sábado, 22 de octubre de 2016

El sexto sentido: la voz de la intuición que nos guía en la vida


El sexto sentido es la capacidad natural del ser humano por intuir. Hablamos de esa voz interior que nos llega desde la lucidez de esas corazonadas a las que no todos dan validez. Sin embargo, las ideas “sentidas” tienen, a veces, mucho más valor que las ideas “pensadas”, porque son el reflejo de nuestro auténtico ser.
Ahora bien, pero…¿podemos fiarnos realmente de nuestro sexto sentido? La respuesta es sencilla: hay que darle el valor que merece. Porque no estamos hablando en absoluto de “percepciones extrasensoriales” ni de “precognición”. Las intuiciones son ideas que nos regala el cerebro casi sin saber cómo. El sexto sentido, en realidad, es una delicada búsqueda por nuestros océanos inconscientes para hallar una respuesta adecuada en un instante de necesidad.
“En el mar, como en el amor, suele ser mejor seguir una corazonada que obedecer a una biblioteca”
-John R. Hale-


A veces, al conocer a una persona, hay una voz interna que nos indica que no es de fiar. Cuando hemos de tomar una decisión sobre algo, aún después de meditarla, elegimos la opción que habíamos sentido desde el principio. El sexto sentido siempre está ahí, presente pero oculto. Discreto pero guiando, modelando muchas de nuestras reacciones, de los caminos que tomamos en la vida.
Lejos de ver esta dimensión como algo poco fiable, vale la pena tener en cuenta la trascendencia que está tomando a día de hoy. Disponer de una buena inteligencia intuitiva es permitirnos profundizar más en nosotros mismos para adaptarnos mucho mejor a nuestro entorno. De este modo, seremos más eficaces en nuestros trabajos y más felices en nuestras relaciones. Te explicamos por qué.

El sexto sentido y su privilegiado “rincón” en el cerebro

Sabemos que el cerebro funciona en base a datos y a informaciones que conecta entre sí. Ahora bien,nuestro cerebro no lo sabe todo, y muchas veces, está obligado a improvisar. De hecho, lo hace gran parte del tiempo. Lo hace en base a nuestras experiencias, a todo lo que hemos visto, sentido e interpretado para, de este modo, gestar una intuición.
No obstante, hay que tenerlo claro: el sexto sentido es un fabuloso sistema de supervivencia. Es, por decirlo de algún modo, como un “sistema de alarma”. Cuando algo no va bien o cuando necesitamos reaccionar de un modo rápido y efectivo, se activa este fascinante circuito interior. Esta brújula. Gracias a esos “regalos” en forma de corazonadas conseguimos ajustar el rumbo de nuestro comportamiento para poner en marcha una respuesta más efectiva.
En los últimos años este tema ha suscitado un gran interés. Hasta el punto de que conocemos ya la región exacta en la que se desarrolla el sexto sentido. Científicos de la “Washington University de St. Louis“, nos explican que se ubica en la corteza cingulada anterior del cerebro, una región situada estratégicamente entre los dos hemisferios. Es más, según los expertos esta área se conectaría con nuestra “mente inconsciente” para advertirnos de ciertos peligros.
Es sin duda un aspecto fascinante.

Características de las personas con sexto sentido


En 1930, cuando un periodista le preguntó a Albert Einstein sobre si creía verdaderamente en su teoría sobre la relatividad, éste respondió que “la única cosa realmente valiosa es la intuición”. Tenía plena seguridad de que sus estudios eran ciertos, lo “intuía”.


“Una corazonada es la creatividad tratando de decirte algo”
-Frank Capra-

Einstein, su personalidad y esa confianza auténtica en su trabajo es un gran ejemplo del sexto sentido. A veces, no necesitamos ver y tocar una cosa para creer en ella. Nadie nos tiene demostrar,por ejemplo, que el camino que tomamos es el acertado si así lo sentimos. Tampoco hemos consultar una biblioteca entera para saber que amamos y que somos amadosNos lo dice el corazón. Nos lo dice la intuición.


Rasgos que definen a las personas con un sexto sentido

Hemos de saber en primer lugar que el sexto sentido puede entrenarse y trabajarse día a día. De hecho, contamos con libros tan interesantes como “Educar la intuición: desarrollo del sexto sentido”de Robin Hogarth o de “La inteligencia intuitiva” de Malcolm Gladwell.
Asimismo, estos autores nos indican que es común desarrollar un auténtico sexto sentido entre los 40 y los 50 años. Es una época de mayor crecimiento interior, un despertar a nuestras emociones y auténticas necesidades. No obstante, podemos resumir los rasgos generales de las personas con mayor intuición a través de estas características:
  • Escuchan su voz interior.
  • Se conectan con su soledad de forma frecuente. Se deleitan de estos instantes.
  • Son personas muy creativas.
  • También suelen ser muy analíticas.
  • Son también personalidades muy observadoras que practican la atención plena.
  • Escuchan a sus cuerpos con una finalidad muy concreta: para aprender a sintonizar su cuerpo y prestar así más atención a sus “corazonadas”.
  • Toman en cuenta sus sueños.
  • No les agradan las reglas.
  • Asumen riesgos.
  • Cometen muchos errores y aprenden de ellos.
  • Son independientes.
Asumir una perspectiva vital basada en estas estrategias nos llevará sin duda por caminos más liberadores, más satisfactorios. Porque al fin y al cabo el intelecto siempre tiene la razón, pero la intuición rara vez se equivoca.

Psicología/Valeria Sabater
https://lamenteesmaravillosa.com

viernes, 21 de octubre de 2016

Imagínate sin miedo


Imagínate sin miedo…
¡Sin una pizca de miedo!
Imagínate centrado: tu emoción equilibrada…
Imagínate sin juicios: ni correcto ni incorrecto,
sin vanidades ni apegos…
¡La dualidad superada!
Imagínate soltando lo que ya no te refleja,
Imagínate dejando muy atrás tu yo anterior,
Imagínate avanzando hacia una nueva conciencia, que te anticipa vislumbres de una vida superior.
Imagínate Presente…¡completamente Presente!
Imagínate en el centro del péndulo y su vaivén,
Imagínate sereno, caminando entre la gente,
Relajado… imperturbable… más allá del mal y el bien.
Imagínate viajando muy lejos dentro de ti,
hasta hallar, estremecido, la pura alegría de Ser… y una…y otra…y otra vez…, 
retornando siempre allí, para sentir esa Paz que no se puede entender…
Desde esa calma insondable…
Desde ese amor que libera…
Desde esa dulce inocencia…
Sabrás sin contradicción,
que la dicha nunca nace de las cosas de allí afuera, que siempre, invariablemente…
¡Procede del corazón!

Jorge Oyhanarte

jueves, 20 de octubre de 2016

Yoga y columna vertebral

Yoga y columna vertebral: posturas de flexión hacia adelante

Así como la estructura de nuestros cuerpos está determinada por la columna vertebral y su salud, gran parte de las posturas de Yoga están diseñadas para incentivar o desarrollar la actividad en todo su recorrido.

Si tomamos consciencia de que la columna vertebral es el eje de la salud y la serenidad, podremos establecer la importancia que tiene el trabajo de movilizar cada vertebra y cada área de la espina dorsal en la estructura de una sesión de Yoga.
Los movimientos posibles sobre la columna vertebral son: la flexión (hacia adelante), la extensión(hacia atrás), flexiones laterales y torsiones. Además, se pueden combinar estos movimientos realizando posturas que contengan, por ejemplo, una flexión y una torsión combinadas.
Es importante destacar que cada zona, naturalmente, permite diferentes grados de movilidad y que es por ello que existen también distintas posturas que hacen hincapié en la flexión de una parte específica de la columna.
Flexión hacia adelante
El Hatha Yoga clásico contiene algunas posturas típicas de flexión que están determinadas por el sentido del movimiento y por la permanencia que requiere la postura. Asanas como el arado (halasana),la pinza (patchimottanasana, que traducida literalmente significa postura de estiramiento de la parte posterior) o la cigüeña (padhahasthasana o pinza de pie) proveen los beneficios que este movimiento proporciona a la columna en particular y al cuerpo en general.
Dentro de disciplinas como Yogaterapia, en la que se consideran las posturas más específicamente como vehículos para recuperar la movilidad perdida o la recuperación de dolencias, aunque su práctica es muy válida como entrenamiento para mantener la salud, existen posturas intermedias o de mediana y baja exigencia que pueden ser utilizadas en una sesión normal de Hatha Yoga o Yoga Integral, pero que aplicadas específicamente a la estructura de una sesión terapéutica, proporcionan la posibilidad de poner a funcionar una columna rígida o con poca o muy poca movilidad.
En este sentido, asanas como la abeja (bhramraasana), la pinza con piernas flexionadas y en todas sus variantes, la liebre o el conejo (sasangasana), la fase de “lomo de gato” (o gato enojado o curvatura hacia arriba del tronco) en el ejercicio de el gato (vidalasana), la postura de el caracol (vritasana) o la deel penitente (prarthanasana), entre muchas otras, ayudan a progresar en la flexión de la columna concentrando la incidencia en áreas específicas y trayendo así, con su práctica, beneficios a todo el conjunto vertebral.

Efectos de la flexión espinal

Cuando hacemos una postura de flexión se producen varios efectos sobre las diferentes áreas del cuerpo y sus estructuras, tanto superficiales como profundas y sutiles. Desde el punto de vista del cuerpo físico las consecuencias de la inmovilidad de la columna se concentran en la rigidez casi completa de sus áreas y también su periferia, terminando por abarcar el acortamiento general de los músculos del cuerpo, incluyendo brazos y piernas.
Por lo tanto la práctica de la flexión vertebral creará, en primera instancia, el movimiento de cada vértebra y su entorno, devolviendo la salud a los discos intervertebrales que se lubricarán y se volverán más flexibles, así como a las fibras musculares que recubren las vértebras.
Para que la columna pueda flexionarse completamente hacia adelante, más allá de la activación localizada en torno a cada vértebra, será necesaria la flexibilidad de la estructura muscular de toda la superficie de la espalda, por lo que al realizar ese movimiento espinal los músculos que habitualmente mantienen la espalda en posición vertical deben estirarse.
Lo mismo ocurre con los músculos de la zona posterior de las piernas. Es muy difícil flexionar completamente el cuerpo sin que los músculos de las piernas se estiren. Por lo tanto, a medida que practiquemos posturas de flexión más profundas o intensas, podremos ir provocando mayores estiramientos en toda la zona posterior del cuerpo físico.
De todos los movimientos que la columna vertebral nos permite, la flexión hacia adelante es quizá el más utilizado, pero también el más profundo por naturaleza. Aún así la pérdida de esta dimensión del movimiento es muy habitual y el trabajo que realiza Yoga sobre ello es también intenso y consciente.
Las torsiones y extensiones son movimientos que se realizan con menos frecuencia en lo cotidiano y su estudio requiere de un capítulo específico y pormenorizado.
Los conceptos básicos referentes a la salud del cuerpo físico, los órganos y el sistema nervioso están explicados en Columna vertebral, eje de la salud y la serenidad.

En la sesión de Yoga

Una sesión de yoga puede estar organizada para alcanzar diferentes objetivos. El trabajo de la fuerza en las extremidades o en los músculos espinales, pectorales o abdominales debe estar el servicio de la salud de la zona vital que es la columna.
El entrenamiento que se realiza como activación del metabolismo, ejercicios cardiorespiratorios como los saludos y estilos como Power o Ashtanga siempre incluyen una etapa de flexión de la columna y estiramiento de la parte posterior, ya que todo lo demás sin ese momento de la sesión carecería del sentido del equilibrio que siempre busca el Yoga.
El trabajo de los movimientos sobre la columna vertebral debe estar siempre presente y ocupar un espacio preponderante en la práctica. La realización de movimientos de calentamiento, flexiones suaves, intensas y estiramiento deben estar combinados y siempre formar parte de una sesión completa de Hatha Yoga.

http://www.yogaenred.com/