viernes, 29 de enero de 2016

Aprender a pensar positivamente

                                    

                                     


                                         1. Mantén la Calma en los Momentos Difíciles
Es fácil ser positivo cuando todo nos va bien, pero el verdadero reto ocurre en las situaciones conflictivas. La mejor estrategia para sobrellevarlas es manteniendo la calma, confiando en que todo será resuelto, en parte por tu iniciativa positiva y en gran medida por la ayuda del Universo

2. Sé Comprensivo con los Demás
Como seres humanos, todos tenemos nuestras limitaciones y cometemos errores. Comprendiendo esto, valora la bueno que hay en cada persona que sueles criticar, y harás crecer en ellas más de sus bondades.

3. Enfoca tu Atención en las Cosas que Más Te Gusten
Aquello en lo que te enfocas, lo haces crecer. Cuando hay algo en tu vida que no te gusta, nada puede empeorar más esa situación que enfocarte en el problema. Apunta tu atención hacia lo que deseas que ocurra, y ocurrirá. Generas tu camino a medida que elijes en qué enfocarte.

4. Si Aparece un Pensamiento Negativo, Acéptalo y Déjalo Fluir
Si te resistes a aceptarlo, le estás dando atención y más poder, haciendo que el mismo crezca en tu mente y se manifieste en tu realidad. Recuerda siempre: “A lo que te resistes, persiste”. Acéptalo y elije cambiarlo por al menos una ideas positivas.

5. Lo que Parece Real es Sólo un Pensamiento Negativo
Solemos darle demasiada dimensión a la percepción de los hechos, considerando nuestro punto de vista como el real. Sin embargo, esa no es "la realidad". O, al menos, no es la única realidad. Es simplemente tu pensamiento configurando tu entorno. Reflexiónalo.

6. Perdona, Suelta, Libera.
El perdón es la acción que nos permite desprendernos de aquello que tanto nos hirió. No significa justificar lo sucedido ni a quien cometió el hecho, sino simplemente tomar la decisión de soltarlo para que no influencie más en nuestra vida.

7. Habla Siempre en Positivo
Cuida tus palabras, pues se vuelven realidad. Sobre todo aquellas palabras a las que les pones sentimiento. Por un día, toma consciencia de cuántas oraciones negativas emites, y trata deliberadamente en convertirlas en positivas y afirmativas.

8. Medita
La meditación es un excelente medio para ingresar en nuestra interioridad y estar en contacto con la fuente creadora. Los beneficios de la meditación son múltiples.

9. Visualiza Situaciones Agradables para Ti, para tus seres queridos y para Todo el mundo
Cada vez que visualizas, estás creando. Pero no te limites en crear sólo para ti, crea también para los demás. Con tu intención puedes ayudar a quien desees e incluso al mundo. Y toda la ayuda que brindes te será devuelta al doble.

10. Da Amor Sin Importar lo que Recibas
El amor es el único sentimiento. Los demás sentimientos son variables de intensidad del amor. La carencia absoluta de amor genera el odio. Brinda amor y te será devuelto. Y, principalmente, bríndate amor a ti mismo. Llénate lo suficiente y reparte, no importa lo que te den, toma la decisión de repartir amor.


Sembrar crecimiento


Si se siembra la semilla con fe y se cuida con perseverancia, solo será cuestión de tiempo recoger sus frutos. (Thomas Carlyle)


A veces, no vemos resultados durante mucho tiempo, pero si somos perseverantes, realizamos acciones cada día para lograr aquello que queremos conseguir y nos abrimos a todas las posibles posibilidades, más tarde o más temprano se manifestará un resultado, y cuando ocurra, veremos todos los frutos de nuestro esfuerzo juntos.

El bambú japonés, cuento zen

“No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas: "¡Crece, maldita seas!"…
Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo trasforma en no apto para impacientes: Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.
Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles. Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de solo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros!
¿Tardó solo seis semanas crecer?
No. La verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.
Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.
Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo. Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.”
La conquista de nuestros objetivos se logra a través de la lucha perseverante junto a la espera del momento adecuado.
Nos encontraremos en nuestro día a día con situaciones en las que creeremos que nada está pasando, sintiéndonos frustrados porque demandamos soluciones rápidas y estás no llegan. Es quizá en estos momentos cuando nos será de gran ayuda recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que mientras sigamos esforzándonos y adoptemos una actitud perseverante, sí sucederá algo: nuestro crecimiento. 
Estaremos creando nuestras raíces internas, que permitirán que nuestro objetivo crezca y salga a la luz.
El éxito se encuentra en nuestro interior, y éste, necesita tiempo para formarse.El triunfo o la consecución de aquello que nos proponemos es un proceso que lleva su tiempo y dedicación, que exige aprender nuevos hábitos, obligándonos a deshacernos de otros, un proceso finalmente que exige cambios y transformaciones, acciones y grandes dotes de paciencia.
Mahatma Gandhi afirmaba : “Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado
Así como el bambú requiere perseverancia, lo mismo ocurre en la vida.
Tiempo al tiempo.
Si no consigues lo que esperas, y cultivas día a día la paciencia y el esfuerzo en tu jardín, quizás solo estés echando raíces para luego crecer con fuerza.
Psicologia/Gema Sánchez Cuevas
La mente es Maravillosa

miércoles, 27 de enero de 2016

¿Amor, enamoramiento o sexo?‏


La mayoría de gente cree que amar es fácil, que todo el mundo saber amar, que sólo hay que hallar la persona “adecuada” para que el amor surja automáticamente sin el menor esfuerzo o requisito por parte de nadie. También se supone que si hay “química”, “enamoramiento”, “pasión”, entonces eso es precisamente el amor ideal. Y asimismo se afirma que el amor/romance suele ser efímero, que la rutina mata el amor, que la infidelidad destruye el matrimonio… Por no hablar de la eternas ideas sobre la “media naranja, el hombre/mujer de mi vida, el amor de mi vida, el primer amor”, etc. ¿Qué hay de cierto en todas estas teorías? ¿Nos ayudan a amar o, más bien, nos confunden y dificultan nuestras relaciones amorosas? Desde el punto de vista de la psicología psicodinámica y el crecimiento personal, podemos hacer algunas distinciones muy precisas.
  1. El amor. En primer lugar, tal como se expone en otros artículos (1), debemos entender el amor de pareja maduro como un vínculo psicofísico entre dos personas gracias al cual éstas pueden crecer y desarrollar lo mejor de sí mismas. Es decir,cualquier relación que no nos ayude a sentirnos mutuamente más sanos, adultos y libres no debería ser considerada genuinamente amorosa. Naturalmente, el amor sólo es posible sobre la base de grandes cantidades de confianza, autoestima y compromiso mutuos, lo que a su vez requiere que hayamos superado mínimamente nuestro narcisismo infantil. No podemos amar si no fuimos amados y, por tanto, si no podemos ver, respetar e incluso ocuparnos de los problemas de los demás. ¡Amar es cosa de personas afortunadas! El amor no es, así, un mero sentimiento, ni un deseo, ni un placer, ni una obsesión. Se trata, en definitiva, de una capacidad, un talento, un arte que depende directamente de nuestra salud y madurez psicológicas.
  2. El enamoramiento. El enamoramiento no tiene nada que ver con el amor. Enamorarnos significa simplemente identificarnos y/o idealizar en extremo a alguien, que generalmente representa lo que nosotros ya somos consciente o inconscientemente, o quisiéramos ser. También es una forma de sublimar determinados sentimientos y carencias: deseo sexual, soledad emocional, narcisismo personal, etc. En otras palabras, solemos enamorarnos precisamente de las personas que alivian nuestros deseos y conflictos íntimos en un momento dado. El enamoramiento es, en otras palabras, ¡un síntoma neurótico! Por eso, cuanto más vacía, inestable o dependiente es una persona, tanto más enamoradiza suele ser, y más intensos y breves suelen ser sus romances. El culto a la “pasión” de estas personas es básicamente una droga para escapar de sus problemas internos, y para evitar el “riesgo” (para ellas) de las relaciones profundas y comprometidas.
  3. El sexo. Se trata, obviamente, de un intercambio extremadamente placentero. Pero el sexo, como todos sabemos, no es amor, ni produce amor, ni va ligado necesariamente a amor alguno. El sexo es básicamente una forma lúdica de placer narcisista que puede acompañar, o no, a cualquier tipo de relación humana. Por tanto, ninguna actividad sexual, por muy apasionada que sea, nos dice nada sobre el amor real entre dos personas.
Con estas breves aclaraciones, ya podemos comprender fácilmente que:
  1. El enamoramiento no es una “prueba” de amor, sino un síntoma más o menos neurótico.
  2. Sólo cuando termina el enamoramiento puede comenzar la verdadera relación amorosa (si ambas personas son capaces de ello).
  3. El frecuentemente inevitable enamoramiento inicial no garantiza la “calidad” ni duración de la posible relación amorosa posterior.
  4. Para amar o formar pareja no es indispensable enamorarse.
  5. El sexo no compra, ni pacta, ni asegura, ni demuestra amor.
  6. La rutina y la infidelidad no matan al amor sino al revés: cuando la relación -o la personalidad- se deterioran, entonces surgen la infidelidad o la rutina.
  7. La “calidad” de una relación amorosa depende básicamente de la madurez psicológica y la afinidad/compatibilidad emocional de sus miembros.
Por eso, en suma, la mayoría de tópicos sociales sobre el amor -exaltados incansablemente por el arte, los medios de comunicación, etc.- son fundamentalmente erróneos. Reflexionar sobre ello podría ayudarnos a establecer relaciones amorosas mucho más sanas y felices.
http://www.psicodinamicajlc.com/articulos/