miércoles, 5 de octubre de 2016

10 pautas para eliminar nuestra basura emocional



A continuación te dejamos 10 técnicas escritas por la psicóloga Ciara Molina.
1. Pensamientos positivos o negativos, tú eliges. Según Molina, «los pensamientos negativos generan una enorme cantidad de malestar, y su manifestación común es la ansiedad». Los positivos, en cambio, provocan todo lo contrario a nivel emocional. Así, con afirmaciones positivas, lograremos modificar el pensamiento a través del uso del lenguaje. Se trata, prosigue esta experta, «de que te creas lo que te dices, no solo que te quedes con las palabras: "me quiero", "me valoro", "soy capaz"… Hay que animarse a potenciar aquello que quieres atraer y tu pensamiento abrirá el camino emocional que te ayudará a alcanzarlo», asegura.
2. Creando expectativas, acumulando frustraciones. Tendemos a fijarnos demasiado en lo que consideramos que nos hace falta, y esto nos dificulta poner atención en lo que somos, sentimos y pensamos en nuestro día a día. No podemos saber lo que v a pasar de aquí a cinco años, pero sí podemos gestionar adónde queremos llegar dando pequeños pasos desde el hoy. «La mejor manera de no excedernos en nuestras expectativas será establecer pocas y a corto plazo, al hacerlas alcanzables ganaremos confianza», asegura Molina.
3. La actitud determina el estado de ánimo. ¿Alguna vez has tenido la sensación de vivir un día pésimo desde que te levantas hasta que te acuestas? o, por el contrario, ¿no te ha pasado que de repente sientes que te comes el mundo y que todo lo que acontece a tu alrededor parece estar en sincronía contigo? «Lo que determina uno u otro es la actitud con la que nos enfrentamos a él», afirma esta psicóloga. «El mundo según lo vemos no es más que un reflejo de nuestro estado interior: cuanto más optimistas seamos a la hora de interpretar lo que nos pasa, mejor valoración haremos de nosotros mismos (autoestima) y mejor adaptación al medio tendremos. Por tanto, toda actitud positiva comienza por tener una autoestima saludable».
4. Voluntad sin acción es papel mojado. Cuando nos sentimos decaídos, lo primero que perdemos es la voluntad. «Sabiendo que la voluntad es nuestra capacidad para decidir si realizar un determinado acto o no, ¿por qué escoger quedarse en la oscuridad pudiendo ver la luz?», se pregunta Molina. Para tener una buen a predisposición a la acción voluntaria ella aconseja ser receptivo, priorizar los pasos, visualizar positivamente aquello que queremos que suceda…
5. Salir de la zona de confort, definiendo zona de confort como todo aquello que nos rodea y con lo que nos sentimos cómodos. ¿Cómo salir de la zona de confort? Molina aconseja al respecto explorar nuevos horizontes y dejar que la vida nos sorprenda. «Perder el miedo a avanzar, a descubrir nuevos mundos y buscar oportunidades que nos aporten nueva sabiduría. Cuando decidimos explorar más allá de los límites que nos autoimpusimos empezamos a entrar en lo que se conoce como la "zona de aprendizaje"».
6. Quiero, puedo, me lo merezco. «Tenemos que tener claro que lo que nos define no son las opiniones positivas que los demás puedan tener o las críticas a las que nos veamos expuestos, sino la valoración que hacemos de nosotros mismos. Es decir, de la autoestima», señala Molina.
7. Autoestima: camino al bienestar. Para hacer que mejore, esta psicóloga recomienda que «nos aceptemos, tengamos confianza plena en lo que hacemos, nos cuidemos a nosotros mismos, seamos autosuficientes emocionales, aprendamos a poner límites, realicemos autocrítica constructiva, sepamos que somos los únicos responsables de lo que nos pasa, nos dediquemos un momento al día solo para nosotros, y apostemos por el sentido del humor, entre otras muchas cosas que podemos hacer».
8. Aceptación, pero no olvido. No se olvida, se supera, dice Molina. «Superamos relaciones, miedos, malestares, frustaciones, pérdidas y heridas emocionales. Eso sí, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional y pensar constantemente en borrar nuestros recuerdos negativos no hará más que hacerlos más conscientes», afirma. Por eso para que un malestar se supere no podemos negar que exista, necesitamos admitirlo para cambiarlo», añade.
9. Críticas, ¿constructivas o destructivas? Lo que diferenciará que una crítica sea catalogada de constructiva o destructiva será la intención con la que se dice, las palabras que se escogen y la manera de decirla. «Pero por muy destructiva que sea la crítica, si no se le da importancia, no se vivirá como una ofensa». «Asimismo, cuando seamos nosotros los que formulemos la crítica, no debemos ser apresurados a la hora de opinar, debemos dejar claro el aprecio, basarla en el respeto, y expresarla en el momento adecuado… además de ser conscientes de que el otro tiene derecho a réplica», recuerda.
10. La comunicación, por último, como base del equilibrio emocional. Resulta imprescindible saber comunicarnos, entendernos y comprendernos los unos a los otros. Una buena o mala comunicación puede marcar la diferencia entre tener una vida feliz o tenerla llena de problemas. Para que la comunicación sea efectiva y emocionalmente sana partiremos de las siguientes premisas: Tendremos la actitud adecuada, nos centraremos en un tema en concreto, escucharemos con atención, nos expresaremos de forma clara y directa, diremos lo que pensamos y sentimos, aceptaremos la opinión del otro, no daremos nada por supuesto, preguntaremos, y seremos coherentes con lo que decimos y lo que expresamos de una manera no verbal.
Psicología/Ciara Molina

martes, 4 de octubre de 2016

Tratamiento del merecimiento - Louise Hay

Estas afirmaciones de Louise Hay que compartimos hoy componen el Tratamiento de merecimiento.



Yo me merezco todo lo bueno, no algo ni un poquito, sino todo lo bueno.
Yo ahora disuelvo cualquier pensamiento negativo o restrictivo. Me libero y disuelvo todas las limitaciones del pasado. No me ata ningún miedo ni limitación de la sociedad en la que vivo. Ya no me identifico con ningún tipo de limitación.

En mi mente tengo libertad absoluta.

Ahora entro a un nuevo espacio en la conciencia, en donde me veo de forma diferente. Estoy creando nuevos pensamientos acerca de mi ser y de mi vida. Mi nueva forma de pensar se convierte en nuevas experiencias.

Ahora sé y afirmo que formo una unidad con el Próspero Poder del Universo, por lo tanto recibo multitud de bienes. La totalidad de las posibilidades está ante mi.

Yo merezco la vida, una vida buena.
Yo merezco el amor, abundante amor.
Yo merezco la salud.
Yo merezco vivir cómodamente y prosperar.
Yo merezco la alegría y la felicidad.
Yo merezco la libertad, la libertad de ser todo lo que puedo ser.
Yo merezco todo lo bueno.

El Universo está más que dispuesto a manifestar mis nuevas creencias y yo acepto la abundancia de esta vida con alegría, placer y gratitud. Porque me lo merezco, lo acepto y sé que es verdad.

Así es, gracias amado Universo.

El sueño recarga nuestro cerebro


La importancia de tener un sueño reparador es bien conocida por todos, y es que sufrir de insomnio es una amenaza para el bienestar. Está implicado en diversos mecanismos cerebrales, por eso, mantener una buena higiene del sueño es muy importante.
Tras una noche sin pegar ojo, podemos sufrir diferentes consecuencias adversas durante el día, como fatiga, somnolencia, dolor de cabeza, déficit de atención… Así, es evidente que su función va más allá de la de permitirnos un simple descanso físico. Por otro lado, de los efectos de la falta de sueño se desprende su compleja función y la necesidad que tenemos los seres humanos de dormir.
Pero, ¿qué pasa mientras dormimos?, ¿qué funciones tiene el sueño?, ¿cómo puedo mejorar la calidad del sueño? Todas estas preguntas y alguna más serán contestadas a continuación.

Mecanismos y fases del sueño

Mientras dormimos tienen lugar determinados procesos neurológicos fundamentales para los mecanismos de aprendizaje y la consolidación de la memoria. Recordemos que el sueño es una necesidad básica del ser humano y su privación acarrea graves consecuencias, tanto mentales como físicas.
Una vez iniciado el sueño, se identifica un ciclo de 70-100 minutos que se repite de 4 a 5 veces por noche. El ciclo comienza cuando nos estamos quedando dormidos. En este instante, comienza el sueño no REM primero en la fase superficial y después en la profunda. Cuando llevamos unos 90 minutos durmiendo comienza la fase REM, en la que tienen lugar los sueños.

A medida que van pasando las horas de sueño la duración de la fase REM es mayor, por eso el sueño es más ligero al principio de la noche. También cambia la duración de las fases según la edad. Por ejemplo, los recién nacidos duermen durante 20 horas, y gran parte en fase REM, lo que empuja a pensar en la implicación de la fase REM en el desarrollo neurocognitivo.

Factores que regulan el sueño

La necesidad de sueño se modifica en función de la actividad diurna de cada uno. Así, los que no acumulen cansancio físico no necesitan la “reparación física” que se lleva a cabo durante el sueño. Por lo que aquellas personas sedentarias tendrán muchas dificultades para dormir, porque el organismo no identifica la necesidad de descansar.

Existe un ciclo endógeno sueño-vigilia de 25 horas que se sincroniza con el ciclo de luz-oscuridad de 24 horas. Este es otro factor que será influyente. Esta sincronización está desajustada en algunas personas, que padecen un trastorno en el ciclo circadiano. La melatonina está implicada en este proceso.
La síntesis de esta neurohormona varía durante el ciclo de 24 horas, y responde a los cambios en la iluminación ambiental. Normalmente, la secreción de melatonina por la glándula pineal es inhibida por la luz y estimulada por la oscuridad. La secreción de ésta alcanza su pico en mitad de la noche y va disminuyendo paulatinamente.

La importancia de la higiene del sueño

Una de cada 3 personas sufrirá a lo largo de su ciclo vital de algún trastorno del sueño, con consecuencias graves. Pueden afectar al rendimiento académico y laboral, ya que provoca alteraciones cognitivas; así como cambios emocionales que repercutirán en las relaciones interpersonales o en el estado de animo.

Existen una normas básicas para solventar estos trastornos o evitarlos, estas pautas forman parte de la higiene del sueño, lo que nos puede garantizar que sea reparador. Las siguientes son algunas de las normas a seguir:
  • La habitación donde dormimos tiene que ser un lugar agradable. Sin ruidos, con temperatura estable y sin estimulación lumínica excesiva.
  • La rutina previa tiene que ir rebajando nuestro nivel de actividad física y mental de manera progresiva. Tomar un baño relajante, escuchar música chill out o realizar ejercicios de relajación pueden ser buenos ejemplos.
  • Es importante establecer un horario fijo, como la hora de acostarse y de levantarse. También hay que evitar “recuperar” el sueño perdido por la mañana y levantarse a la hora previamente establecida.
  • Evitar siestas durante el día, luego pueden dificultar que durmamos por la noche.
  • Disminuir el consumo de café y tabaco y todo tipo de sustancias estimulantes que puedan interferir.
  • No comer excesivamente antes de acostarse, pero tampoco ir a la cama con hambre.

Función del sueño

Actualmente no está del todo clara, aunque hay diversas hipótesis. Una de las teorías es la de la conservación de la energía. Durante el sueño, nuestra temperatura corporal baja y se reduce el consumo de oxigeno. Digamos que es una especie de ahorro energético para conservar la energía después de las tareas realizadas durante el día.
Otra hipótesis es la de tener una función reparadora. Tiene el objetivo de rehabilitar nuestro organismo después del esfuerzo realizado. Combatiría el cansancio producido por el estado diurno de vigilia, restaurando fisiológicamente nuestro organismo.

También ha habido estudios referidos a la consolidación de la memoria. Dormir después de entrenar en cualquier tarea cognitiva, como estudiar para un examen o tocar un instrumento aumenta significativamente el rendimiento. La presencia, en regiones cerebrales, de patrones de actividad similares a los de la vigilia apunta a que se repasan estos patrones de actividad, favoreciendo el aprendizaje.

Carolina López para La mente es maravillosa