jueves, 22 de diciembre de 2016

Adoro que me acaricien el alma, la piel la toca cualquiera



Acariciar el alma es seducir con las palabras para encender emociones insospechadas. El buen artesano del amor sincero sabe que no hay mayor atracción que la de dos mentes que encajan, que se buscan y se descubren más allá de la piel y los sentidos, porque acariciar el alma es renacer en el otro sin dejar de ser uno mismo.
Si lo pensamos bien, suelen ser muy pocas las veces en que llegamos a experimentar una auténtica unión mental con alguien hasta el punto de que la seducción, pase casi por alto lo físico para deleitarnos con una armonía de gustos, placeres, conocimientos y complicidades que trazan instantes maravillosos imposibles de olvidar.
►Hasta que no vacíes tu alma de rencores, miedos e incertidumbres, no te sentirás libre para que otros te la acaricien, para que otras voces la arropen y la cuiden como mereces.
En la bellísima lengua indígena de México, el náhuatl, acariciar el alma se traduce en una sonora palabra: “apapachar“. Es sin duda un arte excepcional que todos deberíamos practicar con nuestros seres amados, porque en ella se inscribe el respeto, el reconocimiento y ese amor que trasciende la piel y los sentidos…
Te invitamos a reflexionar sobre ello.

El amor no está en el corazón, el amor habita en nuestra mente y en el alma

El acto de “apapachar”, de acariciar el alma de otra persona, no es un proceso que se origine en el corazón. A pesar de que la imagen del amor siempre queda vinculada de forma tradicional a este órgano, su localización exacta está en el cerebro, ahí donde acontece ese baile químico caótico y fascinante que determina muchas de nuestras sensaciones.
Ahora bien, sabemos que la pasión y el amor en su versión más “eufórica” están regidos por una combinación sutil entre neurotransmisores como la dopamina, la noradrenalina y la serotonina, pero… ¿Qué ocurre cuando lo que sentimos es ante todo una “unión mental”? ¿Esa fascinación que va más allá de la piel o del físico?

El lado lógico del amor

No todo es caótico en las relaciones afectivas. La corteza o el córtex de nuestro cerebro aloja los procesos “más lógicos”, es decir, la percepción, la conciencia, el juicio, el razonamiento más equilibrado…
  • En esta parte más exterior de nuestro cerebro formada por complejisimas redes neurales, las personas disponemos de nuestro “timón de control”.
  • Es aquí donde se llevan a cabo esos procesos que nos hacen valorar, por ejemplo, si alguien vale la pena o no, y disfrutar a su vez de esa conexión mental donde de pronto, todo nuestro universo parece “encajar”.

El sistema límbico y la magia de las emociones

Si la parte más exterior de nuestro cerebro se encarga de las tareas más lógicas o de la resolución de problemas, en su área más profunda se esconde esa otra estructura tan mágica como especial: el sistema límbico.
  • Es en esta región cerebral donde se nos recompensa por esa armonía, por esas conversaciones donde nos deleitamos con la persona amada, por esos conocimientos que adquirimos, por los descubrimientos, por el sentido del humor que nos transmiten y el cariño que nos ofrecen con las palabras.
  • A cada acto positivo, el sistema límbico nos ofrece esos neurotransmisores cargados de placer y bienestar, generando la magia de la atracción.

La inteligencia también seduce

La antropóloga y experta en relaciones afectivas Helen Fisher, nos indica que la ciencia no puede explicar con exactitud qué hace que nos sintamos atraídos por unas personas y no por otras. Nos enamoramos de quien tenemos cerca, pero en ocasiones, factores como el misterio o la inteligencia son también dos elementos con un alto grado de atracción.
Según un trabajo publicado en la revista “Intelligence.com“, la atracción por la inteligencia suele darse muy a menudo y, en especial, en las mujeres. De hecho, hay quien prefiere una pareja dotada de gran inteligencia antes que por un gran atractivo físico.
  • La inteligencia se ve como algo duradero. Es decir, de existir esa unión excepcional donde las emociones se armonizan con la sabiduría, con el sentido del humor, con diálogos constantes y enriquecedores, la satisfacción se considera mayor.
  • Los que dicen sentirse más atraídos por “el interior” que por “el exterior” buscan sobre todo esa conexión mental donde el desafío, el descubrimiento y el placer por la manera de pensar del otro les satisface y les hace sentir especiales al conectar con alguien más allá del plano físico, más allá de la piel.


Para concluir, la inteligencia puede ser un componente muy seductor, no hay duda, pero no por ello nos va a garantizar el disfrutar de una relación estable y feliz. Para acariciar el alma del ser amado toda mente brillante debe ir acompañada por la delicadeza de una sabiduría emocional.
Porque amar a alguien con nobleza es también saber desnudar el alma con humildad para encontrarse en los recovecos más oscuros de uno mismo, ahí donde conocerse mejor, donde “apapachar” y descubrirse con el otro y construir a su vez , el propio espacio de la pareja. Una aventura maravillosa que merece la pena experimentar.
►Quiero palabras sinceras que me acaricien el alma, unos ojos nobles donde verme reflejado/a y un corazón fuerte por el que luchar y que desee también luchar por mí.

Psicología/Valeria Sabater
https://lamenteesmaravillosa.com

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Descarga tu mochila emocional para avanzar


Cada uno de nosotros soporta en su espalda el peso de las situaciones vividas en forma de mochila emocional. Su contenido son recuerdos y experiencias de diferentes tamaños que de alguna manera no hemos soltado y quedan reflejados en nuestra piel.
Si no aprendemos a vaciar nuestra mochila de las experiencias tóxicas y negativas, cuanto más tiempo pase más cargada estará y mayor peso tendremos que soportar, repercutiendo en nuestro estado de ánimo y relaciones.
Llevar a cuestas nuestra mochila emocional sin sacar de vez en cuando lo que llevamos dentro genera heridas emocionales que es importante sanar.

El peso de nuestra mochila

En el mundo actual tendemos a sobrecargarnos, no solo a nivel laboral sino también emocional. Cada experiencia que vivimos deja huella de una u otra manera. Lo importante es que esta huella nos sirva para impulsarnos y crecer en lugar de generar cadenas que nos aten al pasado por su peso emocional.
No es lo mismo avanzar con heridas emocionales que se abren y duelen que con heridas que han sido sanadas y nos han proporcionado una oportunidad de aprendizaje.
El fantasma de la culpa, la sensación de traición o abandono, las voces críticas, los vacíos de las ausencias o la carga de la frustración conforman entre otras ese peso que nos hace caminar despacio y nos impide disfrutar. Experiencias que nos tiñen y transforman, y que configuran parte de nuestra historia. Pero, ¿cómo vaciarnos de ello si llega un momento en el que forma parte de nosotros? 
Revisa tu mochila y reflexiona sobre lo que llevas dentro, tanto lo que hayas incorporado tú como lo que hayan depositado otras personas. Tómate tu tiempo. Aunque no puedas verlo, está presente en tu día a día. Ten en cuenta que muchas de tus reacciones tienen que ver con el peso que soportas: para aliviarlo tendrás que aprender a diferenciar entre lo que te ayuda y lo que no. Llevar tu mochila a rebosar es un lastre para cualquier avance que pretendas hacer.

Descargar tu mochila emocional para avanzar

No dejes que tu mochila se sobrecargue hasta llegar al punto de que no puedas casi moverte y la vida en general te pese. No pierdas las ganas de seguir adelante ni dejes tu presente a manos del pasado. Tampoco te obsesiones con olvidar, porque el olvido no es amigo de la intención.
Por incómodo y complicado que resulte tienes que sacar lo que llevas dentro, para aprender a crecer con ello en lugar de anclarte. El primer paso consiste en reconocer qué provoca nuestro peso y aceptarlo.

Puede que incluso, te inunde un sentimiento de identidad y de apego que te impida, en un principio, deshacerte del peso que conforma tu mochila emocional. Ese vértigo es el miedo enmascarado fruto de la rutina, te has acostumbrado tanto a esas heridas que si faltan parece que no eres nadie y se origina un vacío. Pero créeme, solo es el temor a la incertidumbre y a lo desconocido: el temor a soltar.
Aprende a vaciarla soltando todo aquello que te tiene preso del pasado y te agota. Acepta tus errores, identifica y conoce tus emociones, dale alas a tus sueños, descubre tus fortalezas, valórate y sobre todo, aprende que crecer es aceptar lo que te pasa y no luchar contra ello, sino encontrarle una enseñanza. Recuerda que a veces soltar no es un un simple adiós sino un agradecimiento por lo aprendido para seguir avanzando.
Dejar ir el peso que nos paraliza de nuestra mochila emocional es un gran paso para permitir que entren otros sentimientos y experiencias nuevas, algunos nos ayudarán a seguir creciendo y otras tendremos que sanar de nuevo, pero así es la vida. Despréndete del peso que te paraliza por tu bien y por el de tu espalda.
Psicología/Gema Sánchez Cuevas
https://lamenteesmaravillosa.com
Imagen principal cortesía de Lucy Campbell

martes, 20 de diciembre de 2016

Cómo buscan amor las personas que piensan que no lo merecen



Como dice el título…Realmente ¿hay personas que no se consideran merecedoras de amor? En este artículo hablaremos de ello. Como bien sabemos hay muchas maneras de relacionarnos íntimamente con los demás. Tantas como colores existen. No obstante hay ciertos tipos llamados estilos afectivos que cumplen muchas veces un patrón. Un patrón totalmente estructurado y consistente.
Es decir, podríamos agrupar a determinadas personas dentro de un mismo estilo afectivo ya que cumplen características que les son comunes. El estilo afectivo es la manera en que yo me relaciono con el otro. Es la manera en que yo doy o recibo amor. Un intercambio que parece sencillo pero que poco a poco iremos desentramando.
►Se llega a conocer a la persona “amada” tan bien como a uno mismo. O, quizá, sería mejor decir tan poco”
                                                                    Erich Fromm

¿Cómo son las personas que se consideran no merecedoras de amor?

Parece fácil y debería ser totalmente natural dar y recibir amor de una manera sana y beneficiosa para ambas partes. Pero esto a veces se complica, dando lugar a un ardua tarea. ¡Qué complicados somos los seres humanos!

Hoy vamos a hablar de un estilo afectivo concreto: el de las personas que consideran que no merecen ser queridas. Son personas que se ven como despreciables y, en consecuencia, decepcionantes. La valoración que hacen de su persona es tan pésima y está tan cargada de autodesprecio que les hace ser incapaces de ver algo bueno en ellos mismos.
Ellos “no son dignos de amor”. No se sienten merecedores de recibir afecto. Realmente se ven a sí mismos como monstruos que deberían vivir en soledad y en un profundo ostracismo.

Pero… ¿de dónde viene este maltrato tan hondo hacia uno mismo?

Muchas veces esa creencia tan sumamente arraigada como es “soy despreciable y nadie debería quererme” tiene su origen en las relaciones más significativas y de apego que ha tenido la persona. Estas relaciones han configurado una manera de relacionarse e intercambiar afecto complicada de cambiar: sobre ella no solo se han apoyado las emociones, sino también los pensamientos.

Este aspecto tiene cierta relación con el tema que comentamos en su día acerca del guión de vida. De alguna manera sobre esa creencia tan incapacitante han construido su vida y en base a ella toman sus decisiones.
Construir la vida de uno sobre el cimiento “yo no soy alguien querible” es una condena de por vida. Es la cárcel más penosa y solitaria en la que alguien pueda acabar. Si yo me considero no querible jamás buscaré afecto fuera porque no quiero decepcionar a nadie. Es más, lo rechazaré. Me alejaré sutilmente para que nadie pueda descubrir la que pienso que es mi verdadera naturaleza.

Las máscaras tapan al monstruo que no quiero mostrar

Cubriré mis relaciones con múltiples máscaras de mentira. Máscaras que me camuflen y que me permitan relacionarme con el resto de las personas desde una cierta distancia. Si yo no me considero querible, no querré mostrar mi esencia. Si yo no muestro mi esencia, tendré que apañármelas para mostrar una cara más atractiva y menos decepcionante para los demás.

Así es como dejo de ser auténtico. Me pierdo en este baile de máscaras y falsedad. Me tropiezo con mis propias máscaras. Los demás caen en mi trampa y pueden enamorarse de quien no soy. Pero estas máscaras son especiales y están hechas de un material que con el tiempo se vuelve putrefacto.
Si preveo que voy a ser descubierto: desaparezco. O incluso no dudaré en excusarme con explicaciones de lo más variopintas. Todo por no volver a sentirme alguien tan despreciable y tan indigno.
Todo vale en esta guerra contra mí mismo. Una guerra que paradójicamente lo que busca es no salir tan malparado como ya se está. Que no llueva más sobre mojado.

Si crees que no mereces amor, te costará recibirlo

Para estas personas cualquier medio es bueno para conseguir su objetivo. Su objetivo es que los demás no descubran quién es realmente. Si los demás descubren lo poco valioso “que es” (que él CREE que es) le confirmarán una vez más su creencia acerca de sí mismo y será un corte aún más profundo en su herida afectiva.

Por ello cuando alguien les da amor o cariño se les hace tan incómodo recibirlo. Ya que en su cabeza esa muestra de amor no es merecida (porque no les conocen realmente: sólo conocen la máscara que él muestra) y ello les hace sentir aún peor.
Por eso llega un punto en que prefieren a las personas que no está interesados en ellos que las que muestran curiosidad e inquietud por conocerles realmente.

Es imposible ser feliz y vivir en paz si no nos queremos a nosotros mismos

Tener este estilo de afecto ante la vida es realmente incapacitante y agotador. La persona es incapaz de dar amor y de permitirse recibirlo. No podrá tener una relación de intimidad sana y fructífera. Su pareja no entenderá lo que está pasando y sufrirá con tanta contradicción.
La psicoterapia es una herramienta muy útil y profunda a la hora de trabajar estos problemas. Puesto que lo que hay que explorar y entender es cómo se ha generado semejante creencia en su vida. De esta manera se podrá trabajar por la autenticidad de la persona.

Los demás pueden apreciar de tí lo que tú odias

Porque que tú te percibas como alguien “no querible”, no significa -por extensión- que todas las demás personas te vayan a percibir así. Seguramente tengan una mirada mucho más amable y permisiva de la que crees…
►“Sabrás que te aman de verdad cuando puedas mostrarte como eres y sin miedo a que te lastimen.”
                                                                                Walter Riso

No es un camino fácil ni rápido poder volver a recuperar un estilo afectivo sano y beneficioso pero al menos es el único camino que hemos de tomar si queremos vivir en paz con nosotros mismos y en consecuencia con los demás. Mejor bailar en un baile sin máscaras. Todo será más real y no nos tropezaremos con apariencias engañosas.

Psicología/Alicia Garrido Martín
https://lamenteesmaravillosa.com