domingo, 7 de agosto de 2016
Equilibrio
La mente busca el equilibrio porque considera que detrás de él, una vez conseguido, se encuentra oculta algún tipo de perfección. Al mismo tiempo, y por alguna extraña razón, la mente asocia también, junto con el concepto de equilibrio, la idea de ser algo estático e inmóvil. Sin embargo, todo ello bien poco o nada tiene que ver con el verdadero equilibrio.
El equilibrio se expresa a través del movimiento y no en la quietud. El funámbulo que camina sobre el alambre ha de estar en permanente movimiento si no quiere caerse. Al igual que el ciclista, que ha de pedalear sin cesar para generar movimiento si quiere mantenerse en equilibrio.
El equilibrio es dinámico por propia naturaleza. Nuestro universo está en equilibrio precisamente porque no cesa en su movimiento; al margen de estar en constante cambio. De ahí nace la percepción de la impermanencia, que es la ley que rige la realidad del mundo exterior, material y relativo.
Sin embargo, a la mente le gusta considerar que el equilibrio ha de ser algo estático, en vez de dinámico. La propia fuerza dinámica de la vida se expresa a través de una fuerza centrífuga hacia el exterior, y otra centrípeta hacia interior.
Desde luego, nos estamos refiriendo a los Gunas, las cualidades de la manifestación: Rajas, actividad; Tamas, pasividad; y Sattwa, equilibrio. Sin estas dos fuerzas contrapuestas -Rajas y Tamas- no podría existir la tercera fuerza que es neutra: Sattwa, el equilibrio.
Es en la cualidad Sattwa donde el equilibrio se manifiesta. Descubrir esta tercera fuerza es uno de los objetivos fundamentales de la práctica del Radja yoga a través de la observación inafectada que se produce durante la meditación sentada y en quietud.
Por este motivo, la práctica de la meditación se realiza instalado en una postura que cuida al máximo el equilibrio postural, generando un centro de gravedad, al tiempo que el cuerpo está sumido en una profunda relajación, mientras que los sentidos están proyectados hacia el interior y al mismo tiempo hacia el exterior, gracias a una mirada introvertida y extrovertida al unísono.
Equilibrio inmóvil, la paradoja
Paradójicamente, aunque el equilibrio se manifiesta en la actividad y la acción, durante el tiempo de práctica del Radja Yoga se invita a la inmovilidad. ¿Qué se trata de encontrar a través de la inmovilidad? Sattwa, la fuerza neutra donde el equilibrio deja de ser un concepto más para convertirse en experiencia.
Sattwa es la fuerza que no interviene hacia fuera ni hacia dentro, pero que sin embargo es la que permite la expresión del movimiento y de la quietud, tanto en el mundo exterior como en el interior.
La postura del despertar, instrumento fundamental del Radja yoga, utiliza el cuerpo a modo de receptor para que la consciencia se “dé cuenta” y descubra el fondo estático sobre el cual se manifiesta y desarrolla el principio dinámico, el fenómeno de la vida, del que todos formamos parte indivisible.
Cuando la percepción de la realidad física, visible, material y tangible que conforma el principio dinámico se aquieta, aparece el principio estático, lo Real, lo intangible e invisible. ¿Quién queda ahí para darse cuenta?
(Fragmento del libro: Kevala Kumbhaka, entre el todo y la nada)
Emilio J. Gómez
sábado, 6 de agosto de 2016
Precognición, micro-cambios de realidad y tratando de darnos cuenta del potencial que tenemos
Por David Topi
Todos nosotros presentimos de forma involuntaria
muchas veces cosas que pueden pasarnos, premoniciones de sucesos por
venir, y todos podemos, de alguna manera, tomar control de esa facultad
para ejecutar conscientemente pequeñas acciones que nos permitan dar
micros saltos de realidad, y engancharnos a futuros potenciales
paralelos que eviten o atraigan lo que se presiente que no se desea o,
por otro lado, lo que si se quiere o necesita.
La facultad de percibir ese tipo de sucesos es llamada normalmente precognición,
y aunque suele encuadrarse como una habilidad psíquica o una capacidad
extrasensorial solo desarrollada por unas pocas personas, en realidad no
es más que otra de las múltiples herramientas que forman parte de la
caja de habilidades potenciales que posee todo ser humano por defecto
sin activar. Las sensaciones de que algo va a suceder, o puede suceder,
las premoniciones, el sentir que algo se está cociendo en algún plano o
nivel que no vemos, son, en casi todos los casos, correctas, pues,
literalmente, somos capaces de notar esos movimientos de sucesos que
están ya pasando en algún lado de los infinitos presentes paralelos y
potenciales que existen, y a los que nos vamos conectando y actualizando
en cada instante, a medida que transcurre lo que nosotros percibimos
como tiempo lineal. Así, creemos que estamos sintiendo algo que no ha
pasado pero que puede pasar, cuando, en realidad, simplemente estamos
percibiendo algo que ya está pasando en alguno de los “presentes” que
están aun por “delante” nuestro, y, como eso ya ha sucedido, aunque no
hayamos llegado aun a verlo manifestado en nuestra línea temporal,
podemos tomar acción para cambiar ligeramente las vías de nuestro tren y
acomodarlas a unas que eviten ese punto del camino, y nos lleve por
otro para el devenir de nuestra realidad particular.
Uniendo los puntos
Trata
de visualizarlo de la siguiente manera: imagínate uno de esos cuadernos
de dibujo para niños donde hay que unir puntos con un lápiz para formar
una figura. A medida que linealmente vas uniendo los puntos, vas
creando un trazo que representa el tiempo que transcurre desde lo que
sucedió en el evento 1 (marcado por el primer punto donde inicias el
trazo) al evento 2 (que es el segundo punto que unes con el lápiz). Si
tu capacidad precognitiva te hace saber que el punto 2, que ya existe
desde el momento en que se creo el cuaderno, al igual que el resto de
puntos, no parece ser algo “positivo” por el que quisiéramos pasar,
podemos evitar hacer el trazo del punto 1 al 2 y simplemente conectarnos
al punto 2bis, que no es más que un punto 2 paralelo que está al lado, y
que nos hace crear una figura casi idéntica, pero con una micro
diferencia en el trazo al haber “manifestado” una línea que nos lleva
por diferentes futuros-presentes potenciales infinitesimalmente
diferentes según nuestros deseos y necesidades de crecimiento y
experimentación. Todo esto, evidentemente, desde el punto de vista de la
personalidad, pues desde puntos de vista más elevados de aquello que somos,
ninguna opción es negativa o positiva, todas son correctas y perfectas
en tanto que todas proporcionan experiencia y aprendizaje, de una forma u
otra.
Este tipo de micro cambios de realidad
están potencialmente disponibles para todos nosotros, no son cosas de
ciencia ficción o de yoguis híper avanzados espiritualmente. Se hacen
con la simple intención, visualización y orden a otras partes de
nosotros mismos para tomar microsurcos alternativos ante cualquier
situación que se nos plantee y que queramos manifestar o no manifestar.
Imagina, visualiza e intenciona, que del resto se encargan otros
procesos que automáticamente rigen la manifestación de lo intencionado.
Una enorme caja de herramientas
La
caja de herramientas a nivel de potenciales y habilidades que todos
poseemos es tremendamente versátil, sin embargo, lo que más cuesta,
paradójicamente, cuando tratas de enseñar a alguien a usarlas, no es que
aprenda a hacerlo, sino que se crea que, literalmente, posee este tipo
de herramientas. Sabemos que es por condicionamiento, programación, y
por la cantidad de patrones que ponen topes al autoconocimiento de
quienes somos y de cómo estamos hechos, en nuestras esferas mentales y en nuestro patrón conductual,
pero eso no quita que intentemos hacer el esfuerzo para darnos cuenta
que hay una serie de razones por las cuales estamos aquí, y, entre
ellas, está el usar este plano y esta realidad como un laboratorio de
autoaprendizaje y de juego evolutivo, para aprender a crear, y en el que
nada es real, y como nada es real sino una construcción energética que
tiene apariencia de realidad sólida, todo se puede modificar y cambiar, y
lo único que lo impide es que no creemos que las cosas se pueden
modificar y cambiar.
No nos creemos inconsciente y
subconscientemente que tenemos el potencial ilimitado para crear y
modificar la realidad en la que existimos, que literalmente no es más
que un holograma, una proyección holocuántica que generamos desde
nuestra glándula pineal con el contenido de nuestros cuerpos mentales y
emocionales, con el contenido de los programas de nuestra mente y con el
contenido de los patrones de nuestra personalidad, pero que es
manipulable y volátil, tanto es así que, quizás, un día nos sorprenda
saber que hasta el cielo azul que creemos ver no es más que un holograma
proyectado sobre nuestras cabezas, que, quizás, en algún momento, nos
desenchufen para darnos cuenta de cómo, en realidad, nada era lo que
creíamos que era y que los operadores de efectos especiales del show de
Truman que pertenecen a las razas que gestionan el escenario mantienen
como medida de encapsulamiento de una realidad consensuada para la
gestión del planeta, pero no porque sea así en verdad, sino que así,
simplemente, es como está diseñado este decorado particular que nos
envuelve.
Es todo cuestión de creencias
Al
ser el centro de nuestra realidad particular, somos proyectores de la
misma, y por tanto, podemos modificarlo. Solo nos impide hacerlo las
creencias limitadoras de que no podemos hacerlo y el hecho de aceptar de
forma natural una realidad artificial consensuada para todos. Si no hay
creencias limitadoras, topes y programas de restricción en la psique
que nos inculcan la idea de que somos seres limitados, no hay
limitaciones que valgan dentro de tu propia burbuja, y solo estarás
limitado por las reglas de la realidad común que todos los habitantes
del planeta hemos aceptado como holograma de referencia para el juego en
el que estamos.
Al acceder y despertar el propio
potencial interior, empezando por empezar a trabajar con nuestra mónada,
chispa divina, partícula primordial o esencia como fuente infinita de
potencial que es, podemos cambiar nuestras creencias limitadoras por
creencias expansivas, y por la visión real de que el escenario en el que
vivimos no es más que eso, una proyección de energía que toma la forma
que el proyector desee que tome. Sería divertido que nos dejaran cambiar
la posición que tiene Altair en el decorado cielo, y subirle cuarenta
veces de golpe la potencia de iluminación, pero habría un caos en la
realidad científica terrible, al ver como la estrella Altaír de repente
se ha convertido en “supernova” y se ha movido a otro punto de la
bóveda celeste… peores cosas nos han cambiado y por estar mirando la
tele ni nos hemos dado cuenta :—).
Fuente: David Topi
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