, cuando no atendemos a nuestras necesidades vitales también lo percibe como otro ataque. Y cuando nos llenamos de odio, resentimientos, dudas y miedos nos hacemos continuos ataques, convirtiéndonos en enemigos de nosotros mismos.
Así una y otra vez vamos recorriendo la vida, pero en esos estados el cuerpo enferma sin lugar a dudas. La enfermedad es un aviso maravilloso que nos da el cuerpo de que le estamos maltratando….y aguanta tanto…
Todas o casi todas las enfermedades tienen su raíz en un problema emocional no resuelto en la persona.
La buena noticia es que podemos aprender a no enfermar y si ya estamos enfermos, nos podemos curar nosotros mismos, todos tenemos la capacidad de contribuir a nuestra propia curación.
Podemos hacerlo cambiando nuestros modelos de pensamientos, pues cambiando lo que pensamos cambiarán nuestros actos y como consecuencia cambiaran nuestros sentimientos hacia sentimientos más puros, de más amor lo que llevara a tener más energía y menos toxicidad en nuestro cuerpo. Ya que los pensamientos que nos perjudican son toxinas para el cuerpo. Si aprendemos a interpretar con exactitud nuestras emociones podremos tomar las decisiones adecuadas en cada momento.
Abandonando la esclavitud  de la falta de control mental caminaremos hacia una vida de libertad, pues dejaremos de estar sujetos a las restricciones de los pensamientos.
Dejando nuestras acciones en manos de una voluntad sujeta de forma natural a los sentimientos más nobles que todo ser humano tiene en su ser más profundo.
Para curarnos hemos de equilibrar nuestro cuerpo, mente y espíritu. Ya que aunque es en el cuerpo donde se manifiesta el problema, es en el espíritu donde está la semilla del problema, que se encarga la mente cuidadosamente de desarrollar a través de los pensamientos inadecuados.
Si tenemos una fuerte conexión con nuestro ser interior, unos pensamientos sanos y constructivos, además de cuidar de forma saludable nuestro cuerpo, estaremos sanos.
Cuando hay equilibrio entre las tres partes que nos forman, sentimos la alegría de vivir que es lo normal entre los seres vivos del Universo, nosotros no somos una excepción.

“Lo normal es tener salud, no estar enfermos”

Si no cambias mentalmente frente a una actitud que te ha hecho enfermar, ni el mejor médico del mundo te podrá curar.
El Resentimiento es una de las emociones que más enfermedades produce junto con el miedo. Pero la densidad del resentimiento podemos cambiarla con el sentimiento del perdón, el perdón a nosotros mismos la mayor parte de la veces y luego a los demás.
El perdón beneficia al que lo da, no es para el que lo recibe ya que la carga emocional negativa la lleva el que no perdona.
La otra (mal llamada) emoción que causa muchas enfermedades es el Miedo, que es lo contrario al Amor, es un cierre a la entrada de energía a nuestro ser, es oponerte a vivir, es cerrarte a la experiencia que supone tener una vida con ilusiones aunque tengas que correr riesgos, no se puede tener miedo a vivir. Porque entonces te pierdes lo mejor de la vida que es crecer… si no experimentas, por miedo fracasar, nunca sabrás si hubieras tenido éxito y tu vida se convertirá en un cúmulo de frustraciones.
El miedo es sobre todo desconfianza, de ti mismo y de que el Universo no te de cosas buenas, siempre te da lo que necesitas en cada momento. Porque tú eres el que crea el Universo cada día. Es falta de fe en que tú te mereces lo mejor, tenemos miedo porque en el fondo esperamos lo peor.
Si perdonas y te liberas de los miedos, te podrás curar casi de cualquier cosa. Las palabras y los pensamientos que has tenido y pronunciado hasta el día de hoy son los que te han puesto en tu situación actual física y emocional.
Hagamos un esfuerzo que merece la pena recuperemos toda la Alegría y el Amor que traíamos al nacer, entonces éramos importantes y nos sentíamos el centro del mundo.
Los bebés son osados, piden lo que necesitan y expresan lo que sienten. Haz tú lo mismo. Recuerda que una vez hace mucho lo hacías.
ERES UN SER PERFECTO SOLO TIENES QUE QUERER RECORDARLO.
Paloma Vela
https://starviewerteam.com
Vía: Rincón del Tibet

sábado, 4 de marzo de 2017

La energía de buscarse a uno mismo



Ya sabemos todos que cuando estamos en desacuerdo con alguna cosa y queremos tener la razón al respecto, es porque tenemos claro que los demás están equivocados, y nosotros somos los que vemos con claridad radiante el verdadero estado de las cosas. También se oye de forma habitual que lo que hacemos normalmente es hablar de terceros, y de lo que hacen y dejan de hacer, con el consiguiente desgaste y pérdida energética, y reforzando una vez más, sin darnos cuenta, el poner la atención donde no debe ser puesta.

¿Cómo es esto de echar balones fuera y ver siempre la paja en el ojo ajeno? De nuevo, es otra de las funciones automáticas imbuidas en el ser humano para evitar que, realmente, pueda descubrir sus propios bloqueos, carencias y puntos débiles, y trabajar en ellos cuando funcionamos en modo autómata y nos dejamos llevar por los programas de gestión de la personalidad que poseemos.

La energía de la búsqueda de sí mismo

Algunos posiblemente sabréis que una parte de la evolución de la raza humana se sustenta en una octava (proceso energético) cuyo combustible es la energía de la “búsqueda de uno mismo”, esto quiere decir que parte del camino que, como especie estamos andando, y por el escenario evolutivo por el que transitamos, la octava que marca el curso del sendero que hemos de recorrer tiene como gasolina la energía del “buscar realmente quienes somos”. Cuando las personas se buscan a ellas mismas, para conocer su origen, su naturaleza, su “porqué de estar aquí”, generan una energía internamente con una vibración y calidad determinada que proporciona una cierta cantidad de combustible para su propio avance, y el avance de todos.

Si todos estuviéramos involucrados la mayor parte de nuestro tiempo en esos procesos de búsqueda y conocimiento interior, el combustible generado para la octava sería mucho mayor y potente, y los acontecimientos que se van manifestando, cuando las diferentes notas de la octava van siendo alcanzadas tendrían, posiblemente, otras velocidades y ritmos y serían más difíciles de parar o manipular. Digo posiblemente, pues hay en juego octavas sobre octavas, procesos sobre procesos, y energías que dependen de otras energías de la estructura multidimensional de la realidad, para que todo esto funcione de forma armónica para ese crecimiento en consciencia de todos nosotros, y del conjunto de la vida en el planeta.

Mirar hacia fuera, para ocultar lo de dentro

Así pues, para evitar que las personas en general se miren hacia si mismas para encontrar a los responsables de las situaciones que no nos gustan en la realidad que co-creamos entre todos, el mecanismo creado e imbuido en el sistema mental del ser humano durante la modificación o alteración genética del vehículo que usamos, se encarga de poner el punto de atención y el foco del “porqué pasa esto” siempre en el exterior de uno mismo, ya no a escala planetaria, que también, sino simplemente en la realidad cercana del día a día de cada uno de nosotros.

Si alguien ha leído algo sobre la técnica hawaiana conocida como el Ho’oponopono, sabréis que, justamente, se basa en que cualquier cosa que pasa ahí fuera, por muy remota que parezca, tiene una base en mí, que debo sanar en mí y hacerme cargo de ella para que pueda ser solucionada externamente. Es algo que cuesta entender que yo tenga algo que ver con cosas que, a priori, me parecen desconectadas de mis procesos, pero no es así, no hay nada desconectado de nada, y no hay nada que no sea responsable y causa, en su justa medida, de todo lo demás, pero, habiendo instalado en nosotros estos programas de “mirar hacia fuera siempre” para encontrar el por qué de las cosas, no podemos darnos cuenta de ello, de nuevo, en la manera general que una mayoría de la población humana tiene aun de gestionar su realidad.

Siempre se intenta esconder que el verdadero potencial y todo lo que necesitamos para nuestra existencia está en el interior de uno mismo, pero lo interesante es que no pasa nada si a lo largo de toda una vida no lo hacemos, es decir, que por mucho que esta sea una frase repetida hasta la saciedad, no pasa nada en términos de poder tener la experiencia terrenal con sus altos y bajos si no nos damos cuenta que es una verdad factual, y que precisamente lo que se intenta hacer es que no la descubramos. Al no tener repercusiones “directas” y manifestadas inmediatamente, podemos pasarnos toda la vida sin comprender que esa vida la podríamos haber gestionado de otra forma de haber mirado “hacia adentro”, todo lo que intentábamos comprender “ahí fuera”.

Un motor inconsciente para nuestra existencia

Por otro lado, ¿qué ocurre cuando lo descubres? Sucede que cae uno de esos velos que nos impiden comprender un poco mejor este escenario y todo lo que se mueve entre bambalinas, y pasa que entonces ya no puedes achacar a algo externo nada de lo que uno vive, pues lo externo que aparece en nosotros, como ya hemos comentado alguna vez, siempre es detonado por procesos en nuestro interior, y solo se deja a agentes y fuerzas “ajenas” que nos lo traigan a nuestra realidad. Cuando lidiamos con los agentes, fuerzas, entes, situaciones, personas, eventos y problemas, solo lidiamos con aquello que trae el “mensaje en su manifestación terrenal”, y no solemos ir más allá para ver quien fue el “mensajero y fuente original del mismo” (que siempre somos nosotros, desde uno o varios niveles de nuestra estructura, pero raramente desde la parte de la mente consciente).

La energía de buscarse a sí mismo es una energía muy potente que permite, como un motor incombustible, que lleguemos a saber lo que somos. En algunos casos, para alguna encarnación en concreto, se deja alguna semilla que mantenga de forma activa esa inquietud. Muchas personas sienten la necesidad imperiosa en algunos momentos de sus vidas de encontrar y conocer lo que son, y el porqué de sus vidas, ya que hemos sido creados con esa necesidad para que fuera un motor inconsciente a la hora de poner en marcha nuestro propósito y misión. Todo el mundo necesita una fuerza que, desde su inconsciente, guíe lo que hace. En mi caso, por ejemplo, es una necesidad extrema de volver a ser lo que soy originariamente, cuando no soy este que ahora escribe, desprendiéndome de los envoltorios que me limitan, y lo que me ha movido hacia la sanación y la metafísica, aprendiendo para comprender cómo funciona el ser humano y su realidad hasta los límites más insospechados y remotos a los que pueda llegar en mi vida.

Conocer el motor que guía vuestros procesos evolutivos desde la parte más recóndita del inconsciente humano os permite conocer por qué hacéis las cosas que hacéis y las inquietudes “espirituales” y evolutivas que tenéis, ya que todo está literalmente codificado en los diferentes niveles de vuestra psique, imbuido ahí por vuestra alma y vuestro Yo Superior, a la espera de ser destapado, comprendido y puesto en servicio hacia vosotros, y hacia los demás, de forma consciente y natural.

un abrazo, 

David Topí
http://davidtopi.com/

viernes, 3 de marzo de 2017

Ordena tu tiempo


Muchos nos preguntamos sobre la eficiencia de nuestro tiempo. ¿Estamos aprovechando bien cada minuto de nuestras vidas? ¿Es exagerado intensificar la marcha diaria? O, por el contrario, ¿hacemos muy poco?
El profesor Josep Mas Font propone un simple ejercicio: Imaginemos que cada mañana ingresan en nuestra cuenta 1.440 dólares, con la condición de que no podemos guardarlos para el día siguiente. Con esa cantidad podríamos hacer diferentes cosas: regalarlos, botarlos a la basura, o utilizarlos de forma útil, eficiente y provechosa.
Imaginemos además que los 1.440 dólares son como los 1.440 minutos de un día completo de nuestra vida. ¿Somos capaces de conseguir todos nuestros objetivos, tanto en el ámbito personal como en el profesional? ¿Utilizamos de manera eficaz nuestros 1.440 minutos diarios para lograr las metas propuestas?
Este análisis requiere de muchas más preguntas y variables: ¿Cuánto de complicada es nuestra vida? ¿Podemos establecer prioridades? ¿Tenemos demasiadas labores a nuestro cargo? ¿Somos capaces de tomar decisiones? ¿Sabemos delegar responsabilidades en otras personas? ¿Estamos en condiciones de cumplir mínimamente con unos horarios y metas?
Vivimos en la sociedad del aquí y el ahora, donde todo se precisa a la mayor velocidad posible; pero eso no significa rendirse ante el caos.
Diversos expertos consideran que las actividades planificadas deberían ocupar solo el 60% de nuestro tiempo. Eso significaría dejar un margen de un 20% para las inesperadas y para otros imprevistos. Pero también necesitamos un 20% del tiempo para actividades espontáneas y sociales. Algunas empresas consideran que esto es un factor importantísimo para fomentar la creatividad de los empleados.
En la planificación del tiempo es imprescindible actuar con inteligencia emocional. Lo primero es trazarse objetivos, asignarles un período razonable de realización, prever —hasta donde se pueda— las dificultades que podríamos hallar en el camino y entender cuáles son las prioridades.
Muchas veces, evitamos decir “no” a una determinada propuesta, pensando que si la rechazamos quizás estamos dejando ir el tren de la vida o la mejor oportunidad del mundo. Pero si vamos a organizar mejor nuestro tiempo, inevitablemente hay que elegir. Y elegir es tener en cuenta un amplio repertorio de posibilidades que incluye “sí”, “no”, “más adelante” e incluso “nunca”.
Porque, como nos recuerda el gran Paulo Coelho: “Escoger un camino significa abandonar otros”.

Ismael Cala / https://ismaelcala.com